Oriana Gambino a su corta edad tuvo que asumir el puesto de su difunto esposo Vito Gambino, un mafioso que controlaba el Sur de Italia, pero para ello se convirtió en una mujer despiadada, cruel y de corazón de acero, donde el amor era un lujo que no podía permitirse si quería ganarse el respeto de sus adversarios. Ahora es llamada la Baronesa de la mafia, temida por muchos y amada por otros. Sin embargo, tras un evento catastrófico su imperio tambalea dejándola contra la pared y teniendo que elegir entre desposarse con un magnate ruso Drago Adler Ivanov o con el hijo de su rival, Carlo Costello, ¿Quién gobernará a su lado? ¿Quién podrá conquistar el corazón de piedra de Oriana? Descúbrelo en la Baronesa de la Mafia.
Leer másEl mismo díaPalermo, SiciliaOrianaUna regla en el mundo de la mafia: nunca perdones una ofensa. Quien se atrevió a tocarte, a desafiarte, a ensuciar tu nombre, debe pagarlo. Con sangre, con miedo, con pérdida. No importa cuánto tiempo pase. No importa cuántas manos se tiñan en el proceso. El castigo debe llegar, porque si eres débil, todos —absolutamente todos— se vuelven carroñeros. Primero te miran con lástima. Luego con desprecio. Después te pisan. Y ese error… solo se comete una vez. Porque la debilidad, en este mundo, es una bala sin aviso. Una condena silenciosa. Un viaje directo al cementerio.Recuerda que somos animales salvajes donde el más fuerte sobrevive, donde debes defender tus territorios para permanecer arriba, y eso se obtiene con sangre. Es una ley tácita entre demonios. Una norma que no se escribe, pero se graba en la piel con fuego y traición.¿El truco? No es evitar a los demonios. Es convertirte en uno de ellos. O mejor aún… crear tu propio infierno. Que tiem
Unos días despuésSiracusa, SiciliaCarloUn error, un mal paso, hablar de más, bajar la guardia… todo eso se resume en fracaso. Pero no te confundas: el fracaso no es lo peor. Lo verdaderamente jodido viene después. Las consecuencias. Las putas consecuencias que no perdonan. No importa si fue un desliz, una mala noche, una traición mal calculada. El infierno no necesita excusas para abrirte las puertas.Te crees intocable, hasta que alguien decide recordarte que no lo eres. Y cuando eso pasa, ya es tarde. Porque en este mundo no hay advertencias, solo lecciones con sangre. No es paranoia, es supervivencia. Cada mirada, cada silencio, cada gesto de más o de menos… todo importa. No se trata de vivir, se trata de no morir. Hay una diferencia. Y cuando la entiendes, ya es porque viste morir a los que no lo entendieron.Es entonces cuando la regla se te graba como hierro caliente en la piel: toda acción tiene un efecto. No es filosofía barata, es ley de la calle. Es la única ley que manda
La misma nochePalermo, SiciliaAdlerMi padre siempre decía que una partida de ajedrez no acaba con un jaque mate, sino cuando lo repetís. Porque en el mundo real —y en este juego sucio que jugamos— nadie se rinde con la primera amenaza. Aunque todo parezca indicar que arrinconaste a tu adversario, la verdad es que él ya está cinco movimientos adelante, buscando el punto ciego, la grieta en tu defensa, el momento exacto en que vas a confiarte. El tablero nunca se detiene. Y quien lo olvida, pierde. Eso, más que una metáfora, es una maldita regla de supervivencia.En la mafia no basta con ser más fuerte. No alcanza con tener más hombres, más armas, más dinero. La fuerza bruta es útil, sí, pero limitada. Lo que de verdad sostiene un imperio es la estrategia. La capacidad de ver más allá del golpe inmediato. De entender que tus enemigos no están dormidos, ni muertos, ni satisfechos. Están redefiniendo sus jugadas mientras tú celebras tu victoria. Están contando tus pasos, espiando tus r
La misma nochePalermo, SiciliaOrianaConfiar en alguien es como poner tu vida en sus manos. No es una metáfora. Es literal. Cuando confías, te expones. Te vuelves vulnerable. Dejas la puerta entreabierta, esperando que no la derriben.Dicen que la confianza es la base de toda relación sana. Tal vez tengan razón. Pero nadie te habla de lo difícil que es cruzar esa línea invisible entre lo que te dicta el corazón y lo que te grita la mente. Porque una cosa es sentir… y otra muy distinta es apostar tu estabilidad por ese sentimiento.No se trata de miedo. Se trata de memoria. De cicatrices. De haber visto de cerca lo que ocurre cuando confías en la persona equivocada. Y ahí está el verdadero dilema: ¿cómo saber quién no te va a fallar? ¿Cómo distinguir entre una promesa y una mentira disfrazada de amor? La gente habla de seguir el instinto, de dejarse llevar. Pero nadie te prepara para el día en que tu instinto también te falle.Porque confiar a ciegas es un acto de fe, y la fe necesit
