PAPÁ CEO ALQUILÓ A MAMÁ "Soy la madre de tu hija"

PAPÁ CEO ALQUILÓ A MAMÁ "Soy la madre de tu hija"ES

Romántica
andreyflor  Completo
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Resumen
Índice

Julieta Peterson perdió a su familia y toda su fortuna en ese trágico accidente que la mantuvo alejada de la ciudad por años, quedando en la calle. Sin embargo, una oportunidad cambia totalmente su vida cuando una familia adinerada busca un vientre en alquiler para tener un hijo. Lo tomó y el contrato sólo pedía una cosa: NO DEBES LLAMARLA HIJA. Luego de años manteniendose oculta ha regresado al país para exigirle a su tía que le devuelva la herencia que le corresponde. Su tía sólo aceptará si tiene un hijo. —¡Lo tengo! Tengo un hijo. —¿Cómo que tienes un hijo? —Si, y es un niña y…¡También un esposo! ¡Necesita un esposo de mentira y debe tener una familia! —Sea mi esposo, señor McGrey. Román McGrey tiene su propio imperio hotelero en el centro del país, un magnate millonario, viudo, antipático, serio, odioso y padre de una hermosa niña de 2 años que para él, es lo único que le importa en este mundo. Ahora su hija está creciendo y nuevos trabajos y problemas personales lo mantienen día y noche lejos de la niña y no quiere a ninguna extraña mujer al lado de su hija. No obstante, también parece estar cautivado de manera que no logra comprender por Julieta Peterson. ¿Esos ojos verdes los hechizaron desde la primera vez que la vio? La pregunta es: ¿Acaso la conocía desde antes? —Con una condición aceptó que sea mi esposa. —¿Qué quiere? —Sea la madre de hija durante seis meses. Expresa Román McGrey sin saber que Julieta Peterson fue la mujer que prestó su vientre en alquiler y es la madre de su hija. .

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Miroslava Jaen
super la historia de Roman y julieta tremenda continuación del los hermanos y sus esposas bella felicidades
2024-10-03 05:12:43
1
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Gloria Bello Carrasco
me encantó!!, gracias por tu escritura..es grato leer aso.
2024-07-23 21:38:43
1
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Aracely De La Cruz
Excelente historia, me atrapo de principio a fin, éxito en sus próximas obras............
2024-06-27 10:06:02
1
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Vanesa Clerici
me encantó la historia entre Román y Julieta. Habrá algún capítulo extra?
2024-06-15 04:38:47
1
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Elena Corina Farkas
Parece una historia interesante, será larga?
2024-04-21 14:36:04
1
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Yesica Sacol
Recien la inicie y me gusta a la espera de mas capitulos
2024-04-13 15:17:45
1
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andreyflor
recuerden dejar comentarios porque de esa manera me ayudan muchísimo y siempre leo sus comentarios para dejarles dedicatorias a los lectores más fieles(⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠...(⁠ ⁠◜⁠‿⁠◝⁠ ⁠)⁠♡
2024-04-06 05:17:20
2
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andreyflor
las actualizaciones de la historia son un día de por medio (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠...
2024-04-05 19:44:29
1
58 chapters
1. Una madre olvidada
—¡Es una niña! ¡Y ya deja de preguntar! Firmaste un contrato donde decidiste prestar tu vientre para que otra familia tuviera un hijo y lo que estás haciendo va en contra de lo que se acordó. ¡Y por lo tanto irás presa por eso! No puede permitirse decir otra cosa porque se ha quedado sin palabras. Y aunque sabe que pronto se la llevarán, y nunca más la volverá a ver, siente algo en su pecho que no puede explicar. Pero mientras la mujer se va alejando con el bebé en los brazos la persigue tomándose el vientre con dolor. Apenas minutos atrás ha dado a luz y sus piernas no han sido limpiadas y va dejando un chorro de sangre por el pasillo mientras no deja de perseguir a la mujer. —¡Me mintieron! —jadea ya sin aliento. Caminar es como si lo hiciera entre vidrios, incapaz de seguir pero conforme el llanto de esa pequeña bebé se oye por todo el pasillo continúa—, ¡Me prometieron que me dirían quienes serían los padres una vez la diera a luz! ¡Y ahora no sé a quién se la llevarán! —¿No
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2. Entre la vida y la muerte: el caos y la desesperación
