La Baronesa de la Mafia

La Baronesa de la MafiaES

Cristina75vera  Recién actualizado
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Resumen
Índice

Oriana Gambino a su corta edad tuvo que asumir el puesto de su difunto esposo Vito Gambino, un mafioso que controlaba el Sur de Italia, pero para ello se convirtió en una mujer despiadada, cruel y de corazón de acero, donde el amor era un lujo que no podía permitirse si quería ganarse el respeto de sus adversarios. Ahora es llamada la Baronesa de la mafia, temida por muchos y amada por otros. Sin embargo, tras un evento catastrófico su imperio tambalea dejándola contra la pared y teniendo que elegir entre desposarse con un magnate ruso Drago Adler Ivanov o con el hijo de su rival, Carlo Costello, ¿Quién gobernará a su lado? ¿Quién podrá conquistar el corazón de piedra de Oriana? Descúbrelo en la Baronesa de la Mafia.

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Lo que una vez fui
ActualidadSicilia, ItaliaOrianaAlguien dijo que no nacemos con el corazón de piedra, sino que se endurece con cada golpe, con cada traición que nos obliga a ver la realidad sin filtros. Yo diría que es un proceso, una lenta revelación o un despertar brutal, como si de pronto nos arrancaran la venda de los ojos y nos obligaran a mirar la maldad de frente. Esa maldad que no solo hiere, sino que despoja, que arrasa con lo que más amamos justo cuando creemos haber alcanzado la cima. Llega sin aviso, como una ola furiosa que lo destruye todo a su paso, sin dejar rastros de lo que fuimos antes de su embestida.Y el resultado es inevitable: nos volvemos pragmáticos, duros, impenetrables. Aprendemos que las emociones son un lujo peligroso, una debilidad que puede costarnos demasiado. Así que cerramos el paso a cualquier cosa que pueda desmoronarnos. No hay lugar para sentimentalismos ni para la fragilidad, porque ya sabemos lo que significa caer sin nadie que amortigüe la caída. Por eso no
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Jugando con fuego (1era. Parte)
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Jugando con fuego (2da. Parte)
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Jugando con fuego (3era. Parte)
El mismo díaSicilia, PalermoAdlerDicen que el pasado deja huellas imborrables, heridas que no cierran y errores que se adhieren a la piel como una segunda sombra. A veces, ni el tiempo es capaz de aliviarnos, solo nos vuelve expertos en fingir que seguimos adelante, cuando en realidad seguimos hundidos en lo que fue, repasando cada fallo, buscando la grieta exacta donde todo pudo cambiar.Tal vez sea una estupidez, una manera de aferrarnos a lo que ya no existe, o quizás el miedo a soltar nos consume, como si dejar ir fuera una traición al corazón. Pero, más allá de lo que sintamos, recoger los pedazos que quedaron de nosotros nunca es fácil. Algunos lo hacen con la frialdad de quien barre vidrios rotos sin mirar atrás, otros esconden su sufrimiento tras una mirada vacía y un rostro endurecido, y los últimos prefieren ahogarse en alcohol y polvo blanco, buscando en el exceso una salida que no existe.No puedo decir que hay una manera correcta de sobrellevar el pasado, ni que algún d
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Un pacto arriesgado (1era. Parte)
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Un pacto arriesgado (2da. Parte)
La misma nocheSicilia, PalermoAdlerDicen que cuando el corazón toma las riendas, el resto del cuerpo se convierte en un simple espectador de su dictadura. Nos volvemos sordos a la razón, ciegos a las advertencias y mudos ante la prudencia. Ninguna señal nos conmueve, ningún consejo nos hace titubear. Nos encerramos en su celda invisible, ya sea por voluntad propia o arrastrados por su embrujo, y así, dominados por ese tirano impecable, avanzamos sin miedo, sin lógica, sin retorno.No te engañes creyendo que eres inmune a su veneno. No hay muralla que lo detenga, ni fuerza capaz de doblegarlo. Es un guerrero formidable que nunca pierde una batalla. Puedes ignorarlo, desafiarlo o incluso convencerte de que lo tienes bajo control, pero basta con que encuentre un solo motivo para despertar de su letargo. Solo necesita una chispa, un latido de más, una mirada que se clave en lo más hondo, para reclamar su trono y reinar. Y cuando lo hace, no hay razón que valga, ni voluntad que resista,
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Un pacto arriesgado (3era. Parte)
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Un paso más cerca de ti (1era. Parte)
La misma nochePalermo, SiciliaOrianaMi padre siempre decía que nos fascina coquetear con el peligro, como si fuera un amante prohibido al que no podemos resistirnos. No es un capricho ni una fantasía de héroes burlando dragones en cuentos de hadas. Es algo visceral, incrustado en los huesos, tan natural como respirar.Lo hacemos en cada decisión, en cada paso. Desde pisar el acelerador para adelantar a un idiota que va demasiado lento, hasta sostener la mirada de un enemigo que tiene un arma cargada. No es suicidio. No es estupidez. Es algo más profundo. Un desafío constante al mundo, un recordatorio de que somos nosotros quienes dictamos las reglas.Porque el control es nuestro oxígeno. Porque no nacimos para inclinarnos ante nadie.El que no lo entienda, que observe bien: no seguimos el ritmo de nadie, obligamos a los demás a seguir el nuestro. Incluso cuando creen que tienen el poder, cuando juran que nos tienen arrinconados, no se dan cuenta de que ya están danzando a nuestra m
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Un paso más cerca de ti (2da. Parte)
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El mismo díaPalermo, SiciliaCarloDicen que la guerra y las mujeres son lo mismo. No hay mucha diferencia entre un campo de batalla y una conquista. En ambos casos, la rendición del otro es el objetivo, y para lograrlo, debes usar todos los recursos a tu disposición: emboscadas, chantajes, aliados estratégicos. Lo que sea necesario para no quedar como un imbécil.Porque, al igual que en la guerra, no atacas de frente. No vas con discursos de amor, ni con flores y chocolates como un pobre diablo. Eso es lo que esperan de ti, y en el momento en que te ven como otro más en la fila de idiotas, estás acabado. Eres un peón en su tablero, y créeme, si caes en ese juego, solo bailarás a su ritmo hasta que se canse de ti.¿Quieres tener el control? Entonces deja de ser predecible. No la endioses, no le des lo que espera. Encuentra su punto débil, como harías con un enemigo. Todas lo tienen, solo es cuestión de buscar. Miedo, ambición, inseguridad, anhelos ocultos… tira de ese hilo y pronto la
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