Me senté en el pasillo, con la espalda contra la fría pared, tratando de ordenar mis pensamientos. Las risas y los murmullos de Flor y Mouse seguían retumbando en mi cabeza, y aunque trataba de ignorarlos, las palabras de Flor no me dejaban en paz: “Te gusta el tonto extraño.”
¿Era cierto? ¿De verdad me gustaba Tyler Flakertic? Lo conocí hace dos semanas en el muelle, un encuentro tan inesperado como fugaz. Pensé que no lo volvería a ver, que sería un simple extraño en mi vida. Pero ahí estaba, justo frente a mí, y lo peor de todo es que era un actor. Y los actores no se enamoran de personas como yo, ¿verdad? Al menos eso pensaba. Solo somos extraños, me repetía una y otra vez para convencerme de que no valía la pena pensar más en ello. Pero entonces, como un susurro en mi mente, la idea seguía persiguiéndome.
Suspiré, mirando el techo, intentando calmar mi corazón acelerado. Si Rachel estuviera aquí, ella sabría qué hacer. Pero no estaba. Estaba sola, y parecía que todo lo que me rodeaba me empujaba hacia un camino que no entendía.
De repente, una mano tocó mi hombro, y me sobresalté. Al girarme, lo vi: Tyler. No sabía cómo, pero había llegado hasta aquí, hasta este pasillo donde yo intentaba pensar en paz. Me quedé paralizada por un momento, sin saber qué decir.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de sonar tranquila, aunque mi corazón palpitaba como un tambor en mi pecho. Lo miré, intentando entender cómo había llegado hasta allí.
Él no respondió de inmediato. En lugar de eso, se arrastró por la pared hasta quedar sentado junto a mí. Su presencia era tan palpable, tan cercana, que me sentí incómoda y a la vez emocionada. Mi corazón empezó a latir más rápido, y mis manos, que intentaban mantener la calma, se mojaron de sudor.
—Hola, tonta extraña —me dijo con una sonrisa, la misma sonrisa que había visto en el muelle. Estaba tan cerca que me sentí como un tomate maduro, roja por la vergüenza.
—Ho... hola —fue lo único que pude responder, con la voz entrecortada. Mi respiración estaba más errática de lo que me hubiera gustado admitir.
Él se rió suavemente, y sus ojos brillaron en la penumbra del pasillo.
—¿Qué haces aquí? —pregunté nuevamente, esta vez con un tono un poco más firme. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué mi corazón no se calmaba?
—Te han de estar buscando, no deberías estar aquí, te puedes meter en problemas... —intenté decir, pero antes de que pudiera terminar, él me tomó de la mano y me levantó con un movimiento rápido. Tropecé ligeramente y caí en su hombro. Un calor agradable se extendió por mi cuerpo, y por un segundo me olvidé de todo lo que me había preocupado hasta ese momento.
—¿Es posible no conocerte y pensar en ti todos los días? —me preguntó, su voz suave, como si en verdad estuviera interesado en mi respuesta. Lo miré, y en mis ojos debía verse la confusión total. ¿Por qué me decía eso? ¿Realmente sentía algo por mí?
Mi mente intentó encontrar una respuesta lógica, pero no la había. ¿Debía confiar en él? No lo sabía, pero había algo en su mirada que me hacía sentir que, tal vez, solo tal vez, no estaba completamente fuera de mi alcance.
—Así que te llamas Tyler Flakertic y eres actor... ¡Wow! —dije, buscando desviar la atención de mis pensamientos. Quería hacerme la interesante, pero la verdad es que mi mente estaba ocupada en cualquier cosa menos en lo que realmente importaba.
—Buena forma de evadir el tema... —dijo él, con una sonrisa torcida, que era casi imposible de resistir. Encendió una pequeña linterna y comenzó a buscar en mi uniforme. Yo me tensé al instante, mis nervios al límite. ¿Qué estaba haciendo?
—¿Entonces, si me dirás tu nombre? —preguntó, su tono se volvió un poco más juguetón. Mis manos comenzaron a sudar aún más, y aunque trataba de mantenerme firme, me sentí completamente desarmada.
