Erys estaba maldita, de eso no había duda, su familia la repudiaba por eso, temían que aquella maldición, pudiera ponerlos en peligro, así que su padre optó por venderla, llegando así al castillo, quedando al servicio del príncipe Rhett, un guerrero despiadado, un heredero cruel y temido por todos. Rhett al ver a Erys y su particular belleza, ve la oportunidad para eliminar al Rey, su padre y así tomar el trono. Erys no sabe que hacer ante la orden de el príncipe, el castillo oculta mas de lo que aparenta, enredada en mentiras, secretos y sangre, descubre que el mundo es más de lo que ella pensaba y que nada es lo que parece, incluido el mismísimo heredero al trono.
Leer másCuando despierto, Rhett no está a mi lado, recuerdo sus palabras de anoche, aunque quiero creer que sus sentimientos tras esas palabras son reales, también pienso en la posibilidad de que todo hayas sido efecto de la poción. Voy a mi habitación a cambiarme, tomo mi arco y salgo rumbo al cuartel, de camino me encuentro con Rhett y Agnes, charlando y riendo en el jardín, comen fresas y bebe té. Ojalá el estúpido príncipe se atragante con una fresa y se muera. Los ignoro siguiendo de largo hacia el cuartel, donde Make y William en esperan, entrenamos toda la mañana y la tarde, practicamos con el arco y la espada, faltan dos semanas para el baile de invierno, por lo que debo entrenar mucho más. —¿Estás molesta? Estás entrenando con mucha euforia, más de lo normal. —No, no estoy molesta. —Sí tú dices. —William se ríe. Seguimos entrenando, los músculos me duelen por el ejercicio, por los golpes y caídas, pero aún con todo eso, no desisto, sigo entrenando tan bien como mis
Regresamos al castillo, durante el trayecto solo pensé lo que pasó con Gerbera, me despido de Make y William, agradeciéndoles por acompañarme, subo hasta la habitación del príncipe, abro la puerta y lo miro, esta dando vueltas, me mira y se detiene. —Hola —Le sonrió. —Hola. Camino hasta él y lo rodeo con los brazos, me estrecha contra él con fuerza, hecho la cabeza hacia atrás para mirarlo, me besa la punta de la nariz. —¿Por qué traes esa cara? ¿No te divertiste con tus amigas? —Sí, pero pasó algo malo con una de ellas. —¿Qué pasó? ¿Quieres que lo solucione? Puedo hacerlo si te hace sentir mejor. —Reparte besos en mi cara. —Lo solucionaremos. Rhett frunce el entrecejo, lo tomó del cuello para que se incline hacia mí, me estiró para contarle al oído lo que pasó, aunque estemos solos, no se que tan bueno sea hablar de nuestras cosas en voz alta. —¿De verdad? —Sí, supongo que fue cuando nosotros estábamos en Slyth por eso no nos enteramos de lo que pasó. —¿
Practico toda la noche con William según él, la rabia es buena compañera para el entrenamiento, terminó cansada, pienso en Rhett, pienso en lo que dijo Agnes, en lo que dijo su madre y en lo que dijo Lucille. Entro a mi habitación, Rhett está acostado en la cama jugando con una pelota. —¿Qué haces aquí? —Es mi castillo, puedo estar donde yo quiera. Me quito el arco, lo dejo sobre una mesita de noche, me acuesto a su lado. —Te estaba esperando, supuse que estabas ocupada con William y no quise interrumpirte. —¿A dónde fuiste? ¿Tardaste mucho? —¿Me extrañaste? —Yo no, tú novia si. —¿De qué estás hablando? —Me mira. —Estuvo preguntando por ti, le preguntó a Dolly, a Make y a mi, estaba como loca buscándote, hasta me invitó a su boda. —No irás a la boda, así que simplemente ignora lo que diga Agnes. —Como digas, iré a darme un baño, mañana Make, William y yo nos iremos muy temprano, es el día de… Me callo, el nunca me dice nada y yo le cuento todo, n
Rhett cierra la puerta a nuestras espaldas, me siento en la cama, el príncipe me mira, le sonrío, meto la mano en mi pecho y saco el frasco, se lo extiendo. —¿Era eso lo que querías darme? —Sí, ¿qué más sería? —escondo la sonrisa mordiéndome el labio. Me quita el frasco y se sienta a mi lado. —¿Confías en mí? —Sabes que si. —¿Qué tanto? —Mucho y ni siquiera se porque. Sonríe. —¿Recuerdas lo que me leíste sobre el mitridatismo? —Sí. —Eso es lo que estaremos haciendo tú y yo. Abre la boca dejando caer un par de gotas sobre su lengua y traga. —¡Rhett! —No me pasará nada, tú harás lo mismo, confía en mí. —¿Seguro que no pasará nada? —Te lo prometo. Abro la boca, deja caer dos gotas, el sabor amargo me recorre toda la garganta, hago una mueca y Rhett me besa, me acuesta en la cama subiéndome me encima sin romper el beso. —No, pídemelo —digo. —No, pídemelo tú. Me besa el cuello, me abro de piernas y las enredo en su cintura, me reco
