BLAIR
Se me enfrió hasta el alma y me aterroricé. Sus manos se apretaron en mi cintura y me pegaron a él; un cierto aroma a canela y algo más llegó a mi nariz y me embriagó, y los recuerdos del pasado volvieron. Él era… —¿Cómo es que tú…? Una siniestra y cínica sonrisa me hizo palidecer, aterida y desenfocada, y tragué con dureza. Era guapo, pero con ese gesto oscuro y malicioso lucía exquisito. ¿Por qué a las mujeres solían atraerle los tipos malos? Sin embargo, enseguida despejé mi mente, preguntándome cómo es que ese hombre era el prostituto de la otra vez. —No te creo —espeté, aún bajo el dominio de unas manos que se negaron a soltarme. Y su sonrisa no hizo más que crecer. —¿Qué tal sigue ese enorme chupetón que me rogaste te hiciera sobre el seno derecho? —cuestionó con malicia y total conocimiento de causa. En ese momento me morí y volví a la vida. Perdí el balance, y de no ser por él, que me sostuvo y apretujó contra su cuerpo, habría caído. Puse las manos en su pecho y mi memoria muscular hizo el resto. Eran sus pectorales y, al ir a los lados, sus brazos… sí. Era él. En ese mismo instante deseé que me tragara la tierra y me escupiera al otro lado del mundo. El pánico me llenó y, al darse cuenta de eso, él sonrió satisfecho. —¿Cómo es que tú…? —¿…Terminé metido en un trío contigo y tu mejor amiga? —completó él—. Es muy simple: jet lag, unos tragos de más, y una oportunidad que no podía desperdiciar. »Entonces, ¿me dejarás hacerlo? Fuiste muy pasional al decirme que lo harías aquella noche en la cama. «¡La próxima vez que nos veamos, te dejaré que lo metas a gusto!», lo recuerdo muy bien y… La vergüenza se me subió de golpe y me apresuré para taparle la boca con ambas manos, mirando a los lados nerviosa. ¡¿De dónde había salido este pervertido?! El regocijo lo bañó y tomó mis manos, las separó y apretó con ligereza, perforándome con unos ojos lujuriosos que me tomaron por sorpresa. Forcejeé y di un salto atrás, tal cual una gata queriendo protegerse de un depredador, y lo fulminé con la mirada. —¡Aléjate de mí, no quiero tener nada que ver contigo! —exclamé y retrocedí otro paso. —Hmm… no decías eso aquella noche… —se burló. El muy maldito lo disfrutaba… ¿es que yo no era más que un juguete justo ahora? Pero no podía quedarme callada. No me iba a dejar intimidar por este desgraciado. —¡Estaba borracha y deprimida!, pude haberlo hecho con cualquiera y no me habría importado. ¡No te des tanta importancia! —espeté iracunda. Él ladeó la cabeza y se metió las manos en los bolsillos del pantalón con un movimiento tan medido que hasta me pareció un actor en medio de una escena dramática. —Puedes decir lo que quieras, porque sé lo que vi… Los niños y los borrachos son las personas más sinceras, señorita Blair, téngalo presente. Sin embargo, como creo que ya me he divertido suficiente esta noche, la dejaré en paz. No es bueno que un caballero acose a una señorita por algo que pasó en uno de sus más bajos momentos. Fruncí el ceño y me crucé de brazos delante del pecho. —¡Ay sí, ahora sí eres un caballero! —protesté—, ¡Eres un aprovechado sinvergüenza, eso es lo que eres! ¡Pobre de la mujer que se enamore de ti, acosador pervertido! Zapateé fuerte para darme mi lugar, no podía dejarlo someterme, pero él apenas sonrió, una mueca diferente, suave y extraña, casi hasta tierna que me dejó atónita por un segundo. De repente, su semblante se serenó, pero no tardó en volver a ser el serio de antes. —En fin… que tenga buenas noches, señorita Blair. Fue bueno encontrarla aquí. Hizo un poco más divertida esta noche de m****a. Acto seguido, todavía con las manos en los bolsillos, se dio media vuelta y se marchó por donde vino. No muy lejos vi a Grace quien, al pasar al lado de Dominik, lo miró con sorpresa y corrió mucho más rápido hacia mí con los ojos saltones. —Blair, ¡¿acaso ese no es…?! El miedo palpitó en sus orbes, y solo pude asentir. —Es él… no lo recordaba, pero me lo confirmó. Al instante, mi mejor amiga se llevó ambas manos a la boca y me miró con terror. —Dios mío… ¿cómo es posible que te encontraras con él, de todo el mundo, en esta enorme ciudad? Además, ¿cómo es que un sujeto tan respetable terminó en ese club? —Bueno, nosotras estábamos ahí —solté y resoplé. —¡Solo fuimos porque lo necesitabas! ¡El malnacido de Benjamin tiene la culpa! —Se detuvo de golpe y caminó hacia mí para tomarme de los brazos—. Dios, Blair, ¡¿y si dice lo que pasó?! Nuestra reputación. Abrió los ojos de par en par, pero enseguida negué con la