BLAIRSus palabras me dejaron en blanco, pero la chillona risa de Kristen ni siquiera me dejó pensar y, para cuando alcé la vista, ella se acercaba a paso raudo.—Papá, ¿por qué Dominik debería estar con Blair? ¡Ella es muy desabrida y no tiene el encanto que un hombre así busca! ¡Déjamelo a mí! Te aseguro que lo conquistaré. —Se sentó al lado del abuelo y tomó sus manos, haciendo un mohín.Él respiró hondo y negó con la cabeza. Era un pez gordo conocido por ser implacable, pero se ablandaba con ella por el cariño que le tenía. Todos los hombres tenían un punto débil.—Cariño, Dominik es un hombre inteligente, es astuto. No cualquier chico puede formar su propia gran empresa desde la nada con apenas veinte años, mucho menos hacerla crecer tanto como él lo hizo —comentó con tono dulce—. Es un tipo astuto y Blair pareció gustarle, además Blair también es muy inteligente y comparten intereses. Sabrá tratarlo mejor de lo que tú podrás.Kristen frunció el ceño, consciente del fondo de esas
BLAIRCon el CEO saliendo al mediodía de viaje por un asunto imprevisto, yo seguía sumida en el trabajo.A eso de las seis, al ver que muchos ya se iban a casa tras terminar sus labores, pensé que ese día no quería hacer horas extra y me levanté para marcharme; sin embargo, la vejiga me traicionó y tuve que ir al baño.Al volver a mi mesa me dispuse a recoger mis cosas; sin embargo, no encontré mi identificación por ninguna parte. La busqué en las gavetas y alrededor, pero no la conseguí. Sin identificación no podría sellar la salida, lo que era un problema, así que fui a la dirección de personal para informar la pérdida.Cuando pasé hacia una asistente, de las únicas que quedaba, esta parecía poco dispuesta a prestarme atención.—Señorita, quiero reportar la pérdida de mi identificación. Fui al baño y solo desapareció.—¿En serio? ¿No es eso un descuido de tu parte? —La mujer me miró con desdén.—Bueno, debía estar en mi escritorio a mi vuelta, pero no está.Traté de mantener la calm
BLAIRLo seguí hasta la oficina, ubicada en la última planta. En el ascensor todo fue silencio, cierta tensión, y al salir solo caminé hasta el despacho. Paul abrió la puerta y entramos, él se quedó afuera, la cerró… y se hizo la calma.Dominik se acercó a su escritorio y se recostó contra él.—Bien, ¿puedes explicarme qué pasó? Si no me dices la verdad podría considerar el despido, pero tú no me pareces del tipo que comete errores tan estúpidos.—Yo no hice nada —me defendí al instante, acercándome unos pasos, y llevé una mano a mi cintura, una muestra involuntaria de carácter—. Ayer perdí mi identificación y no pude marcar la salida por mi cuenta, pero la asistente de personal me dijo que lo haría por mí. Me fui poco después de las seis de la tarde y volví esta mañana. Cuando volví, mi identificación estaba sobre mi escritorio y ocurrió lo del error de la base de datos.Él me escrutó en silencio unos segundos, lo que de cierta manera me intimidó, pues los claros ojos de ese hombre d
BLAIRBenjamin se fue frustrado y yo seguí con mi trabajo.Por la tarde, al salir de la oficina, me encontré a mi jefe en el pasillo, cosa extraña.—Señorita Blair, ¿le gustaría ir a cenar conmigo? —inquirió él, lo que me sorprendió.—¿Conmigo? ¿Por qué querría salir a cenar con su humilde empleada, señor Engel? —espeté condescendiente y él me miró con cierta ironía antes de reír.—No la estoy invitando en calidad de empleada, señorita Blair… —Se acercó y susurró—: ¿Qué le parece una cena con alguien con quien compartió cama? Algo casual.Fruncí el ceño y apreté los labios.—¿En qué demonios piensas? —Lo tuteé y di un paso atrás, revirando los ojos, para oír su risa—. Ni te creas que volveré a estar contigo solo por eso.¿Quién se creía que era? ¿Podía considerar esto como acoso laboral? Tenía que informarme.Él soltó una risita, con su secretario viendo todo algo sorprendido, quizá no acostumbrado a ver a ese portento de hombre de lengua suelta.Estuve a punto de dar la vuelta e irme
