¿Qué tanto podría girar su vida si se entera que está embarazada de la noche a la mañana? Criada en Florida, Roxanne Smith siempre ha sido intrépida, extrovertida y hasta ambiciosa. Tres problemas rondan en su vida: Mía, su hermana de crianza sufre de una enfermedad autoinmune. Andrew, su hermano mayor, ha estado en la cárcel por dos años sin siquiera tener un abogado y Brooke, su sobrino e hijo de Andrew, a quien le había prometido cuidar mientras su padre no estuviera, está lejos de ella porque le han quitado la custodia total del niño por su desordenada vida. Extra: su prometido se acuesta con la hija de su jefe. Cuando de la nada había visto de frente al padre de su prometido, Paul Fournier, creyó que su vida no podía ser peor. Tan controlador, tan prepotente, tan carismático a su vez, el señor Fournier llega a su vida como un torbellino, para poner patas arriba su vida de la noche a la mañana. Él se considera absuelto de todo compromiso con alguna mujer porque la pérdida de su esposa varios años atrás lo hizo cerrarse al amor, hasta un punto de huirle por completo. Un ser sin sentimientos que ha aprendido por los golpes de la vida. ¿El cuarto problema cuál era? El padre de su hijo es nada más ni nada menos que el padre de su prometido. ¡Su suegro! ¿Cómo podrá Roxanne luchar contra su propias emociones cuando ambos tendrán que lidiar con sus sentimientos desde el primer momento en que se vuelven a ver? El destino los vuelve a unir así de improvisto, y tendrán que lidiar el uno con el otro sino quieren caer en la llama del deseo. Un amor prohibido y lleno de pasión no puede terminar como ellos quieren…¿O sí?
Leer másNi siquiera se siente ya con fuerzas y Roxanne coloca una mano en su vientre para calmar éstas angustia al tenerlo frente a ella. Cuatro meses han pasado desde la última vez que se vieron...—Paul…—¿Por qué, Roxanne?Paul la interrumpe con gravedad.—¿Por qué se te ocurrió ocultarme que estabas embarazada de mí? —Paul simplemente no puede creer lo que está viendo. Las palabras sobran porque su mirada dice lo mucho que dolido está—. ¿Cómo pudiste?—Paul, luchaba conmigo misma para no amarte, para alejarme de ti. ¿Crees que fue fácil para mí enterarme de esto después de saber quién eras tú? —unas pequeñas lágrimas se acumulan en los ojos de Roxanne y no tenía ni la mínima idea de qué hacer porque tener a Paul en estos momentos frente a sus ojos es igual que aniquilarse ella misma—. Nuestro trato fue por un pequeño tiempo y decidí trabajar contigo porque necesitaba el dinero y creí que podía lidiar con esto. Unos meses y ya no te volvería a ver más nunca.—Soy el padre de ese niño. No
La mirada de Richard cambia a una tranquila, pero lo conoce lo suficiente para saber que ese hombre no está ahí sólo por gusto. Este hombre es la viva definición del orgullo herido, porque aparecerse frente a ella y de éste manera es peor de lo que hizo aquella noche, y la rabia se apodera del rostro de Roxanne. Las palabras y los reclamos enfrente de Paul y delante de todo el mundo es algo que se quedará en su mente por mucho tiempo. Sus manos incluso sienten algo similar al nerviosismo pero Roxanne alza su rostro. No está a gusto en seguir viendo su rostro, y por supuesto, Richard tampoco. —¿Viniste śolo para quedarte viendome? —inquiere Roxanne con rabia. ¿Quien se cree que es para aparecer delante de ella y de ésta manera? —Sólo pasaba por aquí —Richard responde. Su mandíbula está tan tensa que desde esa distancia incluso puede verlo—. ¿Muy contenta con tu embarazo? —¿Qué quieres, Richard? Todo lo que necesitabas decir ya lo dijiste, ¿No? Ya no hay más que tienes que pregunta
El centelleo de luz a través de sus ojos es lo suficientemente fuerte para ahuyentar el vacío de la soledad, y el pitido en su oído, que se unen con los demás sonidos alrededor del lugar donde se encuentra. El cuerpo está adolorido, como si hubiese sido demolido a golpes. E incluso siente dolor al respirar. Sus oídos siguen turbados pero es capaz de sentarse, con cuidado, sobre la cama que la arropa y no la deja salir y que no hay ninguna persona en el cuarto: es una habitación de un hospital. Mira hacia todas partes para entender que de hecho, es una paciente de un hospital. ¿Qué sucedió? se pregunta, llevándose la mano hacia la cabeza. Observa las manos, las dos con intravenosas. Algo que le parece extraño, sin saber qué decir o qué hacer porque tiene que adaptarse a la luz encandilada del cuarto.Roxanne se lleva la mano hacia su vientre.—¿Qué nos pasó, bebé? —susurra a la nada. De repente, siente miedo. Todos los recuerdos de aquella noche la azotan como un torrente de electr
—¿¡Qué mierda Roxanne?! ¿¡Qué significa esto?!Y su mundo colapsa por completo. No oye las voces, ni los sonidos a su lado, no oye absolutamente nada porque su mundo se derrumba, dejando atrás de ella el pesar, el derrumbe por completo de aquel lugar. De todo. No se oye ningún sonido excepto el de sus tímpanos, que se apresuran y dejan en claro que no hay salida. Ya no la hay. Roxanne sabe que Richard la está gritando pero ni siquiera corresponde a eso. Su mundo se viene para abajo.—¡Mírame! —escupe Richard, furioso. En sus ojos se observa, con claridad, la llama de un fuego, que destila odio, furor. Es peor de lo que imagina. No hay nada en su mundo que le haga regresar a la realidad. Pero tiene qué hacerlo y se aleja de la barandilla, pero Richard vuelve a empujarla contra él. Y sin tener un intento para regresar una vez más a la vida, Roxanne recapacita cuando el agarre de Richard se vuelve más fuerte.—Suéltame, me lastimas —Roxanne simplemente quiere tirar todo a la borde, si
