Alicia suspiró de alegría, pese a lo débil que estaba, al ver que aquella habitación se trataba de una pequeña cocina y una cafetería para cuatro o cinco personas. Con emoción, corrió hasta una alacena dentro de la cocina, donde había una pequeña guarnición de fideos instantáneos. Aunque toda su vida como adulta, en especial desde que se había enterado de su embarazo, había procurado comer cosas sanas, se acercó con rapidez hacia aquellos fideos instantáneos, pese a que sabía muy bien no eran lo más sano. Usando un grifo el cual servía agua caliente, en menos de tres minutos estaba comenzando a devorar con impaciencia un tazón grande de fideos. —¡Gracias, papá!—dijo devorando su segundo tazón. Notando que en el escurridor había una loza puesta, supuso que su padre había estado allí adentro antes de que todo ese desastre ocurriera. Buscando un poco de agua fría, sintió como un oasis el agua helada que salía del filtro. Aquello se había sentido tan bien, comida era comida y p
Extrañando la practicidad y objetividad de su padre, Alicia tenía en mente que debía seguir viva para al menos devolver el sacrificio que hizo su padre. Más allá de todo el dinero que se gastó o de como murió, ahora por él debía hacer todo lo posible para sobrevivir y traer a aquel mundo a su bebé, del cual aún desconocía su género. Colocando la tarjeta llave en la puerta que daba al segundo piso, notó que una escalera se desplegaban varios metros bajo el suelo, provocando que fuera un poco respirar, de no ser por el sistema de ventilación que su padre había mandado a instalar. Una vez terminó de bajar las escaleras, se encontró enfrentada con tres puertas, una a su izquierda, que tenía el letrero "área médica" y la otra, en frente de ella, que tenía el letrero de "subterráneo". La última puerta, a su derecha, indicaba "área de descanso". Con curiosidad, abrió la cerradura electrónica de la puerta a su izquierda.—¿Cómo?—espetó sorprendida. De acuerdo a lo que sus ojos veían, y seg
Aunque sabía que la ignorancia era una perdición en aquellos momentos, donde lo que alcanzaba a escuchar en la radio eran solo noticias devastadoras de la superficie, por un momento había decidido ser egoísta y solo pensar en ella.Ya después tendría tiempo de analizar más en profundidad lo que estaba ocurriendo, pero lo que escuchó en aquella nota hizo que su piel se erizara. La voz de su padre la desconcertó, recordándole por un segundo el luto que aún tenía en su corazón por la muerte de este. —Alicia, si estás escuchando esto, significa que has comenzado a notar los cambios en tu cuerpo—la voz de su padre habló bastante cansada—el sistema tiene la orden de solo mostrarte este archivo en caso dado que los análisis correspondan a tu sangre, así que no tienes de qué asustarte. La voz de su padre se quebró ligeramente antes de continuar, aunque era solo un archivo de audio, escucharlo de esa forma, de manera tan desesperanzada, hacía que su alma se rompiera aún más. —No te asustes,
Alicia no pudo seguir observando más, agradeciendo que la cinta se hubiera acabado de golpe. Aquel susto hizo que le doliera un poco su vientre, así como su pecho. Pálida, se acercó hasta el minibar y tomando una botella fría con agua, se sentó un rato en su cama. Alicia se quedó inmóvil, sintiendo cómo el miedo la invadía. Había escuchado rumores de tecnologías alienígenas y teorías conspirativas, pero nunca imaginó que su padre estuviera involucrado en algo tan aterrador.No obstante, aquello era quizá lo más "lógico" dentro de aquella locura. Aún debía seguir indagando en el sistema, para encontrar el sentido a todo aquello que decía su padre y la razón por la cual hablaba tan literalmente sobre que aquello era un mal sacado del propio infierno. Alicia cerró los ojos y respiró hondo, procesando lo que acababa de escuchar y ver. No podía negar lo que sus ojos veían, desde el primer momento que había sido atacada, debía aceptar la realidad, por más loca que fuera. Pero, ¿aquello e
