Me desperté asustada, ¿Qué hora era?, ¿Llegaría tarde?.
Busqué mi móvil rápidamente por la cama, ¿había sonado la alarma? ¿La había pospuesto?. Por fin lo encontré entre las sábanas y lo encendí, las 5:30. Un suspiro enorme salió de mi, menos mal, ni siquiera había sonado la alarma. Me empecé a estirar bostezando. Por fin había llegado el día. Me di una ducha mientras se hacía el café y me intenté tomar un par de tostadas, aunque sólo me pude acabar media, tenía el estómago completamente cerrado. Después fui hacia mi habitación y observé la ropa que me había comprado ayer, ¿Cuál sería la perfecta para el primer día? Estuve unos minutos dándole vueltas y al final me decidí por un traje de dos partes gris plateado muy elegante. Tenía pantalones de pata ancha que se apretaban al llegar a la parte del culo acompañados con un chaleco a juego, me puse una camisa blanca debajo, por encima llevaría sólo mi abrigo largo beige. Acto seguido fui al baño a hacerme mi rutina de cremas y a maquillarme. Escogí hacerme un maquillaje ligero, base, colorete y sombra de ojos ahumada, no quería llamar demasiado la atención. El pelo se me ondeaba sólo así que dejé que se fuera secando al aire. Completé el look con unos pendientes de aro dorados, una cartera para llevar documentos y unos pequeños tacones de punta fina. Me miré en el espejo del pasillo antes de salir, perfecta, todo iba a salir bien. Llegué al edificio en un taxi que me dejó directamente en la puerta. Cogí aire y entré. Al entrar me encontré con la mirada perezosa del portero, que me saludó con la cabeza. “Hola, soy la chica de la entrevista del otro día, empiezo hoy a trabajar”. No se por qué me puse a dar explicaciones, él se limitó a asentir y a volver a mirar la pantalla del ordenador. Subí de nuevo al ascensor y miré el reloj, las 7:15, perfecto. Al llegar a la planta ya me estaban esperando. “Señorita Alec, venga con nosotros al despacho por favor” me dijeron la pareja que me había hecho la entrevista. No estaban solos, a su lado había una impresionante mujer rubia, ojos azules y cara de hada, tendría aproximadamente 24 o 25 años y parecía salida de una revista de modelos. Les seguí hasta un despacho y me indicaron que me sentara. Yo miraba de forma disimulada a la mujer rubia, ¿Quién sería?, tenía entendido que el jefe de la empresa era un hombre, pero, ¿y ella entonces? ¿Y conocería hoy a la persona que controlaba esta gran empresa?. Por fin la mujer rubia se dirigió a mi. “Buenas días señorita Alec, mi nombre es Rubi Philip, y soy la secretaria y asistente personal de el señor Gabriel De Luca, su nuevo jefe. A él le gusta supervisar en persona las firmas de contratos pero esta mañana tenía una reunión muy importante que no podía posponer. Pero no se preocupe que yo he traído conmigo todos los documentos necesarios.” dijo la mujer mirándome fijamente. Acto seguido puso un montón de documentos sobre la mesa que fue deslizando hasta que estuvieron delante de mi. “Esto es todo. Léaselo con calma, la dejaremos el tiempo que necesite, sin prisa, y cuando tenga alguna duda o esté preparada para firmar simplemente avísenos“ me dijo amablemente y a continuación saco su móvil y su agenda y empezó a escribir, dándome algo de privacidad para poder leer el contrato. Empecé a leerme el contrato, era enorme, folios y folios escritos con letra pequeña, es imposible que me leyera todo eso, pero ¿Qué podía pasar? Era una empresa conocida mundialmente, si hacia mi trabajo no tenía por qué pasar nada. Firmé el contrato y se lo entregué a Rubi, que lo miró durante unos segundos y asintió. Después me pasó otro documento. Lo miré extrañada. “Esto, señorita Alec es un contrato de confidencialidad, como comprenderá esta empresa trabaja con muchos datos de otras empresas, por lo que no queremos ningún tipo de filtración. Todo lo que ocurra dentro de esta empresa permanece dentro de esta empresa, ¿Está claro?” dijo con seriedad. “Por supuesto, lo entiendo perfectamente” dije yo con la misma seriedad, y, aunque muy extrañada, firmé el papel. Nunca había visto un contrato de este tiempo en ninguna empresa. Se lo entregué y ella volvió a sonreír. Se levantaron los tres y la pareja se alejó con los documentos firmados, mientras que Rubi se quedó y me miró de nuevo. “Ahora procederé a enseñarle un poco las instalaciones señorita Alec, si hace el favor de acompañarme..” se dio media vuelta y salió por la puerta, sin esperar para ver si la seguía. Me levanté y rápidamente fui tras ella, nos subimos al ascensor y me llevo a la planta 13. Comparada con las otras dos plantas en las que había estado está parecía menos lujosa, aunque conservando el aire formal y las dichosas cristaleras por todo el pasillo, en serio, en este edificio no debía de existir la privacidad. “¿Sería el baño también de cristal?