Nahya
Los camarógrafos fueron los últimos en irse. Miré la hora en mi reloj: 11:30 p. m. Estaba completamente agotada. Lo único que me mantenía en pie era el consuelo de que mañana sería sábado. ¡Por fin! Sábados y domingos, días libres, al fin y al cabo. No obstante, mientras terminábamos de limpiar y dejar todo en orden, había algo que no podía quitarme de la mente: lo que había pasado hoy. ¡Casi me besa!
Inconscientemente, me llevé los dedos a los labios, reviviendo el momento. Su cercanía, su mirada, y el modo en que el mundo pareció detenerse… No podía evitar preguntarme cómo habría sido si no nos hubieran interrumpido.
Flashback
Lo vi dirigirse hacia la puerta y suspiré. Flor, quien siempre estaba atenta a mis reacciones, me miró con expresión dudosa. Pero yo sólo podía pensar en una cosa: ¿Por qué me afectaba tanto no haberme despedido de él? Estaba por irme a la cocina cuando el carraspeo de Flor me detuvo.
Al girarme, lo vi de nuevo. Me quedé en un pequeño trance, incapaz de reaccionar. Antes de que pudiera procesarlo, sentí su cálido abrazo, y sin pensarlo, lo correspondí. Me envolvió una sensación de seguridad que no había experimentado en años.
—Nos vemos pronto, Nahya —dijo, con una sonrisa que derretía hasta al corazón más duro. Luego, me dejó un suave beso en la frente y salió corriendo.
—Adiós, mi tonto extraño —susurré, sintiendo que mi corazón también había salido corriendo con él.
Fin del flashback
Cuando terminamos de limpiar, Francis nos felicitó emocionada por el trabajo. Flor y yo nos dirigimos hacia su auto, listas para irnos a casa. Pero antes de entrar, Flor me detuvo con una pregunta.
—Nahya, soy tu mejor amiga, te conozco demasiado bien. Algo pasó entre ustedes, ¿verdad? ¿Algo que contar?
Suspiré, aceptando mi derrota.
—Casi me besa… —Flor guardó silencio, esperando que continuara—. Y lo raro es que no me dio pánico. Flor, solo sentí…
—…Mariposas en el estómago.
—Creo que sí.
Me sonrió con complicidad y me abrazó.
—¿Sabes qué? —negué con la cabeza, mientras esperaba su respuesta—. Hoy me quedo contigo. Así no andas sola por ahí.
Asentí, agradecida. Caminamos en silencio hasta mi residencia. Al llegar a la puerta, mi celular vibró por un mensaje nuevo.
Número desconocido: Si antes pensaba en ti, ahora lo haré con mucha más razón.
Flor, que estaba sobre mi hombro leyendo el mensaje, sonrió de oreja a oreja.
—¿Qué? Vamos, Nahy, tenía que hacerlo. Además, ya no sois unos extraños cualquiera. Te gusta, y a él le gustas tú. ¡Acéptalo!
«Acepta eso»
Suspiré, derrotada. Entramos al apartamento, y gritando desde la entrada para que Jimena nos escuchara, anuncié que habíamos llegado. Nos dirigimos a mi habitación y me dejé caer en la cama, agotada. Flor, después de un baño rápido, se quedó dormida al instante. Yo también me metí a la ducha mientras recapitulaba el día de hoy. Desde enterarme quien es realmente ese chico loco, hasta el momento en casi me besa, Salí de la ducha para colocarme mi pijama, me recosté en mi cama y finalmente me rendí al sueño.
El sonido de mi nombre a lo lejos y unas suaves palmadas en mi mejilla me hicieron reaccionar.
—¡Nahya! —gritó Jimena, haciéndome saltar de la cama.
Flor y yo nos levantamos al mismo tiempo. Imagino que parecíamos un par de espantapájaros recién salidos del granero. Me froté la cara tratando de acostumbrarme a la luz del cuarto mientras Jimena nos miraba con una mezcla de entusiasmo y exasperación.
—¿Puedes explicarme qué hace el guapísimo actor Tyler Flakertic tirando piedras a mi ventana pensando que era la tuya?