BLAIR—¿Tío Robert? ¿Cuándo volviste? No sabía que habías regresado al país.Miré al rubio delante, espigado y bien vestido, y sonreí, aunque más por costumbre, porque no era que nos lleváramos muy bien.—Llegué ayer, pero no he ido a casa a visitarlos. También me sorprende verte por aquí, lo último que supe de ti era que estabas por… ¿Texas?Robert aparentaba ser afable, quizá por la presencia de un tercero, pero era transparente tras su acto.—Sí, estaba en Houston, pero ahora trabajo aquí —comenté simpática.Una vocecita medio fina resonó llamándome de repente, y un niño bien vestido salió de detrás de Robert y se lanzó a abrazarme. Me agaché entusiasmada y correspondí.—¡Ray, qué gusto verte! ¿Cómo has estado?El niño, de cabellera castaña rojiza y ojos claros, me sonrió, y nos pusimos a hablar como si nada, con él bastante emocionado por verme.Detrás de Robert se detuvo Shirley, la esposa de este, que contempló la escena con cierto fastidio, pero no pudo evitar mirar a Dominik c
BLAIRTras la cena, el tío y su familia se fueron, y yo fui conducida al auto de Dominik en compañía de su chofer, y no tardé en darme cuenta de que no nos dirigíamos a mi casa.—¿A dónde vamos?—La noche es joven, ¿qué tal un paseo?Las noches eran frescas en esta época del año, quizá hasta frías, pero decidí aceptar su ofrecimiento porque necesitaba hacerle algunas preguntas. Tenía que conocer mejor a mi nuevo novio si quería aparentar ser una buena novia, ¿verdad?Terminamos en un paseo con vista al río, Paul se quedó en el auto, y Dominik y yo empezamos a caminar a lo largo. Por alguna razón, siendo como era siempre, me sentía un poco aprensiva ahora que estábamos a solas.La vista alrededor era linda, acogedora si se quiere: a un lado el río, un lugar de reuniones más abajo y, luego de la carretera, mansiones de los ricos más antiguos de la ciudad, terreno que se extendía hasta más allá de los terrenos que eran propiedad de mi abuelo.De pronto sentí que me tomaban la mano, y me
BLAIREl calor se me regó por todo el cuerpo y fui incapaz de dejarlo ir. Sus labios bordearon los míos, y el frío de la noche desapareció.Tras unos segundos, con las mejillas ardiéndome, nos separamos, y en ese momento no pude verlo a los ojos. ¿Por qué me había dejado llevar? Yo era una idiota.—Eso está bien. Es normal que las parejas compartan besos. Además, tu abuelo es un hombre inteligente, ¿no? Se dará cuenta de que esto es falso si no tenemos cierta familiaridad. —Él se separó y, de la nada, me dio unas palmaditas en la cabeza—. Vamos al auto, es hora de llevarte a casa, Isi.Percibí la diversión al decir ese mote, pero pretendí ignorarla y solo me dejé conducir al auto.El camino de vuelta fue silencioso, y cuando el auto se detuvo frente a la casa, divisé a mi abuelo observando por la ventana, lo que llamó mi atención porque no era para nada tarde.Entonces, Dominik bajó y me extendió la mano para salir, con una curiosa sonrisa en los labios que me dijo se estaba divirtien
BLAIRMantener separados lo profesional de lo privado era complicado, pero me las ingeniaba para hacerlo.Ese sábado llegué a la empresa temprano porque debía trabajar hasta más o menos las tres de la tarde. La fiesta de Ray era a las cuatro y ya tenía más o menos todo visto.Me quedé un poco después de las tres a que todos se fueran porque se suponía que debía irme con Dominik a la casa, pero primero tocaba hacer algunas cosas antes.Al salir del departamento pasé de Benjamin, que últimamente me estaba fastidiando la paciencia desde que despidieron a Helen, y salí de la oficina. Caminé con calma hasta que un auto se detuvo a mi lado, y al voltear encontré a Dominik en el asiento del conductor. Hoy vestía de forma mucho más casual que de costumbre.—¿Va a alguna parte, señorita?Su chulería ya se me hacía costumbre, esa sonrisita complaciente y de que lo tenía todo bajo control. Miré alrededor, viendo que no hubiera nadie que nos viera, y rodeé el auto para subir al asiento del pasaje