Tras encontrar a su novio con otra, Blair se ve obligada a asistir a una fiesta familiar donde conoce a Dominik Engel, un millonario alemán nuevo en la ciudad con el que se lleva mal desde el segundo uno. Cuando termina trabajando en la empresa de recién llegado, su abuelo ve la oportunidad perfecta para hacer crecer su imperio, y la amenaza con quitarle su herencia y dejarla en la calle si no lo enreda, lo conquista y lo lleva a la familia Rymer. Ella accede al no quedarle de otra, pero es enseguida descubierta por el empresario quien, sin embargo, accede a convertirla en su «futura falsa esposa», aparentemente sin pedir nada a cambio. Sin ninguna otra salida posible, Blair acepta, sin saber que esa decisión marcará su destino de por vida, pues Dominik no es para nada quien aparenta.
Leer másBLAIRBenjamin se fue frustrado y yo seguí con mi trabajo.Por la tarde, al salir de la oficina, me encontré a mi jefe en el pasillo, cosa extraña.—Señorita Blair, ¿le gustaría ir a cenar conmigo? —inquirió él, lo que me sorprendió.—¿Conmigo? ¿Por qué querría salir a cenar con su humilde empleada, señor Engel? —espeté condescendiente y él me miró con cierta ironía antes de reír.—No la estoy invitando en calidad de empleada, señorita Blair… —Se acercó y susurró—: ¿Qué le parece una cena con alguien con quien compartió cama? Algo casual.Fruncí el ceño y apreté los labios.—¿En qué demonios piensas? —Lo tuteé y di un paso atrás, revirando los ojos, para oír su risa—. Ni te creas que volveré a estar contigo solo por eso.¿Quién se creía que era? ¿Podía considerar esto como acoso laboral? Tenía que informarme.Él soltó una risita, con su secretario viendo todo algo sorprendido, quizá no acostumbrado a ver a ese portento de hombre de lengua suelta.Estuve a punto de dar la vuelta e irme
BLAIRLo seguí hasta la oficina, ubicada en la última planta. En el ascensor todo fue silencio, cierta tensión, y al salir solo caminé hasta el despacho. Paul abrió la puerta y entramos, él se quedó afuera, la cerró… y se hizo la calma.Dominik se acercó a su escritorio y se recostó contra él.—Bien, ¿puedes explicarme qué pasó? Si no me dices la verdad podría considerar el despido, pero tú no me pareces del tipo que comete errores tan estúpidos.—Yo no hice nada —me defendí al instante, acercándome unos pasos, y llevé una mano a mi cintura, una muestra involuntaria de carácter—. Ayer perdí mi identificación y no pude marcar la salida por mi cuenta, pero la asistente de personal me dijo que lo haría por mí. Me fui poco después de las seis de la tarde y volví esta mañana. Cuando volví, mi identificación estaba sobre mi escritorio y ocurrió lo del error de la base de datos.Él me escrutó en silencio unos segundos, lo que de cierta manera me intimidó, pues los claros ojos de ese hombre d
BLAIRCon el CEO saliendo al mediodía de viaje por un asunto imprevisto, yo seguía sumida en el trabajo.A eso de las seis, al ver que muchos ya se iban a casa tras terminar sus labores, pensé que ese día no quería hacer horas extra y me levanté para marcharme; sin embargo, la vejiga me traicionó y tuve que ir al baño.Al volver a mi mesa me dispuse a recoger mis cosas; sin embargo, no encontré mi identificación por ninguna parte. La busqué en las gavetas y alrededor, pero no la conseguí. Sin identificación no podría sellar la salida, lo que era un problema, así que fui a la dirección de personal para informar la pérdida.Cuando pasé hacia una asistente, de las únicas que quedaba, esta parecía poco dispuesta a prestarme atención.—Señorita, quiero reportar la pérdida de mi identificación. Fui al baño y solo desapareció.—¿En serio? ¿No es eso un descuido de tu parte? —La mujer me miró con desdén.—Bueno, debía estar en mi escritorio a mi vuelta, pero no está.Traté de mantener la calm
BLAIRSus palabras me dejaron en blanco, pero la chillona risa de Kristen ni siquiera me dejó pensar y, para cuando alcé la vista, ella se acercaba a paso raudo.—Papá, ¿por qué Dominik debería estar con Blair? ¡Ella es muy desabrida y no tiene el encanto que un hombre así busca! ¡Déjamelo a mí! Te aseguro que lo conquistaré. —Se sentó al lado del abuelo y tomó sus manos, haciendo un mohín.Él respiró hondo y negó con la cabeza. Era un pez gordo conocido por ser implacable, pero se ablandaba con ella por el cariño que le tenía. Todos los hombres tenían un punto débil.—Cariño, Dominik es un hombre inteligente, es astuto. No cualquier chico puede formar su propia gran empresa desde la nada con apenas veinte años, mucho menos hacerla crecer tanto como él lo hizo —comentó con tono dulce—. Es un tipo astuto y Blair pareció gustarle, además Blair también es muy inteligente y comparten intereses. Sabrá tratarlo mejor de lo que tú podrás.Kristen frunció el ceño, consciente del fondo de esas
