Cristopher Stewart, capitán del ejército, emprende una misión desesperada junto a su padrastro: encontrar a la exesposa de este, la única persona que podría ayudar a descubrir una cura en medio del caos. Sin embargo, el pasado familiar complica la tarea. Años atrás, la madre de Cristopher, amante de su padrastro, falsificó pruebas de ADN que destruyeron el matrimonio y dejaron a la mujer sola y embarazada de un hijo que consideraron ilegítimo. Ahora, enfrentados a la culpa y el resentimiento, deberán convencerla de colaborar. Durante su búsqueda, Cristopher conoce a la verdadera hija de su padrastro, una joven que sacrificó su humanidad para proteger a su madre. Pese a la diferencia de edad y el entorno hostil, él empieza a enamorarse de ella. ¿Lograrán superar el peso del pasado y salvar lo que queda de la humanidad? ¿O será demasiado tarde para el amor en un mundo consumido por el infierno?
Leer másFaltaba poco para que la unidad encargada de recogerlos llegara a la superficie, donde se ubicaba una de las salidas exteriores del búnker de Alicia, y Aiden aún seguía encerrado con ella, mientras debía encargarse de lidiar con la desesperante de Sasha. —Tuvieron un ataque por parte de unos infectados de nivel alto—se excusó Glorym—por eso no pudimos atacarlos... —¡NO ME IMPORTA QUÉ PASÓ!—gritó desesperada Sasha—¡Se supone que tenemos una alianza de cooperación mutua! —Y seguirá así—mintió—pero no podemos poner en peligro la vida de nuestros miembros, de lo contrario... ¿Quién estaría dispuesto a hacer sus caprichos? Sin darle tiempo a que la mujer histérica respondiera, Glorym colgó la llamada. Ya suficiente tenía con los problemas del exterior, deseaba con todo su corazón sacarse de encima a aquella mujer. Pero, si de verdad querían llevar a cabo sus planes y mantener a salvo a Serah, Sasha seguía siendo una pieza de vital importancia. Después de media hora de aquella llama
El corazón de Alicia aumentaba sus latidos, a la expectativa de lo que diría a continuación Aiden. El hombre guapo duró varios minutos en silencio, mientras se limpiaba con un pañuelo humedecido, su cuello ensangrentado. —Un infierno equivalente a dos planetas tierras juntas, fue lo que creo aquel demonio—respondió mientras continuaba limpiándose—conformado por miles de laberintos casi infinitos, a cambio de su ayuda, el demonio obligó al clan Valentine a rendirle tributo: llevando a personas inocentes a perecer en dicho infierno.Tocando con la yema de sus dedos, la superficie reflejante del espejo cercano, hizo que, de inmediato, Alicia observara una visión que le provocó un miedo mayor, mucho mayor que el que sufrió cuando fue en búsqueda de su padre. La sustancia negra, el patógeno que habían tomado pensando que era una rara agua de un océano de otro "mundo" no era más que la sangre podrida de los millones de víctimas que perecieron en aquel extraño lugar, víctimas de aquellos
Alicia no pudo acercarse más a Aiden, con el bisturí, antes de que este se despertara de golpe y con un movimiento rápido tomara con fuerza su muñeca. Con una fuerza superior a la de ella, no solo logró desarmarla, sino que llevó su brazo hacia su espalda. Cargándola de una forma ágil, la llevó nuevamente a la cama y con su cuerpo mucho más grande y pesado que el de ella, hizo que se quedara presa debajo de él. Era tan pesado que Alicia tuvo que dejar de forcejear, así el aire no le faltara tanto. —Sí, vas a atacar a alguien, más fuerte que tú, asegúrate que sea por la espalda—respondió a centímetros de su rostro. Alicia, segura de no poder contra él, intentó relajarse un poco para no provocarlo. No obstante, por un momento, vio oscurecer aquellos ojos tan hermosos y al instante ver cómo Aiden subía sus dos manos encima de su cabeza, agarrando con la mano derecha de este las muñecas. —¡Suéltame!—dijo al borde del llanto—¡¿Qué han hecho con mi hija?! —¡Ah!—suspiró cansado—no s
Mientras Aiden se encontraba con Alicia, Glorym pasaba un rato jugando con su pequeña hija. Era increíble cómo, después de tanto tiempo y de todo lo que tuvo que pasar, aquella mujer pudiera dar a luz a una niña "bendita" como lo era Serah. —¿Baba?—preguntó jugando con un conejo hecho con medias. —Tu mami está descansando—dijo acariciando su regordeta y rojiza mejilla—tranquila, ella vendrá pronto. Serah, curiosa al ver a una persona distinta a su madre, sonrió con ingenuidad y alzando sus brazos, mientras era cargada en la cama de la oficina de Alicia, logró bajarle la capucha a Glorym. De inmediato quedó absorta ante lo bella que era. Parecía ser un hada, cómo esas que su madre le dibujaba. Su cabello rubio cenizo, enmarcaba muy bien su piel blanca y sus ojos de distintos colores: rosado en el izquierdo, y azul verdoso en el derecho. Al observarla por varios segundos, Serah aplaudió mientras sonreía. —¿La pequeña Serah es muy curiosa, eh?—preguntó acariciando su cabeza—¡Qué niñ
