"Le dije al cielo que te fuiste y empezó a llorar". Esa frase, esa melodía, esa letra. ¿Por qué somos tan débiles cuando nos enamoramos? ¿Por qué aún no puedo olvidarte? ¿Por qué todo estaba en contra de nosotros? ¿Por qué nos importa tanto lo que piensan los demás? ¿Por qué no pudimos dejarnos llevar por lo que sentimos? ¿Por qué sigues en mi mente, incluso cuando trato de alejarte? Quité los auriculares, y la última frase de la canción me dejó sin aliento: "¿Por qué yo no puedo respirar sin ti?" Mi playlist se detuvo en ese instante, esa frase quedó flotando en el aire, y el silencio me envolvió. En ese momento, mi celular vibró, y un mensaje de Flor apareció en pantalla: "Su vuelo sale en dos horas, ¡aún no es tarde, Nahya! Hazlo." Tomé una decisión sin pensarlo demasiado. Me puse el abrigo, salí a la lluvia que caía a cántaros, sin importarme el frío ni el caos del mundo. Tomé un taxi, pero el tráfico estaba atascado. Cada segundo que pasaba, el miedo de llegar tarde crecía en mi pecho. Cuando finalmente llegué, corrí con todas mis fuerzas, pero cuando llegué al aeropuerto… ya no estaba. Tal vez este era nuestro destino.
Leer másMe senté en el pasillo, con la espalda contra la fría pared, tratando de ordenar mis pensamientos. Las risas y los murmullos de Flor y Mouse seguían retumbando en mi cabeza, y aunque trataba de ignorarlos, las palabras de Flor no me dejaban en paz: “Te gusta el tonto extraño.”¿Era cierto? ¿De verdad me gustaba Tyler Flakertic? Lo conocí hace dos semanas en el muelle, un encuentro tan inesperado como fugaz. Pensé que no lo volvería a ver, que sería un simple extraño en mi vida. Pero ahí estaba, justo frente a mí, y lo peor de todo es que era un actor. Y los actores no se enamoran de personas como yo, ¿verdad? Al menos eso pensaba. Solo somos extraños, me repetía una y otra vez para convencerme de que no valía la pena pensar más en ello. Pero entonces, como un susurro en mi mente, la idea seguía persiguiéndome.Suspiré, mirando el techo, intentando calmar mi corazón acelerado. Si Rachel estuviera aquí, ella sabría qué hacer. Pero no estaba. Estaba sola, y parecía que todo lo que me rod
Esto no me puede estar pasando.Me agaché bajo el mostrador, tratando de pasar desapercibida mientras los gritos de las jóvenes llenaban el lugar. Todo por Tyler Flakertic. Podía escuchar cómo Flor me llamaba, pero le respondí con un silbido que ella conocía perfectamente. Al escucharme, me encontró y se agachó a mi lado.—¿Qué pasa? ¿Qué haces allí? —me preguntó en voz baja.Suspiré y le hice una seña para que guardara silencio.—Es él —dije finalmente.Ella me miró con expresión de desconcierto.—¿Quién o qué? —volvió a preguntar.Puse los ojos en blanco y señalé hacia arriba, hacia el lugar donde estaba sentado.—El actor. Es ese tonto extraño, bueno... ya no tan extraño.Ella abrió los ojos como platos. Se levantó para observarlo más de cerca y luego volvió a bajar, emocionada.—¡No inventes! Es guapísimo. Eres una suertuda.Negué con la cabeza.—No entiendes lo que esto significa —dije en un tono bajo, tratando de calmarme.Ella levantó las manos en un gesto de incredulidad.—Sig
La semana pasó lentamente. Haciendo un recuento, me sumergí en mis clases, trabajé y, en los ratos libres, me dedicaba a escuchar música y escribir. Aunque intenté mantenerme ocupada, no podía evitar que mi mente volviera al extraño del muelle. >No es necesario mencionar eso, es algo personal.>Bueno, sí, lo admito. Estuve pensando en él. Pero no en lo que creen, sino en preguntas como: ¿Nos volveremos a ver? ¿Y si no? ¿Qué haría entonces? Demasiadas dudas, ninguna respuesta.Entre pensamientos, seguía escribiendo en mi libreta cuando Jimena abrió de golpe la puerta de la habitación.—¡Fiesta en casa de Mateo! ¿Vienes? —Negué con firmeza.—Vamos, Nahy, no seas tan aburrida. — Rodó los ojos.—Lo siento, Jime, pero no quiero ir. Además, Flor dijo que pasaría a visitarme.—Eso fue antes de que supiéramos de la fiesta. Aunque sea en casa del intenso de tu mejor amigo, sigue siendo una fiesta. —Suspiró—. Así que levántate, ponte algo bonito y vamos.—¡No qu
La música aún resonaba en mis oídos, miré el reloj y me sobresalté—Oye, debo irme, tengo clases. Son las cuatro de la madrugada, y la primera es dentro de cuatro horas. Voy a estar durmiendo en clases —sonreí, sintiendo el pánico comenzar a burbujear bajo la superficie.Sus ojos, ya sin los lentes, se achicaron con una sonrisa mientras se levantaba del piso.—Puedo acompañarte, ya que es muy tar... temprano para que andes sola por allí —dijo, su voz baja y tranquilizadora.—No te preocupes, la residencia está muy cerca de acá, así que no es nece...—... te acompaño —suspiró. Tomó mi bolso con decisión y me siguió en silencio.El frío de la madrugada hizo que mi cuerpo temblara, y él lo notó. Sin decir una palabra, se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros, el calor de su prenda hizo que sintiera un inesperado consuelo. Seguimos caminando en silencio, cada paso resonando en las calles vacías.—La pasé muy bien, hacía mucho tiempo que no me la pasaba así —dijo al llegar a la res
Nahya (Presente - verano)—¡Nahya! —el grito cortante hizo que levantara la mirada de inmediato, sintiendo un cosquilleo de ansiedad en el pecho. «Solo dos horas más», pensé. Me dirigí a la mesa, y allí estaba, el cliente pesado de toda la semana. Suspiré, tratando de calmarme. Había sido un día estresante y no me sentía del todo bien.—Buenas noches, ¿qué desea ordenar? —Mi voz apenas se escuchó sobre el bullicio del café.—¿Tú otra vez? —dijo, frunciendo el ceño—. ¿Qué... no hay otra persona que me atienda? —Un suspiro pesado escapó de mis labios, pero lo contuve—. Lo mismo de siempre y rápido. Tengo hambre.>Me acerqué a flor, ella sonrió y yo bufé—Un día, un día le voy a dar con una bandeja —sonrió, me dijo.— Te apoyo, ven, preparemos la orden del señor gruñón. puedes preparar el café —asentí, el aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el murmullo constante de conversaciones y el sonido de las tazas chocando entre sí. Mientras serví