BLAIRBenjamin empezó a sudar frío y a tartamudear, sin saber qué decir, al ver al otro.—Yo, ehm… señor Engel…En eso apareció Helen, lo tomó del brazo y miró a Dominik con una sonrisa nerviosa, pero tratando de parecer confiada.—Señor Engel, no es nada. Benjamin ya se va. Ya nos vamos.El pelirrojo frunció el ceño, pero los dejó irse y soltó un suspiro antes de dirigirse a mí.—Señorita Blair, ¿está bien?Fruncí el ceño, aún con la molestia encima, y me puse a la defensiva, esperando lo peor, aunque enseguida me dije que eso no tenía sentido y resoplé.—Estoy bien, señor Engel, no se preocupe. Gracias por su ayuda.Me ardía el brazo, el malnacido ese me agarró con tanta fuerza que debió magullarme el brazo.—¿Tienes auto? —preguntó y negué con la cabeza—. Deja que te lleve a casa entonces. No parece que por aquí pasen muchos taxis. —Él miró a un lado y a otro y luego a mí.La duda me asaltó y arrugué la cara. Vi por la calle y enseguida noté a Paul que traía el auto y bajaba para a
BLAIRAl pasar a la oficina, me encontró con la sonrisa de suficiencia del maldito de Benjamin, a sabiendas de lo que quería.—Blair, así que conseguiste el empleo, qué fascinante.Fruncí un poco el ceño, pero no dije nada.—No sabía que tú estabas buscando un nuevo empleo. Claro, mi flamante otrora prometido ni siquiera me había dicho que buscaba otro empleo, y mucho menos en el mismo lugar que yo. Era obvio que no renunciabas a tu trabajo y decidías por otro en un par de semanas, sobre todo porque el proceso de selección de esta empresa duraba al menos un mes.—Estamos en la oficina, Blair, así que tienes que dirigirte a mí con respecto, ¿de acuerdo? Llámame señor Blackburn.Fruncí el ceño, sintiendo un escozor ácido en la garganta, y solté una risita.—Oh, lo siento, señor Blackburn, entonces por favor tenga la decencia de no tutearme; después de todo, ahora no somos más que jefe y empleada —espeté con sarcasmo.Él entornó los ojos y se levantó de su silla, rodeó el escritorio y s
BLAIRSan Francisco era enorme, ¿qué probabilidad tenía de encontrarme con ese tipo de nuevo? Lo mejor era dejar el pasado atrás y seguir adelante.Por eso, esa mañana iba recia, con mi traje azul marino, tacones y rebosante de presencia. Llegué a la sede de la Corporación Weltraum, una empresa de investigación y exploración espacial en el área privada que, sin embargo, tenía convenios y conexiones con el gobierno.Hoy era el día de mi entrevista para entrar al grupo del proyecto VON55, uno que, según los rumores, esperaba crear nueva tecnología para minimizar los riesgos en la exploración del espacio amplio con costos y recursos sostenibles.Si lograba entrar, el sueño de mi vida estaría completo.Sonriente, ingresé al edificio, imponente, ancho y con vidrio por todas partes, y me presenté para mi cita, siendo enviada al quinto piso casi enseguida.Una mujer, la gerente de operaciones, era quien me entrevistaría.—Por norma debería ser el jefe del proyecto quien hiciera esto, pero aú
BLAIRSe me enfrió hasta el alma y me aterroricé.Sus manos se apretaron en mi cintura y me pegaron a él; un cierto aroma a canela y algo más llegó a mi nariz y me embriagó, y los recuerdos del pasado volvieron.Él era…—¿Cómo es que tú…?Una siniestra y cínica sonrisa me hizo palidecer, aterida y desenfocada, y tragué con dureza.Era guapo, pero con ese gesto oscuro y malicioso lucía exquisito.¿Por qué a las mujeres solían atraerle los tipos malos?Sin embargo, enseguida despejé mi mente, preguntándome cómo es que ese hombre era el prostituto de la otra vez.—No te creo —espeté, aún bajo el dominio de unas manos que se negaron a soltarme.Y su sonrisa no hizo más que crecer.—¿Qué tal sigue ese enorme chupetón que me rogaste te hiciera sobre el seno derecho? —cuestionó con malicia y total conocimiento de causa.En ese momento me morí y volví a la vida. Perdí el balance, y de no ser por él, que me sostuvo y apretujó contra su cuerpo, habría caído.Puse las manos en su pecho y mi memo
BLAIR Kristen siempre fue una maleducada, y se comportaba de la peor forma en los momentos más inoportunos. No perdí de vista a Dominik, y noté cómo frunció el ceño, medio incrédulo y con desprecio, y negó con la cabeza. —No hace falta, señorita Rymer, mi asistente se ocupará de ayudarme; sin embargo, señor Rymer. —Dirigió su atención hacia mi abuelo y le dio una diligente sonrisa antes de continuar—: De verdad agradezco su preocupación. Este le devolvió la sonrisa y asintió. —Entiendo, señor Engel. —No quiero que piense que es un desplante de mi parte; es solo que prefiero ir a los lugares puntuales con uno de mis empleados. —No se preocupe, puedo entenderlo. A veces los hombres de negocios debemos cuidar muy bien nuestra imagen, en especial si se tienen menos de treinta años y un palmarés como el suyo. Al abuelo le brillaban los ojos con una admiración que pocas veces le había visto, lo que me inquietó; sin embargo, como poco tenía que ver yo con ese hombre y la situación, a