Es irremediable que no sienta un profundo desliz de rabia una vez coloca los ojos Marie mientras su mente procesa sus palabras. Claro… Victoria. Pero en tal caso de que haya sido ella, Richard no tiene ningún derecho sobre ella y su hijo para gritar a toda voces que él es maldito padre. ¡No lo es! Una rabia aglomerada en su entrañas se disparan con vigor, sintiendo la opresión en su pecho como si tuviera la punta de un cuchillo sobre su piel. Deja la mesa para pasarse la mano por la cabeza, perdiendo la poca paciencia que le quedaba. —No tengo pruebas de que haya sido ella —comienza Roxanne—, pero tengo motivos para desconfiar. Pero ahora, ese imbécil me escuchará —y señala la puerta mientras no quiere controlar sus ganas se refugian simple enojo, desesperación y cólera. Con tales emociones no se piensan bien, y Roxanne no está en todos sus cabales. —¡Roxanne, espera! —la ataja Marie por el brazo—. No debes agarrar emociones. Viniste desde tan lejos, no has comido, debes estar ex
—¿Qué estás diciendome? Tal vez no vuelva a respirar correctamente después de esto. Tal vez no vuelva siquiera dormir bien por las noches después de éste día y quizás no recibiera un perdón de alguien que claramente tendrá que recibir una explicación que, sin saber cómo ocurrió, se le salió de las manos. ¿Todo el mundo lo sabe?¿Todo el mundo sabe que está…embarazada…?Hiperventila cuando se levanta y camina por toda la sala. Su ceño está apretado, pero su conmoción indica que sin duda alguna ha perdido la razón.—Esto no puede estar pasando —refleja su angustia y desesperación tocándose la cabeza—. ¿¡Cómo que todo el mundo, Marie!? ¿¡Cómo se atrevió a decir algo así!?—No lo sé, amiga. Pero lo único que sé es que toda la compañía ahora sabe de esto —cuando las palabras de Marie salen de improviso su corazón se detiene. ¿Toda la compañía? Esto no puede estar sucediendo—. ¿Él no es el padre, verdad…?—¡Por supuesto que no! —exclama, desesperada y enojada—. Por Dios, yo debo volver.—T
Las palabras no salen de su boca, porque es un sufrimiento constante el que se siente con cada paso. Brooke observa a su tía derramar las lágrimas que una vez se quita de su mejilla para endurecer la expresión y mostrar ningún índice de desconsuelo. El mismo que sintió hace tanto tiempo atrás, sin ningún apoyo, sin nadie que estuviera allí para decirle que estarían bien y saldría de ésta. Sino hubiese sido por Dorothea, no sabe que sería de su vida en estos instantes. Fue la única quienes los apoyó y le tendió la mano después de que una joven Roxanne llegara a su casa para que le ayudara con sus hermanos que no habían probado ningún bocado en el día. Dorothea los acogió, los cuidó, y cuidó de Andrew y Mía, siendo la última más pequeña. Roxanne no terminó el colegio y fue la primera en trabajar. Poco a poco fue surgiendo y con su manera dinámica de trabajar y gustar a sus superiores, obtuvo varios trabajo. Cuando se había dado ya cuenta, Andrew también había elegido la vida del traba
Sostiene a su sobrino con fuerza cuando las palabras de Mía salen de ella, sin esperarse. Esas palabras y esa sentencia la conmocionan y no hay lugar donde esconderse, donde meter la mente y la expresión anonadada de su rostro cuando Roxanne se da cuenta lo que significa éstas palabras, y peor aún, después de tanto sin oír su nombre: su padre.Roxanne abre sus ojos. El recuerdo de su abandono la azota. Se hizo cargo de sus dos hermanos a la edad de diecisiete, y sin obtener ninguna ayuda, con una madre recién fallecida y un padre alcohólico, sus sueños se vinieron abajo al igual que sus deseos por seguir luchando por todo lo que alguna vez le había dicho a su madre, y que no tenía ni mantenía ya en su vida porque maduró lo tanto que pudo para darle a sus hermanos algo qué comer. Su padre simplemente se esfumó de la tierra y de su vida. Les dejó sólo la casa del vecindario y siete años después, no había vuelto a oír de Elijah Smith. Su sangre se congela. Pasó mucho tiempo tratando de
—¡¿Novio?! —Mia se atraganta una vez lo oye y da un paso hacia atrás—. ¡Señor Fournier! Pero es que usted es…Andrew mantiene su nueva de disgusto cuando da una ojeada tanto a Roxanne como al hombre a su lado, en una posición que lo tomó como altivo. Antes de pensarlo, comienza a echar humo por la nariz y por los oídos.—¿Richard? ¿Qué hay de Richard?—Él no es mi pareja —es lo mismo para Roxanne. Su cuerpo está temblando bajo el toque de Paul porque ha sido capaz de mencionar algo como eso delante de su familia. ¡Es algo incluso para perder la razón! Vuelve a retomar la palabra—. Richard me engañó. ¡Y ya basta! No me cambies la conversación. Vístete porque tenemos que visitar el tribunal. —No, un momento. Me vas a explicar quién es éste tipejo y qué hace aquí. ¿Cómo se atreve a pasar a la casa? ¿Quién se cree que es? —No hay mucho qué decir de mi. Soy el novio de tu hermana, y ahora que lo sabes otra palabra más hacia Roxanne y tendré que interferir de una manera que no te gustará.