Sasha estaba enojada, tanto que le costaba mantener su fachada manipuladora en frente de Albert. Por primera vez, aquel control que ella sentía seguro de mantener a largo plazo, estaba tambaleando. Por nada en el mundo, Albert parecía cambiar de opinión. —¿Es por ella?—cuestionó molesta—no quieres negarte a la expedición, ¿por qué quieres encontrar a Alicia?Albert se detuvo, con el corazón palpitando a todo dar. Con la mano, aun en la perilla de la puerta, miles de imágenes de Alicia se cruzaron por su cabeza, incluyendo de cuando ella estaba en embarazo. En definitiva, no era lo mismo que un tercero le increpara sobre sus intenciones. —Yo...yo—susurró intentando buscar alguna respuesta. —¡Dame la cara, Albert!—expresó aumentando el llanto—¿nos abandonas por ella? ¿Por la mujer que te fue infiel y te quería engañar con un hijo falso?Si lo analizaba de ese modo, Sasha tenía razón. Pese a todo lo que estaba sintiendo, exacerbado aún más después de aquel sueño, su sentimiento de cul
El helicóptero volaba alto, evitando llamar la atención de los infectados que vagaban por las zonas cercanas. Albert mantenía la mirada fija en la ventana, observando cómo el paisaje urbano destruido por los enfrentamientos y el avance de la naturaleza. Poco a poco, el científico militar y padre de posiblemente dos niños de la misma edad, vislumbraba a lo lejos la frontera entre la ciudad y el bosque que lo rodeaba. No obstante, el peso de las palabras de Sasha seguía presente en su mente, pero ahora lo acompañaba una inquietud mayor. ¿Por qué sus superiores parecían tan interesados en enviarlo a una misión que, en teoría, no debía requerir su presencia?Bien, era algo que quiso ignorar, pero ahora no podía hacerlo más. Era uno de los mejores científicos, enviarlo a campo y recolectar muestras, así como mayor información, recogerías más frutos que alguno de sus subordinados. Sin embargo, era cierto lo extraño que resultaba ser que, después de tanta negativa, por fin se le diera el av
Finalmente, llegaron a la entrada de la instalación. Era un edificio pequeño, cubierto de vegetación y con señales evidentes de abandono. El capitán forzó la puerta, permitiendo que todos entraran antes de cerrarla de golpe.Dentro, el aire era denso y pesado, cargado con el olor de materiales químicos en descomposición. Albert encendió una linterna, iluminando las paredes cubiertas de grafitis y documentos desgastados.—Este lugar… ¿Es una de las entradas a los túneles?—cuestionó dudoso. Según lo que recordaba, tanto el cómo varios soldados del escuadrón, había ciertas entradas similares a las entradas de un subterráneo, escondida en la vegetación, que permitían acceso más rápido para los soldados de la alianza en la segunda gran guerra. —Capitán—escuchó decir por parte del teniente—si los túneles aún siguen... podemos atajar camino y llegar a la zona más cercana al objetivo. El capitán de su escuadrón asintió, observando el mapa de los alrededores. En efecto, si era cierto aquell
Mientras Aiden se encontraba con Alicia, Glorym pasaba un rato jugando con su pequeña hija. Era increíble cómo, después de tanto tiempo y de todo lo que tuvo que pasar, aquella mujer pudiera dar a luz a una niña "bendita" como lo era Serah. —¿Baba?—preguntó jugando con un conejo hecho con medias. —Tu mami está descansando—dijo acariciando su regordeta y rojiza mejilla—tranquila, ella vendrá pronto. Serah, curiosa al ver a una persona distinta a su madre, sonrió con ingenuidad y alzando sus brazos, mientras era cargada en la cama de la oficina de Alicia, logró bajarle la capucha a Glorym. De inmediato quedó absorta ante lo bella que era. Parecía ser un hada, cómo esas que su madre le dibujaba. Su cabello rubio cenizo, enmarcaba muy bien su piel blanca y sus ojos de distintos colores: rosado en el izquierdo, y azul verdoso en el derecho. Al observarla por varios segundos, Serah aplaudió mientras sonreía. —¿La pequeña Serah es muy curiosa, eh?—preguntó acariciando su cabeza—¡Qué niñ
