Llegué a casa en shock y me di una ducha caliente para intentar borrar todo lo que había pasado ese día. Me costó mucho salir y cuando por fin lo logré me fui directa a la cama. Estaba tan mentalmente agotada que ni siquiera me costó dormirme. Al día siguiente no fui al trabajo. Me quedé vagando por la casa pasando del sofá a la cama y de la cama al sofá. Ni siquiera podía pensar en lo que había pasado el día anterior. Estaba en un estado de neblina mental total. Al día siguiente me desperté y me vestí de forma automática. No fue hasta que llegué a las puertas del edificio cuando reaccioné ligeramente, entré corriendo, temerosa de encontrarme al señor de Luca por el camino y me encerré en mi despacho. Sabía que mi cerebro estaba ignorando todo como si sólo hubiera sido una pesadilla y si me lo encontraba esa pequeña burbuja temporal se rompería. Me puse a hacer mi trabajo para que las horas pasaran deprisa. Toc toc, unos golpes en la puerta. Mi corazón empezó a latir
GABRIEL Perfecto. Todo estaba ocurriendo según lo planeado. Mandé que llamaran a la señorita Alec por el error que había cometido en la defensa digital de un cliente muy importante y que le dijeran que se presentara en la oficina inmediatamente. Llegó deprisa, con cara de asustada, y se asustó aún más cuando me vio allí, esperando junta a su puerta. Tenía el pelo un poco alborotado, la camisa sin cerrar del todo, con el principio de su pecho entreviéndose y estaba un poco roja por la carrera. Deliciosa. “Me encantará tener esta imagen tuya asustada y suplicando mientras te hago mía” pensé para mi mientras me enderezaba y me iba. Esperé un poco y ordené que la mandaran a mi despacho. Quería escuchar ya sus súplicas y lloros. Al fin y al cabo después de investigar sobre su vida descubrí que esta era su meta final. Ascender en esta empresa para demostrar de lo que era capaz una pobre huérfana sin ayuda. “Pobre huerfanita, vas a tener demostrar mucho más, pero si te
Prólogo Me miré en el espejo del baño, el pelo completamente despeinado y el maquillaje corrido, vestida con una especie de disfraz de lencería de conejita. Esto superaba ya todo lo que había tenido que aguantar en mi pasado. Sus manos recorriendo mi cuerpo llegando a rozar mi sexo, su boca contra la mía y su lengua recorriendo mi cuello venían a mi cabeza una y otra vez. Me sorprendí entrecerrando los ojos, casi como disfrutando de las escenas. ¡NO, NO, NO!, ¿qué me pasaba?, ese hombre era el causante de mis desgracias, el hombre por el cual después de esforzarme tanto no podía tener mi vida deseada. Empezaron a aporrear la puerta del baño y un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Cómo había llegado hasta aquí!?, ¿cuándo se torcieron tanto las cosas?. ———————— Unas semanas antes… Carla Ahí estaba yo, con mi camisa blanca, mi falda de tubo negra larga, mis tacones y mi abrigo de ante. En la mano, como cada mañana, un buen café para poder empezar el día. Era un día solead
Carla Los siguientes días fueron una sucesión de nervios y de pensamientos intrusivos que intenté apartar saliendo a pasear, viendo series y comiendo todo lo que pillaba por la casa. Y, por fin, al quinto día, el teléfono empezó a sonar. ”Hola, Carla Alec al teléfono, ¿quién es? ” No se por qué había contestado así, un poco ridículo teniendo en cuenta que llevo contando cada hora minuto y segundo desde hace cinco días para recibir esta llamada. ”Hola señorita Alec, soy de la empresa Ripec, queremos informarle de que está usted contratada y que debe presentarse pasado mañana día 19 a las 7:30 en la planta 21 para firmar el contrato y conocer las instalaciones.“ Se me empezó a acelerar el corazón por la alegría, quería gritar a todo volumen y dar saltos por toda la habitación, pero conseguí controlarme y con voz profesional dije ”Perfecto, allí estaré “, como si ya supiera que me iban a contratar, como si lo diera por hecho; y acto seguido, colgaron. ¡No me lo podía cree