—¿Qué? —grité, mientras Flor se levantaba con rapidez.
Miré el reloj en mi teléfono: ¡las 6:00 a. m.! Un sábado. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? ¿Y cómo sabía dónde vivía?
Pregúntale a Flor.
Me acerqué a la ventana, seguida por Flor, que asomó la cabeza también. Allí estaba él, parado con una sonrisa que brillaba más que el sol de la mañana.
—¿Qué haces aquí? ¡Son las seis de la mañana!
—Te dije que nos veríamos pronto —replicó, sonriendo.
—Sí, pero no pensé que tan pronto.
<<Exacto, mi ciela. No pensaste.>>
Tyler se encogió de hombros con un gesto despreocupado. La curiosidad me hizo preguntar:
—¿Y qué hizo el gran actor Tyler Flakertick para escaparse de su productora y de su "amiga" Lía? —acentué con intención la palabra amiga. Su risa resonó con fuerza.
—Tengo mis secretos —me guiñó un ojo y luego suspiró dramáticamente—. ¡Oh, Rapunzel, Rapunzel! Tira tu hermoso cabello rubio para que tu príncipe pueda salvarte de las horribles garras de los siete enanos.
Estallé en carcajadas mientras él se llevaba una mano al pecho, fingiendo estar ofendido.
—¡No puedo creerlo! Oye, "príncipe", puedo invitarte a leer Rapunzel y Blancanieves. Verás que los enanos están en Blancanieves.
—Tienes razón —respondía riendo—. Entonces, ¿cuál es tu propuesta?
—Hagamos algo digno del siglo XXI. Entra a la residencia, sube por las escaleras o el ascensor, toca la puerta 202 y te abrirá una Rapunzel moderna, con cabello negro y hasta los hombros. ¿Qué te parece?
Tyler levantó ambos pulgares con entusiasmo.
—Excelente. Nos vemos en unos minutos.
Desapareció de mi vista mientras cerraba la ventana. Me giré hacia Flor, que sonreía triunfalmente.
—Flor, no puedes ir por la vida dándole mi dirección a cualquiera.
—¡Oye! No es cualquiera, y tú lo sabes. ¡No es un extraño!
—Está bien, solo dime. ¿Me veo presentable para la ocasión? —su risa inundo la habitación y Jimena hablo antes de ella.
—La verdad, no. Pareces un espantapájaros y ni hablar de las ojeras. Pero es valido él te acaba de despertar. —reí— Pero ya que estamos hablando del tema.
Rodé los ojos mientras me peinaba. Suspiré justo cuando Jimena salió de mi habitación y carraspeó desde el pasillo.
—¿Explicación? —dijo, mirando a Flor y luego a mí.
—Luego, te explico. —Asintió.
Los golpes en la puerta me interrumpieron. Me terminé de arreglar rápidamente mientras Flor abría la puerta. Jime se mantuvo un paso atrás. Allí estaba él, con su sonrisa de príncipe perfecto.
—Hola, Rapunzel —dijo Tyler, devolviéndome a mis pensamientos.
Y, por un instante, olvidé todo lo demás.
Hola, les saluda Valen. Es para mi una alegría estar por acá. Debo decirles que me siento muy emocionada, espero de corazón les guste esta historia que he escrito con mucho amor para cada uno de ustedes. y recuerden esta historia es para todas esas Nahyas que luchan día tras día con su mente, y para todos esos Tylers que han encontrado refugio en su lucha, este libro está dedicado a ustedes. Que estas páginas les ofrezcan consuelo, esperanza y la certeza de que no están solos en su camino. Disfrútenlo. Con amor, Valen.