El mismo díaCerca del estrecho de Messina, SiciliaAdlerSupongo que hay cosas que simplemente no puedes detener cuando alguien te importa… cuando esa persona se vuelve parte de tu mundo, de tu rutina, de tu puta existencia. Y ahí empieza el verdadero problema: dejas de ser acero, dejas de ser irrompible. De repente, todo lo que eras—duro, frío, impenetrable—se viene abajo. La coraza no sirve, el escudo se agrieta, y ese dolor… ese maldito dolor se filtra como agua sucia por cada grieta que juraste no tener.No es físico. Es peor. Cada segundo sin saber de ella es una tortura disfrazada de espera, te carcome desde adentro, te hace sombra de lo que fuiste. Una mezcla podrida de desesperación y rabia. Porque no tienes control, porque la incertidumbre te tiene de rodillas. El corazón se estruja con fuerza, y la mente… la mente no colabora. Empieza a dibujar escenarios, los peores, los más crueles. Tal vez es un reflejo, una forma de prepararse para el golpe. Tal vez una maldita defensa p
El mismo díaPalermo, SiciliaCarloNinguna mujer está fuera de tu alcance. Esa es la regla número uno. Ni las más dulces ni las más fieras. Todas, en algún punto, ceden. Solo tienes que encontrar por dónde se quiebran.Los hombres que se arrodillan, que ruegan o esperan paciencia… terminan siendo el chiste de la historia. Monigotes emocionales, decorativos. Las mujeres les pasan por encima, se burlan de ellos y luego los botan como se bota un trapo sucio. ¿Y sabes qué? Lo merecen. Porque fueron débiles.Por eso, cuando una mujer te dice que no, no es un rechazo. Es un reto. Es una forma de tantear hasta dónde puede manipularte. Y si cedes… perdiste. Pero si cambias el juego, si le das vuelta a las reglas y eres tú quien lleva las riendas, entonces empieza a verte diferente. A sentir diferente. No se trata de ternura, se trata de poder.A veces hay que ser más feroz. Más agresivo. Atacarlas donde duele, ponerlas en su lugar. Humillarlas si hace falta. Porque algunas… sí, esas que van
El mismo díaCerca del estrecho de Messina, SiciliaOrianaSer jefe no es solo dar órdenes, ni sentarse a cosechar aplausos cuando todo sale bien. No se trata de mandar desde la distancia con una copa en la mano y los pies sobre el escritorio. Ser jefe de verdad significa estar ahí cuando las cosas se desmoronan, cuando el caos golpea la puerta y todos miran buscando a alguien que no tiemble. Significa responder por tu gente. No usarla como escudo. Asumir los errores como propios, incluso cuando no fuiste tú quien falló, porque al final, si tú los pusiste ahí, también es tu responsabilidad.Cuando todo se pone feo, cuando el peligro es real y la sangre podría correr, no escapas como una rata. No desapareces. No te escondes esperando que pase la tormenta. Te quedas, das la cara. Te plantas frente al enemigo con la misma rabia y determinación que exigirías de ellos. Porque si tú no estás dispuesto a mancharte las manos, no esperes que ellos den la vida por ti.El respeto no se compra, s
El mismo díaPalermo, SiciliaAdlerMás allá de las mariposas revoloteando en el estómago, de los suspiros profundos que parecen robarte el aire, de la cara de tontos que ponemos cuando nos perdemos en la mirada de quien amamos… más allá de la conexión especial y lo espectacular que pueda ser el sexo con tu pareja, nos cuesta acoplarnos. A veces estamos un poco perdidos, o más bien, nos cuesta ceder. No son celos. No es posesividad.Es solo que cuando amas, quieres estar allí, ser parte de su mundo, formar un "nosotros" sin que ninguno de los dos pierda su esencia. Pero el amor, como una casa bien construida, necesita equilibrio. Si solo un lado pone los cimientos y el otro se deja llevar por el viento, tarde o temprano todo se desmorona.Por eso las etapas son importantes. Allí aprendemos a respetar los espacios del otro. Aprendemos a leer al otro sin necesidad de palabras, a negociar sin sentir que perdemos, a construir sin destruir. Porque hasta el amor debe echar raíces fuertes si
La misma madrugadaPalermo, SiciliaOrianaAbrir el corazón debería ser simple. Al final, se trata solo de poner en palabras lo que sentimos, ¿no? Pero la realidad es otra cosa.Hay quienes creen que exponer los sentimientos es un acto de debilidad, una rendición que los deja desnudos ante los demás. Otros lo ven como algo innecesario, porque para ellos los actos pesan más que las palabras. Y están los que, como yo, llevan heridas que nunca terminaron de cerrar. Esos que han aprendido a callar, a refugiarse en el silencio, porque alguna vez confiaron, hablaron… y fueron destrozados.No es fácil salir de ahí. Uno se acostumbra a la coraza, a la burbuja de aparente control, al autoengaño de que nada nos toca, de que nada nos importa tanto como para arriesgarnos otra vez. Pero el amor es un puto campo minado. No basta con mirar, con tocar, con desear. A veces, hay que darle voz a lo que quema por dentro. Porque el silencio no siempre protege, a veces solo es un verdugo lento que nos alej