Hasan Al-Saeed, un magnate árabe poderoso y solitario, busca una joven que le dé un heredero. Cuando Sarah, quien está vendiendo su virginidad, entra en su vida, su plan se complica. ¿Podrá obtener lo que quiere sin enamorarse?
Leer másSiete años después...—Camila, ¿estás segura de ello? —Sí, ¿por qué no lo haría? —se encogió de hombros mientras se ponía pintalabios rojo. —¡Dios mío! Tiene como treinta y dos años, Camila. Ya creo que deberías dejar eso de lado —le dijo su amiga, una morena más centrada que ella. —No, no es un capricho. Steven es el amor de mi vida, además, ya no hay nada que impida que estemos juntos. —¿Cómo lo sabes? Puede que esté en una relación. Entonces, ¿qué piensas hacer? —No lo está. Está soltero, sé que tuvo algo con una chica, pero rompieron hace mucho. Así que lo intentaré. La última vez que nos vimos, solo tenía catorce años, ahora tengo veintiuno. Soy mayor de edad. —Vale. Haz lo que quieras. ¿Vas a viajar sola? —Sí. —Cuidate mucho —la abrazó con cariño. —Sí, lo haré. No te preocupes. ...—Abdel, no seas así, por favor. Ve y enciende la luz, a tu hermanita le da miedo la oscuridad y lo sabes. —Bien, lo haré —se fue hasta la habitación de la niña. Le gustaba hacerle bromas a
—Yo, acudo a ti, Hasan, porque no puedo darle una buena calidad de vida a Kelly. Antes de morir, Candace me pidió que la cuidara y creo que lo mejor es venir hasta aquí y decirle que ella es su hija. Una nena no puede crecer sin saber quién es su padre, ya no puedo tenerla. Me duele el corazón al hacer esto, pero le pido con el alma que la cuide y que asuma su papel como padre —le pidió con lágrimas en los ojos. —¿Me la estás dando? —Sus papeles están en regla, hágalo por Candace, por Kelly, mírela, es un angelito —expresó. Inevitablemente miró hacia la nena y se perdió en sus grandes ojos celestes. Sintió como un nudo se apretaba en su garganta y se conmovió tanto, que comenzó a derramar lágrimas. Avergonzado se tapó la cara. Marylin se mantenía en su lugar. La nena, ajena a la situación.—Esto me toma por sorpresa, tengo un hijo, se llama Abdel y tiene cuatro meses, ahora una hija también —susurró. —Sé que todo esto lo toma por sorpresa, lo siento mucho. —No, no tienes la culp
Camila miró a Steven tumbado en el sofá. ¿Por qué tenía que ser tan guapo? ¿por qué le causaba tantas emociones al mismo tiempo? Suspiró, se acercó lentamente sin hacer el más mínimo ruido, siendo cautelosa. —Steven —le llamó, pero él no le respondió, entonces de atrevió a darle un beso en los labios.Sin embargo, él se despertó de inmediato, y se apartó de la joven. —¿Qué crees que estás haciendo, Cami? —inquirió muy confundido. Ella tenía los ojos de par en par abiertos, al ser capturada en el acto. Su corazón en cualquier momento iba a escapar de su pecho ante la adrenalina y el temor que sentía al saber que había sido atrapada. —Yo... —¿Por qué me has besado, Camila? Quiero que me des una explicación —le pidió. Pero la chica cobardemente no pudo decirle y se puso a llorar, luego echó a correr a su habitación y Steven no tardó en ponerse en pies para seguirla. Ella se había encerrado en su habitación, así que le tocó la puerta varias veces para que lo dejara entrar. —Soy un
Los primeros meses, fueron un desafío y también una aventura para la familia Al-Saeed. Pero, poco a poco también iban aprendiendo a cómo hacer las cosas correctamente. Ser padres realmente no era nada fácil, sin embargo englobaba algo muy hermoso y perfecto que no cambiarían por nada en el mundo. —¿Crees que ya es tiempo de ponerle esta ropita? —preguntó Sarah, queriendo saber qué opinaba sobre ello. —No puedo creer que ya tenga tres meses, el tiempo está pasando de volada, y nuestro pequeño está creciendo también. Sería genial que le quede. —Yo creo que sí. —Bueno, te ayudo. —¿No tenías que ir a la compañía el día de hoy? Hasan suspiró. Quería tener el poder para pasar más tiempo con su familia, sin embargo surgían imprevistos en la compañía y no podía dejarlos pasar. Sí así lo hacía, podría salir perjudicado, no solo él, sino muchas personas en el trabajo. Y él no estaba dispuesto a correr ese riesgo. —Sí, debo ir a la compañía pero te prometo que estaré aquí para cenar. Sabe
