Venganza de una Reina

Venganza de una ReinaES

S. Jung  Recién actualizado
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Resumen
Índice

Eva Montenegro es una mujer brillante y ambiciosa, pero de origen humilde. Durante años, trabajó incansablemente para demostrar su valor en un mundo que parecía decidido a menospreciarla. Sin embargo, nada la preparó para la humillación pública que sufrió a manos de Santiago Duarte, un empresario arrogante y heredero de una de las familias más ricas de la ciudad. En su soberbia, Santiago la despreció por sus raíces y le cerró puertas que con esfuerzo había logrado abrir. Determinada a vengarse, Eva trazará un plan que no solo reivindicará su nombre, sino que cambiará su destino. Aprovechando su inteligencia y encanto, se acercará a Alejandro Duarte, el hermano mayor de Santiago, un hombre poderoso, enigmático y CEO de la multinacional familiar. Lo que comienza como un juego de venganza pronto se transforma en una relación peligrosa y apasionada que desafiará las lealtades familiares, las jerarquías empresariales y los sentimientos de ambos. Cuando una crisis amenaza con destruir el imperio de los Duarte, provocada por la avaricia y la imprudencia de Santiago, Eva demostrará que la verdadera riqueza no está en el apellido, sino en la inteligencia y la tenacidad. Así, se coronará no solo como la salvadora de la empresa, sino como la mujer más poderosa de la ciudad, logrando su venganza y reclamando el lugar que siempre mereció.

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La humillación
El salón estaba repleto de elegancia y lujo. Las lámparas de cristal brillaban como estrellas suspendidas en el aire, iluminando a la élite de la ciudad, que reía y brindaba con copas de champán burbujeante. Era la gala anual de la Fundación Duarte, un evento diseñado para ostentar el poder y la generosidad de una de las familias más influyentes del país. Para Eva Montenegro, sin embargo, era mucho más que una gala; era su oportunidad de demostrar que, a pesar de sus humildes orígenes, merecía estar en ese lugar.Con un vestido negro que había comprado con meses de ahorros y ajustado ella misma, Eva se sentía como una sombra entre los trajes y vestidos de diseñador. Su cabello oscuro, recogido en un moño elegante, enmarcaba unos ojos que observaban todo con aguda inteligencia. Había trabajado semanas en el informe que presentaría esa noche, una propuesta para modernizar el programa de becas de la fundación, algo que cambiaría la vida de cientos de jóvenes como ella, aquellos que soñab
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Promesa de Revancha
El sonido de sus tacones resonaba en la acera mientras Eva avanzaba por las calles iluminadas de la ciudad. La brisa nocturna agitaba los mechones sueltos de su cabello, pero ella apenas lo notaba. Sus pensamientos seguían anclados en la humillación sufrida en la gala y en la inesperada intervención de Alejandro Duarte.Cada palabra de Santiago aún ardía en su mente. “¿Estás segura de que perteneces aquí?” La frase se repetía como un eco cruel. Pero junto a la herida, algo más había despertado en su interior: una determinación férrea, un deseo ardiente de demostrarle a ese hombre —y al mundo entero— que ella no solo merecía estar allí, sino que pronto ocuparía un lugar que ni siquiera él podría imaginar.Cruzó la avenida principal y entró al edificio modesto donde vivía. El ascensor, viejo y lento, la llevó hasta el cuarto piso. Al llegar a su apartamento, soltó un suspiro mientras cerraba la puerta tras de sí. El lugar era pequeño pero acogedor, con muebles sencillos y estanterías ll
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El acercamiento
