Sung-Hoon Dankworth, el hijo ilegítimo de un hombre millonario, se ve envuelto en una intriga familiar tras la misteriosa muerte de su padre. Con la sospecha de que fue asesinado, Sung-Hoon se ve enfrentado a sus hermanos maternos, quienes están furiosos al descubrir que su padre le ha dejado toda su fortuna siendo un hijo ilegítimo. Sin embargo, hay una condición: Sung-Hoon debe tener un hijo dentro del matrimonio en un año para poder reclamar la herencia. A pesar de no tener una relación seria, Sung-Hoon se cruza con Ruby Wright, una humilde sirvienta que ha estado enamorada de él en secreto. Ante la oportunidad, Sung-Hoon la presentó como su novia, dejando a todos sorprendidos. ¿Qué sucederá cuando Sung-Hoon sienta algo más allá por Ruby? ¿Ella será capaz de vivir a su lado y llevar un bebé en su vientre a pesar de que todo es parte de un matrimonio contractual?
Leer másAndrea despertó sintiéndose dolorida. De pronto, la fuerte luz blanca de la habitación del hospital la deslumbró. A medida que su mente trataba de procesar lo que estaba sucediendo, intentó recordar cómo había llegado allí, pero todo era confuso y borroso.De repente, la puerta se abrió y entró un hombre trajeado. Andrea parpadeó, confundida al ver a un sujeto alto, de cabello rubio, que lucía bastante atlético y atractivo. Sus ojos azules eran tan profundos.—Te preguntarás por qué estás aquí y te lo explicaré todo. Primeramente, me presento: soy Adriel Benson. Te has cruzado en mi camino y, afortunadamente, las lesiones que has sufrido no son peligrosas. Los especialistas han descartado cualquier daño interno —soltó serio.Ella solo asintió, recordando de repente el momento en que fue arrollada por un auto. Un escalofrío la recorrió al recordar que, por un instante, había temido que le sucediera lo mismo que a sus padres. Sin embargo, se sintió aliviada
Sung-Hoon estaba sumido en sus pensamientos cuando su asistente, Renata, irrumpió en su oficina.—Señor, tengo que recordarle que tiene una reunión en media hora —dijo, con una mezcla de profesionalismo y preocupación.Sung-Hoon casi se lleva las manos a la cabeza al recordar lo importante que era esa junta.—Gracias, Renata, por recordármelo. Sinceramente, lo olvidé, pero aún estoy a tiempo de repasar algunas cosas antes de que empiece.—No se preocupe, estoy aquí para ayudarlo en todo lo que necesite —respondió Renata, haciendo una anotación en su tablet.Por otro lado, Andrea llegó a casa, cargando varias bolsas. Su tía Constanza, al verla, se quedó curiosa.—Supongo que tienes una explicación coherente para decirme por qué traes todas esas bolsas. ¿De dónde has sacado el dinero para comprar todo eso? —preguntó, con un tono que parecía más acusador que curioso.Andrea, sintiéndose nerviosa, se preparó para responder.<
—Lo amo. Estoy enamorada de ese hombre. No sale de mi cabeza. La primera vez que lo vi, sentí mariposas en el estómago. Puede que suene demasiado tonto, pero en realidad me gustó más de lo que podría explicar —confesó Ruby, su mirada brillante de emoción.Andrea sonrió.—Y él, hermana... ¿también le gustas a él?La pregunta de su hermana hizo que la expresión de Ruby cambiara drásticamente.—La verdad es que no he sido correspondida. Y tampoco he admitido mis sentimientos. No creo que sea correcto decirle que me gusta cuando todo lo que hacemos es fingir ante los demás. Además, sería incómodo confesarle lo que siento por él, porque si luego no siente lo mismo, sería demasiado raro tener que vernos a la cara después. Estoy evitando pasar un mal rato. Así que nada de lo que sienta es realmente importante aquí. Incluso hemos firmado un contrato, y dentro de un año, cuando haya dado a luz y todo haya terminado, podré divorciarme de él y continuar
Andrea también parecía sorprendida al ver a su hermana allí repentinamente. Aunque quería correr y abrazarla, sus pasos se sintieron anclados al suelo, atrapados en la perplejidad del momento. La felicidad dominaba su ser, pero sentía un nudo en la garganta, movida por una miríada de sentimientos fuertes. Era como si hubieran pasado años sin verse, aunque en realidad solo habían sido unas pocas semanas. Aun así, se sentía como una eternidad.—¡Ruby! —exclamó finalmente Andrea, caminando hacia su hermana y abrazándola con fuerza. Ambas comenzaron a llorar, desbordadas por la emoción del reencuentro.Cuando Andrea se separó, miró a su hermana, estudiando su ropa y cómo lucía. Se dio cuenta de lo bien que le estaba yendo, de lo diferente que se veía.—No pareces la misma Ruby que conozco. Todo te queda muy bien, te ves hermosa, hermana.—Andrea, creo que estás exagerando. Además, esto no tiene importancia. ¿Cómo te sientes? —preguntó Ruby, preocupada.—Me siento un poco mal. Pero sé que
