Cada paso es una tortura. Todavía oye el llamado de Clara conforme corre por el pasillo dispuesta a dejarlo todo porque ahora su vida le pertenece sólo a esa niña…Días sin verlas creando ésta tortura incomensurable. Teñida en la propia desgracia, desde hace antaño, Julieta no va a dar un paso hacia atrás.¿Lauren?Todo este tiempo fue…¿Lauren? ¿Qué podría significar ella para Lauren si sólo la ha visto una sola vez…? No entiende pero tampoco es cuestión de hacerlo. Su prioridad ahora es Lizzie pero Dios…¿Cómo es posible que su hija esté con la mujer que llevó su vida a la desgracia? —¡Julieta!Al salir del congreso la luz se mete por sus ojos y se cubre con la mano la luz del sol. Si hay policias o un ente federal que le ordene ir a una cárcel es lo menos que le importa. Es Clara quien está cerca de ella de manera rápida, alcanzandola para tomar su hombro.—¿¡Qué fue lo que ocurrió?!—Lo confesó todo. ¡Todo! ¡Mi hija está en peligro! ¡Lizzie está con la culpable de todo lo que me ha
Mientras su cuerpo se sumerge en el miedo que provoca estar en el territorio enemigo, Julieta recuerda estos pasillos y ésta casa vividamente. Cada paso que controla apenas se escucha, y no deja ni un momento los ojos de Rebecca, llevando a su hija entre sus brazos…Dios.Cómo quiere meterle un tiro en la cabeza aquí y ahora. ¿Cómo pueden ser tan cínica? —Detente —Julieta escupe de una vez—, Para, ¡Detente!Rebecca llega al salón, dejando a Lizzie en el suelo pero sin soltar su mano. La pequeña no aparta la mirada de Julieta y experimenta como el ardor de la rabia tapa su juicio, llevándola bastante lejos para que no piense con claridad. —Quiero a mi hija —Julieta habla con severidad—, entregáme a la niña, por favor. La quiero conmigo. Rebecca.—Sientate, Julieta. Necesitamos hablar —Rebecca empieza a servirse el vino, sin soltar la mano de Lizzie.—Demonios —Julieta maldice entre dientes, desesperada por mirar a Lizzie tan cerca pero a la vez tan lejos. No puede arriesgarse en acer
CNo es eso lo que le cubre su atención, sino lo que sigue después. Lizzie aprovecha la distracción de Rebecca para saltar del mueble y correr hacia Julieta.—¡Mami! —Lizzie toma sus piernas mientras Julieta observa a Lauren. Pero una vez siente a Lizzie debajo suyo, abrazándola, su corazón se quiebra en dos—, mamá…Julieta jadea arrodillándose rapidamente, tomando entre sus brazos a éste ángel precioso que la abraza por el cuello. Es por esto que sigue aquí, es por ella que sigue aquí y nadie más. Su sola presencia y sostener el pequeño cuerpo y frágil de su niña lo es todo. —Pequeña —Julieta sigue abrazándola, completamente embelesada—, aquí estoy. Todo está bien, aquí estoy.—¡Lizzie! —reprocha Lauren una vez que observa a la niña sin despegarse un sólo momento de Julieta—, ven aquí, ven conmigo.—Yo quiero estar con mi mami —responde Lizzie sin soltar a Julieta. Y tampoco Julieta la suelta. Se pone de pie y con su hija ahora entre sus brazos, la fiereza encontrada en sus ojos in
El mundo se ha detenido sólo para Rebecca. Al contrario de lo que pensó, Julieta se vuelve a poner de pie sin dejar de tomar a Lizzie. —¿Estás bien, mi amor? Sólo estamos esperando a papá y nos iremos lejos de éste lugar, ¿De acuerdo? ¿Crees en mami? Lizzie mueve su cabeza. Sus mejillas regordetas están sonrojadas, y en definitiva es por el susto que su niña está sintiendo. Procura no mostrar el arma así que trata todo lo posible por ocultarla detrás de su espalda para cargarla con una sola mano. —Ven, pequeña. Julieta observa que su padre está lo bastante cerca de Rebecca, y escucha bien lo que Marcus está diciéndole. Impresionada está de que su padre este aquí, y con su aparición, Rebecca no tiene ninguna otra salida. ¿Con qué invalidaría a la única persona que puede mandarla a la quiebra y hundir cualquier plan que había armado? —Así que terminaste haciendo todo esto por simple ambición —Mauricio toma la primera palabra—, siempre fuiste tú y cuando me enteré, hiciste ésta bar
