En las sombras de la mafia rusa, "el Coronel" es un nombre que evoca temor. Su máscara no solo oculta la cicatriz en su rostro, sino también el vacío de un hombre que ha sacrificado su alma por poder. Su crueldad no conoce límites, y su dominio sobre el mundo criminal es absoluto… hasta que una joven inesperada trastorna su universo. En el mundo de Viktor, seguir las reglas y carecer de escrúpulos es esencial para sobrevivir. Sin embargo, Alina Petrovna, con su inocencia y vulnerabilidad, se ve atrapada en un entorno despiadado de violencia, muerte y crueldad. Mientras Viktor se consume en su propio egoísmo, las sombras se ciernen sobre ellos. En un lugar donde la debilidad es una sentencia de muerte, los enemigos de Viktor están dispuestos a usar a Alina como un arma para destruirlo. Y cuando la oscuridad que envuelve a Viktor amenaza con devorarlos a ambos, Alina deberá decidir si puede amar al monstruo… o enfrentarse a él. ¿Podrá Viktor protegerla de los horrores de su mundo sin destruirla en el proceso? ¿O será Alina quien logre derretir el hielo que cubre el corazón del hombre más temido de Rusia?
Leer másNo sabía qué hora era, pero Viktor tenía su cabeza apoyada en mi vientre desnudo. Se había quedado allí durante horas, besándolo de vez en cuando antes de volver a apoyarse. Me ama, me lo ha dicho, y esas palabras han sido un mar de emociones que han inundado mi alma. Lo amo, nos amamos tanto que ahora el fruto de ese amor crece dentro de mí.—¿Sabes que esto solo hará que aumente tu seguridad? —interrogó de repente, rompiendo el prolongado silencio—. Por mi bienestar psicológico —agregó con seriedad.—Bien —susurré. No me opondré, no ahora que este bebé está creciendo, y no después de haber perdido el primero por un intento de asesinato. Ella sigue por ahí. Viktor se mantiene tenso todos los días y sale cada mañana en cuanto encuentran una pista. Sé que no descansará hasta dar con ella.Su cabeza se alejó de mi vientre antes de dejarla sobre su almohada. Por mi parte, apoyé la mía en su torso desnudo. Lo acaricié despacio, al mismo ritmo en que su mano recorría mi espalda. No sé en q
Maldito desde este momento a todos los creadores del sushi ¡¿En que estaba pensando?! Me aferro con fuerza a los bordes del baño mientras una nueva arcada me sacude. Dios que asco… creo voy a morir en medio de este mar de vomito.—¿Alina?—¡No entres! —grito antes de volver a devolver todo lo que he comido, Dios como quiero llorar en este momento. Sentí como alguien o más bien Viktor recogía mi cabello para evitar que lo manche—. Te dije que no entraras —susurró desganada, le tiro a la palanca para bajar todo el desastre y me siento en el suelo tratando de no verlo.—¿Te encuentras bien? ¿Llamo al doctor? —cuestionó con evidente preocupación plasmada en su rostro.—Solo es una mala ingestión —digo antes de ponerme de pie con su ayuda. Me lavo la boca, mojo mi cuello con agua disminuyendo la fatiga en mi cuerpo.—¿Segura?—Ya dije estoy bien —no quería ser grosera, pero la sobreprotección me está asfixiando, Viktor asintió ignorando mi recién ataque de mal humor—. Lo siento… es solo qu
La cena transcurría en un silencio tenso. Frente a mí, Viktor cortaba su carne con la precisión meticulosa de siempre, sin prisa, sin emoción aparente, pero yo conocía demasiado bien su lenguaje corporal. Estaba tenso. Y la razón de ello se encontraba sentada al otro extremo de la mesa.Iván Volkov, el padre de Viktor.Antes de bajar, Viktor me lo advirtió, me detuvo en la habitación. Se estaba colocando la chaqueta cuando se giró hacia mí con su mirada impasible.—Cenaremos con mi padre —dijo sin rodeos.Fruncí el ceño con sorpresa. Hasta donde sabía, Iván Volkov no era precisamente un visitante habitual.—¿Por qué? —pregunté con cautela.Viktor se tomó un momento antes de responder.—Quiere conocerte.Y ahora nos encontramos aquí todos reunidos.Era la primera vez que lo veía de cerca. La sombra de su hijo estaba en él, pero su presencia era mucho más pesada. Su mirada calculadora analizaba cada detalle, cada movimiento, cada gesto. No había abierto la boca desde que se sentó, simpl
Alina PetrovnaRecogí mi cabello en una coleta alta y me coloqué una camiseta junto con unos jeans ajustados y unos tenis deportivos. Hoy desperté y Viktor no estaba a mi lado. Se suponía que debía permanecer en cama por su herida en el hombro, pero claro, mafioso tenía que ser.Bajé hasta su oficina, encontrándolo revisando algunos documentos. Su ceño estaba fruncido en concentración, y la luz que entraba por los ventanales resaltaba la tensión en su mandíbula.—Buenos días, malyshka —su voz grave me hizo sonreír. Que me llamara pequeña siempre sería algo divino. Mis ojos recorrieron su figura, deteniéndose en la camisa de lino blanco que llevaba, con las mangas remangadas hasta los codos, dejando a la vista sus abultados bíceps que parecían tensar la tela. Me acerqué lentamente, sintiendo su mirada recorrer cada uno de mis movimientos. Viktor giró su silla para quedar frente a mí y colocó sus manos firmes en mis caderas, atrayéndome hacia él. Deslicé mis manos con suavidad por sus h