cabeza. —No creo que diga nada, no si quiere seguir manteniendo esa facha de hombre pulcro con la que se presentó. Sin embargo, tú puedes relajarte. Estabas tan borracha y dormida que no te llegó ni a tocar. La vergüenza pintó enseguida su rostro de un sonroso gracioso, y enterró su cara con la vista al suelo. —¡No me lo recuerdes! No quiero recordar que soy tan estúpida que ni siquiera pude mantenerme despierta para acostarme con ese papasito… ¡Soy una desgracia para esta sociedad! Mientras me crucificaba por emborracharme tanto, no pude evitar ver la espalda de aquel hombre alejarse al interior del salón. El mundo era demasiado pequeño; no obstante, no podía detenerme por él. A fin de cuentas, ese tipo seguiría con su camino y con lo que vino a hacer al país y luego se marcharía. Yo debía concentrarme en mi próxima entrevista y en dar lo mejor para obtener el trabajo de mis sueños. Pero, tal cual el karma, la vida me enseñaría no muy lejos en el futuro que, mientras no cortes de raíz con los gigantes de tu pasado, estos eventualmente volverán a ti.BLAIRSan Francisco era enorme, ¿qué probabilidad tenía de encontrarme con ese tipo de nuevo? Lo mejor era dejar el pasado atrás y seguir adelante.Por eso, esa mañana iba recia, con mi traje azul marino, tacones y rebosante de presencia. Llegué a la sede de la Corporación Weltraum, una empresa de investigación y exploración espacial en el área privada que, sin embargo, tenía convenios y conexiones con el gobierno.Hoy era el día de mi entrevista para entrar al grupo del proyecto VON55, uno que, según los rumores, esperaba crear nueva tecnología para minimizar los riesgos en la exploración del espacio amplio con costos y recursos sostenibles.Si lograba entrar, el sueño de mi vida estaría completo.Sonriente, ingresé al edificio, imponente, ancho y con vidrio por todas partes, y me presenté para mi cita, siendo enviada al quinto piso casi enseguida.Una mujer, la gerente de operaciones, era quien me entrevistaría.—Por norma debería ser el jefe del proyecto quien hiciera esto, pero aú
BLAIRAl pasar a la oficina, me encontró con la sonrisa de suficiencia del maldito de Benjamin, a sabiendas de lo que quería.—Blair, así que conseguiste el empleo, qué fascinante.Fruncí un poco el ceño, pero no dije nada.—No sabía que tú estabas buscando un nuevo empleo. Claro, mi flamante otrora prometido ni siquiera me había dicho que buscaba otro empleo, y mucho menos en el mismo lugar que yo. Era obvio que no renunciabas a tu trabajo y decidías por otro en un par de semanas, sobre todo porque el proceso de selección de esta empresa duraba al menos un mes.—Estamos en la oficina, Blair, así que tienes que dirigirte a mí con respecto, ¿de acuerdo? Llámame señor Blackburn.Fruncí el ceño, sintiendo un escozor ácido en la garganta, y solté una risita.—Oh, lo siento, señor Blackburn, entonces por favor tenga la decencia de no tutearme; después de todo, ahora no somos más que jefe y empleada —espeté con sarcasmo.Él entornó los ojos y se levantó de su silla, rodeó el escritorio y s
BLAIRBenjamin empezó a sudar frío y a tartamudear, sin saber qué decir, al ver al otro.—Yo, ehm… señor Engel…En eso apareció Helen, lo tomó del brazo y miró a Dominik con una sonrisa nerviosa, pero tratando de parecer confiada.—Señor Engel, no es nada. Benjamin ya se va. Ya nos vamos.El pelirrojo frunció el ceño, pero los dejó irse y soltó un suspiro antes de dirigirse a mí.—Señorita Blair, ¿está bien?Fruncí el ceño, aún con la molestia encima, y me puse a la defensiva, esperando lo peor, aunque enseguida me dije que eso no tenía sentido y resoplé.—Estoy bien, señor Engel, no se preocupe. Gracias por su ayuda.Me ardía el brazo, el malnacido ese me agarró con tanta fuerza que debió magullarme el brazo.—¿Tienes auto? —preguntó y negué con la cabeza—. Deja que te lleve a casa entonces. No parece que por aquí pasen muchos taxis. —Él miró a un lado y a otro y luego a mí.La duda me asaltó y arrugué la cara. Vi por la calle y enseguida noté a Paul que traía el auto y bajaba para a
