Capítulo IV

La señora Darya volvió minutos después del coronel irse de la habitación con un vestido y algunas bolsas en la que había una zapatilla de Louis Vuitton, con lencería de Kiki de Montparnasse. Conozco las marcas, es caro todo lo que me trajeron, ser de bajo recursos no ha evitado que fantasee con utilizar algunas prendas de esas.

Me di una ducha larga, me lave el cabello y luego frente al espejo pude ver los moretones que tenía en mi cuerpo. Estaba vuelta un desastre, suspire y saque maquillaje de una de las bolsas, lo aplique en mi rostro cubriendo en su totalidad lo más que pude el golpe de mi mejilla.

Al menos esto era algo que si sabía hacer muy bien, maquillarme.

Cuando estuve lista con el vestido rojo vino, me sorprende que sepan mi medida exacta. Me alegra también que este no sea el típico traje que le da el mafioso a sus putas, me veía elegante y con los tacones bajos grises parecía una actriz o quizás una modelo de esas famosas.

Suspire y alise mi vestido con mis manos, no estaba arrugado, pero los nervios me estaban matando. Salí de la habitación y encontré un hombre contraje esperando fuera, no dijo ninguna palabra. Este empezó a caminar y yo a seguirlo, el pasillo que recorrimos es enorme y luego bajamos una escalera tipo caracol.

Volvimos a ingresar en un pasillo y este abrió las puertas mostrando una habitación con una única mesa en el centro. No era un comedor principal, se notaba que era algo improvisado para la cena de esta noche, el coronel se encontraba allí con un vaso de cristal en su mano con un líquido ámbar casi medio terminar.

El hombre que me trajo desapareció del lugar quedando solo el coronel y yo en la habitación. Este extendió la silla para que tome asiento y así lo hice, no emití palabra alguna hasta que este cortó el silencio del salón.

—¿Quieres algo de beber? —interrogo.

—Si —respondí, el coronel se acercó a lo que es un mini bar improvisado y de allí regreso con una copa de algo burbujeante. Tome un trago pequeño, se sentía exquisita al paladar, por lo que volví a beber un poco más—. Despacio —ordeno, le hice caso—. Cenaremos, te explicare como funciona todo y luego quiero una repuesta —añadió mirándome directo a los ojos.

Su máscara roja seguía cubriendo la mitad de su rostro, ¿Por qué ocultaba la otra mitad? Me pregunte antes de asentirle, el coronel tomo asiento y minutos después ingresaron con la cena, no falto su orden de que comiera y honestamente lo que trajeron abrió mi apetito.

(…)

El postre fue una Sharlotka la cual es una tarta de manzana y por supuesto, mi postre favorito. No tengo duda de que el coronel sabe más de mi que yo misma y quedo demostrado con las informaciones que medio cuando me ofreció ser su amante.

Se llevaron las bandejas y quedamos solo con las bebidas, yo mi champaña y este con su liquido ámbar.

—Te lo voy a ofrecer una vez más —dijo, su voz calma pero persuasiva—. Convertirte en mi amante.

Mis manos temblaban ligeramente en mi regazo, luchando por no soltar las emociones que me ahogaban. No sabía si debía sentir miedo o una leve curiosidad, pero su propuesta era una jaula dorada que me aterraba.

—Un año —continuó, como si no le importara que estuviera en shock—. Un año en el que vivirás como una reina. Riquezas, viajes, una vida que nunca soñaste. Todo lo que siempre quisiste estará a tu disposición.

Mis labios temblaron, queriendo gritarle que no, pero las palabras no salían. La idea era tentadora, pero yo no era una mujer dispuesta a perder su dignidad.

—Y después de ese año, eres libre de irte —añadió con un leve encogimiento de hombros.

—Pero… —intenté hablar, pero la voz apenas salió.

—Sin peros, Alina —interrumpió, su tono firme—. No hay vuelta atrás. Un año. Todo lo que necesitas está aquí, a tu alcance.

Sus ojos se clavaron en mí, exigiendo una respuesta que se quedó atrapada en mi garganta. No tengo nada más que a Teodoro en el exterior y mi sueño de ser doctora como le dije a mi padre está mezclado en esa propuesta. Es solo un año, me librare de él después de eso.

—Piensa en ello —dijo con voz baja—. Pero si decides rechazarlo, sabes las consecuencias —de igual modo me tomaría, sin beneficio a nada.

—Un año —susurró.

—Solo un año y aunque ya no seas mi amante te seguiré supliendo tus necesidades —expresó con esa voz de todo un hombre que sabe de negocios, suspiro y mire sus ojos sabiendo que me iba a meter en la boca del lobo.

—Acepto ser tu amante —murmure y este asintió.

—Ya no hay vuelta atrás, Alina —se puso de pie y me extendió su mano. Por lo que hice lo mismo, el coronel me atrajo hasta él y empleo su fuerza para girarme, no entendía que quiere hasta que me hizo apoyar mi torso en la mesa.

—¿Qué haces? —interrogue con miedo intentando levantarme, sin embargo, me lo impidió.

—Sellando este trato, Alina —dijo con su voz ronca, el coronel levanto mi vestido y sabía lo que haría, me tomaría. Escuche que bajo el cierre de su pantalón, un envoltorio siendo abierto y sin previo aviso, él se llevó mi virginidad en una embestida.

Grite aferrándome al mantel rojo, mi entrepierna escocia por el dolor de su embestida. No fue nada cuidadoso, el coronel entraba y salía, no me había siquiera dejado acostumbrar a su tamaño, no me gustaba la sensación que dejaba en mí.

Sus caderas me empujaban con brusquedad, no pude contener las lágrimas y me sentí de lo peor: esto era lo que había pactado, ser la puta del mafioso. Se quedó quieto, supuse que ya había llegado a su orgasmo, el coronel abandono mi interior, lo escuche subir su bragueta y segundo después la puerta siendo cerrada.

Los sollozos salieron de mi garganta sin previo aviso, me quede postrada en aquella mesa como un trapo que acaba de ser pasado por la ventana más sucia de toda Rusia.

Miau, miau, miau…

El maullido y luego su pelaje pasar entre mis piernas me hizo incorporarme con un dolor punzante en mi entre pierna, Teodoro estaba aquí.

—Oh… Teo… —solloce más y me desborone en el suelo mientras lo tomaba entre mis brazos. El tiempo se perdió entre mis dedos, me quede dormida abrazada a Teodoro, no quiero despegarme de él y este tampoco de mí.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP