Esto no me puede estar pasando.
Me agaché bajo el mostrador, tratando de pasar desapercibida mientras los gritos de las jóvenes llenaban el lugar. Todo por Tyler Flakertic. Podía escuchar cómo Flor me llamaba, pero le respondí con un silbido que ella conocía perfectamente. Al escucharme, me encontró y se agachó a mi lado.
—¿Qué pasa? ¿Qué haces allí? —me preguntó en voz baja.
Suspiré y le hice una seña para que guardara silencio.
—Es él —dije finalmente.
Ella me miró con expresión de desconcierto.
—¿Quién o qué? —volvió a preguntar.
Puse los ojos en blanco y señalé hacia arriba, hacia el lugar donde estaba sentado.
—El actor. Es ese tonto extraño, bueno... ya no tan extraño.
Ella abrió los ojos como platos. Se levantó para observarlo más de cerca y luego volvió a bajar, emocionada.
—¡No inventes! Es guapísimo. Eres una suertuda.
Negué con la cabeza.
—No entiendes lo que esto significa —dije en un tono bajo, tratando de calmarme.
Ella levantó las manos en un gesto de incredulidad.
—Significa que tienes que atender al chico que conociste, que ahora resulta ser un actor famoso. —Aplaudió emocionada. —¿Manos a la obra?
—Manos a la obra —respondí, resignada.
Flor comenzó a repartir café entre los entrevistadores, mientras yo me refugiaba en la cocina. Desde una pequeña ventanilla, podía observar todo. O más bien, podía observarlo a él.
Tyler estaba sentado, mientras una rubia trataba de captar su atención, pero él no parecía interesado en lo más mínimo. Tenía que llevarles café y chocolate, pero sentía que cada paso que daba me pesaba más que el anterior. Ahora todo encajaba.
El ambiente en el café estaba cargado de energía. Las luces cálidas iluminaban las mesas llenas de gente y los murmullos de las conversaciones se mezclaban con el sonido de la máquina de café. Sin embargo, para mí, el resto del mundo se había desvanecido. Sólo podía pensar en él.
Flashback
—Lo siento mucho... de verdad... yo también estoy prófugo del trabajo, necesitaba escapar.
A pesar de mí misma, reí.
—Eso explica tu atuendo. ¿Quién usa gorra y lentes de sol de noche?
—Es complicado —se bajó un poco los lentes—. ¿En serio no sabes quién soy?
—No —respondí, un poco asustada.
—No soy un loco, tranquila.
Fin del flashback
Ahora entendía perfectamente cuán complicado era.
<<Pero mira el lado bueno, es guapo y te gusta>>
No, no me gusta.
Dejé de hablar conmigo misma cuando sentí que alguien me tocaba el hombro. Me sobresalté. Era Mouse.
—Nahya, ¿puedes decirme qué tienes y por qué hablas sola? —me preguntó.
Lo miré boquiabierta. Había estado pensando en voz alta sin darme cuenta.
—Nada, Mouse. Solo recordaba algo —respondí, tratando de sonar convincente.
Él me miró con una ceja levantada.
—Bueno, tienen un receso de cinco minutos. Aprovecha para llevarles el café, el chocolate y... —Buscó una bandeja y colocó una tasa llena de galletas. —Esto. ¡Suerte!
Mi cuerpo temblaba. Mis manos sudaban. Mi corazón latía descontrolado. Cerré los ojos y comencé a hacer ejercicios de respiración para calmarme. Poco a poco, me acerqué a la mesa, evitando mirarlo directamente, pero podía sentir su mirada sobre mí. Cuando finalmente lo miré, conecté con esos ojos color miel que me transmitieron sorpresa, confusión y algo que no podía identificar.
La productora me hizo señas para acercarme completamente a la mesa. Sentía su mirada fija en mí, vigilando cada paso que daba. Cuando terminé de servir, me alejé rápidamente hacia la mesa de bocadillos.
