Tyler El bullicio en los estudios era el mismo de siempre: técnicos corriendo de un lado a otro, actores repasando líneas y el sonido de los equipos siendo ajustados. Pero nada de eso me preocupaba en ese momento. Apenas puse un pie en el edificio, Greicy me estaba esperando en la puerta de su oficina con los brazos cruzados y una expresión de furia contenida en su rostro.—¿Dónde demonios has estado? —preguntó, su voz un susurro afilado mientras cerraba la puerta tras de mí.—Buenos días para ti también, Greicy —respondí con una sonrisa ladeada, tratando de calmar el ambiente.—No me vengas con eso, Tyler. Te he estado llamando y no contestaste ni una sola vez —me espetó, señalándome con un dedo acusador—. ¿Cómo quieres que me calme si estás en todas las noticias? ¡Dime quién es la chica misteriosa a la que le cantaste anoche en el karaoke!Me encogí de hombros y me dejé caer en una de las sillas de su oficina, sin borrar la sonrisa de mi rostro.—Tanto drama por eso… Qué bueno que
Nahya (Presente - verano)—¡Nahya! —el grito cortante hizo que levantara la mirada de inmediato, sintiendo un cosquilleo de ansiedad en el pecho. «Solo dos horas más», pensé. Me dirigí a la mesa, y allí estaba, el cliente pesado de toda la semana. Suspiré, tratando de calmarme. Había sido un día estresante y no me sentía del todo bien.—Buenas noches, ¿qué desea ordenar? —Mi voz apenas se escuchó sobre el bullicio del café.—¿Tú otra vez? —dijo, frunciendo el ceño—. ¿Qué... no hay otra persona que me atienda? —Un suspiro pesado escapó de mis labios, pero lo contuve—. Lo mismo de siempre y rápido. Tengo hambre.>Me acerqué a flor, ella sonrió y yo bufé—Un día, un día le voy a dar con una bandeja —sonrió, me dijo.— Te apoyo, ven, preparemos la orden del señor gruñón. puedes preparar el café —asentí, el aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el murmullo constante de conversaciones y el sonido de las tazas chocando entre sí. Mientras serví
La música aún resonaba en mis oídos, miré el reloj y me sobresalté—Oye, debo irme, tengo clases. Son las cuatro de la madrugada, y la primera es dentro de cuatro horas. Voy a estar durmiendo en clases —sonreí, sintiendo el pánico comenzar a burbujear bajo la superficie.Sus ojos, ya sin los lentes, se achicaron con una sonrisa mientras se levantaba del piso.—Puedo acompañarte, ya que es muy tar... temprano para que andes sola por allí —dijo, su voz baja y tranquilizadora.—No te preocupes, la residencia está muy cerca de acá, así que no es nece...—... te acompaño —suspiró. Tomó mi bolso con decisión y me siguió en silencio.El frío de la madrugada hizo que mi cuerpo temblara, y él lo notó. Sin decir una palabra, se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros, el calor de su prenda hizo que sintiera un inesperado consuelo. Seguimos caminando en silencio, cada paso resonando en las calles vacías.—La pasé muy bien, hacía mucho tiempo que no me la pasaba así —dijo al llegar a la res
La semana pasó lentamente. Haciendo un recuento, me sumergí en mis clases, trabajé y, en los ratos libres, me dedicaba a escuchar música y escribir. Aunque intenté mantenerme ocupada, no podía evitar que mi mente volviera al extraño del muelle. >No es necesario mencionar eso, es algo personal.>Bueno, sí, lo admito. Estuve pensando en él. Pero no en lo que creen, sino en preguntas como: ¿Nos volveremos a ver? ¿Y si no? ¿Qué haría entonces? Demasiadas dudas, ninguna respuesta.Entre pensamientos, seguía escribiendo en mi libreta cuando Jimena abrió de golpe la puerta de la habitación.—¡Fiesta en casa de Mateo! ¿Vienes? —Negué con firmeza.—Vamos, Nahy, no seas tan aburrida. — Rodó los ojos.—Lo siento, Jime, pero no quiero ir. Además, Flor dijo que pasaría a visitarme.—Eso fue antes de que supiéramos de la fiesta. Aunque sea en casa del intenso de tu mejor amigo, sigue siendo una fiesta. —Suspiró—. Así que levántate, ponte algo bonito y vamos.—¡No qu