Los días siguientes transcurrieron en una vorágine de trabajo y preparación. La oficina de Eva, aunque pequeña y modesta, se había convertido en su fortaleza. Cada noche, las luces de su escritorio brillaban hasta altas horas, mientras afinaba cada detalle de la presentación que daría ante el comité ejecutivo. Sabía que solo tendría una oportunidad y no podía fallar.Sin embargo, más allá del desafío profesional, un pensamiento persistente la acompañaba: Alejandro Duarte. Cada vez que su mente evocaba la imagen de su mirada intensa y su voz grave, algo dentro de ella se estremecía. No podía olvidar la forma en que la había defendido, en contraste con la humillación de Santiago. Pero debía recordar que su acercamiento no era por admiración ni deseo; era parte de su plan. Un plan donde los sentimientos no tenían cabida.El viernes llegó antes de lo esperado. Desde temprano, Eva eligió cuidadosamente su atuendo: un vestido burdeos ceñido, elegante pero sobrio, combinado con un blazer neg
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Conociendo a Alejandro
El lunes por la mañana, el ambiente en la Fundación Duarte era distinto. La noticia de que el comité ejecutivo había aprobado el proyecto de Eva se había esparcido rápidamente. Miradas curiosas la seguían mientras caminaba por los pasillos con paso firme, sosteniendo una carpeta con los primeros documentos de implementación.Algunos la observaban con admiración, otros con envidia. Pero ella no tenía tiempo para preocuparse por lo que pensaran. Su objetivo estaba claro: consolidar su lugar en la empresa y acercarse aún más al hombre que podía ser la llave de su venganza.Cuando llegó a su oficina, encontró un mensaje en su correo electrónico. Era de Alejandro Duarte."Señorita Montenegro, pase por mi oficina a las 10:00 AM. Tenemos que discutir los próximos pasos del proyecto.— Alejandro Duarte.”El estómago de Eva se tensó con una mezcla de emoción y precaución. Aún no sabía exactamente qué pensaba Alejandro de ella, pero tenía claro que él no era como Santiago.Lo que le preocupaba
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La primera chispa
Los días siguientes a la cena con los inversionistas estuvieron marcados por una energía distinta. Eva sentía que algo había cambiado, como si una línea invisible se hubiera cruzado entre ella y Alejandro. Aunque ambos mantenían la profesionalidad durante las reuniones, había momentos fugaces donde sus miradas se encontraban y el aire parecía cargarse de electricidad.Pero Eva no podía permitirse distracciones. El éxito de la primera fase del proyecto había aumentado las expectativas, y ella debía demostrar que su triunfo inicial no había sido casualidad. Además, Santiago seguía observándola con recelo, esperando cualquier error para desacreditarla.Sin embargo, por más que intentara concentrarse, la presencia de Alejandro parecía ocupar cada rincón de su mente. No era solo su atractivo físico —sus ojos oscuros, su porte imponente o la forma en que su voz parecía envolverla—, sino la manera en que él parecía verla, como si pudiera descubrir los secretos que ella se esforzaba tanto en
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El plan en marcha
El eco de los últimos acordes del vals aún resonaba en la mente de Eva mientras el auto avanzaba por las calles iluminadas de la ciudad. Junto a ella, Alejandro conducía en silencio, con una expresión serena pero enigmática. La proximidad durante el baile había dejado una tensión palpable entre ambos, una chispa que, aunque ninguno mencionaba, se sentía cada vez más difícil de ignorar.Cuando llegaron frente al edificio de Eva, Alejandro detuvo el auto y giró ligeramente la cabeza hacia ella. Durante unos segundos, ninguno habló. El aire dentro del vehículo parecía cargado de algo indefinible.—Gracias por acompañarme esta noche —dijo finalmente Alejandro—. Creo que impresionó a más de uno.—Fue una oportunidad que no podía desaprovechar —respondió Eva con una sonrisa profesional, aunque su corazón latía con fuerza.Alejandro inclinó la cabeza levemente, como si pudiera ver más allá de sus palabras.—Tiene una habilidad especial para dejar huella, señorita Montenegro. Será interesante
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Conflictos Internos