—Tyler, te están hablando —dijo una voz femenina. Supuse que era su productora.
Él reaccionó y volvió a la entrevista justo cuando le repetían una pregunta.
—Tyler, ¿tienes novia? ¿O algún amor secreto?
Acomodé lo que quedaba en la mesa y estaba a punto de regresar a la cocina cuando escuché su respuesta.
—No, aún no —respondió con seguridad. Luego, miró directamente hacia mí. Sentí un cosquilleo en el estómago y mis manos comenzaron a sudar más. —Hay alguien. —Mi respiración se detuvo. —La conocí hace poco. Aún somos dos tontos extraños, pero uno nunca sabe qué está preparando el destino para cada quien.
La chica rubia a su lado lo miró y siguió la dirección de su mirada hasta encontrar la mía. Aparté la vista rápidamente y entré a la cocina. Sus palabras retumbaban en mi cabeza:
“Uno nunca sabe qué está preparando el destino para cada quien”.
<<Pero, ¿y si tiene razón?>>
El eco de sus palabras me hizo recordar la noche en que hablamos. Cada detalle volvía a mi mente: cómo su risa apagaba mis nervios, cómo nuestras conversaciones fluían sin esfuerzo. Pero eso no significaba nada, ¿verdad? No era posible que algo tan breve pudiera ser tan significativo.
Mouse se acercó a mí, notando mi expresión agitada.
—Nahya, ¿estás bien? Estás pálida.
Asentí, pero luego lo llamé antes de que se fuera.
—Mouse, ¿crees que es muy cursi coincidir con alguien, hablar toda la noche, que te acompañe a casa sin saber su nombre y que dos semanas después, cuando crees que no lo volverás a ver, aparezca así, por mera casualidad, y sientas un cosquilleo en el estómago solo con verlo?
Mouse quedó aturdido por la pregunta. Abría la boca para responder, pero la cerraba de inmediato.
—Eso, mi querida Nahya, es el principio de muchas cosas. Y la primera es que te gusta.
—¿Qué? ¡No puede ser! Ni siquiera nos conocemos. —Mi voz sonaba desesperada.
Él se encogió de hombros y me guiñó un ojo.
—Pueden conocerse. Además, mientras más lo niegues, más seguro es.
Lo miré mal, pero él simplemente sonrió y dijo:
—Yo solo digo.
En ese momento entró Flor.
—¿De qué hablan? —preguntó curiosa.
Mouse sonrió traviesamente.
—De que Nahya gusta de un chico.
Flor me miró impactada, mientras yo abría los ojos como platos y lanzaba una mirada fulminante a Mouse.
—¿Qué? —exclamó Flor, con un tono que solo auguraba más problemas.
—No es lo que parece —me apresuré a decir, pero sabía que ellos no me lo iban a poner fácil. Flor ya estaba sonriendo como si tuviera la noticia del año.