No sabía que observar el rostro petrificado de Lauren le daría tanta sastifacción, viendo como se gira para encontrarse al dueño de aquella voz que no titubea, la observa con desprecio y no deja de apuntarla. —¡Román! —Lauren se queda sin aire—, Román, querido. —Aléjate —Román mueve la pistola. A este punto Julieta conoce muy bien y como es un hombre sereno y calculador, está claro que no desistirá en apuntarla—, he dicho que te alejes. —¡Papi! —la voz de Lizzie se une en este templado momento, tan lleno de tensión que a ambos padres tiene encendido el instinto de protección. Lizzie se acerca a la ventana cuando se da cuenta que Román está a su lado—, Papi —vuelve a llamar Lizzie y sus ojos están cerca del llanto. Román no deja de apuntar a Lauren y la ventaja ahora es que el terror la dejo inválida, por lo que la escopeta la tiró al suelo y Julieta aprovecha tirarla lejos de ella. Román se acerca hacia Lizzie, y su hija alza los brazos para que la sostenga. Lo cual hace al instan
La presencia de Marcus Peterson invalidó cualquier prueba de Rebecca y de Lauren. No sólo sirvió como testigo, sino que dos miembros de Zeta Trial admitieron en audio voces la realidad de Lauren Campbell y cómo había ordenado el accidente de la familia Peterson, teniendo como prueba llamadas grabadas donde se escuchaba el acuerdo entre ella y Rebecca.Se supo que Lauren había obtenido sus ganancias de una forma no legal, y que Rebecca la había ayudado hacerlo, por lo que ambas tenían un trato y Rebecca, aprovechando sus malas jugadas dentro de la empresa le exigió a Lauren que eliminara a Marcus porque éste se había dado cuenta de lo que estaba haciendo. Ambas creyeron que Julieta y Marcus habían muerto. Pero por obras del destino Bianca encontró a Julieta. Y una vez Lauren supo quién era la madre subrogada, intentó por todos los medios eliminar a Julieta ya que representaba una gran amenaza si ésta volvía a Estados Unidos, por esa razón no dio la información real de la madre en alqu
Las montañas de Laponia en Finlandia son espectaculares. La laponia finlandesa es un lugar lleno de magia, sacado de un cuento, que casi es imposible de creer que existe.Sus montañas de nieves están sujetas a esa escarcha blanca que encanta y hace reír a Lizzie, quien juega en ellas junto a Julieta. Ambas en chaqueta y gorros, listas para esquiar y pasar un hermoso tiempo juntas. Sólo las dos.Román sigue dentro del hotel dónde se hospedan, muy cerca del centro de ésta ciudad, recibiendo llamadas de la empresa de los McGrey.Tienen dos días que llegaron, y Lizzie cree que están cerca de la casa de Santa Claus. Julieta la llevará a la villa de Santa Claus, a donde quiere ir con muchas ansias. La nieve está en los cabellos rubios de su pequeña, quien lanza bolas de nieves. La persigue por la nieve para tomarla en brazos, riendo las dos juntas y creando éstas memorias que perduraran para toda la vida. Su hermosa hija es el ángel más bello de éste mundo, y es ella quien la hace olvidar
—¡Es una niña! ¡Y ya deja de preguntar! Firmaste un contrato donde decidiste prestar tu vientre para que otra familia tuviera un hijo y lo que estás haciendo va en contra de lo que se acordó. ¡Y por lo tanto irás presa por eso! No puede permitirse decir otra cosa porque se ha quedado sin palabras. Y aunque sabe que pronto se la llevarán, y nunca más la volverá a ver, siente algo en su pecho que no puede explicar. Pero mientras la mujer se va alejando con el bebé en los brazos la persigue tomándose el vientre con dolor. Apenas minutos atrás ha dado a luz y sus piernas no han sido limpiadas y va dejando un chorro de sangre por el pasillo mientras no deja de perseguir a la mujer. —¡Me mintieron! —jadea ya sin aliento. Caminar es como si lo hiciera entre vidrios, incapaz de seguir pero conforme el llanto de esa pequeña bebé se oye por todo el pasillo continúa—, ¡Me prometieron que me dirían quienes serían los padres una vez la diera a luz! ¡Y ahora no sé a quién se la llevarán! —¿No