Erik Davis, un exitoso CEO y presidente de una prestigiosa empresa de perfumes, se ve obligado a asumir la paternidad de la pequeña Sofía. Cuando las circunstancias lo llevan a buscar ayuda, decide contratar a Kristen como niñera, sin saber que su vida está a punto de dar un giro inesperado. A medida que Kristen se adentra en el mundo de Erik, descubre que su vida ha estado marcada por la traición; fue engañada por el hermanastro de Erik, quien dejó su corazón destrozado. Mientras intenta recomponer su vida y proteger a Sofía de la familia de su difunta madre, que busca quitarle la custodia, Erik y Kristen hacen un pacto de conveniencia: él la ayudará a vengarse de su exnovio infiel, mientras que ella lo apoyará en su lucha por mantener a Sofía a su lado. Entre la tensión de la vida familiar y las responsabilidades emergentes, la atracción entre Kristen y Erik se convierte en una chispa que amenaza con incendiar sus corazones. Juntos, deben navegar por un laberinto de emociones, lealtades familiares y secretos oscuros, mientras descubren que el amor puede surgir en los lugares más inesperados y que la verdadera familia se elige, no se impone.
Leer másLos días habían transcurrido con la expectativa latente de las pruebas de ADN. Finalmente, el resultado estaba en manos de Erik y Kristen: Amélie era su hija biológica. La noticia trajo un torbellino de emociones, y ambos sabían que debían manejar la situación con tacto y amor.Esa tarde, en la sala de su hogar, Kristen y Erik decidieron hablar con Amélie. La niña estaba jugando con Sofía, su compañera inseparable y ahora su hermana en más de un sentido.—Amélie, cariño, ¿puedes venir un momento? —dijo Kristen, con una sonrisa suave para no inquietarla.La niña dejó su juego y corrió hacia ellos. Se sentó en el sofá, mirando a Kristen y a Erik con curiosidad.—¿Qué pasó? —preguntó, abrazando su muñeca.Erik tomó aire, sabiendo que debía explicarse con cuidado.—Amélie, queremos contarte algo muy importante, algo que hemos descubierto hace poco y que cambia todo para nosotros —empezó, mientras Kristen le tomaba la mano, dándole fuerza.Amélie los miraba con sus grandes ojos llenos de a
La noche era oscura, y las calles estaban desiertas en el punto de encuentro señalado para la operación. Agentes encubiertos se movían con cautela, asegurándose de no levantar sospechas mientras se posicionaban estratégicamente alrededor del almacén donde tendría lugar la transacción millonaria organizada por Zayn Black.Dentro del almacén, los hombres de confianza de Zayn ultimaban detalles de la operación. Maletines llenos de dinero y cajas selladas con mercancía ilegal se apilaban bajo la luz tenue de una lámpara industrial. Había un ambiente de tensión, pero también de seguridad. Estaban convencidos de que nadie los seguiría, mucho menos que serían descubiertos.Mientras tanto, en una sala de monitoreo, el comandante a cargo del operativo daba las últimas instrucciones a los agentes.—Recuerden, queremos capturar a tantos como sea posible. Este es nuestro momento para desmantelar una gran parte de esta organización. Tengan cuidado, estos hombres son peligrosos y no dudarán en disp
En el estudio de la casa de Erik, un ambiente sombrío envolvía la habitación. Erik y Kristen estaban sentados frente a Charles, quien parecía más recuperado físicamente pero aún mostraba signos de fragilidad. El silencio pesaba mientras los dos jóvenes intercambiaban miradas, tratando de encontrar las palabras correctas para lo que estaban a punto de revelar.Charles notó la tensión en el aire y rompió el hielo.—Digan lo que tengan que decir. Puedo soportarlo —afirmó con voz temblorosa, aunque su mirada reflejaba una mezcla de ansiedad y resignación.Erik suspiró profundamente y tomó la mano de su padre, entrelazando sus dedos con los de él como un gesto de apoyo.—Papá, no hay una forma fácil de decir esto. La investigación del jefe de seguridad y las pruebas que mandé a analizar confirman que… Verónica es la responsable de lo que te ocurrió. Ella envenenó tus medicamentos y manipuló lo que consumías para dañarte.El rostro de Charles se congeló, como si las palabras de Erik tardara
El jefe de seguridad, David Coleman, se encontraba frente a Erik en el despacho de la casa, con un semblante serio y un informe detallado en sus manos. Erik lo escuchaba con atención, tratando de mantener la calma mientras las piezas del rompecabezas se unían de manera inquietante.—Señor, después de revisar las cámaras de seguridad de la casa del señor Davis y su esposa, no hay duda. Sólo Verónica tuvo acceso directo a los medicamentos de su padre y a los jugos que ella misma preparaba para él.Erik tensó la mandíbula, sus ojos fijos en David.—¿Estás completamente seguro? —preguntó, aunque en el fondo ya sabía la respuesta.—Sí, señor. También investigamos con los empleados. Nadie más tocó esos medicamentos, ni tuvo acceso a la cocina mientras ella preparaba los jugos. Los horarios coinciden perfectamente, y en las grabaciones se ve claramente cómo ella administra las dosis antes de entregarle los frascos a Charles.Erik apoyó las manos en el escritorio, tratando de contener la ira