Alicia no pudo acercarse más a Aiden, con el bisturí, antes de que este se despertara de golpe y con un movimiento rápido tomara con fuerza su muñeca. Con una fuerza superior a la de ella, no solo logró desarmarla, sino que llevó su brazo hacia su espalda. Cargándola de una forma ágil, la llevó nuevamente a la cama y con su cuerpo mucho más grande y pesado que el de ella, hizo que se quedara presa debajo de él. Era tan pesado que Alicia tuvo que dejar de forcejear, así el aire no le faltara tanto. —Sí, vas a atacar a alguien, más fuerte que tú, asegúrate que sea por la espalda—respondió a centímetros de su rostro. Alicia, segura de no poder contra él, intentó relajarse un poco para no provocarlo. No obstante, por un momento, vio oscurecer aquellos ojos tan hermosos y al instante ver cómo Aiden subía sus dos manos encima de su cabeza, agarrando con la mano derecha de este las muñecas. —¡Suéltame!—dijo al borde del llanto—¡¿Qué han hecho con mi hija?! —¡Ah!—suspiró cansado—no s
El corazón de Alicia aumentaba sus latidos, a la expectativa de lo que diría a continuación Aiden. El hombre guapo duró varios minutos en silencio, mientras se limpiaba con un pañuelo humedecido, su cuello ensangrentado. —Un infierno equivalente a dos planetas tierras juntas, fue lo que creo aquel demonio—respondió mientras continuaba limpiándose—conformado por miles de laberintos casi infinitos, a cambio de su ayuda, el demonio obligó al clan Valentine a rendirle tributo: llevando a personas inocentes a perecer en dicho infierno.Tocando con la yema de sus dedos, la superficie reflejante del espejo cercano, hizo que, de inmediato, Alicia observara una visión que le provocó un miedo mayor, mucho mayor que el que sufrió cuando fue en búsqueda de su padre. La sustancia negra, el patógeno que habían tomado pensando que era una rara agua de un océano de otro "mundo" no era más que la sangre podrida de los millones de víctimas que perecieron en aquel extraño lugar, víctimas de aquellos
Faltaba poco para que la unidad encargada de recogerlos llegara a la superficie, donde se ubicaba una de las salidas exteriores del búnker de Alicia, y Aiden aún seguía encerrado con ella, mientras debía encargarse de lidiar con la desesperante de Sasha. —Tuvieron un ataque por parte de unos infectados de nivel alto—se excusó Glorym—por eso no pudimos atacarlos... —¡NO ME IMPORTA QUÉ PASÓ!—gritó desesperada Sasha—¡Se supone que tenemos una alianza de cooperación mutua! —Y seguirá así—mintió—pero no podemos poner en peligro la vida de nuestros miembros, de lo contrario... ¿Quién estaría dispuesto a hacer sus caprichos? Sin darle tiempo a que la mujer histérica respondiera, Glorym colgó la llamada. Ya suficiente tenía con los problemas del exterior, deseaba con todo su corazón sacarse de encima a aquella mujer. Pero, si de verdad querían llevar a cabo sus planes y mantener a salvo a Serah, Sasha seguía siendo una pieza de vital importancia. Después de media hora de aquella llama
La noche era tan oscura, que en casi un mes no había salido ni el sol ni la luna. Solo había estado nublado y en algunos momentos lluviosos. El frío resultante, después de una pavorosa tormenta, acompañaba el olor de humedad que había en la lúgubre y solitaria sala de reuniones, en un batallón militar."No hay esperanza""¡Dios nos ha enviado la plaga!""¡El día del llamado prometido ha llegado!""¡Hermanos, acudan al encuentro con el señor!""¡Dios nos ha castigado, pero perdonado por nuestros pecados!"Eran las frases que se escuchaban una y otra vez por medio de la radio, en aquella solitaria y tenue sala de reuniones. Un hombre fornido, alto y musculoso, con una barba de días en su rostro y ojeras marcadas profundamente por el cansancio, seguía analizando los mensajes que se repetían en bucle.Desde que el mundo se había ido a la basura, muy pocas ciudades, como en la que él estaba, habían logrado mantenerse en pie. Sin embargo, todo era gracias a que el ejército había tomado el c