Susurros de la fortuna

Susurros de la fortunaES

M.Starry  Atualizado agora
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Resumo
Índice

En un mundo donde las apariencias son tan engañosas como la calma antes de una tormenta, Asteria y Cadmus, hermanos mellizos unidos por un pasado lleno de cicatrices, encuentran sus vidas divididas por una misteriosa desaparición. Cuando Cadmus desaparece sin dejar rastro, Asteria se embarca en una búsqueda desesperada que la lleva a enfrentar secretos que han permanecido enterrados por demasiado tiempo. Con la ayuda de Lysandra, una detective perspicaz cuyo pasado está tan lleno de sombras como el de Asteria, y Evander, el compañero leal de Cadmus, la investigación los arrastra al corazón de una red de intrigas, traiciones y oscuros deseos. Mientras Asteria navega por pistas crípticas y encuentros peligrosos, su determinación la convierte tanto en una heroína como en un objetivo.

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Capitulo 1 Ausente
La luz de la mañana se filtraba a través de las enormes ventanas del salón, iluminando la opulencia que Asteria apenas notaba. En el aire flotaba una quietud pesada, como si el mundo estuviera conteniendo el aliento. Frente a ella, sobre la mesa de mármol, descansaba una fotografía de Cadmus. Sonreía con una confianza desenfadada que ahora parecía un recuerdo lejano.Asteria cerró los ojos por un momento, intentando bloquear el eco de su ausencia. Pero el silencio era demasiado fuerte, y cada pensamiento se convertía en una espiral que volvía al mismo lugar: ¿Dónde estaba su hermano? ¿Por qué nadie podía ayudarla a encontrarlo? Con un suspiro entrecortado, se levantó y caminó hacia la cocina, buscando distraerse con el ruido mecánico de la cafetera.El timbre rompió la rutina. Asteria se congeló por un segundo ante de dirigirse hacia la puerta, su corazón latiendo con fuerza. Era temprano para visitas, demasiado temprano. Cuando abrió la puerta, se encontró con Nadia Veyra, su mejor a
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Capitulo 2: Oscuridad
Desde las sombras emergió una figura, alta y amenazante, con pasos deliberados que reverberaban en el espacio vacío. El aire parecía haberse congelado mientras las dos se preparaban para lo inevitable.—No deberías estar aquí —gruñó el hombre, su voz profunda reverberando como un eco siniestro.Lysandra avanzó un paso, su postura relajada pero alerta, como una pantera lista para atacar. Su voz, cuando habló, fue baja pero cargada de autoridad.—Y tú no deberías estar siguiéndonos. Pero aquí estamos. Así que, ¿por qué no vuelves por donde viniste antes de que esto termine mal para alguien? —Su mirada era afilada como una navaja, y en ella había una advertencia que incluso el hombre pareció entender.Pero en vez de retroceder, el desconocido continuó avanzando. Fue Lysandra quien rompió la inmovilidad, empujando a Asteria detrás de ella con un movimiento rápido.—Quédate atrás —ordenó, su tono lo suficientemente firme para no aceptar discusión.Asteria, aunque incómoda por la situación,
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Capitulo 3: La puerta de los secretos
Finalmente, Lysandra logró desestabilizarlo con una patada en la rodilla que lo hizo caer al suelo. Pero el hombre delgado ya había recuperado su posición y se lanzaba hacia ella con un cuchillo. Lysandra reaccionó con rapidez, desviando el arma con su antebrazo y empujándolo con fuerza hacia un montón de escombros.—¡Lysandra! —gritó Asteria desde el auto, su voz cargada de preocupación.La detective la miró brevemente, un destello de satisfacción cruzando sus ojos antes de correr hacia el vehículo. Cuando Lysandra llegó al auto, se subió rápidamente y cerró la puerta de golpe.—Tenemos que irnos —dijo mientras encendía el motor y aceleraba, dejando a los atacantes atrás.El silencio dentro del vehículo era tan pesado como el aire del parque. Asteria miró a Lysandra, con el corazón aún latiendo con fuerza.—Gracias —murmuró, sin saber qué más decir.Lysandra soltó un pequeño suspiro y se permitió una leve sonrisa.—Por eso te dije que no vinieras sola —respondió, su tono suave pero c
