¡Holaaa! 💖 De verdad espero que esta historia les esté gustando tanto, como a mí me gusta escribirla. Cada capítulo es un pedacito de mi corazón, y escribirla me hace sentir parte de ella. Si alguna vez se sienten perdidos, tristes o en una lucha interna, quiero que sepan que en estas páginas siempre tendrán un refugio. No están solos. Gracias por cada lectura, cada mensaje y cada pedacito de amor que le dan a Tyler y Nahya. Nos seguimos leyendo en el próximo capítulo. 💫 Valen...
Nahya y Flor estaban caminando por los pasillos del centro comercial, las luces brillando sobre ellas mientras reían y bromeaban, disfrutando del momento que tanto habían esperado. Habían llegado temprano, aprovechando la tarjeta de su padre, la cual le había sido uno de los tantos miedos que había tenido Nahya, al comenzar a usar la tarjeta puede, solo puede que su padre comience a buscarla y es algo que Nahya no ha dejado de pensar. Pero mientras Flor seleccionaba ropa y probaba diferentes combinaciones en los probadores, Nahya no podía dejar de sentirse observada. Las miradas parecían seguirla, susurrando a sus espaldas, y esa sensación que siempre había tratado de evitar la invadía con fuerza.—¿Te pasa algo? —preguntó Flor al notar la expresión de incomodidad en su rostro.Nahya intentó sonreír, pero fue una sonrisa forzada. Miró alrededor, sintiendo cómo los ojos ajenos la examinaban. No le gustaba esa sensación, no le gustaba estar en el centro de atención.—Siento que todos me
Caminábamos en silencio por las calles iluminadas de Sídney, dejando atrás el coche que Tyler había estacionado a un lado del camino. En una de sus manos llevaba una canasta de picnic, y con la otra sujetaba la mía con delicadeza, como si temiera que me soltara y desapareciera en la noche. Me sorprendía lo natural que se sentía su tacto, como si nuestras pieles hubieran nacido para encontrarse en ese instante.—¿A dónde vamos? —pregunté con curiosidad, tratando de dejar atrás la sensación de opresión que aún latía en mi pecho después del ataque de pánico.Tyler sonrió con un aire de misterio y señaló al frente.—A un lugar especial —respondió—. Un parque donde solía ir cuando quería pensar. Es tranquilo, creo que te gustará.Seguí su paso, dejando que la brisa nocturna acariciara mi rostro. Las luces de la ciudad parecían titilar en la distancia como estrellas caídas, y por un momento me sentí parte de algo más grande, más significativo. Cuando llegamos al parque, la hierba se extendí
Tyler El bullicio en los estudios era el mismo de siempre: técnicos corriendo de un lado a otro, actores repasando líneas y el sonido de los equipos siendo ajustados. Pero nada de eso me preocupaba en ese momento. Apenas puse un pie en el edificio, Greicy me estaba esperando en la puerta de su oficina con los brazos cruzados y una expresión de furia contenida en su rostro.—¿Dónde demonios has estado? —preguntó, su voz un susurro afilado mientras cerraba la puerta tras de mí.—Buenos días para ti también, Greicy —respondí con una sonrisa ladeada, tratando de calmar el ambiente.—No me vengas con eso, Tyler. Te he estado llamando y no contestaste ni una sola vez —me espetó, señalándome con un dedo acusador—. ¿Cómo quieres que me calme si estás en todas las noticias? ¡Dime quién es la chica misteriosa a la que le cantaste anoche en el karaoke!Me encogí de hombros y me dejé caer en una de las sillas de su oficina, sin borrar la sonrisa de mi rostro.—Tanto drama por eso… Qué bueno que
Nahya (Presente - verano)—¡Nahya! —el grito cortante hizo que levantara la mirada de inmediato, sintiendo un cosquilleo de ansiedad en el pecho. «Solo dos horas más», pensé. Me dirigí a la mesa, y allí estaba, el cliente pesado de toda la semana. Suspiré, tratando de calmarme. Había sido un día estresante y no me sentía del todo bien.—Buenas noches, ¿qué desea ordenar? —Mi voz apenas se escuchó sobre el bullicio del café.—¿Tú otra vez? —dijo, frunciendo el ceño—. ¿Qué... no hay otra persona que me atienda? —Un suspiro pesado escapó de mis labios, pero lo contuve—. Lo mismo de siempre y rápido. Tengo hambre.>Me acerqué a flor, ella sonrió y yo bufé—Un día, un día le voy a dar con una bandeja —sonrió, me dijo.— Te apoyo, ven, preparemos la orden del señor gruñón. puedes preparar el café —asentí, el aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el murmullo constante de conversaciones y el sonido de las tazas chocando entre sí. Mientras serví