Esto no me puede estar pasando.Me agaché bajo el mostrador, tratando de pasar desapercibida mientras los gritos de las jóvenes llenaban el lugar. Todo por Tyler Flakertic. Podía escuchar cómo Flor me llamaba, pero le respondí con un silbido que ella conocía perfectamente. Al escucharme, me encontró y se agachó a mi lado.—¿Qué pasa? ¿Qué haces allí? —me preguntó en voz baja.Suspiré y le hice una seña para que guardara silencio.—Es él —dije finalmente.Ella me miró con expresión de desconcierto.—¿Quién o qué? —volvió a preguntar.Puse los ojos en blanco y señalé hacia arriba, hacia el lugar donde estaba sentado.—El actor. Es ese tonto extraño, bueno... ya no tan extraño.Ella abrió los ojos como platos. Se levantó para observarlo más de cerca y luego volvió a bajar, emocionada.—¡No inventes! Es guapísimo. Eres una suertuda.Negué con la cabeza.—No entiendes lo que esto significa —dije en un tono bajo, tratando de calmarme.Ella levantó las manos en un gesto de incredulidad.—Sig
Me senté en el pasillo, con la espalda contra la fría pared, tratando de ordenar mis pensamientos. Las risas y los murmullos de Flor y Mouse seguían retumbando en mi cabeza, y aunque trataba de ignorarlos, las palabras de Flor no me dejaban en paz: “Te gusta el tonto extraño.”¿Era cierto? ¿De verdad me gustaba Tyler Flakertic? Lo conocí hace dos semanas en el muelle, un encuentro tan inesperado como fugaz. Pensé que no lo volvería a ver, que sería un simple extraño en mi vida. Pero ahí estaba, justo frente a mí, y lo peor de todo es que era un actor. Y los actores no se enamoran de personas como yo, ¿verdad? Al menos eso pensaba. Solo somos extraños, me repetía una y otra vez para convencerme de que no valía la pena pensar más en ello. Pero entonces, como un susurro en mi mente, la idea seguía persiguiéndome.Suspiré, mirando el techo, intentando calmar mi corazón acelerado. Si Rachel estuviera aquí, ella sabría qué hacer. Pero no estaba. Estaba sola, y parecía que todo lo que me rod
NahyaLos camarógrafos fueron los últimos en irse. Miré la hora en mi reloj: 11:30 p. m. Estaba completamente agotada. Lo único que me mantenía en pie era el consuelo de que mañana sería sábado. ¡Por fin! Sábados y domingos, días libres, al fin y al cabo. No obstante, mientras terminábamos de limpiar y dejar todo en orden, había algo que no podía quitarme de la mente: lo que había pasado hoy. ¡Casi me besa!Inconscientemente, me llevé los dedos a los labios, reviviendo el momento. Su cercanía, su mirada, y el modo en que el mundo pareció detenerse… No podía evitar preguntarme cómo habría sido si no nos hubieran interrumpido.FlashbackLo vi dirigirse hacia la puerta y suspiré. Flor, quien siempre estaba atenta a mis reacciones, me miró con expresión dudosa. Pero yo sólo podía pensar en una cosa: ¿Por qué me afectaba tanto no haberme despedido de él? Estaba por irme a la cocina cuando el carraspeo de Flor me detuvo.Al girarme, lo vi de nuevo. Me quedé en un pequeño trance, incapaz de r
Allí estaba él, allí estaba yo y, por supuesto, también estaban Flor y Jimena, ambas sonriéndole de forma coqueta. La atmósfera en la sala era peculiar, casi surrealista.—Hola, actor loco que necesitas leer más libros de princesas —se carcajeó, cuando hablé rompiendo el hielo con un comentario tan casual como inesperado.Jimena carraspeó, aparentemente buscando su momento para entrar en escena.—Ah, ella es...—...Jimena. Un gusto, bueno, un gusto no, un placer, un honor. ¡Por Dios! ¡Amo tus películas! ¡Son las mejores! —La velocidad de sus palabras supera todo lo que había presenciado antes. «¿La calidez en sus ojos es real o simplemente parte de su habilidad actoral?», me pregunté, tratando de ignorar el nudo en mi estómago.Luego de un profundo suspiro, Tyler la miró, un tanto asombrado por el entusiasmo.—Eh... hola. Un gusto y muchas gracias, Jimena —contestó con una sonrisa nerviosa.Jimena suspiró, como si acabara de cumplir un sueño. Yo, por mi parte, me limité a rodar los o