Finalmente, llegaron a la entrada de la instalación. Era un edificio pequeño, cubierto de vegetación y con señales evidentes de abandono. El capitán forzó la puerta, permitiendo que todos entraran antes de cerrarla de golpe.Dentro, el aire era denso y pesado, cargado con el olor de materiales químicos en descomposición. Albert encendió una linterna, iluminando las paredes cubiertas de grafitis y documentos desgastados.—Este lugar… ¿Es una de las entradas a los túneles?—cuestionó dudoso. Según lo que recordaba, tanto el cómo varios soldados del escuadrón, había ciertas entradas similares a las entradas de un subterráneo, escondida en la vegetación, que permitían acceso más rápido para los soldados de la alianza en la segunda gran guerra. —Capitán—escuchó decir por parte del teniente—si los túneles aún siguen... podemos atajar camino y llegar a la zona más cercana al objetivo. El capitán de su escuadrón asintió, observando el mapa de los alrededores. En efecto, si era cierto aquell
El helicóptero volaba alto, evitando llamar la atención de los infectados que vagaban por las zonas cercanas. Albert mantenía la mirada fija en la ventana, observando cómo el paisaje urbano destruido por los enfrentamientos y el avance de la naturaleza. Poco a poco, el científico militar y padre de posiblemente dos niños de la misma edad, vislumbraba a lo lejos la frontera entre la ciudad y el bosque que lo rodeaba. No obstante, el peso de las palabras de Sasha seguía presente en su mente, pero ahora lo acompañaba una inquietud mayor. ¿Por qué sus superiores parecían tan interesados en enviarlo a una misión que, en teoría, no debía requerir su presencia?Bien, era algo que quiso ignorar, pero ahora no podía hacerlo más. Era uno de los mejores científicos, enviarlo a campo y recolectar muestras, así como mayor información, recogerías más frutos que alguno de sus subordinados. Sin embargo, era cierto lo extraño que resultaba ser que, después de tanta negativa, por fin se le diera el av
Sasha estaba enojada, tanto que le costaba mantener su fachada manipuladora en frente de Albert. Por primera vez, aquel control que ella sentía seguro de mantener a largo plazo, estaba tambaleando. Por nada en el mundo, Albert parecía cambiar de opinión. —¿Es por ella?—cuestionó molesta—no quieres negarte a la expedición, ¿por qué quieres encontrar a Alicia?Albert se detuvo, con el corazón palpitando a todo dar. Con la mano, aun en la perilla de la puerta, miles de imágenes de Alicia se cruzaron por su cabeza, incluyendo de cuando ella estaba en embarazo. En definitiva, no era lo mismo que un tercero le increpara sobre sus intenciones. —Yo...yo—susurró intentando buscar alguna respuesta. —¡Dame la cara, Albert!—expresó aumentando el llanto—¿nos abandonas por ella? ¿Por la mujer que te fue infiel y te quería engañar con un hijo falso?Si lo analizaba de ese modo, Sasha tenía razón. Pese a todo lo que estaba sintiendo, exacerbado aún más después de aquel sueño, su sentimiento de cul
Sumido en sus pensamientos, Albert no presintió llegar el vaso que Sasha le había lanzado, después de este ingresar a la habitación de ella. El antiguo cuarto que ambos compartían se sentía tan frío; sin embargo, el dolor por el objeto estrellándose contra su frente, así como la sangre caer poco a poco, hizo que aquel frío se sintiera peor. —¡Sasha!—gritó colocando una mano en el corte—¡¿Pero qué haces?!—¡Dios, Albert!—expresó nerviosa—¡No quería golpearte!Sasha, pálida, fingiendo estar enferma, se acercó temerosa hasta Albert. La mujer parecía un gato recién lastimado, cuando en realidad había sido ella la que provocó el altercado. Sin embargo, también se sentía enojada y traicionada. No entendía por qué el comandante del pabellón había autorizado la salida del padre de su hijo, pese a todo el dinero que le había estado pasando. Por días había llamado, pero todo era en vano, al parecer aquella decisión era irrevocable. Sin entender lo que estaba pasando, tenía que hacer uso del
Albert estaba estupefacto, con el corazón a punto de salir de su pecho. No creía que aquello fuera un sueño, no al menos uno simple, era demasiado vívido para ser solo un sueño. Sin embargo, quedó sin habla al ver como Alicia se desvanecía ante sus ojos, después de haber escuchado aquel balbuceo de una niña pequeña. —¿Pero qué carajo?—preguntó pálido—Alicia... Su mano se levantó inconscientemente, intentando alcanzar lo último que quedaba de la estela que su aún esposa había dejado. Pero, era en vano: había vuelto a desaparecer. Todos estos meses, sintiendo solo culpa en su corazón, frunció el ceño al sentir una nueva emoción en este. —Regrésalo, Glorym—escuchó decir al misterioso hombre—la próxima vez asegúrate de solo contactarnos con la mujer, este hombre no nos interesa. —Sí—respondió la mujer. Albert, quien se había dado la vuelta para interrogarlos y entender lo que estaba pasando, observó como la mujer que se hacía llamar "Glorym" chasqueó sus dedos, provocando que poc