William me arroja al suelo con un golpe, lo miro mal y se ríe. —Levántate. —Dijiste que serías bueno.—Mentí, levántate. Lo hago y me limpio la sangre del labio, William sigue riéndose. —No le digas a Rhett, no quiero terminar muerto. —No pensaba hacerlo, además está muy ocupado con su prometida, no lo he visto tanto estos últimos días. —¿Te molesta que esté con otra? Sí. Niego con la cabeza. —No, puede hacer lo que quiera, él es el príncipe y yo su doncella, no más. —¿Lo quieres? —No. —¿Cómo terminaste con él? Es algo que no entiendo. —Bruce me vendió a la casa de las flores, estuve ahí un año entero y el rey me compró para ser el “trofeo de guerra” del príncipe. William frunce la boca, se pasa la mano por la cara limpiándose el sudor. —Siento mucho que hayas sido tú la que terminó aquí y en especial que hayas tenido que pasar por todo eso. —No importa ya, ¿seguimos? William asiente con una sonrisa, Make entra nos mira y niega. —Debo de g
Rhett mueve una de las paredes de su habitación, enciende un quinqué, entramos por los pasadizos, me pego a su cuerpo abrazándolo por la cintura. —Erys, relájate, si me abrazas así no podré avanzar. —No quiero perderme —Lo aprieto con más fuerza. —No lo harás, te lo prometo, dame la mano. Lo hago y entrelaza nuestros dedos. —Necesito que te aprendas el camino, es el recorrido que harás. Caminamos un poco el quinqué alumbra muy poco, escucho un crujido extraño y vuelvo a pegarme al cuerpo de Rhett, se ríe. —Creo que eso fue una rata. —Dijiste que no había ratas en el castillo. —Dentro de este, Erys necesito que dejes de estar pegada a mi, no estas poniendo atención al camino. Suelta mi agarre, cambia nuestras posiciones, quedando él a mi espalda, me pasa el quinqué y me abraza por los hombros. —Hubieras hecho esto desde el principio. —Te guiare. —No me pierdas y tampoco me sueltes. —No lo haré. Me indica el camino, presto toda la atención en espec
Rhett se separa un poco de mí, no puedo verlo y eso solo me asusta, me aferro a sus brazos, para saber que sigue aquí. —¿Confías en mí? —Sí, ¿no me lo dirás? —Es algo complicado, sabía que ibas a preguntar pero no se cómo decírtelo, sin que me mires diferente. —No lo haré, Rhett no creo que haya algo que pueda hacer que te vea diferente. —Recargo la cabeza entre su pecho y abdomen que es donde me llega por la diferencia de altura. —El solía pegarle a mi madre, crecí viendo como la golpeaba, en una ocasión pensé que estaba muerta, la dejo en el suelo ensangrentada y no se movía, fue cuando alguien le surgió que consiguiera concubinas para él y dejó de hacerlo con tanta frecuencia, yo era un niño cuando me dijo que me “iba a mostrar el valor de un hombre” »Me apuntó con la espalda y la enterró en mi cara, “¿qué es un rey sin cicatrices?” fue lo que me dijo, antes de marcharse. Me quedo callada, solo lo abrazo con un poco más de fuerza. —Fue entonces que mi madre qu
Entro a mi habitación, estoy enojada, tengo ganas de matar al imbécil de Rhett, nunca había sentido tanta rabia, la puerta se abre y vuelve a azotarse. Rhett me da la vuelta, está enojado, pero sinceramente no me importa, me agarra el cuello, volteo la cara cuando intenta besarme, me besa la mejilla y la mandíbula, saco la daga que William me regaló esta mañana y se la pongo en el cuello, sonríe. —¿La besaste? Me toma la mano y se entierra más la daga en la garganta.Cada día está más loco. —Esto que sientes, es lo que yo siento cada que otro te mira y te desea, ahora entiendes porque los quiero muertos, hoy casi matas a Agnes, ya me entiendes. —Yo no quería matarla a ella, no podría importarme menos, te quiero matar a ti. Me pega a él sin importarle que la daga lo lastime, me besa. —No la bese, tampoco iba a hacerlo. —No te creo. —Yo solo quiero besarte a ti, todo el tiempo, solo morirá por ti. Suelto una risa y me separo de él, tiene un rasguño en el cuello.
—Rhett— Observo a los tres llegar, vienen riendo y empujándose entre ellos, me miran, se detienen en seco, intercambian miradas y hacen una reverencia. —¿Quién de ustedes me va a explicar? Los miro, William y Vince están cubiertos de sangre y tierra, Erys viene con la trenza despeinada, la falda del vestido rota, cubierta de lodo, tiene un rasguño en la cara, lo cual solo me hace enojar aún más. —¿Qué te pasó en la cara? Erys aprieta los labios y se cubre la mejilla. —¡¿Qué están esperando?! ¡Contéstenme! William le da un codazo a Vince, quien se lo da a Erys, se lo regresa y Vince a William. —Trajimos pieles, he mejorado mucho mi tiro —Erys habla al fin. —Mandaremos hacer abrigos, podemos encargarte uno a ti también —William dice. —¡¿Y con permiso de quién se llevan a mi mujer a quien sabe dónde?! —Fuimos al bosque —Erys dice con naturalidad. —¿Y por qué llegan hasta hora? ¡Ya se que se largaron a Butler! El capataz me dijo que los escucho hablando —les g