“ pensé, y la idea me hizo esbozar una pequeña sonrisa. Rubi se extrañó un poco al verme sonreír para mi misma, pero no preguntó. Seguimos caminando hasta parar casi al final del pasillo en otro pequeño cubículo acristalado. Rubi abrió la puerta del despacho. “Este será su despacho, puede acomodar aquí sus cosas mientras seguimos haciendo el recorrido, nadie entrará ni las tocará” me dijo, mientras yo abría un poco los ojos, sorprendida. “¿Tengo despacho propio?“ dije para mi, pero en voz suficientemente alta para que Rubi lo escuchara. ¡Mierda! “Claro que hay despachos propios en una empresa de este calibre, no preguntes tonterías“ me reprendí mentalmente. “Aquí todo el mundo tiene su despacho propio, para poder trabajar sin ruidos ni molestias y tener “privacidad” “. Escuché cómo decía una voz muy varonil desde detrás de mí.Carla Me giré un poco sobresaltad al escuchar esa voz detrás de mi. “¿Sería el jefe?“ pensé, pero lo descarté casi al momento por la forma totalmente irónica en la que había dicho “privacidad” era evidente que no podía haber ninguna privacidad en este sitio siendo todo de cristal. Detrás de mi, apoyado relajadamente en una de las puertas había un joven sonriendo perezosamente. Era alto y atractivo, con pelo moreno en melenita que le llegaba por encima de las orejas abriéndose en dos en su frente, dándole un aspecto juvenil y despreocupado, ojos marrones claros, y un sonrisa que haría desmayarse a muchas a su paso. “Señor Klaus“ dijo Rubi no muy entusiasmada por la intervención no pedida del hombre, “esta es la señorita Alec, su nueva compañera, empezará a trabajar en este despacho“ después se giró hacia mi para dar por finalizada la conversación con el señor Klaus. “Es un placer señorita Alec, mi nombre es Alejandro, si en algún momento necesita algo, estaré en la fila de
Gabriel “Otra reunión inanguantable para hacerme perder el tiempo” pensé recostado en la silla, aburrido ya por la charla interminable y sin conclusiones que estaban teniendo mis subordinados a mi alrededor. “¿Qué opina entonces señor De Luca?” dijo uno de ellos mirándome. Me levanté de mi asiento. “Opino que llevamos dos horas dando vueltas a lo mismo y no hemos llegado a ninguna conclusión, me gustaría posponer esta reunión hasta que obtengan más información sobre esa empresa y por qué alguien querría hacerse con sus datos” dije con indiferencia. Acto seguido cogí mis documentos y salí por la puerta. No soportaba perder el tiempo y mucho menos que me lo hicieran perder. Hace años que era el propietario de esta empresa y había conseguido que en este poco tiempo se convirtiera en una de las empresas más importantes del mundo. Las grandes compañías no dudaban en reclamar nuestros servicios para proteger todas sus bases informáticas o para crear nuevos recursos tecnológic
Me levanté como cada día desde hacía tres semanas, con el sonido horrible de la alarma, pero feliz y satisfecha con mi vida. Fui a por café a la cocina y estaba leyendo las noticias en mi móvil cuando me llegó un mensaje. “Buenos días señora, le mando este mensaje para notificarle que no olvide que tenemos reunión a las 9:30” Solté una carcajada, era Alejandro, mi compañero de trabajo. Estas dos semanas nos habíamos estado conociendo y la verdad es que me estaba empezando a caer muy bien. Hablábamos todos los días y nos ayudábamos a resolver los problemas del trabajo. Tenía que reconocer que Alejandro me alegraba allí la vida, siempre con su cara pilla y sus bromas. Con ese pensamiento llegué al trabajo, sabiendo que Alejandro me esperaba para tomarnos nuestra reglamentaria taza de café. Me bajé del ascensor y allí estaba, con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque… hoy le pasaba algo, no le llegaba la sonrisa a los ojos, que parecían muy cansados. “Buenos días, ¿cómo has desc