—Averígualo, por ti mismo —respondí, intentando parecer indiferente, pero mi voz tembló ligeramente. Él sonrió de manera provocadora y, en un parpadeo, me levantó de nuevo. Esta vez, me acercó a él. Mi estómago se retorció de una manera que no podía entender.
—Soy Tyler Flakertic, tengo 23 años, soy actor... —dijo, con una sonrisa tan cercana que me hizo sentir que podría decirme cualquier cosa en ese momento. —Y me parece justo que también conozca tu nombre, ¿no lo crees?
Mi mente estaba a punto de explotar, pero no podía apartarme. Algo en su tono, en la cercanía de su cuerpo, me hacía querer estar allí, en ese instante. ¿Por qué me costaba tanto apartarme? Mis pensamientos estaban revueltos, pero al final, me decidí.
—Nahya —dije, casi en un susurro. Me sorprendió el hecho de que había dicho mi nombre en voz alta, pero cuando lo hizo, vi una chispa en sus ojos.
—Nahya… —repitió, su voz más suave ahora, casi como si lo estuviera saboreando. —Es un nombre muy hermoso.
Antes de que pudiera procesar lo que había dicho, escuchamos un ruido. Nos separamos bruscamente, y una voz chillona nos interrumpió.
—¡Tyler, ¿qué estás haciendo?! —La mujer apareció de la nada, su presencia tan imponente que me hizo dar un paso atrás, aunque me sentía como una niña atrapada. Lía.
—Te hemos estado buscando. Recuerda que somos los protagonistas y todo el mundo quiere vernos juntos. —Dijo todo esto con una sonrisa forzada, mientras sus ojos se posaban en mí. Levantó una ceja, y su mirada no dejaba lugar a dudas: Me estaba retando.
Tyler se aclaró la garganta, tratando de suavizar la situación, pero yo me adelanté.
—Tranquila, señorita, solo estaba buscando unas cosas y el joven me ayudó con una basura en el ojo —dije, de manera casi casual. La rubia no parecía impresionada.
—Tyler, muévete, mi amor —dijo ella, sin mirarme siquiera. Lo tomó de la mano y lo llevó, dejándome sola con mis pensamientos, mientras el sonido de sus tacones se desvanecía a lo lejos.
Suspiré y me dirigí a la cocina. Flor y Mouse estaban allí, susurrando como siempre. Me miraron al entrar, y aunque intentaron disimular, supe que estaban esperando que les contara todo.
—¿Qué pasó? —preguntó Flor, sonriendo de manera maliciosa.
—En mi defensa, fue Flor —habló Mouse, levantando las manos en señal de inocencia.
—¡Traidores! —les dije, aunque no pude evitar sonreír. Me senté en la mesa, y después de unos segundos de silencio, comencé a contarles lo que había pasado, con detalles.
—...y luego llegó la rubia con voz chillona, y le dijo: "Tyler, muévete, mi amor." —imité su tono, lo que hizo que Flor se riera.
—Lía Thompson, 22 años, modelo y actriz, famosa por sus papeles en grandes películas taquilleras como "Solo tú y el amor de mi vida" y "Un amor en primavera"... —Flor comenzó a leer la biografía de Lía, como siempre lo hacía con los datos de las celebridades.
—Esa mujer no es perfecta, nadie lo es. Y no te preocupes por ella, Nahya. —Flor me miró con una sonrisa tranquilizadora. Yo suspiré, aunque algo dentro de mí seguía dándole vueltas a lo que había ocurrido.
Salimos a llevar más bocadillos, y mientras cruzábamos la sala, no pude evitar buscar a Tyler con la mirada. Ahí estaba, en el centro de atención, rodeado de personas, pero no pude evitar ver cómo Lía se acercaba a él y le daba un beso en la mejilla. Luego, un flash. Tyler no reaccionó, pero Lía me lanzó una mirada desafiante. ¡Me estaba retando! Y si era así, no me iba a rebajar a su nivel.