-----2 años después y en el presente----—¿Señorita? ¿Señorita? ¿Me oye? Tiene que parpadear para salir de la ensoñación y derrama el vaso de café en la bata blanca del doctor enfrente de ella.—¡Julieta! ¡Es la segunda vez! ¡Estás completamente ida! —grita el doctor quitandose la bata debido al ardor.—Lo lamento tanto —agarra un papel de la recepción y comienza a limpiar la camisa que ha manchado del doctor general de la clínica—. ¡No era mi intención…!—Para, basta —el doctor le quita la manta y con ojos enervados la observa con cólera—, no sé que te pasa últimamente Julieta pero debes tener la mente aquí. Atiendes a personas y no puedes darte un viaje astral mientras trabajas. Ten los pies en la tierra.—Tiene razón, la tiene. Disculpeme de nuevo—y agarra la carpeta mientras asiente una y otra vez—, le prometo que traeré los informes de la farmacia y se los daré.—Ve y tómate un descanso de diez minutos, por favor —el doctor agarra su bata ya estropeada avistándola con decepción—
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3. Sin existir
Ahora en el presente, mientras se toma un café en una pequeña tienda, Julieta suelta un suspiro inmenso. Ha pasado ya nueve meses de todo lo ocurrido con Clara, Ryan y sus mellizos. Irá en cualquier momento junto a ellos para visitarlos.Cuando no pasan nada en ese televisor, deja la propina y considera beber una cerveza y dejar a un lado el café, pero hoy tiene turno completo en la clínica y no puede hacerlo. Al menos no en la cantidad que quiere.Y mientras camina por la calle, cierra los ojos.Una vez más el recuerdo de su pasado viene a atormentarla. —Dos años antes—Buscó. Buscó por todas partes para encontrar a Bianca y entregarle su dinero, pero nada había logrado. Absolutamente nada. Tenía setenta mil dólares en la cuenta y el alma partida. Lo único que había logrado hacer fue un pequeño funeral a Marianne y una misa en una de las pequeñas capillas de aquella ciudad.Sentía que le deparaba sólo dolor porque su vida cambió drásticamente aquel día donde sus padres murieron y s
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4. El peligro asechando
—¡Rebecca! Sigue gritando Julieta para ser escuchada porque con cada paso no le funciona para estar lo bastante cerca de su tía. Y necesita por lo menos correr unos metros cuando escucha los truenos de una pronta lluvia. —¡Rebecca! —vuelve a gritar Julieta y casi su cuerpo se detiene en seco cuando de improviso un hombre del cuerpo de seguridad se atreve a obstaculizar su camino.—No puede entrar aquí. ¿Qué cree que está haciendo? Devuélvase.—No, no. Es que yo necesito hablar con la señora que usted ve allá —Julieta señala con su mano tras el mastodonte que se atrevió a detenerla—, tiene que dejarme pasar.—¿Quién es usted? Sino tiene invitación no puedo dejarla pasar ni mucho menos dejar que se acerque a la señora Peterson, así que andando. La acompañaré hasta la puerta.—¡No se atreva! ¡Permiso! ¡No me toque! Yo tengo que hablar con la señora Peterson le guste o no. ¡Con permiso! —y Julieta trata de traspasar el muro que el hombre ha creado pero es en vano. El guardia sostiene su
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5. Usted mi esposo. Usted la madre de mi hija
¿A dónde puede ir a estas horas de la noche y en medio de la lluvia? Todavía hay más de un centenar de personas yéndose lejos de la turba que hace el sonido de los disparos y de la gente huyendo con pavor lejos de ese sonido.En cambio Julieta parece acercarse mucho más porque los sonidos de los disparos la siguen por detrás y llanamente comprende la magnitud de aquel crujido inesperado de sus zapatos contra los charcos de lluvia. No tiene muchos lugares a dónde ir en la noche, con una tormenta que no deja alinear los pensamientos como se debe. Julieta sigue corriendo traspasando la gente y se detiene cuando ya no puede más, asustada y creyendo que una loca por creer que la estaban persiguiendo. ¿Es real o ha sido su imaginación? Pero otros sonidos de disparos acallan sus ideas y vuelve a alarmarse cuando siente la presión grave en su pecho que calma de una vez con respiraciones profundas. ¿¡Qué está pasando?!No hay mucha gente en medio de la lluvia, sólo algunas que corren para
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6. Por segunda vez
¿Lo que había dicho lo consideraba la peor locura del universo? Eso creía. Hasta que repentinamente de los labios de éste hombre escucha la cosa más insólita del universo entero. Julieta necesita por lo menos estar tres segundos con los ojos abiertos fijos en Román para tratar de no echarse a correr lejos de éste hombre. Sin embargo, lo mismo debe estar pensando también él porque acaba de proponerle matrimonio de una manera bastante peculiar. ¿Habían decidido ser la locura del otro? —¿La madre de su hija? La madre de su hija —Julieta aprieta la manta en sus hombros con fuerza. No hay otro gesto que pueda hacer ahora. Román no desvía la mirada y es poco probable que lo haga por mucho que el momento lo amerite. —Su esposo me pareció escuchar —suena como si contraatacara o si le estuviese recordando que ella había empezado esto. —Bueno, eh —Julieta no puede quedarse otro segundo más allí así que rodea el cuerpo de Román buscando una salida para su asfixia y no lo consigue puesto
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7. ¿Hija?
