Un pacto arriesgado (2da. Parte)
La misma nocheSicilia, PalermoAdlerDicen que cuando el corazón toma las riendas, el resto del cuerpo se convierte en un simple espectador de su dictadura. Nos volvemos sordos a la razón, ciegos a las advertencias y mudos ante la prudencia. Ninguna señal nos conmueve, ningún consejo nos hace titubear. Nos encerramos en su celda invisible, ya sea por voluntad propia o arrastrados por su embrujo, y así, dominados por ese tirano impecable, avanzamos sin miedo, sin lógica, sin retorno.No te engañes creyendo que eres inmune a su veneno. No hay muralla que lo detenga, ni fuerza capaz de doblegarlo. Es un guerrero formidable que nunca pierde una batalla. Puedes ignorarlo, desafiarlo o incluso convencerte de que lo tienes bajo control, pero basta con que encuentre un solo motivo para despertar de su letargo. Solo necesita una chispa, un latido de más, una mirada que se clave en lo más hondo, para reclamar su trono y reinar. Y cuando lo hace, no hay razón que valga, ni voluntad que resista,
Leer más