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Capítulo 6: Deseo incontrolable

Tuve miedo de volver al claro y encontrarme con él, sus besos seguían haciendo arder mis labios, temía que si volvía a encontrarme con él no pudiera controlar mis emociones.

Para poder contener mis deseos de ir a él me quedé con mi padre, escuchando hablar al Consejo de ancianos.

Mi prometido estaba allí, su actuaba como el segundo al mando, me molestaba ver como papá se lo permitía. Pero no me sentía con ánimos de debatir.

Esa noche me fui a dormir muy tarde, lo suficientemente como para caer dormida y no ceder al llamado que sentía en mi alma.

Podía escuchar su voz decir:

— Ven a mí.

Me dormí entre lágrimas, deseando que lo que sentía desapareciera dentro de mí.

El bosque parecía diferente al día siguiente, como si compartiera mi secreto. Las hojas crujían bajo mis pies con un ritmo más suave, y el viento que atravesaba las ramas traía consigo un susurro familiar, casi como una canción.

Había ido por unas moras para hacer un pastel a mi padre. Había regresado a la aldea antes de que alguien notara mi ausencia, pero mi mente no podía dejar de pensar en él. El cazador.

Su nombre, aún desconocido para mí, tenía el poder de ocupar cada rincón de mi ser. ¿Cómo había permitido que me afectara de esa manera?

Hice el pastel y lo dejé enfriando en la mesa. Salí para caminar un poco, me detuve mirando a la distancia pensando en él.

—Lyra, ¿qué haces ahí parada? —la voz autoritaria de mi padre me arrancó de mis pensamientos.

—Nada, padre —respondí rápidamente, intentando ocultar mi nerviosismo.

—Hoy hay una reunión importante con el consejo. Debes prepararte. Tu prometido estará presente —dijo, evaluándome con frialdad.

Asentí sin discutir. Pero mientras me dirigía a mi habitación, sentí el peso de mi futuro como una cadena que apretaba cada vez más.

No quería ver a mi prometido ahora, no dejaba de pensar en lo ocurrido en el bosque con el cazador.

La reunión fue tediosa, llena de discusiones sobre patrullas, estrategias y la seguridad de la manada. Mi mente estaba en otro lugar, recordando la calidez del cazador y el fuego en su mirada.

Deseando volver a sentir sus besos, y la fuerte emoción que me causó estar en sus brazos.

De repente, una voz interrumpió mis pensamientos.

—Lyra, ¿estás escuchando? —preguntó mi prometido, su tono irritado.

—Sí, claro —mentí, esforzándome por parecer interesada.

Él bufó y volvió su atención al consejo, sin notar el temblor en mis manos. Mientras tanto, mi corazón anhelaba la libertad que había sentido en el claro.

Esa noche, el bosque me llamó de nuevo. Intenté resistir, pero fue inútil. Algo más fuerte que mi propia voluntad me empujaba hacia él.

Caminé en silencio, cuidando de no ser vista. Al llegar al claro, lo vi. Allí estaba él, esperando, como si supiera que yo vendría. Esta vez, su mirada no era solo intensa, sino también llena de preocupación.

—Llegaste —dijo, su voz baja y grave.

—No pude evitarlo —confesé, avanzando hacia él. La distancia entre nosotros parecía reducirse con cada latido de mi corazón.

— No tienes idea lo que deseaba verte, Lyra. Mi alma te llamaba con urgencia — Había deseo en su mirada. Todo mi ser lo podía sentir.

—Lo sé, lo sentí —respondí — No pude ignorar tu voz en el viento.

Él se acercó lentamente, su presencia llenando el espacio entre nosotros. Sus manos tocaron mis brazos con suavidad, como si temiera romperme.

—Lo que sentimos es muy fuerte. No podemos evitar lo que sentimos.

— Lyra, no soy alguien que puedas amar sin consecuencias —dijo, su tono lleno de un dolor que no comprendía del todo.

—Entonces, enséñame —le dije, mis palabras saliendo sin pensar. —Enséñame a ser fuerte, a enfrentar lo que venga.

Una sombra cruzó su rostro, pero luego asintió.

—Si ese es tu deseo, Lyra, descubrirás la fuerza del amor, y lo que significa ser verdaderamente libre al amar.

Antes de que pudiera responder, tomó mi mano y me guió más profundo en el bosque. El aire se volvió más frío, y el silencio se rompía sólo por el sonido de nuestras pisadas.

Finalmente, llegamos a una pequeña cueva oculta entre árboles. Dentro era una acogedora cabaña, una tenue luz iluminaba las paredes, antiguos símbolos estaban grabados en las paredes.

Una chimenea calentaba el lugar, la cabaña era cálida y el aroma de él estaba por todas partes embriagando mi ser por completo.

—Este lugar es sagrado —dijo él, su voz reverente. — Nadie más que yo ha estado en este lugar. Aquí aprenderás lo que significa ser mujer. Aquí, tu verdadera naturaleza comenzará a despertar.

— A mi lado, Lyra, conocerás la verdadera libertad.

Sus palabras me llenaron de una mezcla de emoción y temor. Algo dentro de mí sabía que, después de esta noche, ya no sería la misma.

Mientras me miraba con esos ojos oscuros, comprendí que el camino que había elegido no sería fácil. Pero, a pesar de todo, no podía dar marcha atrás.

Tomando mi mano me dirigió donde habían unas mantas, y una vez allí sus ojos intensos como el fuego me hicieron una invitación que no me negué a aceptar.

Cliffhanger

Estaba frente a él sabiendo lo que significaba su mirada, aceptando un destino peligroso, una pasión que podría significar mi muerte o la suya. Yo era una loba, y él hijo de cazadores. ¿Qué bueno podría salir de nuestra relación?

Pero sin escuchar mi sentido común, me dejé llevar por el amor y la pasión que se desbordaba de su piel. El calor de la pequeña cabaña se metía en mi piel y sus besos y caricias bañaban mi cuerpo de una desbordante pasión. ¿Había tomado la decisión correcta? ¿O me había equivocado al entregarme a un destino incierto?

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