Alicia no pudo acercarse más a Aiden, con el bisturí, antes de que este se despertara de golpe y con un movimiento rápido tomara con fuerza su muñeca. Con una fuerza superior a la de ella, no solo logró desarmarla, sino que llevó su brazo hacia su espalda. Cargándola de una forma ágil, la llevó nuevamente a la cama y con su cuerpo mucho más grande y pesado que el de ella, hizo que se quedara presa debajo de él. Era tan pesado que Alicia tuvo que dejar de forcejear, así el aire no le faltara tanto. —Sí, vas a atacar a alguien, más fuerte que tú, asegúrate que sea por la espalda—respondió a centímetros de su rostro. Alicia, segura de no poder contra él, intentó relajarse un poco para no provocarlo. No obstante, por un momento, vio oscurecer aquellos ojos tan hermosos y al instante ver cómo Aiden subía sus dos manos encima de su cabeza, agarrando con la mano derecha de este las muñecas. —¡Suéltame!—dijo al borde del llanto—¡¿Qué han hecho con mi hija?! —¡Ah!—suspiró cansado—no s
El corazón de Alicia aumentaba sus latidos, a la expectativa de lo que diría a continuación Aiden. El hombre guapo duró varios minutos en silencio, mientras se limpiaba con un pañuelo humedecido, su cuello ensangrentado. —Un infierno equivalente a dos planetas tierras juntas, fue lo que creo aquel demonio—respondió mientras continuaba limpiándose—conformado por miles de laberintos casi infinitos, a cambio de su ayuda, el demonio obligó al clan Valentine a rendirle tributo: llevando a personas inocentes a perecer en dicho infierno.Tocando con la yema de sus dedos, la superficie reflejante del espejo cercano, hizo que, de inmediato, Alicia observara una visión que le provocó un miedo mayor, mucho mayor que el que sufrió cuando fue en búsqueda de su padre. La sustancia negra, el patógeno que habían tomado pensando que era una rara agua de un océano de otro "mundo" no era más que la sangre podrida de los millones de víctimas que perecieron en aquel extraño lugar, víctimas de aquellos
Faltaba poco para que la unidad encargada de recogerlos llegara a la superficie, donde se ubicaba una de las salidas exteriores del búnker de Alicia, y Aiden aún seguía encerrado con ella, mientras debía encargarse de lidiar con la desesperante de Sasha. —Tuvieron un ataque por parte de unos infectados de nivel alto—se excusó Glorym—por eso no pudimos atacarlos... —¡NO ME IMPORTA QUÉ PASÓ!—gritó desesperada Sasha—¡Se supone que tenemos una alianza de cooperación mutua! —Y seguirá así—mintió—pero no podemos poner en peligro la vida de nuestros miembros, de lo contrario... ¿Quién estaría dispuesto a hacer sus caprichos? Sin darle tiempo a que la mujer histérica respondiera, Glorym colgó la llamada. Ya suficiente tenía con los problemas del exterior, deseaba con todo su corazón sacarse de encima a aquella mujer. Pero, si de verdad querían llevar a cabo sus planes y mantener a salvo a Serah, Sasha seguía siendo una pieza de vital importancia. Después de media hora de aquella llama
La noche era tan oscura, que en casi un mes no había salido ni el sol ni la luna. Solo había estado nublado y en algunos momentos lluviosos. El frío resultante, después de una pavorosa tormenta, acompañaba el olor de humedad que había en la lúgubre y solitaria sala de reuniones, en un batallón militar."No hay esperanza""¡Dios nos ha enviado la plaga!""¡El día del llamado prometido ha llegado!""¡Hermanos, acudan al encuentro con el señor!""¡Dios nos ha castigado, pero perdonado por nuestros pecados!"Eran las frases que se escuchaban una y otra vez por medio de la radio, en aquella solitaria y tenue sala de reuniones. Un hombre fornido, alto y musculoso, con una barba de días en su rostro y ojeras marcadas profundamente por el cansancio, seguía analizando los mensajes que se repetían en bucle.Desde que el mundo se había ido a la basura, muy pocas ciudades, como en la que él estaba, habían logrado mantenerse en pie. Sin embargo, todo era gracias a que el ejército había tomado el c
