3. Marc

Carla

Salí súper relajado de la ducha y fui directa a la habitación a vestirme. Me puse un pijama ligero largo, ya que en esta casa siempre hacía mucho calor, me até la toalla al pelo y me dirigí al espejo echarme mis cremas en la cara.

Terminé y me miré, el pijama se pegaba un poco en mis pechos y en mi trasero.

“Quizás debería comprarme uno más grande para visitas ” pensé mientras intentaba que quedara un poco más separado de mi cuerpo.

Sin darle más vueltas salí de mi habitación y me dirigí a la cocina.

Allí me encontré a Marc, con música en su móvil mientras cocinaba algo sin camiseta.

Se me desvió la vista hacia su espalda, le había visto muchas veces sin camiseta, pero siempre me sorprendía un poco.

Marc siempre había tenido un cuerpo increíble, desde que le conocí, espalda ancha, torso definido, pero últimamente se había puesto todavía más en serio a entrenar y los resultados eran más que evidentes. Miré la curva de sus hombros y la definición de sus brazos. Si, cada día que pasaba estaba mejor que el anterior.

No me di cuenta de que le estaba mirando tan fijamente hasta que subí la cabeza y me encontré directamente con sus ojos mirándome, divertidos.

”¿Qué, disfrutando de las vistas?“ me dijo intentando avergonzarme.

”Bah, no está mal" dije con desinterés intentando disimular el calor que se había subido hasta mi cara e instalado en mis mejillas.

Él subió una ceja y me miró suspicaz.

”ah, ¿no está mal?, bueno a ver si puedo mejorar tu opinión sobre mi de otra forma“ y acto seguido me mostró la sartén con la comida que estaba preparando, dándome tregua y no avergonzándome más.

”Bueno, quizás puedas hacer que cambie un poco de opinión, pero lo dudo“ dije intentando aparentar indiferencia, aunque la verdad es que la comida olía increíble.

Él se rió a carcajadas. Un sonido precioso.

“Venga, vamos a la mesa que creo que tienes algo muy importante que contarme”

Le seguí hasta la mesa, sirvió los platos y nos sentamos.

“¿Y bien?” dijo mirándome expectante.

”Ejem ejem” me aclaré la voz y dejé unos segundos en silencio para aumentar la tensión del momento. Dándole vueltas al vino en mi mano.¡Menos teatro y habla claro!, me decía mi madre siempre cuando era pequeña pequeña.

”Venga pesada, deja de hacerte tanto la interesante“ me regañó Marc mientras me empujaba suavemente y se reía.

”Adivina adivinanza, adivinas quién a recibido una llamada muy importante de un sitio muy importante y es la nueva empleada de..“ empecé a decir.

No pude ni terminar la frase, Marc de forma increíblemente rápida cogió con cuidado la copa de mi mano y la apoyó junto con la suya en la mesa para, acto seguido levantarme con un gran abrazo y cogerme en volandas y saltar y gritar por toda la habitación

”¿TE HAN COGIDO? ¿TE HAN COGIDO!??? ¿CÓMO NO ME LO HAS DICHO NADA MÁS ENTRAR?? QUÉ ALEGRÍA MÁS GRANDE ME ACABAS DE DAR!” grito dando vueltas todavía por la habitación conmigo en brazos.

Le miré con cara de será una broma, ya que nada más entrar había irrumpido en mi baño, pero en un momento me uní a su alegría gritando por toda la casa.

Ver cómo Marc se alegraba como si el éxito fuera propio, era una sensación muy reconfortante.

Al cabo de un rato le tuve que pedir por favor que me bajara, ya que me estaba mareando. Me bajo todavía emocionado y nos volvimos a sentar en la

mesa

De la alegría del momento empezamos a beber y a divagar sobre el futuro, la comida además estaba buenísima.

Cuando terminamos de comer nos sentamos en el sofá para jugar a algún juego de mesa. He de decir que todo lo bueno que tenía Marc desaparecía cuando jugábamos, era muy competitivo y le gustaba mucho ganar.

Seguimos bebiendo y bebiendo, tanto que cuando me di cuenta había pasado ya mi límite ya de por si bajo de tolerancia al alcohol y me estaba empezando a quedar dormida en el sofá.

Noté como Marc me cargaba en brazos para llevarme al baño, me obligó a cepillarme los dientes, como a una niña pequeña y me metió en la cama arropándome con cuidado.

„¿Te vas?“ pregunté ya muy adormilada y borracha.

“¿Quieres que me quede? Así por lo menos habrá alguien que pueda traer un cubo corriendo por si vomitas“ dijo Marc susurrando.

”Siiiii quédate porfa“ dije sin haber escuchado del todo lo que me había dicho.

Escuché la ropa de Marc caerse al suelo para después notar el peso de su cuerpo hundiendo el colchón al tumbarse a mi lado.

”que calorcito desprende” pensé antes de caer rendida en los brazos de Morfeo.

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