La opulenta residencia de los Hathaway estaba decorada con elegancia, reflejando el poder y la riqueza que Verónica tanto ansiaba para su familia. Mientras se acercaban a la entrada, Mark miraba de reojo a su madre, sintiendo el peso de sus palabras y la presión que siempre ejercía sobre él.Cuando la puerta se abrió, la madre de Karen los recibió con una sonrisa cálida, ajena a las oscuras intenciones que Verónica traía consigo.—¡Qué alegría tenerlos en esta su casa! Verónica, Mark, pasen, Karen y mi esposo están adentro —dijo la señora Hathaway con entusiasmo.—Muchas gracias, querida, para nosotros es un honor estar aquí. ¿Verdad, hijo? —respondió Verónica con una sonrisa ensayada, apretando ligeramente el brazo de Mark como recordatorio de lo que debía hacer.—Por supuesto, señora Hathaway. Hoy daremos un paso muy importante para ambas familias, y pronto seremos uno solo cuando me case con su hija —replicó Mark con un tono formal que a Verónica le pareció casi perfecto.—Así será
Erik llegó al consultorio del doctor Richmond temprano por la mañana, cargando la bolsa con los medicamentos que Verónica había enviado insistentemente para Charles. Aunque el hallazgo del veneno ya había salido a la luz, Erik quería asegurarse de que los medicamentos que su madrastra había proporcionado no fueran parte de aquel siniestro plan.El doctor Richmond lo recibió con gesto sereno, pero su mirada mostraba preocupación.—Erik, ¿qué es lo que necesitas que hagamos con estos medicamentos?—Doctor, quiero que los analices. Sabemos que alguien ha estado envenenando a mi padre, y sospecho que los medicamentos que mi madrastra le envió podrían ser parte de esa estrategia. Necesito estar completamente seguro —respondió Erik con firmeza.Richmond asintió.—Muy bien. Dame un momento, voy a pasar esto al laboratorio. Con los equipos que tenemos, podremos detectar cualquier irregularidad en las fórmulas.Erik observó cómo el doctor desaparecía en el fondo del consultorio. Se sentó en la
Kristen recibió a Charles con la calidez y ternura que siempre la caracterizaban. Lo ayudó a acomodarse en una de las habitaciones para huéspedes que había preparado especialmente para él, asegurándose de que todo estuviera en orden para que se sintiera cómodo.—Señor Davis, esta es su casa. Si necesita algo, por favor, no dude en pedírmelo —le dijo con una sonrisa sincera mientras lo guiaba a la habitación.Charles, conmovido por el gesto, le tomó las manos.—Gracias, Kristen. Eres un ángel. No sabes cuánto significa esto para mí.—Lo que importa es que esté tranquilo y sepa que no está solo —respondió ella con dulzura antes de dejarlo descansar.Cuando regresó al salón, encontró a Erik con los ojos cargados de una mezcla de rabia e impotencia. Al verla, no pudo contenerse más.—Kristen… —murmuró antes de dejarse caer en sus brazos.Ella lo abrazó con fuerza, acariciándole el cabello mientras él se desmoronaba.—Mi amor, dime qué está pasando —pidió con voz serena, tratando de transm
La puerta del consultorio se abrió, y Charles salió con el rostro desencajado. Se detuvo en seco al ver a Erik frente a él. La expresión de su hijo lo decía todo: había escuchado la conversación.—Papá, lo siento mucho… de verdad. No puedo imaginar cómo te debes sentir —dijo Erik con voz suave, tratando de calmarlo.Charles bajó la mirada, atormentado. Su usual firmeza parecía haberse desmoronado.—Esto es peor que la enfermedad en sí, hijo. Saber que alguien ha estado queriendo matarme todo este tiempo… No solo me asusta, me destruye. Podría ser cualquiera.—Por favor, padre, tranquilízate —sugirió Erik mientras colocaba una mano en su hombro—. No le hace bien a tu salud ponerte así.Charles lo miró con los ojos llenos de impotencia y rabia contenida.—¿Cómo quieres que me tranquilice? Es imposible reprimir todo este dolor. No tengo ni idea de quién está detrás de esto. Podría ser Verónica, Mark… Alguien del servicio, de la seguridad… ¡No tengo idea de quién quiere verme muerto! —rep
La noche había caído sobre la mansión Davis, iluminada por la tenue luz de las lámparas en el jardín. La familia había celebrado con alegría la decisión del juez, y Sofía estaba radiante, abrazando con fuerza a Kristen y Erik mientras jugaba con los globos que decoraban la sala.—¿Entonces ahora ustedes son mis papás? —preguntó Sofía con una mezcla de alegría e incredulidad mientras los miraba con sus grandes ojos brillantes.Erik se arrodilló frente a ella, tomando sus pequeñas manos entre las suyas.—Sí, pequeña. El juez dijo que ahora somos una familia para siempre.Kristen, conmovida, acarició el cabello de Sofía y añadió:—Te amamos mucho, Sofía, y queremos que seas muy feliz con nosotros.Sofía sonrió ampliamente y los abrazó con fuerza.—¡Yo también los quiero mucho! ¡Siempre quise tener una mamá y un papá!Erik y Kristen compartieron una mirada llena de amor y complicidad. Sabían que este era solo el principio de una nueva etapa.Después de unos momentos de juego y risas, Kris