Carla, un pobre huérfana, ha luchado toda su vida para alcanzar el éxito, y, finalmente consigue el trabajo de sus sueños en una de las empresas tecnológicas más poderosas del mundo. Al principio todo parece perfecto, y cree por fin podrá ridiculizar a todos los que dudaron de ella. Pero, al poco de empezar a trabajar comete un error que hace que su vida vuelva a dar un giro completo. Por el error cometido, su jefe, el señor Gabriel de Luca, le exige que trabaje directamente para él, haciendo todo lo que él le ordene durante 5 años. ¿Está Carla realmente preparada para enfrentarse a Gabriel y al oscuro mundo que rodea su éxito? ¿Hasta dónde llegaría para alcanzar sus metas?
Leer másGABRIEL Perfecto. Todo estaba ocurriendo según lo planeado. Mandé que llamaran a la señorita Alec por el error que había cometido en la defensa digital de un cliente muy importante y que le dijeran que se presentara en la oficina inmediatamente. Llegó deprisa, con cara de asustada, y se asustó aún más cuando me vio allí, esperando junta a su puerta. Tenía el pelo un poco alborotado, la camisa sin cerrar del todo, con el principio de su pecho entreviéndose y estaba un poco roja por la carrera. Deliciosa. “Me encantará tener esta imagen tuya asustada y suplicando mientras te hago mía” pensé para mi mientras me enderezaba y me iba. Esperé un poco y ordené que la mandaran a mi despacho. Quería escuchar ya sus súplicas y lloros. Al fin y al cabo después de investigar sobre su vida descubrí que esta era su meta final. Ascender en esta empresa para demostrar de lo que era capaz una pobre huérfana sin ayuda. “Pobre huerfanita, vas a tener demostrar mucho más, pero si te
Llegué a casa en shock y me di una ducha caliente para intentar borrar todo lo que había pasado ese día. Me costó mucho salir y cuando por fin lo logré me fui directa a la cama. Estaba tan mentalmente agotada que ni siquiera me costó dormirme. Al día siguiente no fui al trabajo. Me quedé vagando por la casa pasando del sofá a la cama y de la cama al sofá. Ni siquiera podía pensar en lo que había pasado el día anterior. Estaba en un estado de neblina mental total. Al día siguiente me desperté y me vestí de forma automática. No fue hasta que llegué a las puertas del edificio cuando reaccioné ligeramente, entré corriendo, temerosa de encontrarme al señor de Luca por el camino y me encerré en mi despacho. Sabía que mi cerebro estaba ignorando todo como si sólo hubiera sido una pesadilla y si me lo encontraba esa pequeña burbuja temporal se rompería. Me puse a hacer mi trabajo para que las horas pasaran deprisa. Toc toc, unos golpes en la puerta. Mi corazón empezó a latir
Carla Tras las puertas se extendía una enorme sala iluminada con luz tenue, en ella había una enorme barra con todo tipo de bebidas alcohólicas detrás, una zona que podría ser de baila y varias zonas como de descanso, unas con mesas y otras simplemente sofás o sitios cómodos para poder recostarse. Todo de forma lujosamente decorada. En el medio nos esperaban ya varias chicas con diferentes atuendos y un hombre de traje negro con una máscara de becerro. El hombre fue nombrando cada uno de los animales y dándoles unas indicaciones. Las chicas se fueron yendo hasta que sólo quedé yo. “Tú, la coneja, ven, tu función será que los clientes de las mesas centrales se sientan como en casa, estate atenta a lo que necesitan, ¿lo has entendido?” Asentí. En realidad no había entendido nada, ¿qué se supone que tenía que hacer?. “En 5 minutos esto se empezará a llenar” dijo el maestro de ceremonias a todas. Cómo no sabia qué hacer, localicé a la chica gato y me puse cerca de la ba
CARLA Baje todavía aguantándome las lágrimas hasta la primera habitación donde ya había estado. Nada más entrar me encontré a la chica gato esperándome. “Vaya, pensaba que ya no volverías con lo que has tardado, bienvenida de nuevo” dijo con voz cansada . Me volvió a llevar a la habitación donde estaba mi ropa de cambio. Entré y cerré la puerta tras de mi y por fin, me eché a llorar. Poco a poco me fui calmando y cogí las prendas que había sobre el sofá. Era un conjunto de lencería con un corsé de encaje negro que se ajustaba con unas cintas de satén cruzadas por detrás. La parte de abajo era un tanga brasileño de encaje también con unas tiras que se unían a unas medias negras semitransparentes que me llegaban por mitad de los muslos. En el tanga estaba cosido un pequeño pompón que deduje, simulaba la cola de un conejo. Para el cuello, un pequeño collar de tela ajustado, también negro, y para finalizar unos tacones de aguja con tiras entrecruzadas que se ataban en mis
Volví a abrir las puertas y ante mí aparecieron los dos gorilas. “Pasillo recto y escalera a la izquierda, segundo piso, puerta del final” me dijo el segurata aburrido, como si lo que acababa de ver fuera una escena común para él. Les miré, tentada de pedirles un móvil, pero algo me decía que ni siquiera se dignarían a mirarme. Finalmente me dirigí hacia donde me indicó, creo que no tenía más opción. Pasé cerca de varias escaleras y de innumerables puertas, esto era como un laberinto, hasta que, por fin, llegué a mi destino. La puerta estaba entreabierta, asi que la terminé de abrir con cuidado y silenciosamente. Ante mi se abrió un enorme despacho también con luz tenue pero sin ser roja esta vez. En la habitación había un gran escritorio laboriosamente creado, con terciopelo y madera y con preciosas filigranas. La butaca que había por detrás no se quedaba atrás, majestuosa, digna de un rey. Las paredes forradas de terciopelo verde, le daban a la estancia un ambiente
Esas palabras cayeron sobre mi como una losa, pesando toneladas e incapacitándome para respirar. No podía creerlas, seguía teniendo la esperanza de que esto fuera una broma muy pesada, pero mi instinto me gritaba que saliera de allí y me alejara corriendo lo más lejos que pudiera. Y eso hice, fue instintivo. Me di la vuelta dejando atrás a esa chica y su extraño disfraz de carnaval pervertido, subí las escaleras sin prácticamente reparar en los escalones y corrí por el pasillo hasta vislumbrar la salida. Atravesé el muro de los dos vigilantes, que no se esperaban a alguien saliendo corriendo desde dentro, abrí la puerta y salí. Corrí todavía más hasta llegar a una callejón y de repente paré. Cogí una bocanada enorme de aire, en toda la carrera no me había dado cuenta que no había respirado ni una sola vez. M****a. Estaba diluviando, tampoco me había dado cuenta. ¿Y ahora? Estaba en un callejón oscuro bajo la lluvia sin nada alrededor. Me acerqué temblando a la calle principal
Carla Llegué a casa exhausta por el día tan intenso que había tenido. Descansé un poco y comí algo, sin hambre. Después me puse a ducharme y a arreglarme de nuevo, el sitio estaba a 40 minutos en coche asi que tenía que darme prisa. Me estaba terminando de maquillar cuando me di cuenta de algo. No sabía qué ropa tenía que llevar. ¿Era una reunión de traje o más bien un cóctel de vestido? o incluso de gala podía ser. Cogí el móvil para sacarme de dudas y escribí. “Buenas noches señor De Luca, me acabo de dar cuenta de que no me ha dicho qué tipo de evento es. Me gustaría saberlos para poder elegir adecuadamente la ropa que ponerme. Un saludo Carla Alec.” El mensaje llegó en segundos. “Buenas noches señorita Alec, la vestimenta no es lo más importante en esta reunión, elija lo que quiera o con lo que se sienta cómoda” “Qué considerado” pensé, a lo mejor ya no estaba tan furioso y se me iba a dar la oportunidad de demostrar mi valía en la reunión. Me vestí con un
Me fui acercando al despacho del señor De Luca y mi ansiedad fue subiendo con cada paso que daba a enfrentarme a ese poderoso hombre. Respiré hondo. Haciendo un acopio de fuerzas y llamé a la puerta sintiendo su abrasadora mirada vigilando cada movimiento que hacía. “Entre” dijo el señor de Luca con voz grave. Entré por la puerta y ahí estaba, recostado sobre su butaca negra con los brazos cruzados. “Siéntese” me ordenó. “Señorita Alec, supongo que ya sabrá quién soy, me presento formalmente, soy el señor De Luca, jefe y dueño de esta empresa” Asentí con la cabeza. Se levantó y se puso delante de mi, apoyado ligeramente sobre su mesa, pero de pie, lo que me obligaba a mirarle desde abajo, posición que me incomodó un poco. “No son las mejores condiciones para conocernos, pero así ha ocurrido.” dijo con tono neutro. Tragué saliva. “Cómo debe de haber visto en el informe, ha cometido un error muy grave, gracias al cuál se han filtrado datos muy importantes de una g
Ahí estaba, avanzando por el pasillo bajo la mirada de ese hombre imponente y serio. ¿Tal había sido la magnitud de los daños como para que se presentara el señor De Luca personalmente? En estos momentos quería que la tierra me tragase. Llegué a donde estaban sin atreverme a levantar la mirada. ¿Por qué no decían nada? “He llegado lo antes posible” dije para romper el silencio “Señorita Alec, el señor Klaus ha resuelto ya el problema de filtración de datos, ahora deberemos valorar de qué magnitud ha sido” dijo Rubi cortándome. El señor De Luca se irguió y me miró con frialdad. “La quiero al final del día en mi despacho señorita Alec” dijo y vi cómo se alejaba por el pasillo. Rubi se marchó detrás sin decir una palabra más. “Hola…” le dije a Alejandro cuando se marcharon “siento que te hayas visto envuelto en este lío” Alejandro suspiró. “No pasa nada, yo ya estaba aquí, y sabes que estoy encantado de ayudarte. He he hecho un arreglo temporal, tendrás que