Allí estaba él, allí estaba yo y, por supuesto, también estaban Flor y Jimena, ambas sonriéndole de forma coqueta. La atmósfera en la sala era peculiar, casi surrealista.—Hola, actor loco que necesitas leer más libros de princesas —se carcajeó, cuando hablé rompiendo el hielo con un comentario tan casual como inesperado.Jimena carraspeó, aparentemente buscando su momento para entrar en escena.—Ah, ella es...—...Jimena. Un gusto, bueno, un gusto no, un placer, un honor. ¡Por Dios! ¡Amo tus películas! ¡Son las mejores! —La velocidad de sus palabras supera todo lo que había presenciado antes. «¿La calidez en sus ojos es real o simplemente parte de su habilidad actoral?», me pregunté, tratando de ignorar el nudo en mi estómago.Luego de un profundo suspiro, Tyler la miró, un tanto asombrado por el entusiasmo.—Eh... hola. Un gusto y muchas gracias, Jimena —contestó con una sonrisa nerviosa.Jimena suspiró, como si acabara de cumplir un sueño. Yo, por mi parte, me limité a rodar los o
¿Qué fue todo eso?, me separé rápidamente. Jimena me dirigió una mirada disculpándose, pero yo todavía seguía sin olvidar lo que acaba de ocurrir, le agradezco (solo un poco) por sacarme de esa incómoda situación.«No lo crees ni tú misma.»—Nahya, te dije que hicieras tortitas, no que destruyeran la cocina —suspiró—. Además, deben mirarse, están todo llenos de harina —se acercó a la mesa, tomó dos tortitas y se las comió rápidamente—. Tomaré el bolso, me voy a trabajar. Ah, en la habitación de huéspedes hay ropa de Jason y Matt. Préstale por ahora. —Asentí—. Adiós, Tyler, fue un placer. —Salió, pero volvió a entrar—. Te sigo en Instagram, es justo que también lo hagas, ya sabes, por destruir mi cocina. —Abrí los ojos en par.—¡Jimena! —se encogió de hombros y se fue. Nos acercamos a la mesa en silencio, aunque cómodo. Comenzamos a comer.—Nuevo desayuno favorito —sonreí—. ¿Puedo hacerte una pregunta?—Ya la estás haciendo —rodó los ojos. Me reí—. Bueno, ya, ok, habla.—¿Quién es Matt
Tyler FlakerticDesde que la vi en ese muelle, quedé completamente encantado con ella, y no me arrepiento ni un poco de haberme escapado del preestreno, aunque tuve problemas con Greicy. Como dije, no me arrepiento. He conocido a muchas chicas, pero ella… Ella es diferente. Hay algo en ella que me atrae, no sabría explicar si es el color avellano de sus ojos o su piel, su cabello corto, sus lindos y rosados labios me encantan y me tientan, pero siempre que quiero besarlos, algo o alguien nos interrumpe, la verdad no lo sé, pero hay algo que me conecta con ella.Daba mil vueltas en la cama sin poder dormir, pensando en ella. Y no solo hoy, esto me pasa desde el primer día que la vi. Tomé mi celular y verifiqué la hora: 4:30 a. m. Decidí escribirle a Flor, la amiga de Nahya.Yo: Hola, soy Tyler Flakertic, tal vez no te acuerdes de mí... Pero necesito un favor, ¿estás? Sé que son las 4:30 a. m., pero...Coloqué mi celular a un lado, rogando que esta chica me respondiera. Y unos minutos de
Nahya y Flor estaban caminando por los pasillos del centro comercial, las luces brillando sobre ellas mientras reían y bromeaban, disfrutando del momento que tanto habían esperado. Habían llegado temprano, aprovechando la tarjeta de su padre, la cual le había sido uno de los tantos miedos que había tenido Nahya, al comenzar a usar la tarjeta puede, solo puede que su padre comience a buscarla y es algo que Nahya no ha dejado de pensar. Pero mientras Flor seleccionaba ropa y probaba diferentes combinaciones en los probadores, Nahya no podía dejar de sentirse observada. Las miradas parecían seguirla, susurrando a sus espaldas, y esa sensación que siempre había tratado de evitar la invadía con fuerza.—¿Te pasa algo? —preguntó Flor al notar la expresión de incomodidad en su rostro.Nahya intentó sonreír, pero fue una sonrisa forzada. Miró alrededor, sintiendo cómo los ojos ajenos la examinaban. No le gustaba esa sensación, no le gustaba estar en el centro de atención.—Siento que todos me