El sonido de sus tacones resonaba en el mármol pulido mientras Eva caminaba por el vestíbulo del edificio Duarte. La mañana apenas comenzaba, pero su mente seguía atrapada en la noche anterior. El recuerdo del beso con Alejandro se había instalado en su memoria con una nitidez imposible de ignorar."Esto complica las cosas."Las palabras de Alejandro aún resonaban en su cabeza, y lo peor era que él tenía razón. Aquello no solo había cruzado una línea personal, sino que amenazaba con desviar su plan de venganza. Y lo último que podía permitirse era perder el control de la situación.—Mantente enfocada —se dijo en silencio mientras entraba en el ascensor—. Esto es solo una distracción temporal. Nada más.Pero, por mucho que intentara convencerse, el calor de los labios de Alejandro y la intensidad de su mirada seguían grabados en su piel.Al llegar a su oficina, Eva se sentó frente al escritorio y abrió su portátil. El calendario mostraba una reunión con Alejandro a las diez, seguida de
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Las dudas de Eva
La noche era silenciosa en la ciudad, pero dentro del apartamento de Eva, su mente seguía en un torbellino de pensamientos. Sentada en el sofá con una taza de café entre las manos, repasaba mentalmente los eventos de la reunión de esa mañana. Había logrado impresionar al consejo directivo y consolidar su posición en la empresa, pero la presencia de Santiago y sus insinuaciones seguían resonando en su cabeza.“No creas que esto significa que ya has ganado.”Las palabras de Santiago habían sido un recordatorio brutal de que su camino aún estaba lleno de obstáculos. Y lo peor era que, por primera vez, Eva empezaba a cuestionarse si realmente podía seguir adelante con su plan sin que sus emociones se interpusieran.Porque, aunque había jurado que Alejandro no sería más que un medio para alcanzar su venganza, cada día le resultaba más difícil ignorar lo que sentía cuando él la miraba, cuando sus manos se rozaban accidentalmente o cuando, sin decir una palabra, parecía entenderla mejor que
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El hermano olvidado
El sonido de la lluvia golpeaba suavemente los ventanales de la oficina mientras Eva revisaba los informes de la segunda fase del proyecto. Afuera, la ciudad parecía sumida en un letargo gris, pero dentro del edificio Duarte, el ambiente estaba más tenso que nunca.Desde la exitosa presentación ante el consejo directivo, las miradas de los empleados hacia Eva habían cambiado. Algunos la admiraban, otros la envidiaban, pero todos sabían que su ascenso había sido más rápido de lo habitual. Y, aunque nadie lo decía en voz alta, las insinuaciones de Santiago habían comenzado a sembrar dudas en los pasillos.Sin embargo, lo que más inquietaba a Eva no eran los rumores, sino la creciente hostilidad entre Alejandro y su hermano. Cada día parecía más evidente que la rivalidad entre ellos iba más allá de lo profesional, y ella comenzaba a sospechar que había algo más profundo detrás de su relación fracturada.—No debo involucrarme más de lo necesario —se recordó en silencio, pero cada vez le r
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La primera herida
El aire en el edificio Duarte parecía más denso que de costumbre. Desde la discusión entre Alejandro y Santiago, una tensión silenciosa se había instalado en los pasillos, y Eva podía sentirla en cada mirada furtiva y en cada susurro que se apagaba cuando ella pasaba.Pero no tenía tiempo para preocuparse por los rumores. La próxima reunión del consejo directivo estaba a solo unos días, y Alejandro había confiado en ella para presentar el informe. Era su oportunidad de consolidar su posición, de demostrarle a todos —incluido Santiago— que merecía estar allí.—No voy a fallar —se prometió a sí misma mientras revisaba las últimas estadísticas del proyecto.Sin embargo, en el fondo de su mente, una advertencia persistía como un eco inquietante: las palabras de Alejandro sobre la capacidad de Santiago para jugar sucio.“Santiago no es alguien que acepte perder fácilmente.”Pero Eva no pensaba detenerse. No ahora.Esa tarde, mientras organizaba los documentos para la reunión, recibió un co
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