Me desperté sobresaltada y gritando.Busqué la luz rápidamente y la encendí. Gotas de sudor caían por mi frente.Otra vez pesadillas, hacia mucho que no me pasaba, pero siempre me despertaba con una sensación horrible que permanecía en mis entrañas durante todo el día. Una mezcla de angustia y miedo.Siempre soñaba sobre lo mismo, la muerte de mi padre y la desaparición de mi madre, y cómo cambió mi vida después de eso. Me quedé sola a los 15 años, sin familiares ni nadie que quisiera atenderme. Al principio caí en un agujero negro de tristeza del que pensé que jamás podría salir. Dormía en casas abandonadas y robaba comida para sobrevivir pero sin tener realmente ganas de seguir viviendo. La gente con la que me cruzaba me miraba con desprecio o desviaban la mirada. Por dios era una NIÑA, ¿cómo puede ser que nadie me ayudara?. Aprieto los puños con rabia.Hasta aquel día que ÉL me recogió, aprieto más la mandíbula. Roger Klein, el hombre que creía que iba a salvarme y acabó destru
Ahí estaba, avanzando por el pasillo bajo la mirada de ese hombre imponente y serio. ¿Tal había sido la magnitud de los daños como para que se presentara el señor De Luca personalmente? En estos momentos quería que la tierra me tragase. Llegué a donde estaban sin atreverme a levantar la mirada. ¿Por qué no decían nada? “He llegado lo antes posible” dije para romper el silencio “Señorita Alec, el señor Klaus ha resuelto ya el problema de filtración de datos, ahora deberemos valorar de qué magnitud ha sido” dijo Rubi cortándome. El señor De Luca se irguió y me miró con frialdad. “La quiero al final del día en mi despacho señorita Alec” dijo y vi cómo se alejaba por el pasillo. Rubi se marchó detrás sin decir una palabra más. “Hola…” le dije a Alejandro cuando se marcharon “siento que te hayas visto envuelto en este lío” Alejandro suspiró. “No pasa nada, yo ya estaba aquí, y sabes que estoy encantado de ayudarte. He he hecho un arreglo temporal, tendrás que
Me fui acercando al despacho del señor De Luca y mi ansiedad fue subiendo con cada paso que daba a enfrentarme a ese poderoso hombre. Respiré hondo. Haciendo un acopio de fuerzas y llamé a la puerta sintiendo su abrasadora mirada vigilando cada movimiento que hacía. “Entre” dijo el señor de Luca con voz grave. Entré por la puerta y ahí estaba, recostado sobre su butaca negra con los brazos cruzados.“Siéntese” me ordenó.“Señorita Alec, supongo que ya sabrá quién soy, me presento formalmente, soy el señor De Luca, jefe y dueño de esta empresa”Asentí con la cabeza.Se levantó y se puso delante de mi, apoyado ligeramente sobre su mesa, pero de pie, lo que me obligaba a mirarle desde abajo, posición que me incomodó un poco.“No son las mejores condiciones para conocernos, pero así ha ocurrido.” dijo con tono neutro.Tragué saliva.“Cómo debe de haber visto en el informe, ha cometido un error muy grave, gracias al cuál se han filtrado datos muy importantes de una gran empresa.”
CarlaLlegué a casa exhausta por el día tan intenso que había tenido. Descansé un poco y comí algo, sin hambre. Después me puse a ducharme y a arreglarme de nuevo, el sitio estaba a 40 minutos en coche asi que tenía que darme prisa. Me estaba terminando de maquillar cuando me di cuenta de algo. No sabía qué ropa tenía que llevar. ¿Era una reunión de traje o más bien un cóctel de vestido? o incluso de gala podía ser. Cogí el móvil para sacarme de dudas y escribí. “Buenas noches señor De Luca, me acabo de dar cuenta de que no me ha dicho qué tipo de evento es. Me gustaría saberlos para poder elegir adecuadamente la ropa que ponerme. Un saludo Carla Alec.” El mensaje llegó en segundos. “Buenas noches señorita Alec, la vestimenta no es lo más importante en esta reunión, elija lo que quiera o con lo que se sienta cómoda” “Qué considerado” pensé, a lo mejor ya no estaba tan furioso y se me iba a dar la oportunidad de demostrar mi valía en la reunión.Me vestí con un conjunto de
Prólogo Me miré en el espejo del baño, el pelo completamente despeinado y el maquillaje corrido, vestida con una especie de disfraz de lencería de conejita. Esto superaba todo lo que había tenido que aguantar en mi oscuro pasado. “NO NO NO” grité entre sollozos, “¡no pienso volver a humillarme!” Empezaron a aporrear la puerta del baño y un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Cómo había llegado hasta aquí!? Mi vida por fin estaba yendo perfecta, ¿cuándo se torcieron tanto las cosas?. ———————— Unos meses antes…. Carla Ahí estaba yo, con mi camisa blanca, mi falda de tubo negra larga, mis tacones y mi abrigo de ante. En la mano, como cada mañana, un buen café para poder empezar el día. Era un día soleado y con cielos azules, lo que era augurio de buena suerte, o eso esperaba. Miré hacia arriba al gran edificio que se extendía sobre mi cabeza, el lugar donde estaría la recompensa final a todos mis esfuerzos de tantos años. Me sentía extraña, como si no me hubiera ganado