Candace había muerto lamentablemente tras una hemorragia, así lo dio a conocer el doctor. Marylin estaba devastada con la noticia. Sabía que sería un reto quedarse con la pequeña Kelly, pero estaba dispuesta a asumir aquel desafío. Por el momento su cabeza era un completo lío. Tenía el corazón roto, sufría, porque jamás imaginó que algo así pasaría. No sabía qué hacer. Todo era muy confuso. Tal vez era bueno llamar a Arthur y decirle sobre lo ocurrido. No tenía a nadie más a dónde acudir. Se encontraba entre la espada y la pared. Sinceramente tenía mucho miedo a lo desconocido. Seguía sin creer que Candace, de momento a otro ya no estaba con ella. Le dolía mucho aceptar que la pequeña Kelly crecería sin su madre. Ojalá todo fuera una tremenda pesadilla. Lamentablemente está viviendo una realidad que le partía el alma en dos mitades, no sería la misma de antes. Ya nada sería igual. Todo había cambiado para peor. —Arthur —se abalanzó a sus brazos para que la consolara. Cuánto necesit
—Cami, de verdad que eres una chica muy directa. No debería contarte mis cosas personales, pero solo para satisfacer esa curiosidad que tienes, te lo diré. Pasa que antes de que llegaras a mi vida ya tenía mucho tiempo separado de mi pareja. Las cosas no funcionaron entre nosotros y decidimos ponerle fin a nuestra relación, es todo. Ahora estoy enfocado en mi trabajo y en ayudarte a ti, ya más adelante pensaré en eso. A la muchacha la expresión le cambió, no se lo imaginaba con alguien a su lado y de solo pensarlo sentía esa puntada en su pecho. Sí, celos. Así se llamaba lo que estaba experimentando, era como un fuego que quemaba su interior. —¿Es decir que te estoy robando el tiempo y por eso no consigues una novia? —se atrevió a decir. Steven negó rápidamente con la cabeza y tomó su mano sobre la isla de la cocina. Camila no pudo evitar sentir aquel cosquilleo en en su palma, la electricidad de solo sentir su roce. Y también se contuvo de suspirar una y otra vez. —No, jamás pien
Poco después llegó Marylin. Se veía un poco agotada y eso era obvio tomando en cuenta todo lo que tenía que hacer en la universidad. Era muy entregada a sus estudios y más ahora que estaba en la parte culminante y le faltaba poco para poder graduarse y ser una profesional. —Disculpa la tardanza. Aunque ya sabes la razón. ¿Tienes mucho tiempo aquí? —le cuestionó, a lo que ella asintió. —Pero no te preocupes, ya sé que estás muy ocupada con la universidad. Espero que haya salido todo bien. La muchacha hizo una mueca, sabía que se esforzaba a lo máximo para obtener una buena calificación siempre, no dejó dejaba de ser una etapa complicada, estudiar y estudiar sin parar, más con los desvelos que a veces pasaba para estudiar y poder sacar una buena nota. Pero sabía que todo ese esfuerzo se iba a recompensar una vez obtuviera su título y alcanzara el objetivo que soñó desde siempre. Por lo que no se iba a rendir. —Vale. Está bien también tuve que cancelar una cita con Arthur este vierne
—Lo siento de nuevo, me siento pésima por no haberte dicho la verdad. —Ya deja el asunto, Sarah. No quiero que sigamos viviendo en el pasado, todo eso queda atrás, es allí donde pertenecen cada una de las cosas que no vienen al caso y pueden convertirse en bolas curvas si se les da mucha importancia —le aconsejó —. La de tu padre, lo que hacía y le lo que significa para ti, todo eso no debe ser un obstáculo en nuestras vida, piensa en nuestro hijo, necesita a sus padres. ¿No lo crees? —Sí, yo también quiero dejar todo atrás. No hay razón para que nada de eso me atormente —se trató de convencer y él le volvió a sonríe. Nunca le había gustado ver esa versión de Sarah triste, nunca. —Entonces hagámoslo, Sarah. —Vale. Pero, no dejaré de estar triste, todo esto me tiene apagada. Tal vez sean días así, no podré evitarlo. —Estaré apoyándote en cada uno de esos días difíciles, Sarah —le aseguró y la envolvió entre sus brazos. Se sentía bien allí. Sabía que ese era su lugar. —Gracias po
—Mi padre, es cierto que era un criminal, una persona muy mala pero a pesar de que apenas lo conocí en persona ya siendo una adulta, comprendí que realmente a mí no me haría ningún daño. De hecho me confesó que nunca estuvo presente en mi infancia para no ponerme en peligro. Y yo le creí, no sé, pero pude leer en sus ojos que me estaba diciendo toda la verdad. Él, de seguro me buscó porque sabía que ya no había reversa, la enfermedad lo estaba matando poco a poco y su deseo era pasar tiempo conmigo, nos encontramos en varias ocasiones durante este tiempo, sé que si te lo decía, entonces todo habría sido más complicado por eso opté por guardar silencio y no decirte nada. El hombre se llevó ambas manos a la cara, completamente estupefacto y sin poder creer que en todo ese tiempo Sarah se había encontrado con un hombre tan peligroso. —¡Dios mío, Sarah! ¿En qué estabas pensando? Me enoja mucho que no me lo hayas comentado antes, pero tienes razón en decir que yo no te hubiera permitido