Viktor Volkov El olor a sangre impregnaba el aire del sótano. Era un aroma metálico y denso que se mezclaba con el hedor del sudor y el miedo. Las paredes de piedra apenas reflejaban la luz tenue de una lámpara colgada en el techo, proyectando sombras alargadas en el suelo de cemento. En el centro de la habitación, atado a una silla de acero, estaba el desgraciado que habíamos capturado antes de escapar de la emboscada.Estaba desnudo, su piel cubierta de hematomas y cortes superficiales que apenas comenzaban a sangrar. Sus muñecas y tobillos estaban sujetos con gruesas cadenas, y su respiración era pesada, trabajosa. Su mirada desafiante se clavó en la mía cuando me acerqué a la mesa donde tenía todo dispuesto para convertirlo en una miseria viviente.—Voy a volverte una maldita mierda, ¿lo sabes? —le dije con voz fría, sin emoción—. Cuando termine contigo, vas a desear estar muerto.El hombre escupió al suelo con desprecio y dejó escapar una risa ronca.—Vete al infierno.Dmitry so
Un doctor llegó a la mansión para darle sutura al hombro de Viktor, quien no hizo gesto alguno durante todo el proceso. Era como si estuviera acostumbrado al dolor, pensé al verlo. Sus ojos se mantenían fijos en la pared, su rostro inmutable mientras la aguja perforaba su piel una y otra vez.Después de que el doctor terminara, Viktor se levantó sin decir palabra y se dirigió al baño. Yo lo seguí con la mirada, notando la tensión en sus hombros antes de que cerrara la puerta tras de sí.Esperé a que terminara de ducharse y, cuando salió con una toalla alrededor de la cintura, me armé de valor.—¿Qué pasó realmente en esa reunión? —pregunté con voz firme.Viktor exhaló un suspiro pesado y se pasó una mano por el cabello aún mojado. Caminó hasta el borde de la cama y se sentó, apoyando los codos en sus rodillas.—Nos tendieron una emboscada —respondió al fin—. Pensábamos que íbamos a negociar por información sobre quién intentó matarte, pero lo único que querían era eliminarme.Me mordí
Al despertarme Viktor se encontraba dormido a mi lado. Era magnifico verlo sin mascara, sereno y con sus labios ligeramente separados dándole un aspecto más juvenil e incluso tierno. Sonrió al sentir su brazo rodearme la cintura como si temiera a que me fuera de su lado o lo abandonara… Dios, si me he enamorado de él y aunque no puedo mencionar con exactitud que fue lo que me cautivo puedo decir que su fuego de tener todo es algo que me apasiona.Paseo mis labios por su torso desnudo, lo recorro tocando con la punta de mi nariz su piel bronceada sintiendo como se estremece e incluso dormido reacciona a mi toque. Su olor es tan adictivo y único, me gusta demasiado como para…—No deberías despertar a un hombre peligroso de ese modo —susurró, por lo que alce mi vista observando como su mano derecha estaba sobre su arma que ni siquiera sé el momento exacto en que la saco.—Estás loco —solté enseguida, Viktor solo alzo sus cejas y dejo el arma en su mesa de noche.—Soy un hombre con muchos
Esperaba que me bajara en al llegar a la habitación, pero este siguió hasta el baño en donde me deposito en el suelo mientras que lo observe con el ceño fruncido en espera de una explicación.—Estoy que apesto. Nos ducharemos —anuncio haciendo correr el agua de la ducha. Se volvió hacia a mí, se encargó de deshacerse de mi ropa y por supuesto que analizo si todo estaba en orden en las zonas afectadas por el choque.—¿Conforme? —interrogó al tenerlo de pie frente a mí, Viktor se cruzó de brazos y alzo sus cejas.—Debo asegurarme que estés en óptimas condiciones —dijo.Rodé mis ojos.Este se deshizo de su short deportivo junto a su bóxer, no puede evitar morder mi labio inferior. Se encuentra bastante erecto en este momento, esperando con paciencia, Viktor me tomo de la mano para llevarme a la ducha, nos bañó a ambos, ni siquiera me dejo tocarle y luego me envolvió en una toalla e hizo lo mismo con él.Salimos a la habitación, Viktor se fue hasta el sofá en donde se tomó asiento. —¿Qué
Alina PetrovnaHabía pasado un mes desde el incidente. Desde que mi cuerpo se estampó contra el asfalto de la calle, desde que el dolor se convirtió en mi única compañía y desde que Viktor me trajo a su mansión, negándose a dejarme sola.Un mes desde que perdí algo que nunca supe que tenía, mi bebé.A pesar de que mi cuerpo comenzaba a sanar, mi mente seguía atrapada en el momento exacto en que escuché el rugido del motor y el grito de Sergei. A veces me despertaba en la madrugada con la sensación de que el impacto volvía a repetirse, con un sudor frío pegado a mi piel. Y, sin embargo, cada mañana, Viktor seguía allí, a mi lado en la cama, con su rostro descubierto, pero una mirada llena de cosas que parece costarle admitir en voz alta.Pero el mundo no se había detenido. Y yo no podía seguir encerrada en esta burbuja.Me obligué a salir del cuarto ese día. Me duche con cuidado y luego me vestí, asegurándome de que cada movimiento no tensara demasiado mis heridas casi curadas, no me q