Omar Guzmán Galeano, siguió los pasos de su padre como el mejor jugador de futbol de España, se encontraba perdiendo la esperanza de encontrar a su persona especial. Siendo famoso, millonario y miembro de una familia muy poderosa, las personas solo se acercaban porque deseaban algo de él, conociendo puros amores falsos. Hasta que la boda de su primo Alan llegó. Durante la noche de ensayo, quedó cautivado por una hermosa y curvilínea mujer que iba acompañada de su hijo de 9 años. Quien al verlo no dudó en gritar su admiración por el futbolista. Phoebe Santiago es una madre soltera, enfermera y valiente mujer, para la que ser madre antes de graduarse de la preparatoria no fue sencillo. Rechazada por el padre de su hijo y su familia, no tuvo otra salida que alejarse y tomar el control de su vida a los 18 años. Ahora 10 años después de cerrar por completo su corazón para alguien más que su hijo. Se encontraba con la intensa mirada de cierto hombre que la tenía sudando y temblando nerviosa, despertando sensaciones y emociones que habían quedado dormidas desde antes de nacer su hijo.
Leer másOmarNunca había disfrutado de una reunión familiar como esa vez. Ese juego de miradas que teníamos con ese riquísimo bombón me ponía a mil por hora.Esa timidez, inocencia y hasta deseo en su mirada no hacía más que cautivarme. Era como si con una sola mirada me robara la existencia por completo. Si, aquí estaba yo de nuevo intenso por una mujer, pero lo que ella me hacía sentir; era diferente.Era como una historia de hombres lobo cuando encuentran a su pareja destinada; a su luna, con quien pasarán el resto de su vida juntos. En mi caso era un apetecible y exquisito bombón rosa como su vestido.Ella se despide de todos en la mesa y me sentía inquieto. No era el santo de la familia, pero tampoco el mujeriego y quería hablar con ella, pero que no hubiera tantos ojos encima de nosotros, para no incomodarla, especialmente los de su hijo.Ella comenzó a caminar hacia la salida y mi madre me dijo que fuera tras ella. No hubo necesidad de que lo dijera, de igual manera tenía la intención
OMARHabía sido un año tan agotador, lleno de trabajo, entre los entrenamientos, los partidos, entrevistas, nuevos proyectos y problemas que se seguía suscitando en la familia; la vida era cada vez más complicada.—Jamás pensé que esto se vendería como pan caliente. —dijo Alexis al ver las estadísticas del curso fitness en el que participe junto a algunas marcas patrocinadoras.—Si, recuerdo que me dijiste que una persona como yo, no debería vender mi imagen tan mediocremente. Me sentí ofendido y ofendiste a todo el gremio fitness. Tu ni siquiera puedes levantar una pesa de 45 libras y nosotros si trabajamos todos los días para fortalecer nuestros cuerpos y lleva sacrificio y disciplina lograr tener un cuerpo. Así que te voy a pedir que, en tu vida, vuelvas a denigrar ningún tipo de trabajo; honesto y sacrificado a menos que desees dejar de ser mi agente. —Nunca le había hablado así por lo que lo tomó por sorpresa. Elevó sus manos en rendición y asintió.—Si, tranquilo. No volverá a p
OMAR—Ay, hijo, no te desanimes. La chica solo iba detrás de tu popularidad y de tu fortuna. Sabes que no soy de juzgar sin conocer antes a esa persona, pero no necesito conocerla. Basta con ver de lo que fue capaz para darse cuenta de sus intenciones. —dijo mi madre acariciando mi mejilla, al mismo tiempo que sacaba el vaso de ron de mi mano. —Enserio creí que era ella, mamá. —dije hipeando, el alcohol ya estaba tomando el control de mis palabras y mi cuerpo. Ver al ex novio de mi hermana y “amigo” junto con la mujer que iba a ser mi prometida, fue un golpe duro para mí. —Te diré algo, Omar, lo bueno tarda en llegar, porque lo que fácil llega, fácil se va. La mujer que sea para ti será una mujer única con la que sentirás una conexión mucho más allá de la intimidad. Te será difícil de conseguir, porque lo bueno cuesta, hijo mío. Y no hablo de detalles caros o visitar restaurantes caros. Ustedes los hombres son bien idiotas, conquistan a las mujeres con lo material, activándose su la
Phoebe—Tranquilos, que no intento hacer nada en su contra. Solo que me alegra muchísimo verte feliz con tu pareja —comenté con mis manos en mi pecho y sonriendo. Sabía por lo que habían pasado por culpa de una mala mujer. Era el chisme que más se escuchaba en el hospital. —La verdad es que si estas muy diferente —comentó Alan. Sonreí ante su comentario, era muy evidente que la chica delgada y rubia que él conoció en el colegio había desaparecido. —Si, la vida nos cambia, también nos premia y castiga por nuestras acciones. A mí me castigó al ponerme el peor de los hombres en el camino y perdiendo a uno muy bueno. Lo siento muchísimo Alan, disculpa que me tome este tiempo, pero nunca me dejaste aclarar la situación. Me tomará un minuto, solo que necesito sacarme esto de mi pecho. Lo he atravesado todos estos años —dije, posiblemente esta sea mi única oportunidad para hacerlo y tenía la necesidad de hacerlo. El parece buscar la aprobación de su pareja.—Está bien Phoebe, pero tendrás
PhoebeMadrid, España7 años después.—Mamá, mamá. Despierta, hay alguien tocando la puerta. —dijo mi pequeño Noah, golpeando mi mejilla. Miré mi teléfono y eran las 7:30 de la mañana. —Tranquilo cariño, ahorita voy. —Él se fue de la habitación y me dejó cambiar mi ropa. Tenía un par de horas de haber regresado de mi turno en el hospital. Gracias a mi tía Salomé me logré graduar y estudiar enfermería. Durante ese viaje de tren que nos trajo aquí, una señora se puso de parto y ver como mi tía la ayudó a traer a esa nueva vida al mundo me hizo enamorarme de la labor médica. La carrera como médico era muy costosa, y mi tía ya me ayudaba suficiente al cuidar de Noah y de mí, mientras me dedicaba a estudiar.Dos semanas después de comenzar mi labor en el hospital. Mi tía sufrió un accidente que me la arrebató para siempre, al ser atropellada afuera del hospital por culpa de un automovilista ebrio. Noah tenía 3 años y a pesar de que era pequeño, él siempre me preguntaba todos los días
PhoebeZaragoza, España—No me puedes hacer esto, Steven. Dejé a Alan por ti. He hecho cada cosa que me has pedido. No me puedes dejar sola con esto. —Pedí al idiota enfrente de mí que se negaba a aceptar su paternidad. —No trates de culparme por tus estupideces. Querías dinero para ayudar a tus padres, te lo dí. Ahora no quieras venir con ese jueguito de que estás embarazada y que es hijo mío, cuando todos aquí sabemos que te has acostado con media colegio. —Eres el único con el que he estado que no ha usado preservativo. —Sus palabras me dolían porque me daba cuenta que llevaba una vida muy alocada.—Es decir que admites que te has metido con todos, por lo que cualquiera puede ser el padre de esa cosa. —dijo, viéndome mi cuerpo de pies a cabeza con repulsión—. La verdad es que, debí estar bien dr0gad0 cuando me metí contigo. —Apreté mi puño y cobró vida en mi mano, porque al segundo después se impactó en su mejilla, haciendo que se tambaleara. El fuego en sus ojos caló mis huesos,