Alicia terminó de escuchar el vídeo de su padre, así como las notas de este. Dejando que el eco de sus palabras resonara en su mente. Cerró los ojos y respiró profundamente. No pudo evitar derramar algunas lágrimas en memoria de Conrad. —Lo que debiste haber sufrido, papá...—susurró apagando el computador. Estaba cansada, aún seguía en recuperación, la infección de su cuerpo, si bien controlada gracias a la "vacuna" o, mejor dicho, ralentizador que había hecho su padre, evitaba su muerte, seguía haciendo difícil que soportara despierta su estado. Al parecer, según había investigado más en profundidad los archivos de lo que su padre había inyectado en su organismo, aquello no era una vacuna tal cual. Pero, era cierto que la estaba ayudando.Por lo que, teniendo en mente que debía seguir profundizando en lo que estaba dejando, planeó levantarse en la madrugada para seguir trabajando. Después de una breve, pero liberadora ducha. Donde tenía organizado solo ducharse por diez minutos,
Luego de intentar en vano dormir un poco más, Alicia se despertó por completo, faltan poco para las cinco de la mañana. Si bien no era propio para una embarazada dormir tampoco, el tiempo era oro para ella. Alicia se levantó de la cama con pesadez, su mente todavía nublada por los recuerdos.La amargura seguía anclada en su pecho, pero sabía que no podía permitirse perder el enfoque. Su prioridad era sobrevivir y proteger a su hija. Caminó hacia el escritorio, encendiendo la lámpara portátil. Contabilizando un poco el tiempo, se dispuso a prepararse algo sencillo para desayunar mientras trabajaba. Ese día debía ser eficiente, ya que era el día en que hacía un chequeo periódico a cada uno de los sistemas, así como contabilizaba los recursos que había gastado. De modo que, aunque estuviera ocupada trabajando, aquello le permitiría no tener sorpresas desagradables a futuro. Alicia tomó un bol de avena y lo mezcló con un poco de leche en polvo. Era un desayuno sencillo, pero nutritivo,
No podía dejar de pensar en lo mal hombre que había sido, aunque aquel niño no era su bebé, su rabia momentánea lo cegó y provocó algo horrible en la que aún era su esposa. Tenía la esperanza de que ella hubiera sobrevivido al ataque inicial y que había encontrado refugio en algún lugar seguro.Para alguien como él, quien a causa de su trabajo, debía mantener su reputación, así como el hecho de que tenía problemas en el control de su ira, cuando ya se calmaba de algún altercado, sentía una culpabilidad y arrepentimiento inmensos. Pero, al saber que su padre, el doctor Conrad había sido encontrado muerto, producto de una explosión, temía que ella estuviera sola. Un subordinado entró en la habitación, interrumpiendo sus pensamientos.—Señor Albert, el equipo de exploración ha regresado con nuevas coordenadas—dijo un poco fatigado—aunque los esfuerzos están en buscar al resto de científicos que faltan, creo que lo llamaran a usted para que vaya como soporte científico. Albert asintió,
Sasha se acercó a su minibar, sacando lo único que les dejaba tener de alimentos: botellas con agua, para luego sentarse con pesadez en un sofá cercano al ventanal. Acariciando distraídamente su vientre mientras miraba el caos que se desarrollaba afuera del batallón, las multitudes formaban filas interminables para recibir raciones de comida, y los guardias mantenían el orden con gritos y empujones.—Míralos, mendigando como ratas—murmuró con desdén, dejando su botella de agua en la mesa cercana—si no fuera por Albert, ni siquiera estaría aquí. Aunque también gracias a mi dinero pude hacer que nos dieran uno de los apartamentos más grandes. Se recostó, pensando en cómo había manipulado cada situación para asegurarse de que él estuviera a su lado. Recordaba claramente el día en que vio a Alicia llorar en silencio cuando Albert se negó a regresar a casa temprano, prefiriendo pasar las noches con ella. Sasha sonrió para sí misma, saboreando aquel momento como una victoria.—No importa d