La orden era clara de sus superiores para el resto de miembros del ejército que había en el batallón: resguardar a su personal científico, y poner a salvo a personas con alta influencia en la política. La orden también cubría a Conrad Warrick, y su hija, Alicia. No obstante, su corazón, por primera vez desde que se casó con aquella mujer adultera, se había movido ante el dolor que sintió luego de escuchar sobre la explosión que había ocurrido en la villa de su aún suegro, encontrándose con el cuerpo fallecido de este. Ocultando su preocupación, había intentado encontrar su celular y poder así comunicarse con Alicia, quien seguía desaparecida. No fue sino hasta la noche del día siguiente a su llegada al batallón, que encontró destrozado su celular en el piso de la habitación que le habían dado. —¡Sasha!—expresó en un grito—¿Qué ocurrió?Su amante, quien tenía las náuseas propias de su embarazo al quinto mes, se acercó temblorosa debido al malestar y confundida vio el celular del pad
Alicia suspiró de alegría, pese a lo débil que estaba, al ver que aquella habitación se trataba de una pequeña cocina y una cafetería para cuatro o cinco personas. Con emoción, corrió hasta una alacena dentro de la cocina, donde había una pequeña guarnición de fideos instantáneos. Aunque toda su vida como adulta, en especial desde que se había enterado de su embarazo, había procurado comer cosas sanas, se acercó con rapidez hacia aquellos fideos instantáneos, pese a que sabía muy bien no eran lo más sano. Usando un grifo el cual servía agua caliente, en menos de tres minutos estaba comenzando a devorar con impaciencia un tazón grande de fideos. —¡Gracias, papá!—dijo devorando su segundo tazón. Notando que en el escurridor había una loza puesta, supuso que su padre había estado allí adentro antes de que todo ese desastre ocurriera. Buscando un poco de agua fría, sintió como un oasis el agua helada que salía del filtro. Aquello se había sentido tan bien, comida era comida y p
Extrañando la practicidad y objetividad de su padre, Alicia tenía en mente que debía seguir viva para al menos devolver el sacrificio que hizo su padre. Más allá de todo el dinero que se gastó o de como murió, ahora por él debía hacer todo lo posible para sobrevivir y traer a aquel mundo a su bebé, del cual aún desconocía su género. Colocando la tarjeta llave en la puerta que daba al segundo piso, notó que una escalera se desplegaban varios metros bajo el suelo, provocando que fuera un poco respirar, de no ser por el sistema de ventilación que su padre había mandado a instalar. Una vez terminó de bajar las escaleras, se encontró enfrentada con tres puertas, una a su izquierda, que tenía el letrero "área médica" y la otra, en frente de ella, que tenía el letrero de "subterráneo". La última puerta, a su derecha, indicaba "área de descanso". Con curiosidad, abrió la cerradura electrónica de la puerta a su izquierda.—¿Cómo?—espetó sorprendida. De acuerdo a lo que sus ojos veían, y seg
Aunque sabía que la ignorancia era una perdición en aquellos momentos, donde lo que alcanzaba a escuchar en la radio eran solo noticias devastadoras de la superficie, por un momento había decidido ser egoísta y solo pensar en ella.Ya después tendría tiempo de analizar más en profundidad lo que estaba ocurriendo, pero lo que escuchó en aquella nota hizo que su piel se erizara. La voz de su padre la desconcertó, recordándole por un segundo el luto que aún tenía en su corazón por la muerte de este. —Alicia, si estás escuchando esto, significa que has comenzado a notar los cambios en tu cuerpo—la voz de su padre habló bastante cansada—el sistema tiene la orden de solo mostrarte este archivo en caso dado que los análisis correspondan a tu sangre, así que no tienes de qué asustarte. La voz de su padre se quebró ligeramente antes de continuar, aunque era solo un archivo de audio, escucharlo de esa forma, de manera tan desesperanzada, hacía que su alma se rompiera aún más. —No te asustes,
Alicia no pudo seguir observando más, agradeciendo que la cinta se hubiera acabado de golpe. Aquel susto hizo que le doliera un poco su vientre, así como su pecho. Pálida, se acercó hasta el minibar y tomando una botella fría con agua, se sentó un rato en su cama. Alicia se quedó inmóvil, sintiendo cómo el miedo la invadía. Había escuchado rumores de tecnologías alienígenas y teorías conspirativas, pero nunca imaginó que su padre estuviera involucrado en algo tan aterrador.No obstante, aquello era quizá lo más "lógico" dentro de aquella locura. Aún debía seguir indagando en el sistema, para encontrar el sentido a todo aquello que decía su padre y la razón por la cual hablaba tan literalmente sobre que aquello era un mal sacado del propio infierno. Alicia cerró los ojos y respiró hondo, procesando lo que acababa de escuchar y ver. No podía negar lo que sus ojos veían, desde el primer momento que había sido atacada, debía aceptar la realidad, por más loca que fuera. Pero, ¿aquello e
Alicia terminó de escuchar el vídeo de su padre, así como las notas de este. Dejando que el eco de sus palabras resonara en su mente. Cerró los ojos y respiró profundamente. No pudo evitar derramar algunas lágrimas en memoria de Conrad. —Lo que debiste haber sufrido, papá...—susurró apagando el computador. Estaba cansada, aún seguía en recuperación, la infección de su cuerpo, si bien controlada gracias a la "vacuna" o, mejor dicho, ralentizador que había hecho su padre, evitaba su muerte, seguía haciendo difícil que soportara despierta su estado. Al parecer, según había investigado más en profundidad los archivos de lo que su padre había inyectado en su organismo, aquello no era una vacuna tal cual. Pero, era cierto que la estaba ayudando.Por lo que, teniendo en mente que debía seguir profundizando en lo que estaba dejando, planeó levantarse en la madrugada para seguir trabajando. Después de una breve, pero liberadora ducha. Donde tenía organizado solo ducharse por diez minutos,
Luego de intentar en vano dormir un poco más, Alicia se despertó por completo, faltan poco para las cinco de la mañana. Si bien no era propio para una embarazada dormir tampoco, el tiempo era oro para ella. Alicia se levantó de la cama con pesadez, su mente todavía nublada por los recuerdos.La amargura seguía anclada en su pecho, pero sabía que no podía permitirse perder el enfoque. Su prioridad era sobrevivir y proteger a su hija. Caminó hacia el escritorio, encendiendo la lámpara portátil. Contabilizando un poco el tiempo, se dispuso a prepararse algo sencillo para desayunar mientras trabajaba. Ese día debía ser eficiente, ya que era el día en que hacía un chequeo periódico a cada uno de los sistemas, así como contabilizaba los recursos que había gastado. De modo que, aunque estuviera ocupada trabajando, aquello le permitiría no tener sorpresas desagradables a futuro. Alicia tomó un bol de avena y lo mezcló con un poco de leche en polvo. Era un desayuno sencillo, pero nutritivo,
No podía dejar de pensar en lo mal hombre que había sido, aunque aquel niño no era su bebé, su rabia momentánea lo cegó y provocó algo horrible en la que aún era su esposa. Tenía la esperanza de que ella hubiera sobrevivido al ataque inicial y que había encontrado refugio en algún lugar seguro.Para alguien como él, quien a causa de su trabajo, debía mantener su reputación, así como el hecho de que tenía problemas en el control de su ira, cuando ya se calmaba de algún altercado, sentía una culpabilidad y arrepentimiento inmensos. Pero, al saber que su padre, el doctor Conrad había sido encontrado muerto, producto de una explosión, temía que ella estuviera sola. Un subordinado entró en la habitación, interrumpiendo sus pensamientos.—Señor Albert, el equipo de exploración ha regresado con nuevas coordenadas—dijo un poco fatigado—aunque los esfuerzos están en buscar al resto de científicos que faltan, creo que lo llamaran a usted para que vaya como soporte científico. Albert asintió,