Allí estaba él, allí estaba yo y, por supuesto, también estaban Flor y Jimena, ambas sonriéndole de forma coqueta. La atmósfera en la sala era peculiar, casi surrealista.—Hola, actor loco que necesitas leer más libros de princesas —se carcajeó, cuando hablé rompiendo el hielo con un comentario tan casual como inesperado.Jimena carraspeó, aparentemente buscando su momento para entrar en escena.—Ah, ella es...—...Jimena. Un gusto, bueno, un gusto no, un placer, un honor. ¡Por Dios! ¡Amo tus películas! ¡Son las mejores! —La velocidad de sus palabras supera todo lo que había presenciado antes. «¿La calidez en sus ojos es real o simplemente parte de su habilidad actoral?», me pregunté, tratando de ignorar el nudo en mi estómago.Luego de un profundo suspiro, Tyler la miró, un tanto asombrado por el entusiasmo.—Eh... hola. Un gusto y muchas gracias, Jimena —contestó con una sonrisa nerviosa.Jimena suspiró, como si acabara de cumplir un sueño. Yo, por mi parte, me limité a rodar los o
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