Me senté en el pasillo, con la espalda contra la fría pared, tratando de ordenar mis pensamientos. Las risas y los murmullos de Flor y Mouse seguían retumbando en mi cabeza, y aunque trataba de ignorarlos, las palabras de Flor no me dejaban en paz: “Te gusta el tonto extraño.”¿Era cierto? ¿De verdad me gustaba Tyler Flakertic? Lo conocí hace dos semanas en el muelle, un encuentro tan inesperado como fugaz. Pensé que no lo volvería a ver, que sería un simple extraño en mi vida. Pero ahí estaba, justo frente a mí, y lo peor de todo es que era un actor. Y los actores no se enamoran de personas como yo, ¿verdad? Al menos eso pensaba. Solo somos extraños, me repetía una y otra vez para convencerme de que no valía la pena pensar más en ello. Pero entonces, como un susurro en mi mente, la idea seguía persiguiéndome.Suspiré, mirando el techo, intentando calmar mi corazón acelerado. Si Rachel estuviera aquí, ella sabría qué hacer. Pero no estaba. Estaba sola, y parecía que todo lo que me rod
NahyaLos camarógrafos fueron los últimos en irse. Miré la hora en mi reloj: 11:30 p. m. Estaba completamente agotada. Lo único que me mantenía en pie era el consuelo de que mañana sería sábado. ¡Por fin! Sábados y domingos, días libres, al fin y al cabo. No obstante, mientras terminábamos de limpiar y dejar todo en orden, había algo que no podía quitarme de la mente: lo que había pasado hoy. ¡Casi me besa!Inconscientemente, me llevé los dedos a los labios, reviviendo el momento. Su cercanía, su mirada, y el modo en que el mundo pareció detenerse… No podía evitar preguntarme cómo habría sido si no nos hubieran interrumpido.FlashbackLo vi dirigirse hacia la puerta y suspiré. Flor, quien siempre estaba atenta a mis reacciones, me miró con expresión dudosa. Pero yo sólo podía pensar en una cosa: ¿Por qué me afectaba tanto no haberme despedido de él? Estaba por irme a la cocina cuando el carraspeo de Flor me detuvo.Al girarme, lo vi de nuevo. Me quedé en un pequeño trance, incapaz de r
Allí estaba él, allí estaba yo y, por supuesto, también estaban Flor y Jimena, ambas sonriéndole de forma coqueta. La atmósfera en la sala era peculiar, casi surrealista.—Hola, actor loco que necesitas leer más libros de princesas —se carcajeó, cuando hablé rompiendo el hielo con un comentario tan casual como inesperado.Jimena carraspeó, aparentemente buscando su momento para entrar en escena.—Ah, ella es...—...Jimena. Un gusto, bueno, un gusto no, un placer, un honor. ¡Por Dios! ¡Amo tus películas! ¡Son las mejores! —La velocidad de sus palabras supera todo lo que había presenciado antes. «¿La calidez en sus ojos es real o simplemente parte de su habilidad actoral?», me pregunté, tratando de ignorar el nudo en mi estómago.Luego de un profundo suspiro, Tyler la miró, un tanto asombrado por el entusiasmo.—Eh... hola. Un gusto y muchas gracias, Jimena —contestó con una sonrisa nerviosa.Jimena suspiró, como si acabara de cumplir un sueño. Yo, por mi parte, me limité a rodar los o
¿Qué fue todo eso?, me separé rápidamente. Jimena me dirigió una mirada disculpándose, pero yo todavía seguía sin olvidar lo que acaba de ocurrir, le agradezco (solo un poco) por sacarme de esa incómoda situación.«No lo crees ni tú misma.»—Nahya, te dije que hicieras tortitas, no que destruyeran la cocina —suspiró—. Además, deben mirarse, están todo llenos de harina —se acercó a la mesa, tomó dos tortitas y se las comió rápidamente—. Tomaré el bolso, me voy a trabajar. Ah, en la habitación de huéspedes hay ropa de Jason y Matt. Préstale por ahora. —Asentí—. Adiós, Tyler, fue un placer. —Salió, pero volvió a entrar—. Te sigo en Instagram, es justo que también lo hagas, ya sabes, por destruir mi cocina. —Abrí los ojos en par.—¡Jimena! —se encogió de hombros y se fue. Nos acercamos a la mesa en silencio, aunque cómodo. Comenzamos a comer.—Nuevo desayuno favorito —sonreí—. ¿Puedo hacerte una pregunta?—Ya la estás haciendo —rodó los ojos. Me reí—. Bueno, ya, ok, habla.—¿Quién es Matt