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Capitulo 4: Detras de mi
Lysandra, con las manos firmes en el volante, llevaba el rostro tenso. Aunque había logrado sacarlas del peligro, sus pensamientos parecían estar enfocados en lo que vendría después. Miraba de vez en cuando por el espejo retrovisor, vigilante, como si esperara que las sombras del depósito las siguieran. —¿Qué crees que haya en este disco duro? —preguntó Asteria finalmente, rompiendo el silencio que comenzaba a volverse insoportable. Lysandra no apartó la mirada de la carretera, pero su respuesta fue breve y directa. —Si Cadmus lo escondió allí, es porque contiene algo importante. Y probablemente algo peligroso. Asteria bajó la vista al disco en sus manos, un objeto tan pequeño y aparentemente insignificante, pero que ahora representaba todo por lo que estaban luchando. Su mente se llenó de imágenes de su hermano: su sonrisa despreocupada, sus bromas constantes, su manera de enfrentar el mundo como si nada pudiera detenerlo. Pero ahora estaba claro que había algo que sí lo habí
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Capítulo 5: Vamos rapido
Lysandra caminaba con una seguridad que Asteria no entendía del todo. Su figura recortada contra las sombras del bosque, con su chaqueta oscura y la forma en que se movía, parecía diseñada para este tipo de situaciones. Había algo magnético en su postura: relajada pero alerta, como si pudiera desaparecer entre los árboles en cualquier momento y reaparecer exactamente donde fuera necesaria.Por un instante, Asteria permitió que su mirada se posara en las manos de Lysandra, fuertes y ágiles, aún descansando sobre el arma como si fuera una extensión natural de ella. Recordó cómo esas mismas manos la habían guiado fuera de la cabaña momentos antes, cómo el tacto firme había logrado anclarla en medio del pánico. Siempre parece saber exactamente qué hacer. —¿Estás bien? —preguntó Lysandra de repente, rompiendo el silencio. No se detuvo mientras hablaba, pero giró ligeramente el rostro hacia Asteria, lo suficiente como para que sus ojos se encontraran brevemente.Asteria apartó la mirad
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Capitulo 6: Refugio inesperado
Asteria dejó caer el bolso sobre la mesa con cuidado, sus manos todavía temblaban mientras intentaba controlar su respiración. Lysandra cerró la puerta detrás de ellas, girando el cerrojo con un clic seco que resonó demasiado fuerte en el silencio. —Esto nos dará algo de tiempo —murmuró Lysandra, su mirada recorriendo el espacio antes de encender la linterna. La luz trazó un camino por las paredes, mostrando inscripciones descoloridas y marcas que parecían haber sido dejadas por otros antes que ellas. Asteria tomó asiento en una de las sillas, dejándose caer con un suspiro agotado. Su cuerpo entero temblaba, pero no estaba segura de si era por el frío o por la adrenalina que aún recorría sus venas. Al mirar a Lysandra, notó cómo la detective inspeccionaba todo con precisión. Cada movimiento, cada decisión, parecía estar calculado para garantizar su seguridad. —¿Crees que ya saben dónde estamos? —preguntó Asteria, su voz baja, temerosa de romper el silencio que había caído sobre
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Capitulo 7: mas cerca de lo esperado