—Pero si acaba de dudar de mí, ¿¡Cómo quiere que me case con usted?! Julieta es llevada por anchos y largos pasillos hacia un lugar desconocido para ella, y el temor de ver a una pequeña niña por allí es algo que no puede evitar. —Yo no he dicho que no me casaré con usted —Román deja su muñeca justo cuando están delante de una puerta. No obstante, no toca la puerta sino que se gira hacia Julieta—, pero tengo que saber con quién me estoy casando.—¿Y por qué su curiosidad ahora? —Julieta se cruza de brazos y el diamante en el anillo de su dedo reluce al igual que la luna detrás de ambos. Cuando se da cuenta, se descruza de brazos y disimula.Hay muchos factores para que Román le diga la verdad pero no lo hará, al menos no ahora. —Su tía Rebecca es mi socia. La expresión de Julieta cambia. Ahora está seria y sin ganas de continuar la conversación porque el nombre de Rebecca es lo último que quiere pronunciar en estos momentos. Ni siquiera sabía que podía causarle tanta disconformida
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8. "Lauren"
En un abrir y cerrar de ojos, todo queda absolutamente en silencio. Nada se mueve. Y mientras sus lágrimas todavía se deslizan por sus mejillas, le cuesta decir algo ya que ha quedado petrificada en su sitio. Y por esa razón da un paso hacia atrás, completamente anonadada, ya sin saber qué decir. Julieta sale de su ensoñación parpadeando y tomando una bocanada de aire, realmente horrorizada por lo que acaba de decirle a ésta niña. —¿Señorita? Julieta recapacita en su sitio conforme toma una bocanada de aire. —Buenos días, señor McGrey. Eh, Por Dios, lo lamento tanto, yo —trata de buscar una salida ante éste vergonzoso escenario y se da la media vuelta—, lo lamento tanto, no fue mi intención. Yo quería avisar que tengo que irme porque tengo que trabajar así que buenos días, señor McGrey. Antes de dar un paso fuera del lugar la llegada de Román sosteniendo todavía a su hija en sus brazos sella el paso fuera de la cocina. Y Julieta puede ver con mayor claridad a la bella niña que
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9. Sentencia
Suena lo bastante raro decirlo a altas voces pero a éstas alturas las consecuencias son estas: aparentar un matrimonio que apenas llega a conocidos. Julieta se muestra lo más amable posible y como no quiere alargar ésta incómoda charla estira su mano hacia la señora. —Es un placer —saluda estrechando la mano. —¿Esposa? Esposa —la nueva mujer presente los mira a ambos con una obvia confusión. Es una mujer bien vestida, ya mayor y con un peinado elegante sobre su cabello gris. Como sigue sosteniendo la mano de Julieta muestra una sonrisa—, mi nombre es Lauren, soy la suegra de Román y la abuela de la pequeña —y rompe el contacto de las manos para alejarse lo más que puede junto a la niña, a quien carga en sus brazos—, pero vaya, esto me toma por sorpresa. Román. —Sí, no pudimos contenernos —responde Román con total normalidad—, teníamos una relación desde hace un par de meses. —¿Peterson? Ese apellido me suena, como si ya lo hubiera escuchado antes —Lauren entrecierra los ojos com
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10. En peligro
El silencio dentro del coche es incómodo y para nada conveniente. Julieta no ha dejado de ver afuera de la ventana mientras el coche se desliza por las calles atestadas de personas. Es realmente raro ahora saber que comparte algo demasiado importante como lo es un matrimonio con alguien que no conoce para nada, pero si sigue de pie de ahora en adelante es sólo para encontrar la verdad detrás de su desaparición, y recuperar todos los años pérdidos. El hombre a su lado ha tomado distancia, al igual que ella, observando su teléfono y luego con expresión seria el camino que ya ha tomado para la clínica. De vez en cuando sus ojos ven por el retrovisor.—Lo que sucedió ayer debes reportarlos a las autoridades. Es la primera vez que deja de mirar la ventana desde que se alejaron de la casa. —Lo sé —Julieta responde acomodándose en el asiento—, lo haré. Me tomaré el tiempo antes de entrar a trabajar, todavía es temprano. Román dobla el volante.—Te llevaré ahora mismo.Julieta vuelve a m
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