Nahya (Presente - verano)—¡Nahya! —el grito cortante hizo que levantara la mirada de inmediato, sintiendo un cosquilleo de ansiedad en el pecho. «Solo dos horas más», pensé. Me dirigí a la mesa, y allí estaba, el cliente pesado de toda la semana. Suspiré, tratando de calmarme. Había sido un día estresante y no me sentía del todo bien.—Buenas noches, ¿qué desea ordenar? —Mi voz apenas se escuchó sobre el bullicio del café.—¿Tú otra vez? —dijo, frunciendo el ceño—. ¿Qué... no hay otra persona que me atienda? —Un suspiro pesado escapó de mis labios, pero lo contuve—. Lo mismo de siempre y rápido. Tengo hambre.>Me acerqué a flor, ella sonrió y yo bufé—Un día, un día le voy a dar con una bandeja —sonrió, me dijo.— Te apoyo, ven, preparemos la orden del señor gruñón. puedes preparar el café —asentí, el aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el murmullo constante de conversaciones y el sonido de las tazas chocando entre sí. Mientras serví
La música aún resonaba en mis oídos, miré el reloj y me sobresalté—Oye, debo irme, tengo clases. Son las cuatro de la madrugada, y la primera es dentro de cuatro horas. Voy a estar durmiendo en clases —sonreí, sintiendo el pánico comenzar a burbujear bajo la superficie.Sus ojos, ya sin los lentes, se achicaron con una sonrisa mientras se levantaba del piso.—Puedo acompañarte, ya que es muy tar... temprano para que andes sola por allí —dijo, su voz baja y tranquilizadora.—No te preocupes, la residencia está muy cerca de acá, así que no es nece...—... te acompaño —suspiró. Tomó mi bolso con decisión y me siguió en silencio.El frío de la madrugada hizo que mi cuerpo temblara, y él lo notó. Sin decir una palabra, se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros, el calor de su prenda hizo que sintiera un inesperado consuelo. Seguimos caminando en silencio, cada paso resonando en las calles vacías.—La pasé muy bien, hacía mucho tiempo que no me la pasaba así —dijo al llegar a la res
La semana pasó lentamente. Haciendo un recuento, me sumergí en mis clases, trabajé y, en los ratos libres, me dedicaba a escuchar música y escribir. Aunque intenté mantenerme ocupada, no podía evitar que mi mente volviera al extraño del muelle. >No es necesario mencionar eso, es algo personal.>Bueno, sí, lo admito. Estuve pensando en él. Pero no en lo que creen, sino en preguntas como: ¿Nos volveremos a ver? ¿Y si no? ¿Qué haría entonces? Demasiadas dudas, ninguna respuesta.Entre pensamientos, seguía escribiendo en mi libreta cuando Jimena abrió de golpe la puerta de la habitación.—¡Fiesta en casa de Mateo! ¿Vienes? —Negué con firmeza.—Vamos, Nahy, no seas tan aburrida. — Rodó los ojos.—Lo siento, Jime, pero no quiero ir. Además, Flor dijo que pasaría a visitarme.—Eso fue antes de que supiéramos de la fiesta. Aunque sea en casa del intenso de tu mejor amigo, sigue siendo una fiesta. —Suspiró—. Así que levántate, ponte algo bonito y vamos.—¡No qu
Esto no me puede estar pasando.Me agaché bajo el mostrador, tratando de pasar desapercibida mientras los gritos de las jóvenes llenaban el lugar. Todo por Tyler Flakertic. Podía escuchar cómo Flor me llamaba, pero le respondí con un silbido que ella conocía perfectamente. Al escucharme, me encontró y se agachó a mi lado.—¿Qué pasa? ¿Qué haces allí? —me preguntó en voz baja.Suspiré y le hice una seña para que guardara silencio.—Es él —dije finalmente.Ella me miró con expresión de desconcierto.—¿Quién o qué? —volvió a preguntar.Puse los ojos en blanco y señalé hacia arriba, hacia el lugar donde estaba sentado.—El actor. Es ese tonto extraño, bueno... ya no tan extraño.Ella abrió los ojos como platos. Se levantó para observarlo más de cerca y luego volvió a bajar, emocionada.—¡No inventes! Es guapísimo. Eres una suertuda.Negué con la cabeza.—No entiendes lo que esto significa —dije en un tono bajo, tratando de calmarme.Ella levantó las manos en un gesto de incredulidad.—Sig