Asteria asintió, aunque sabía que Lysandra no la estaba mirando. Bajó la mirada hacia el bolso, recordando el papel desgastado que Lysandra había guardado antes. El pensamiento de que ese documento podría contener pistas sobre Cadmus hacía que su corazón se acelerara, pero también la llenaba de incertidumbre. —¿Crees que encontremos algo ahí? —insistió, sus palabras salieron más inseguras de lo que esperaba. Esta vez, Lysandra giró ligeramente la cabeza hacia ella, lo suficiente para que sus ojos se encontraran por un instante antes de volver a la carretera. —Eso espero. Pero incluso si no lo hacemos, siempre hay algo que aprender. Incluso de lo que no está ahí. La respuesta, aunque indirecta, dejó a Asteria con más preguntas. Pero algo en el tono de Lysandra la hizo darse cuenta de que no era momento para presionar. Había algo más detrás de esas palabras, algo que no estaba lista para compartir. Pasaron varios minutos antes de que el auto se detuviera frente a un pequeño
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Capitulo 8: Huellas en la niebla
La carretera que llevaba al refugio parecía infinita, un túnel de sombras atravesado únicamente por las luces delanteras del auto. Asteria mantenía al cachorro acurrucado contra su pecho, su pequeña figura cálida y tranquila contrastando con el aire helado que se colaba por las rendijas del vehículo. Lysandra conducía en silencio, sus ojos fijos en el camino, pero su postura ligeramente rígida delataba que su mente estaba trabajando tan frenéticamente como el motor del coche. La tensión en el aire era palpable, como un peso invisible que había estado aferrándose a ambas desde que salieron de la torre. Asteria no podía evitar mirar a Lysandra de reojo, observando la forma en que sus manos se aferraban al volante, los músculos de su mandíbula tensos mientras su mirada parecía anticipar cada movimiento en la carretera. El contacto del cachorro contra su pecho ofrecía una leve distracción, pero el silencio del auto seguía resonando con todo lo no dicho entre ellas. —Va a nec
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Capitulo 9: Se siente diferente
—Ah, todavía no… —murmuró Asteria, bajando la mirada hacia el cachorro mientras acariciaba su pelaje con dedos temblorosos—. No hemos tenido tiempo. —¿Nada? ¿Ni siquiera una idea? —insistió Rogger, su tono lleno de una curiosidad juguetona que hacía que la atmósfera se sintiera más pesada que cálida—. Vamos, un cachorro tan lindo necesita un nombre tan especial como ustedes dos. Asteria sintió cómo el calor subía a sus mejillas. Bajó la mirada hacia el cachorro para evitar la de Rogger, y fue entonces que lo sintió moverse ligeramente, como si percibiera la incomodidad que ella intentaba ocultar. —Tenemos prioridades más importantes que elegir nombres ahora —intervino Lysandra, su voz firme y segura mientras cruzaba los brazos y se apoyaba contra la mesa. Su postura, fuerte y controlada, era un contraste absoluto con el nerviosismo evidente de Asteria. Rogger soltó una risita, claramente disfrutando del intercambio. —Claro, claro, prioridades. Pero bueno, con lo rápido
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capitulo 10: Confuso
Asteria no supo qué decir. La diferencia entre ambas era evidente: su cuerpo pequeño y delgado parecía encajar perfectamente contra el de Lysandra, cuyos hombros anchos y figura musculosa ofrecían un soporte sólido y reconfortante. Al principio, su mente estaba llena de nerviosismo, consciente de cada pequeño detalle: el lento subir y bajar del pecho de Lysandra, el calor que irradiaba su piel, el contacto de sus piernas ligeramente entrelazadas. Pero, poco a poco, su cuerpo comenzó a relajarse, como si la presencia constante de Lysandra fuera todo lo que necesitaba para encontrar calma. —Tranquila —murmuró Lysandra, su voz baja, casi un susurro—. Solo descansa. Asteria cerró los ojos lentamente, y aunque su nerviosismo no desapareció por completo, comenzó a ceder ante el agotamiento que había estado negando toda la noche. Cuando finalmente llegó el amanecer, Asteria estaba completamente apoyada sobre Lysandra, su cabeza descansando sobre el hombro de la detective. Sus piernas e
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