Pero su padrastro, quien era el padre biológico de su medio hermano, había sufrido mucho por la separación con su primera esposa. Su alegría volvió por completo al tener de nuevo a su hija perdida, tampoco podía hacerle tal atrocidad a él.17 AÑOS ANTES...Sin poder contener las lágrimas, mientras el cielo nocturno era azotado por una cruel tormenta que ocultaba a medias algunos sonidos de explosiones y sirenas de policía, una mujer se encontraba tirada en el fino piso de su apartamento.Jamás pensó que, aquel hombre que tanto había amado, un prominente científico militar, y que su padre le había ayudado a acordar un matrimonio con este, la odiara tanto que inclusive pudiera darle una cachetada estando embarazada de su hijo.“¡Atención! ¡Noticia de última hora! Se ha presentado una serie de explosiones en varias clínicas de la ciudad, así como desmanes ocasionados por un grupo de varias personas en varias vías principales. Se recomienda, mientras la tormenta siga, no salir de los luga
El pobre hombre solo vio sus ojos negros y su mandíbula sangrante, antes de sucumbir ante la enorme fuerza sobrehumana con la que este se había lanzado en su contra.—¡Ah!—gritó sintiendo un dolor punzante en su vientre.Alicia gritó, el caos había llegado hasta ella, el acompañante del conductor había salido de manera errática y se había lanzado esta vez contra el capó de su auto, rompiendo una parte del parabrisas con su frente. Viendo como su atacante, con una herida que debía haberlo dejado inconsciente, gruñía en frente de ella, arrancó enseguida su automóvil.Llevándose consigo al copiloto del otro carro, Alicia aceleró, siguiendo su camino por una ruta alternativa que había tomado sin querer a causa del susto. Temblando al recordar lo que había visto, como el piloto había atacado al policía y como arrancaba trozos de carne de su cuello, con sus propios dientes, cerró con sus dedos temblorosos la ventanilla que aún permanecía abierta.Alicia seguía conduciendo a toda velocidad,
Alicia buscó algo con lo que defenderse mientras escuchaba los golpes de las criaturas contra la puerta de cristal.—Vamos... tiene que haber algo aquí... —susurró mientras revisaba el mostrador.Entonces lo vio, un bate de aluminio apoyado en una esquina. Lo tomó sin dudar, sintiendo cómo el frío del metal atravesaba sus manos. Aferrándose a él, se dirigió hacia la parte trasera de la tienda, donde había una puerta que probablemente conectaba con un almacén o una salida trasera.Los golpes en la puerta principal se intensificaron. Alicia sabía que no tenía mucho tiempo antes de que las criaturas lograran entrar. Tenía que salir de allí, y rápido. Al abrir la puerta trasera, el sonido de la lluvia llenó el pequeño espacio. Lo que vio al otro lado la hizo dudar.Justo en la entrada del bosque, a unos cuantos metros, estaba lo que creía era uno de los trabajadores de la gasolinera, debido a la camiseta que llevaba, devorando sin piedad el cuerpo sin vida de uno de sus compañeros. Espera
Alicia buscó la llave bajo una maceta, como su padre solía esconderla. Sus manos temblorosas finalmente la encontraron, y rápidamente abrió la puerta, cerrándola de golpe tras de sí.Dentro, la casa estaba sumida en penumbras. Un olor extraño flotaba en el aire, como humedad mezclada con algo metálico. Alicia avanzó lentamente, llamando a su padre con voz baja.—¿Papá? Soy yo... Alicia—llamó en medio del llanto—¿papito?De pronto, un sonido vino desde el piso superior, como un mueble arrastrándose. Alicia apretó el bate con fuerza, su corazón latiendo con fuerza mientras subía las escaleras.—Papá... ¿Estás ahí?—volvió a preguntar.A medida que caminaba, podía sentir como un frío aterrador, peor que el que estaba en el exterior, calaba con agresividad hasta lo más profundo de sus huesos. Sintiéndose con mareo, así como con fiebre, mientras su mordida ardía en aumento, continuó avanzando hasta llegar a la lujosa cocina.Sin embargo, unas bolsas de compras regadas en el piso la asustaro