Capítulo XLV

Alina Petrovna

Recogí mi cabello en una coleta alta y me coloqué una camiseta junto con unos jeans ajustados y unos tenis deportivos. Hoy desperté y Viktor no estaba a mi lado. Se suponía que debía permanecer en cama por su herida en el hombro, pero claro, mafioso tenía que ser.

Bajé hasta su oficina, encontrándolo revisando algunos documentos. Su ceño estaba fruncido en concentración, y la luz que entraba por los ventanales resaltaba la tensión en su mandíbula.

—Buenos días, malyshka —su voz grave me hizo sonreír. Que me llamara pequeña siempre sería algo divino. Mis ojos recorrieron su figura, deteniéndose en la camisa de lino blanco que llevaba, con las mangas remangadas hasta los codos, dejando a la vista sus abultados bíceps que parecían tensar la tela. Me acerqué lentamente, sintiendo su mirada recorrer cada uno de mis movimientos. Viktor giró su silla para quedar frente a mí y colocó sus manos firmes en mis caderas, atrayéndome hacia él. Deslicé mis manos con suavidad por sus h
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