CAPÍTULO 2

Pero su padrastro, quien era el padre biológico de su medio hermano, había sufrido mucho por la separación con su primera esposa. Su alegría volvió por completo al tener de nuevo a su hija perdida, tampoco podía hacerle tal atrocidad a él.

17 AÑOS ANTES...

Sin poder contener las lágrimas, mientras el cielo nocturno era azotado por una cruel tormenta que ocultaba a medias algunos sonidos de explosiones y sirenas de policía, una mujer se encontraba tirada en el fino piso de su apartamento.

Jamás pensó que, aquel hombre que tanto había amado, un prominente científico militar, y que su padre le había ayudado a acordar un matrimonio con este, la odiara tanto que inclusive pudiera darle una cachetada estando embarazada de su hijo.

“¡Atención! ¡Noticia de última hora! Se ha presentado una serie de explosiones en varias clínicas de la ciudad, así como desmanes ocasionados por un grupo de varias personas en varias vías principales. Se recomienda, mientras la tormenta siga, no salir de los lugares en los que se encuentran”.

Sin embargo, la mujer estaba tan absorta en el dolor y la tristeza, que no escuchó la advertencia emitida en el noticiero. El sonido del televisor solo era un eco distante en medio de su llanto.

—¿Por qué?—preguntó enojado su esposo—¡¿Dime por qué?!

—¡Es tu hijo!—respondió enojada—un bebé que apenas tiene tres meses en mi vientre, ¡Ni siquiera tuviste piedad de su madre embarazada! ¿De verdad crees que te engañaría?

—Me obligaste a casarme contigo o de lo contrario tu padre haría que me despidieran del ejército, ¡CLARO QUE TE CREO CAPAZ DE TODO!—susurró con odio—¡Mira!

Alicia, pálida y con su cabello rubio cubriendo su rostro, observó confundida el papel que le había aventado su esposo. No sabía cómo, pero había hecho una prueba de ADN dónde supuestamente ese no era su hijo.

—¡EXPLÍCAME!—gritó con furia—¡¿Quién es tu amante?!

Con una sonrisa de frustración, acomodándose un poco el cabello, cómo pudo se levantó, protegiendo su vientre.

—No tienes derecho a reclamar nada teniendo tú una amante—dijo con odio.

—¡Entonces lo admites!—espetó casi colérico.

—No tengo que admitir nada cuándo sé que es mentira—respondió segura—no sé donde falsificaste esa prueba, pero ya nada me importa. No estaré más con un cobarde que golpeó sin piedad a una embarazada.

Alicia se dio la vuelta, solo colocándose su abrigo y recogiendo de la cómoda, las llaves de su automóvil. Ella tenía medios no solo para subsistir, sino para reiniciar su vida.

Había sido una idiota que por amor aguantó el rechazo del padre de su hijo y la presencia en su casa de su amante. La cual afirmaba que ella estaba embarazada con su verdadero hijo.

—¿Estás contenta?—le preguntó a la mujer en el pasillo, frente a la puerta principal—tranquila, te dejo vía libre con esa basura.

—¡Alicia, espera!—gritó aún más frustrado, quería una respuesta clara.

Si bien no amaba a su esposa, no quería ser la comidilla de sus compañeros en el trabajo. La reputación también era importante para un científico militar como él, que buscaba seguir escalando en el ejército.

—No, Albert—dijo antes de cerrar la puerta—has creído en esa mentira, pues quédate con ella. En estos días te mandaré los papeles del divorcio.

Sin esperar ninguna respuesta, sin la necesidad de buscar sus cosas, caminó con un único deseo en mente: ir a la casa de su padre, su único refugio.

Por eso, ignorante de lo que estaba pasando en las calles, bajó hasta el parking dónde salió en su automóvil, con sumo cuidado por la tormenta.

.

.

.

.

Su padre, un médico militar retirado, científico especializado en genética, había sido su inspiración. Por esa razón había estudiado lo mismo y gracias a este había conocido a aquel hombre que ahora en estos momentos odiaba con todo su ser.

Dejando que sus lágrimas fluyeran con amargura, condujo con lentitud mientras los parabrisas medio limpiaban el vidrio para visualizar un poco la calle. Quería ir con su padre, que este la abrazara y consolara.

Pero un sentimiento de preocupación comenzó a hacer estragos en su ya dolorido corazón, ya que si bien su anciano padre había momentos que no respondía su celular, jamás una llamada hacia la cuidadora de este se iba a buzón de mensajes.

Temiendo que algo le hubiera pasado a este, aceleró sin querer, comenzando poco a poco derrapar por lo mojado del suelo. No fue sino cuando comenzó a notar que comenzaba a perder el control, que empezó a desacelerar metiendo poco a poco el freno.

—¡Por Dios!—espetó sudorienta y temblorosa.

Su corazón estaba a mil por hora, mientras agradecía internamente no haber derrapado por completo y haberse volcado al lado de la carretera. Sin embargo, aun escuchando la fuerte lluvia caer sobre el techo de su auto, observó que casi se había estrellado en un retén de la policía.

El oficial de policía, quien estaba requisando a unos pasajeros un auto adelante de ella, al percatarse de lo sucedido, caminó un poco hasta acercarse a ella. Temiendo que le impusieran un comparendo y demorarse así en llegar a la casa de su padre, bajó con nervios la ventanilla del piloto.

—¿Se encuentra bien, señora?—preguntó el policía vestido con un impermeable—casi derrapa hasta nosotros…

—Perdóneme, oficial—respondió acariciando su vientre—estaba conduciendo a la casa de mi padre, pero comencé a sentirme muy mal en mi vientre, casi pierdo el control.

—Comprendo…—dijo confirmando su embarazo—¿me permite por favor su identificación? ¿Desea que llame a una ambulancia o algún familiar?

—No—aclaró—y claro, tome.

Luego de recibir su identificación, el oficial de policía comenzó a caminar de regreso hasta su automóvil, cuando de repente el piloto del automóvil anterior salió, dando tambaleos como si se tratara de un borracho. Acercándose para pedirle que volviera a su auto, se quedó extraño, ya que este mantenía su cabeza gacha.

—¿Señor?—preguntó el policía—¿escuchó lo que le dije? ¿Puede por favor volver dentro de su carro?

Sin embargo, en un giro sorprendente que hizo que la propia Alicia saltara del horror ante lo que estaba viendo, el conductor gruñó como si de un animal fiero se tratara y saltó para morder al policía.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo