SINOPSIS La Hija del Alfa y el Cazador Lyra, la hija del temido Alfa, siempre ha sabido cuál es su destino: casarse con un guerrero de su manada y continuar con el linaje. Pero cuando conoce a Eirik, un cazador humano que acecha los límites del territorio, su mundo se tambalea. Su conexión es instantánea, prohibida y peligrosa. La ley dicta que nunca deben estar juntos, y si su padre descubre la verdad, la muerte de Eirik será inevitable. Sin embargo, resistirse es imposible. Ahora, Lyra debe tomar la decisión más difícil de su vida: ¿honrar su linaje y renunciar al amor, o desafiarlo todo por un futuro incierto? Una historia de pasión, peligro y un amor prohibido que cambiará sus vidas para siempre.
Leer másEl sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados, la tarde era hermosa en especial con la calma y la paz que se respiraba en la aldea que ahora era nuestro hogar.Cuando mi pequeño despertó de su siesta, sus ojos aún somnolientos pronto se llenaron de curiosidad, como si cada rincón del mundo estuviera invitándolo a descubrir algo nuevo. Sus risas espontáneas, eran una melodía que llenaba mi corazón. El viento cálido y apacible se colaba por las ventanas abiertas de la cabaña, acariciando la piel de mi hijo mientras jugaba en el suelo.Era un niño aún pequeño, pero su energía parecía tan inagotable como la misma luz del mismo sol. Yo estaba en la cocina, preparando la cena para la noche, cuando lo escuché. La risa inconfundible de mi hijo, mientras se alzaba en el aire.Lo seguí con la mirada hacia la ventana completamente sorprendida. Mi pequeño estaba en jardín con una
El aire todavía estaba impregnado del eco de los cánticos de Naya y del pueblo, como si aún la misma noche susurrara las bendiciones del nacimiento de nuestro hijo. Espíritus ancestrales jugaban con las hojas de los árboles cerrando círculos en el aire.Las llamas de la fogata en el centro de la aldea brillaban con una luz más tenue, con cálido calor que envolvía a todos en un sentimiento maternal. Mi corazón ardía con un fuego nuevo, uno que no se apagaría jamás.Acuné a mi pequeño contra mi pecho, sintiendo el calor de su diminuto cuerpo contra mi piel. Su fragancia era la de la tierra después de la lluvia, con un matiz suave de noche estrellada y la esencia misma de la luna. Eirik no podía apartar la vista de su pequeño, fascinado por el milagro de la vida y el amor que nos había unido para dar vida a algo tan hermoso. El pequeño pecho de mi cachorro subía y bajaba con cada respiración, y su manita s
El aire se volvió espeso, vibrante, como si el universo se alineara con nosotros. Mi cuerpo entero se tensó con un estremecimiento profundo, un llamado ancestral resonaba en mis huesos y en mi alma. Mi naturaleza lycan llenaba mi ser envolviéndome en una luz interna difícil de ignorar. Estaba segura de que algo importante estaba por suceder. Algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.Mi vientre se contrajo con una fuerza abrumadora. Un dolor intenso recorrió mi columna vertebral y bajó hasta mi vientre, como si la luna misma estuviera reclamando la vida que crecía en mi interior. Jadeé, sosteniéndome del brazo de Eirik, sintiendo cómo el mundo a mi alrededor se distorsionaba.Los espíritus seguían allí, sus ojos brillaban como estrellas atrapadas en la tierra. Sus murmullos eran como un canto que llenaba la noche con promesas de protección y destino. La madre de Eirik extendió su mano etérea y un cálido resplandor envo
Había escuchado muchas cosas en mi vida, cosas buenas que me habían hecho soñar con un futuro lleno de esperanza, y otras que me hacían temer y ver sombras y oscuridad frente a mí. Aún tenía muchas lagunas en mis recuerdos sin respuestas, pero en este momento de mi vida era una loba feliz. Iba a tener un cachorro del hombre que amaba con todo mi ser. Una vida que crecía y se movía en mi vientre recordándome a cada minuto su existencia Sentía que el destino de nuestro hijo ya estaba escrito en las estrellas, y que nada ni nadie podría cambiar lo que había sido predestinado para él y para nosotros.Todo lo que habíamos vivido Eirik y yo, cada paso que habíamos dado, nos había traído a este preciso instante, a este círculo de protección y sabiduría que nos envolvía con ternura, amor y seguridad. Esta noche la luna llena brillaba sobre nosotros con una intensidad cegadora, como si la naturaleza misma estuviera celebran
La paz que encontramos en la aldea era algo que no podíamos comprender del todo. Todo parecía perfecto, como si el mundo entero hubiera dado un paso atrás para dejarnos respirar sin miedo, sin dolor. Eirik y yo nos adaptamos a la rutina del pueblo, entre las noches de historias junto a la fogata y los días tranquilos que pasábamos reparando nuestras fuerzas. Pero había algo en el aire, algo en mí, no podía explicar qué, pero me decía que aún había algo por descubrir.Un día, mientras me encontraba en la cabaña ayudando con algunas tareas, Naya se acercó a mí. Su mirada era profunda, sabia. A veces, sentía como si ella pudiera ver más allá de mi piel, leer mis pensamientos, mis miedos y mis secretos. Y en ese instante, lo supe. Algo dentro de mí había cambiado, algo que no entendía.— El espíritu de sus madres los trajo hasta aquí… Las palabras de la chamán resonaron en mi mente mientras caminaba por el sendero que llevaba a
El bosque se cerraba tras nosotros, las sombras de la manada aún resonaban en la distancia, pero el viento traía consigo un susurro diferente. Algo antiguo, algo protector.Corríamos, mi respiración entrecortada mezclándose con la de Eirik, quien apenas lograba mantenerse en pie. Su sangre manchaba la tierra a cada paso, pero no se detenía. No podíamos detenernos.Fue entonces cuando la vi.Una luz tenue, flotando entre los árboles.No era el reflejo de la luna ni el brillo de algún fuego lejano. Era algo más. Algo vivo.Eirik también la vio y, sin necesidad de palabras, seguimos su resplandor.La luz se movía con suavidad, como una danza etérea entre las sombras del bosque. Iluminaba el camino justo lo suficiente para evitar raíces traicioneras o ramas afiladas. Sentía su calor en mi piel, un calor que no provenía del fuego, sino de algo más profundo. Algo familiar."Corre, Lyra..."La voz era un
El viento se arremolinaba a nuestro alrededor, trayendo consigo el olor de la tierra húmeda y la sangre derramada. El bosque estaba en silencio, expectante, como si los mismos árboles contuvieran la respiración ante lo que estaba por ocurrir.Mi padre estaba frente a mí, imponente, con su pelaje plateado brillando bajo la luz de la luna. Su mirada era un abismo dorado, una orden silenciosa, una sentencia inquebrantable."Me perteneces."Su voz resonó dentro de mi mente, su vínculo con la manada aún era una cadena que tiraba de mí con fuerza.Eirik, herido, se tambaleaba para mantenerse en pie. La sangre corría por su frente, su aliento era pesado, pero sus ojos… Sus ojos azules, intensos, estaban fijos en mí.—Lyra… —su voz era un susurro entrecortado, pero lleno de determinación—. No dejes que decida por ti.Un gruñido sordo salió de la garganta de mi padre.—Tú no entiendes nada, humano. Ella no tiene elecció
El viento silbaba entre los árboles, agitando las ramas desnudas como espectros que susurraban advertencias en la noche. El suelo estaba húmedo y cubierto de hojarasca, haciendo que cada paso fuera traicionero. Pero no podíamos detenernos.Corrimos.Eirik sostenía mi mano con una fuerza desesperada, guiándome a través de la espesura mientras nuestros pies golpeaban la tierra con un ritmo frenético. Mi corazón latía con tal violencia que sentía que se me rompería el pecho.Detrás de nosotros, los aullidos se multiplicaban.No era solo mi padre.Venían más.Mi manada.Mis hermanos de sangre, aquellos con quienes había crecido, a quienes había llamado familia… ahora nos cazaban como presas.El aire olía a peligro, a furia desatada. Podía sentirlo, la esencia de la cacería impregnando la noche, como una sombra oscura que se cerraba sobre nosotros.
Las palabras de Eirik aún resonaban en mi cabeza como un eco macabro. Mi cuerpo temblaba, no de frío, sino de la devastación que me carcomía por dentro. Mi padre era un asesino. Un traidor. Un monstruo. Y yo era su hija.Las lágrimas nublaron mi visión. La imagen de mi madre, con su sangre tiñendo el suelo del bosque, se instaló en mi mente como una maldición. Mi padre la había matado. Mi propia carne y sangre había arrebatado su vida con sus propias garras.—No… —balbuceé, mi voz rota por el horror. Me aferré a la tierra húmeda bajo mis rodillas, como si pudiera anclarme a la realidad. Pero la realidad era un pozo oscuro en el que caía sin remedio.Eirik también lloraba. Sus hombros temblaban, sus puños estaban cerrados, blancos por la fuerza con la que los apretaba. Su furia era un río turbulento que lo atravesaba, pero su dolor era aún más profundo.El estaba enamorado de la hija de su enemigo, del ser que le había arrebatado a sus pa