La música aún resonaba en mis oídos, miré el reloj y me sobresalté—Oye, debo irme, tengo clases. Son las cuatro de la madrugada, y la primera es dentro de cuatro horas. Voy a estar durmiendo en clases —sonreí, sintiendo el pánico comenzar a burbujear bajo la superficie.Sus ojos, ya sin los lentes, se achicaron con una sonrisa mientras se levantaba del piso.—Puedo acompañarte, ya que es muy tar... temprano para que andes sola por allí —dijo, su voz baja y tranquilizadora.—No te preocupes, la residencia está muy cerca de acá, así que no es nece...—... te acompaño —suspiró. Tomó mi bolso con decisión y me siguió en silencio.El frío de la madrugada hizo que mi cuerpo temblara, y él lo notó. Sin decir una palabra, se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros, el calor de su prenda hizo que sintiera un inesperado consuelo. Seguimos caminando en silencio, cada paso resonando en las calles vacías.—La pasé muy bien, hacía mucho tiempo que no me la pasaba así —dijo al llegar a la res
La semana pasó lentamente. Haciendo un recuento, me sumergí en mis clases, trabajé y, en los ratos libres, me dedicaba a escuchar música y escribir. Aunque intenté mantenerme ocupada, no podía evitar que mi mente volviera al extraño del muelle. >No es necesario mencionar eso, es algo personal.>Bueno, sí, lo admito. Estuve pensando en él. Pero no en lo que creen, sino en preguntas como: ¿Nos volveremos a ver? ¿Y si no? ¿Qué haría entonces? Demasiadas dudas, ninguna respuesta.Entre pensamientos, seguía escribiendo en mi libreta cuando Jimena abrió de golpe la puerta de la habitación.—¡Fiesta en casa de Mateo! ¿Vienes? —Negué con firmeza.—Vamos, Nahy, no seas tan aburrida. — Rodó los ojos.—Lo siento, Jime, pero no quiero ir. Además, Flor dijo que pasaría a visitarme.—Eso fue antes de que supiéramos de la fiesta. Aunque sea en casa del intenso de tu mejor amigo, sigue siendo una fiesta. —Suspiró—. Así que levántate, ponte algo bonito y vamos.—¡No qu
Esto no me puede estar pasando.Me agaché bajo el mostrador, tratando de pasar desapercibida mientras los gritos de las jóvenes llenaban el lugar. Todo por Tyler Flakertic. Podía escuchar cómo Flor me llamaba, pero le respondí con un silbido que ella conocía perfectamente. Al escucharme, me encontró y se agachó a mi lado.—¿Qué pasa? ¿Qué haces allí? —me preguntó en voz baja.Suspiré y le hice una seña para que guardara silencio.—Es él —dije finalmente.Ella me miró con expresión de desconcierto.—¿Quién o qué? —volvió a preguntar.Puse los ojos en blanco y señalé hacia arriba, hacia el lugar donde estaba sentado.—El actor. Es ese tonto extraño, bueno... ya no tan extraño.Ella abrió los ojos como platos. Se levantó para observarlo más de cerca y luego volvió a bajar, emocionada.—¡No inventes! Es guapísimo. Eres una suertuda.Negué con la cabeza.—No entiendes lo que esto significa —dije en un tono bajo, tratando de calmarme.Ella levantó las manos en un gesto de incredulidad.—Sig
Me senté en el pasillo, con la espalda contra la fría pared, tratando de ordenar mis pensamientos. Las risas y los murmullos de Flor y Mouse seguían retumbando en mi cabeza, y aunque trataba de ignorarlos, las palabras de Flor no me dejaban en paz: “Te gusta el tonto extraño.”¿Era cierto? ¿De verdad me gustaba Tyler Flakertic? Lo conocí hace dos semanas en el muelle, un encuentro tan inesperado como fugaz. Pensé que no lo volvería a ver, que sería un simple extraño en mi vida. Pero ahí estaba, justo frente a mí, y lo peor de todo es que era un actor. Y los actores no se enamoran de personas como yo, ¿verdad? Al menos eso pensaba. Solo somos extraños, me repetía una y otra vez para convencerme de que no valía la pena pensar más en ello. Pero entonces, como un susurro en mi mente, la idea seguía persiguiéndome.Suspiré, mirando el techo, intentando calmar mi corazón acelerado. Si Rachel estuviera aquí, ella sabría qué hacer. Pero no estaba. Estaba sola, y parecía que todo lo que me rod