Tyler FlakerticDesde que la vi en ese muelle, quedé completamente encantado con ella, y no me arrepiento ni un poco de haberme escapado del preestreno, aunque tuve problemas con Greicy. Como dije, no me arrepiento. He conocido a muchas chicas, pero ella… Ella es diferente. Hay algo en ella que me atrae, no sabría explicar si es el color avellano de sus ojos o su piel, su cabello corto, sus lindos y rosados labios me encantan y me tientan, pero siempre que quiero besarlos, algo o alguien nos interrumpe, la verdad no lo sé, pero hay algo que me conecta con ella.Daba mil vueltas en la cama sin poder dormir, pensando en ella. Y no solo hoy, esto me pasa desde el primer día que la vi. Tomé mi celular y verifiqué la hora: 4:30 a. m. Decidí escribirle a Flor, la amiga de Nahya.Yo: Hola, soy Tyler Flakertic, tal vez no te acuerdes de mí... Pero necesito un favor, ¿estás? Sé que son las 4:30 a. m., pero...Coloqué mi celular a un lado, rogando que esta chica me respondiera. Y unos minutos de
Nahya y Flor estaban caminando por los pasillos del centro comercial, las luces brillando sobre ellas mientras reían y bromeaban, disfrutando del momento que tanto habían esperado. Habían llegado temprano, aprovechando la tarjeta de su padre, la cual le había sido uno de los tantos miedos que había tenido Nahya, al comenzar a usar la tarjeta puede, solo puede que su padre comience a buscarla y es algo que Nahya no ha dejado de pensar. Pero mientras Flor seleccionaba ropa y probaba diferentes combinaciones en los probadores, Nahya no podía dejar de sentirse observada. Las miradas parecían seguirla, susurrando a sus espaldas, y esa sensación que siempre había tratado de evitar la invadía con fuerza.—¿Te pasa algo? —preguntó Flor al notar la expresión de incomodidad en su rostro.Nahya intentó sonreír, pero fue una sonrisa forzada. Miró alrededor, sintiendo cómo los ojos ajenos la examinaban. No le gustaba esa sensación, no le gustaba estar en el centro de atención.—Siento que todos me
Caminábamos en silencio por las calles iluminadas de Sídney, dejando atrás el coche que Tyler había estacionado a un lado del camino. En una de sus manos llevaba una canasta de picnic, y con la otra sujetaba la mía con delicadeza, como si temiera que me soltara y desapareciera en la noche. Me sorprendía lo natural que se sentía su tacto, como si nuestras pieles hubieran nacido para encontrarse en ese instante.—¿A dónde vamos? —pregunté con curiosidad, tratando de dejar atrás la sensación de opresión que aún latía en mi pecho después del ataque de pánico.Tyler sonrió con un aire de misterio y señaló al frente.—A un lugar especial —respondió—. Un parque donde solía ir cuando quería pensar. Es tranquilo, creo que te gustará.Seguí su paso, dejando que la brisa nocturna acariciara mi rostro. Las luces de la ciudad parecían titilar en la distancia como estrellas caídas, y por un momento me sentí parte de algo más grande, más significativo. Cuando llegamos al parque, la hierba se extendí
Tyler El bullicio en los estudios era el mismo de siempre: técnicos corriendo de un lado a otro, actores repasando líneas y el sonido de los equipos siendo ajustados. Pero nada de eso me preocupaba en ese momento. Apenas puse un pie en el edificio, Greicy me estaba esperando en la puerta de su oficina con los brazos cruzados y una expresión de furia contenida en su rostro.—¿Dónde demonios has estado? —preguntó, su voz un susurro afilado mientras cerraba la puerta tras de mí.—Buenos días para ti también, Greicy —respondí con una sonrisa ladeada, tratando de calmar el ambiente.—No me vengas con eso, Tyler. Te he estado llamando y no contestaste ni una sola vez —me espetó, señalándome con un dedo acusador—. ¿Cómo quieres que me calme si estás en todas las noticias? ¡Dime quién es la chica misteriosa a la que le cantaste anoche en el karaoke!Me encogí de hombros y me dejé caer en una de las sillas de su oficina, sin borrar la sonrisa de mi rostro.—Tanto drama por eso… Qué bueno que