SINOPSIS La Hija del Alfa y el Cazador Lyra, la hija del temido Alfa, siempre ha sabido cuál es su destino: casarse con un guerrero de su manada y continuar con el linaje. Pero cuando conoce a Eirik, un cazador humano que acecha los límites del territorio, su mundo se tambalea. Su conexión es instantánea, prohibida y peligrosa. La ley dicta que nunca deben estar juntos, y si su padre descubre la verdad, la muerte de Eirik será inevitable. Sin embargo, resistirse es imposible. Ahora, Lyra debe tomar la decisión más difícil de su vida: ¿honrar su linaje y renunciar al amor, o desafiarlo todo por un futuro incierto? Una historia de pasión, peligro y un amor prohibido que cambiará sus vidas para siempre.
Leer másLa noche no acababa nunca.Corríamos sin descanso, siguiendo rastros casi invisibles, hojas pisadas, ramas rotas, pequeñas señales que quizás ni siquiera eran suyas. El aire estaba denso, tan cargado de humedad y sombras que costaba respirar. La niebla se aferraba a nuestra piel como un mal presagio, como un velo que quería cegarnos.—Tiene que haber ido por aquí… —dijo Eirik por quinta vez, su voz salió quebrada de su garganta por la desesperación. Pero yo ya no lo escuchaba.No de verdad.Algo dentro de mí había empezado a apagarse desde que Aldan desapareció entre las sombras. Sentía un vacío dentro de mí cómo un pozo sin fondo que se había abierto en mi pecho. El miedo era ácido en mi garganta, el dolor un grillete que me arrastraba a un abismo.Y, sin embargo, no podía detenerme.No iba a detenerme, él era mi cachorro, aunque ya no era
El aire del bosque olía a tierra mojada, a sangre seca y a ceniza. Cada paso que dábamos se hundía en el lodo fresco, dejando una huella pesada, como si la tierra misma intentara retenernos. Las ramas bajas arañaban mi piernas desnudas tras la transformación, pero no tenía tiempo de cubrirme ni de detenerme. Eirik me había dado su chaqueta pero no cubría todo mi cuerpo.Mientras que Eirik con Aldan envuelto en una capa raída lo envolvía con tanto cariño, como a su mayor tesoro. Él se movía delante de mí, rápido, decidido, sin mirar atrás.La luna, antes testigo de nuestra desgracia, se escondía ahora tras nubarrones cargados de lágrimas amargas, como si anunciara lo que se avecinaba. Cada sombra parecía un susurro, cada crujido bajo nuestros pies era una advertencia. Nuestros nuestros sentían el peso del temor.Corríamos, tan rápido como nuestros pies nos lo permitían. Hacia dónde, no lo sabíamos, sólo corríamos.
Mis uñas se enterraban con la fuerza de las raíces de un pino, mi cuerpo entero estaba en versión ataque, tan tenso que mis ligamentos parecían estar a punto de romperse. La oscuridad del bosque se espesaba aún más, envolviendo todo a nuestro alrededor como un manto oscuro y denso, haciendo difícil respirar. No era solo el peligro inminente lo que nos helaba la sangre, sino la sensación de que algo más grande que nosotros acechaba, esperando el momento oportuno para atacar.Eirik y yo permanecíamos en silencio, observando cada sombra, cada movimiento, atentos a cualquier signo de peligro. Aldan, refugía en sus brazos, temblando levemente, su pequeño cuerpo presionando contra el de su padre como un ancla en medio de la tormenta.De repente, el aire se cargó de una tensión indescriptible. Un fuerte aullido rasgó el manto del silencio de la noche, haciendo que mis orejas se alzaran automáticamente y mis garras se clavaran
Estábamos dentro de un domo mágico, ocultos de un peligro que podíamos ver y sentir aunque ellos no.Mi padre con un grupo de lobos, incluyendo a mi ex prometido, al que abandoné por amor a un humano. Había pasado mucho tiempo sintiéndome segura entre personas maravillosas, la aldea de Naya había sido nuestro hogar, pero ahora no podíamos volver allá. El miedo heló mis huesos cuando mi padre en forma de lobo con sus dientes manchados de sangre olfateaba el suelo cerca del domo.— Estuvieron aquí, puedo oler su aroma, pero parece perderse. – dijo mi padre, sus ojos rojos y llenos de furia salvaje me hacían olvidar el lobo qué un día llamé con amor: Padre.Ahora era un depredador despiadado en busca de su presa, mi hijo.Mi pequeño Aldan mostró sus dientes y gruñó. Él podía ver a mi padre y a los otros lobos desde dentro del domo mágico, sin comprender que por fortuna ellos no podían verlo ni escucharlo