BLAIRSus palabras me dejaron en blanco, pero la chillona risa de Kristen ni siquiera me dejó pensar y, para cuando alcé la vista, ella se acercaba a paso raudo.—Papá, ¿por qué Dominik debería estar con Blair? ¡Ella es muy desabrida y no tiene el encanto que un hombre así busca! ¡Déjamelo a mí! Te aseguro que lo conquistaré. —Se sentó al lado del abuelo y tomó sus manos, haciendo un mohín.Él respiró hondo y negó con la cabeza. Era un pez gordo conocido por ser implacable, pero se ablandaba con ella por el cariño que le tenía. Todos los hombres tenían un punto débil.—Cariño, Dominik es un hombre inteligente, es astuto. No cualquier chico puede formar su propia gran empresa desde la nada con apenas veinte años, mucho menos hacerla crecer tanto como él lo hizo —comentó con tono dulce—. Es un tipo astuto y Blair pareció gustarle, además Blair también es muy inteligente y comparten intereses. Sabrá tratarlo mejor de lo que tú podrás.Kristen frunció el ceño, consciente del fondo de esas
BLAIRCon el CEO saliendo al mediodía de viaje por un asunto imprevisto, yo seguía sumida en el trabajo.A eso de las seis, al ver que muchos ya se iban a casa tras terminar sus labores, pensé que ese día no quería hacer horas extra y me levanté para marcharme; sin embargo, la vejiga me traicionó y tuve que ir al baño.Al volver a mi mesa me dispuse a recoger mis cosas; sin embargo, no encontré mi identificación por ninguna parte. La busqué en las gavetas y alrededor, pero no la conseguí. Sin identificación no podría sellar la salida, lo que era un problema, así que fui a la dirección de personal para informar la pérdida.Cuando pasé hacia una asistente, de las únicas que quedaba, esta parecía poco dispuesta a prestarme atención.—Señorita, quiero reportar la pérdida de mi identificación. Fui al baño y solo desapareció.—¿En serio? ¿No es eso un descuido de tu parte? —La mujer me miró con desdén.—Bueno, debía estar en mi escritorio a mi vuelta, pero no está.Traté de mantener la calm
BLAIRLo seguí hasta la oficina, ubicada en la última planta. En el ascensor todo fue silencio, cierta tensión, y al salir solo caminé hasta el despacho. Paul abrió la puerta y entramos, él se quedó afuera, la cerró… y se hizo la calma.Dominik se acercó a su escritorio y se recostó contra él.—Bien, ¿puedes explicarme qué pasó? Si no me dices la verdad podría considerar el despido, pero tú no me pareces del tipo que comete errores tan estúpidos.—Yo no hice nada —me defendí al instante, acercándome unos pasos, y llevé una mano a mi cintura, una muestra involuntaria de carácter—. Ayer perdí mi identificación y no pude marcar la salida por mi cuenta, pero la asistente de personal me dijo que lo haría por mí. Me fui poco después de las seis de la tarde y volví esta mañana. Cuando volví, mi identificación estaba sobre mi escritorio y ocurrió lo del error de la base de datos.Él me escrutó en silencio unos segundos, lo que de cierta manera me intimidó, pues los claros ojos de ese hombre d
BLAIRBenjamin se fue frustrado y yo seguí con mi trabajo.Por la tarde, al salir de la oficina, me encontré a mi jefe en el pasillo, cosa extraña.—Señorita Blair, ¿le gustaría ir a cenar conmigo? —inquirió él, lo que me sorprendió.—¿Conmigo? ¿Por qué querría salir a cenar con su humilde empleada, señor Engel? —espeté condescendiente y él me miró con cierta ironía antes de reír.—No la estoy invitando en calidad de empleada, señorita Blair… —Se acercó y susurró—: ¿Qué le parece una cena con alguien con quien compartió cama? Algo casual.Fruncí el ceño y apreté los labios.—¿En qué demonios piensas? —Lo tuteé y di un paso atrás, revirando los ojos, para oír su risa—. Ni te creas que volveré a estar contigo solo por eso.¿Quién se creía que era? ¿Podía considerar esto como acoso laboral? Tenía que informarme.Él soltó una risita, con su secretario viendo todo algo sorprendido, quizá no acostumbrado a ver a ese portento de hombre de lengua suelta.Estuve a punto de dar la vuelta e irme
BLAIRSolo fui al club a distraerme con mi mejor amiga, pero todo acabó en desastre.Ahí estaba, Benjamin Blackburn, empiernado con aquella muchachita rubia que semanas atrás presentó como su nueva subordinada. Los dos se comían las bocas y se metían mano sin importarles que estuvieran en un lugar público, y se lanzaban miraditas cada que se separaban dos centímetros.Eso por sí mismo no sería malo. Indecente, sí, pero no malo; sin embargo, había un problema: Benjamin era mi prometido.—Blair, ¿ese que está ahí no es Ben…?—Sí, es él —espeté con rabia contenida y apreté el vaso que tenía en la mano—. Ese maldito…—Bueno, ¿qué tal si nos que…?Pero, antes de que Grace pudiera decir nada, salí como alma que lleva el diablo, directo hacia el par y, al llegar junto a ellos, agarré a la mujer del pelo y la tiré a un lado con todas mis fuerzas.—¡¿Así que esta es tu «importante reunión» por la que tenías que hacer horas extras, Ben?!El hombre, un rubio delgado, abrió los ojos de par en par