Ella comenzó a alterarse al darse cuenta de lo que estaba pasando. Con pasos lentos avanzó hasta una ventana y, al correr la cortina, se dio cuenta de que los relámpagos azotaban la ciudad. Por instinto, retrocedió y gritó asustada. Entonces, tras un trastabillo, acabó cayendo sobre el frío suelo de mármol. Aquel ruido despertó a Sung-Hoon, quien se sintió inquieto al instante.—¿Ruby? —inquirió en medio de la oscuridad que rodeaba el lugar. Se levantó de la cama al no encontrarla a su lado y se dirigió rápidamente hacia donde estaba ella, preocupado por lo que le pudiera estar sucediendo.Sus ojos inquietos se posaron sobre Ruby, que estaba en el suelo. Se agachó rápidamente y, tomando sus hombros con suavidad, la levantó mientras buscaba sus ojos llenos de temor. Ella estaba paralizada, con las palpitaciones aceleradas y la sudoración envolviendo todo su cuerpo.—¿Qué está pasando? —quiso saber.—Me da mucho miedo. Sung-Hoon, ese sonido me aterra, no puedo soportarlo —admitió, afect
—Dime, ¿qué es lo que necesitas, Ruby? —inquirió Sung-Hoon, su tono amable contrastando con la incomodidad que sentía ella.Ruby, avergonzada, no quería pedirle dinero, pero sabía que no tenía otra opción. Con un valor que no le pertenecía, conectó con su mirada y le explicó.—En realidad, necesito dinero. No es demasiado, tampoco es como si pudiera pedir una gran cantidad, lo que quiero decir es que...—Ah, así que solo se trata de eso —interrumpió él, sacando algo de su pantalón y extendiéndole una tarjeta—. Puedes usar mi tarjeta para lo que desees. No te preocupes.—Sung-Hoon, no puedo hacer eso. Como has dicho, es tu tarjeta, además solo...—El dinero para mí no es ninguna preocupación, y ahora que te has convertido en mi esposa, tampoco debería ser una inquietud para ti. Si te pido que uses mi tarjeta es porque así lo deseo, y no tengo ningún inconveniente. Así que tómala.Aún desconcertada, Ruby alargó la mano y tomó la tarjeta que él le ofrecía.—Prometo comprar solo lo que ne
El sol brillaba intensamente sobre la superficie del agua en la piscina, donde Sung-Hoon nadaba enérgicamente, disfrutando del refrescante alivio que le ofrecía el agua. A su lado, Adriel lo seguía con una serie de travesuras, deslizándose y haciendo salpicaduras. —Oye, ¿te has dado cuenta de lo que está pasando entre tú y Ruby? —bromeó Adriel, saliendo a la superficie y empujándose hacia atrás con los brazos. Sung-Hoon se limitó a ignorarlo, sabiendo que su amigo no se detendría fácilmente. Sin embargo, la pregunta lo hizo reflexionar. —Vamos, no te hagas el desentendido. ¡Es obvio que te gusta! —insistió Adriel, riendo mientras nadaba a su lado. Sung-Hoon tomó un respiro profundo y, al salir del agua, se recostó en el borde de la piscina, dejando que el sol se secara en su piel. —No estoy enamorado de Ruby —respondió, tratando de sonar firme, aunque sus pensamientos estaban lejos de ser tan claros. —¿Ah, no? Entonces, ¿por qué te la pasas haciendo buenas obras por ella? ¿Q
Cuando la noche cayó, Ruby, tras ducharse, se dirigió a la cocina. Creyó que se toparía con Marie, pero se llevó una sorpresa al encontrar allí a su esposo. Sung-Hoon estaba de espaldas, y el sonido del agua corriendo revelaba que estaba lavando algunas verduras. Sin embargo, no podía ver bien lo que hacía. —Sung-Hoon, ¿qué haces? —preguntó Ruby, intrigada. —Ah, ahí estás. Creí que te habrías olvidado de cenar con lo emocionada que estás por la habitación nueva... Ella sonrió, sintiéndose feliz de que él se preocupara. —¿Estás cocinando? —No solo soy bueno en mi trabajo, también tengo otras habilidades. La cocina se me da bastante bien. Quise preparar algunos platillos coreanos para ti; creo que te van a gustar. —Sí, me apetece mucho. No sabía que se te daba bien la cocina. —Ahora lo sabes. ¿Tienes muchísimo apetito o poco? —preguntó, con una sonrisa cómplice. Ruby se llevó un dedo a la barbilla, fingiendo pensar en su respuesta. —En realidad, tengo bastante apetito y emoció
—Y bien, quiero que me hables un poco más sobre cómo surgió ese deseo de convertirte en diseñadora de moda. Creo que sería interesante escuchar tu historia —invitó Sung-Hoon, mostrando interés genuino.Ante sus palabras, Ruby sintió un entusiasmo renovado, y sus ojos brillaron con una emoción latente. Comenzó a narrar el motivo por el cual su sueño de niña había sido convertirse en diseñadora de moda.—No recuerdo cuándo fue la primera vez que ese pensamiento llegó a mi mente, pero desde entonces no ha salido nunca más. Comencé a ver programas sobre diseño, inclusive la parte teórica. Mi madre también tenía talento para la confección; solía hacernos ropa a mi herma... —se detuvo abruptamente, sabiendo que no podía mencionar a su hermana. Sung-Hoon frunció el ceño, mirándola con curiosidad al notar su pausa—. Lo que quiero decir es que mamá me hacía vestidos lindos. Tenía mucho talento, y mi padre siempre compraba diferentes telas bonitas para que ella me hiciera ropa. Creo que fue ver