La noche había caído por completo, y el claro se sumió en una oscuridad densa, interrumpida solo por la luz plateada de la luna llena. El aire frío cortaba como un cuchillo, pero mi hijo, ahora en su forma salvaje, parecía no notar el cambio. Sus ojos dorados brillaban con la inocencia de un niño que juega, pero también con la intensidad de una criatura que ya no era completamente humana.Eirik y yo nos manteníamos en silencio, mirando a nuestro hijo con un miedo latente que se había instalado en nuestros corazones desde hacía varias semanas desde que nuestro pequeño se transformaba en un hermoso lobo.Pero con su transformación algo nos punzaba el corazón. Algo no estaba bien, y lo sabíamos. No solo por lo que pasaba con nuestro hijo, sino por la sensación que nos invadía, esa sensación de que estábamos siendo observados, acechados por algo oscuro, algo del pasado que nunca habíamos dejado atrás.Fue entonces cuando una noch
El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados, la tarde era hermosa en especial con la calma y la paz que se respiraba en la aldea que ahora era nuestro hogar.Cuando mi pequeño despertó de su siesta, sus ojos aún somnolientos pronto se llenaron de curiosidad, como si cada rincón del mundo estuviera invitándolo a descubrir algo nuevo. Sus risas espontáneas, eran una melodía que llenaba mi corazón. El viento cálido y apacible se colaba por las ventanas abiertas de la cabaña, acariciando la piel de mi hijo mientras jugaba en el suelo.Era un niño aún pequeño, pero su energía parecía tan inagotable como la misma luz del mismo sol. Yo estaba en la cocina, preparando la cena para la noche, cuando lo escuché. La risa inconfundible de mi hijo, mientras se alzaba en el aire.Lo seguí con la mirada hacia la ventana completamente sorprendida. Mi pequeño estaba en jardín con una
El aire todavía estaba impregnado del eco de los cánticos de Naya y del pueblo, como si aún la misma noche susurrara las bendiciones del nacimiento de nuestro hijo. Espíritus ancestrales jugaban con las hojas de los árboles cerrando círculos en el aire.Las llamas de la fogata en el centro de la aldea brillaban con una luz más tenue, con cálido calor que envolvía a todos en un sentimiento maternal. Mi corazón ardía con un fuego nuevo, uno que no se apagaría jamás.Acuné a mi pequeño contra mi pecho, sintiendo el calor de su diminuto cuerpo contra mi piel. Su fragancia era la de la tierra después de la lluvia, con un matiz suave de noche estrellada y la esencia misma de la luna. Eirik no podía apartar la vista de su pequeño, fascinado por el milagro de la vida y el amor que nos había unido para dar vida a algo tan hermoso. El pequeño pecho de mi cachorro subía y bajaba con cada respiración, y su manita s
El aire se volvió espeso, vibrante, como si el universo se alineara con nosotros. Mi cuerpo entero se tensó con un estremecimiento profundo, un llamado ancestral resonaba en mis huesos y en mi alma. Mi naturaleza lycan llenaba mi ser envolviéndome en una luz interna difícil de ignorar. Estaba segura de que algo importante estaba por suceder. Algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.Mi vientre se contrajo con una fuerza abrumadora. Un dolor intenso recorrió mi columna vertebral y bajó hasta mi vientre, como si la luna misma estuviera reclamando la vida que crecía en mi interior. Jadeé, sosteniéndome del brazo de Eirik, sintiendo cómo el mundo a mi alrededor se distorsionaba.Los espíritus seguían allí, sus ojos brillaban como estrellas atrapadas en la tierra. Sus murmullos eran como un canto que llenaba la noche con promesas de protección y destino. La madre de Eirik extendió su mano etérea y un cálido resplandor envo
Había escuchado muchas cosas en mi vida, cosas buenas que me habían hecho soñar con un futuro lleno de esperanza, y otras que me hacían temer y ver sombras y oscuridad frente a mí. Aún tenía muchas lagunas en mis recuerdos sin respuestas, pero en este momento de mi vida era una loba feliz. Iba a tener un cachorro del hombre que amaba con todo mi ser. Una vida que crecía y se movía en mi vientre recordándome a cada minuto su existencia Sentía que el destino de nuestro hijo ya estaba escrito en las estrellas, y que nada ni nadie podría cambiar lo que había sido predestinado para él y para nosotros.Todo lo que habíamos vivido Eirik y yo, cada paso que habíamos dado, nos había traído a este preciso instante, a este círculo de protección y sabiduría que nos envolvía con ternura, amor y seguridad. Esta noche la luna llena brillaba sobre nosotros con una intensidad cegadora, como si la naturaleza misma estuviera celebran