Caminábamos en silencio por las calles iluminadas de Sídney, dejando atrás el coche que Tyler había estacionado a un lado del camino. En una de sus manos llevaba una canasta de picnic, y con la otra sujetaba la mía con delicadeza, como si temiera que me soltara y desapareciera en la noche. Me sorprendía lo natural que se sentía su tacto, como si nuestras pieles hubieran nacido para encontrarse en ese instante.—¿A dónde vamos? —pregunté con curiosidad, tratando de dejar atrás la sensación de opresión que aún latía en mi pecho después del ataque de pánico.Tyler sonrió con un aire de misterio y señaló al frente.—A un lugar especial —respondió—. Un parque donde solía ir cuando quería pensar. Es tranquilo, creo que te gustará.Seguí su paso, dejando que la brisa nocturna acariciara mi rostro. Las luces de la ciudad parecían titilar en la distancia como estrellas caídas, y por un momento me sentí parte de algo más grande, más significativo. Cuando llegamos al parque, la hierba se extendí
Tyler El bullicio en los estudios era el mismo de siempre: técnicos corriendo de un lado a otro, actores repasando líneas y el sonido de los equipos siendo ajustados. Pero nada de eso me preocupaba en ese momento. Apenas puse un pie en el edificio, Greicy me estaba esperando en la puerta de su oficina con los brazos cruzados y una expresión de furia contenida en su rostro.—¿Dónde demonios has estado? —preguntó, su voz un susurro afilado mientras cerraba la puerta tras de mí.—Buenos días para ti también, Greicy —respondí con una sonrisa ladeada, tratando de calmar el ambiente.—No me vengas con eso, Tyler. Te he estado llamando y no contestaste ni una sola vez —me espetó, señalándome con un dedo acusador—. ¿Cómo quieres que me calme si estás en todas las noticias? ¡Dime quién es la chica misteriosa a la que le cantaste anoche en el karaoke!Me encogí de hombros y me dejé caer en una de las sillas de su oficina, sin borrar la sonrisa de mi rostro.—Tanto drama por eso… Qué bueno que
Nahya (Presente - verano)—¡Nahya! —el grito cortante hizo que levantara la mirada de inmediato, sintiendo un cosquilleo de ansiedad en el pecho. «Solo dos horas más», pensé. Me dirigí a la mesa, y allí estaba, el cliente pesado de toda la semana. Suspiré, tratando de calmarme. Había sido un día estresante y no me sentía del todo bien.—Buenas noches, ¿qué desea ordenar? —Mi voz apenas se escuchó sobre el bullicio del café.—¿Tú otra vez? —dijo, frunciendo el ceño—. ¿Qué... no hay otra persona que me atienda? —Un suspiro pesado escapó de mis labios, pero lo contuve—. Lo mismo de siempre y rápido. Tengo hambre.>Me acerqué a flor, ella sonrió y yo bufé—Un día, un día le voy a dar con una bandeja —sonrió, me dijo.— Te apoyo, ven, preparemos la orden del señor gruñón. puedes preparar el café —asentí, el aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el murmullo constante de conversaciones y el sonido de las tazas chocando entre sí. Mientras serví
La música aún resonaba en mis oídos, miré el reloj y me sobresalté—Oye, debo irme, tengo clases. Son las cuatro de la madrugada, y la primera es dentro de cuatro horas. Voy a estar durmiendo en clases —sonreí, sintiendo el pánico comenzar a burbujear bajo la superficie.Sus ojos, ya sin los lentes, se achicaron con una sonrisa mientras se levantaba del piso.—Puedo acompañarte, ya que es muy tar... temprano para que andes sola por allí —dijo, su voz baja y tranquilizadora.—No te preocupes, la residencia está muy cerca de acá, así que no es nece...—... te acompaño —suspiró. Tomó mi bolso con decisión y me siguió en silencio.El frío de la madrugada hizo que mi cuerpo temblara, y él lo notó. Sin decir una palabra, se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros, el calor de su prenda hizo que sintiera un inesperado consuelo. Seguimos caminando en silencio, cada paso resonando en las calles vacías.—La pasé muy bien, hacía mucho tiempo que no me la pasaba así —dijo al llegar a la res