Carla Salí súper relajado de la ducha y fui directa a la habitación a vestirme. Me puse un pijama ligero largo, ya que en esta casa siempre hacía mucho calor, me até la toalla al pelo y me dirigí al espejo echarme mis cremas en la cara. Terminé y me miré, el pijama se pegaba un poco en mis pechos y en mi trasero. “Quizás debería comprarme uno más grande para visitas ” pensé mientras intentaba que quedara un poco más separado de mi cuerpo. Sin darle más vueltas salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Allí me encontré a Marc, con música en su móvil mientras cocinaba algo sin camiseta. Se me desvió la vista hacia su espalda, le había visto muchas veces sin camiseta, pero siempre me sorprendía un poco. Marc siempre había tenido un cuerpo increíble, desde que le conocí, espalda ancha, torso definido, pero últimamente se había puesto todavía más en serio a entrenar y los resultados eran más que evidentes. Miré la curva de sus hombros y la definición de sus brazos. Si,
Me desperté con un dolor de cabeza tremendo y no recordando el final de la noche de ayer. Me empecé a desperezar y de repente noté un cuerpo pegado a mi. Me quedé inmóvil, alguien me estaba abrazando por detrás, y en la zona de mi culo notaba una dureza considerable. Me levanté rápidamente primero asustada, y, tras ver a Marc profundamente dormido, profundamente avergonzada. ¿Le dije que se quedara a dormir?, ¿Pasó algo?, ¿Por qué estábamos tan pegados? Me puse unas zapatillas y una bata y con mucho esfuerzo me dirigí a la cocina a hacerme un buen batido anti resacas con muchas vitaminas y a despejar mi mente de lo que hubiera ocurrido en esa habitación.Estuve leyendo para distraerme un poco hasta que Marc por fin se levantó. “Buenos días campeona, ¿cómo va esa resaca“ dijo de forma totalmente natural, todavía desperezándose y estirando el cuerpo. Le miré mientras lo hacía, el sol que entraba por la ventana le daba directamente en su torso perfectamente bronceado, por deba
Me desperté asustada, ¿Qué hora era?, ¿Llegaría tarde?. Busqué mi móvil rápidamente por la cama, ¿había sonado la alarma? ¿La había pospuesto?. Por fin lo encontré entre las sábanas y lo encendí, las 5:30. Un suspiro enorme salió de mi, menos mal, ni siquiera había sonado la alarma. Me empecé a estirar bostezando. Por fin había llegado el día. Me di una ducha mientras se hacía el café y me intenté tomar un par de tostadas, aunque sólo me pude acabar media, tenía el estómago completamente cerrado. Después fui hacia mi habitación y observé la ropa que me había comprado ayer, ¿Cuál sería la perfecta para el primer día? Estuve unos minutos dándole vueltas y al final me decidí por un traje de dos partes gris plateado muy elegante. Tenía pantalones de pata ancha que se apretaban al llegar a la parte del culo acompañados con un chaleco a juego, me puse una camisa blanca debajo, por encima llevaría sólo mi abrigo largo beige. Acto seguido fui al baño a hacerme mi rutina de crem
Carla Me giré un poco sobresaltad al escuchar esa voz detrás de mi. “¿Sería el jefe?“ pensé, pero lo descarté casi al momento por la forma totalmente irónica en la que había dicho “privacidad” era evidente que no podía haber ninguna privacidad en este sitio siendo todo de cristal. Detrás de mi, apoyado relajadamente en una de las puertas había un joven sonriendo perezosamente. Era alto y atractivo, con pelo moreno en melenita que le llegaba por encima de las orejas abriéndose en dos en su frente, dándole un aspecto juvenil y despreocupado, ojos marrones claros, y un sonrisa que haría desmayarse a muchas a su paso. “Señor Klaus“ dijo Rubi no muy entusiasmada por la intervención no pedida del hombre, “esta es la señorita Alec, su nueva compañera, empezará a trabajar en este despacho“ después se giró hacia mi para dar por finalizada la conversación con el señor Klaus. “Es un placer señorita Alec, mi nombre es Alejandro, si en algún momento necesita algo, estaré en la fila de