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Capítulo 4: Un par inesperado

BLAIR

San Francisco era enorme, ¿qué probabilidad tenía de encontrarme con ese tipo de nuevo? Lo mejor era dejar el pasado atrás y seguir adelante.

Por eso, esa mañana iba recia, con mi traje azul marino, tacones y rebosante de presencia. Llegué a la sede de la Corporación Weltraum, una empresa de investigación y exploración espacial en el área privada que, sin embargo, tenía convenios y conexiones con el gobierno.

Hoy era el día de mi entrevista para entrar al grupo del proyecto VON55, uno que, según los rumores, esperaba crear nueva tecnología para minimizar los riesgos en la exploración del espacio amplio con costos y recursos sostenibles.

Si lograba entrar, el sueño de mi vida estaría completo.

Sonriente, ingresé al edificio, imponente, ancho y con vidrio por todas partes, y me presenté para mi cita, siendo enviada al quinto piso casi enseguida.

Una mujer, la gerente de operaciones, era quien me entrevistaría.

—Por norma debería ser el jefe del proyecto quien hiciera esto, pero aún no ha llegado, y el CEO se encuentra en una reunión ahora mismo.

Asentí, envuelta en la formalidad, y la mujer empezó a enumerar todo lo que veía en mi currículo. Entonces, alguien tocó a la puerta y, tras la autorización, una chica rubia y joven entró.

—Señorita Martin, ya está todo listo para la llegada del nuevo gerente. Necesito que firme estos papeles.

Sandra Martin asintió y sonrió, haciéndole una seña para que se acercara.

Fue entonces cuando vi quién era. ¿Acaso el mundo era un pañuelo? Era la misma chiquilla con la que había pillado a mi ex aquella noche.

Cuando ella me vio, abrió los ojos como platos.

—¿Tú…? ¿Qué haces aquí? —espetó desdeñosa, olvidándose por un momento de la presencia de su superior.

—Estoy en medio de una entrevista, Helen, más educación —respondió Sandra de inmediato mientras tomaba los papeles, haciendo retroceder a la otra.

Yo preferí no hablar, y solo miré la mano de la jefa moverse sobre los papeles para firmarlos tras echarles un vistazo. Helen se fue y se hizo el silencio.

—¿Conoces a Helen? —inquirió curiosa la mujer.

Rodé los ojos y resoplé.

—Yo no diría conocer. Nos encontramos en una circunstancia particular.

Ella supo que no debía preguntar más, y la entrevista continuó, dejándome al final con una propuesta laboral y un contrato firmado.

La contentura se me filtraba, pero traté de controlarme y acompañé a Sandra hasta mi nuevo lugar de trabajo, el equipo de desarrollo del proyecto VON55. Para mi sorpresa, apenas pasar al departamento vi a Helen, quien me dedicó una mirada fastidiada.

—Todos, esta es Blair Acy-Rymer. A partir de mañana trabajará en este departamento, por favor, oriéntenla en tanto el flujo de actividades se normaliza. También, se espera que el nuevo gerente llegue esta misma tarde.

Los miembros del departamento, en su mayoría hombres, me miraron. En algunos vi curiosidad o admiración, y en otros vi algo que me dio asco, así que decidí ignorar. Enseguida los etiqueté y puse en lista negra, aunque inevitablemente tendría que tratar con ellos.

En eso se oyó una ligera conmoción desde el pasillo, y apareció Paul Walter, el secretario del CEO, en compañía de otros dos hombres y… ¡por un demonio! ¿Por qué los conocía a ambos?

Tragué entero al ver entrar a un rubio con gesto de falsa modestia que hablaba con un pelirrojo. El segundo era Dominik, y el primero…

—Buen día a todos. Aquí traigo al nuevo gerente del departamento de desarrollo para el proyecto VON55, Benjamin Blackburn. Es un ingeniero aeroespacial con muy buenas credenciales y coordinará el proyecto y las conexiones con los demás departamentos.

Se me subió la presión y se me bajó el azúcar al mismo tiempo, y sentí que estaba en un sueño. No podía ser cierto, esto tenía que ser una pesadilla.

Dominik era el CEO de este lugar, eso era claro… y mi exprometido era mi nuevo jefe.

—Maldita sea… —susurré bajito y apreté las piernas.

No podía tener tanta mala suerte.

Sandra me dio un empujoncito y se giró hacia Dominik.

—Señor Engel, esta es nuestra nueva empleada, también comenzará hoy en este departamento. Su nombre es Blair Acy-Rymer.

Él fingió no conocerme, y vi en sus ojos brillar la curiosidad, aunque puso cara de sorpresa.

—Oh, es un placer conocerla, señorita Blair —dijo como si nada y extendió la mano—. Espero que pueda aportar mucho a nuestro proyecto.

Al principio no me moví, en parte por la sorpresa, en parte por el asco, pero luego alargué la mano y le acepté el apretón.

Sin embargo, fui consciente de los penetrantes ojos de Benjamin, que parecían querer partirme en dos.

—Un gerente y una nueva empleada, esto pinta de maravilla —comentó el CEO con complacencia.

Sandra lo abordó, y Benjamin fingió ignorancia un rato, hasta que los dos se fueron. Entonces se fue a su oficina, y Helen entró unos segundos después, muy contenta.

Yo me quedé con algunos compañeros que me dieron un recorrido por la oficina y explicaron todo, pero no pasó mucho para que Helen saliera y, con una sonrisa de desdeñosa victoria, anunciara:

—Blair, el señor Blackburn solicita tu presencia en su oficina.

Fruncí el ceño, aunque lo esperaba, consciente de que esos dos quizá querrían hacérmelo difícil. Suspiré y fui a la oficina.

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