La noche había caído rápidamente y con ello la ansiedad de Sarah por arreglarse y partir a esa fiesta. Solo quería olvidarse de ese día y encontrar diversión, pasarla bien. No sería una aburrida como Maritza.
Se observó en el espejo y lucía espectacular en aquel vestido rojo. Había valido la pena gastar sus ahorros en aquel vestido corto, que le quedaba sobre las rodillas, acompañado de unos altos tacones blancos. Sarah había decidido dejar su cabello suelto y usar un maquillaje atractivo y llamativo. Se mordió el labio inferior frente al espejo, dándose el visto bueno. Ya estaba lista para ir a esa fiesta y olvidarse de todo. Además, buscaba sentirse menos ansiosa por el siguiente día.Tenía la boca roja por aquel intenso pintalabios, los ojos con un perfecto delineado y el rímel que le daba volumen a sus largas y rizadas pestañas. Se veía fenomenal y entendió que su belleza era increíble, un atractivo que resultaba ser un imán para los hombres. Ni siquiera alguien como Hasan se podría resistir. Pero ¿era buena idea ir tan sexy a esa fiesta? Ahora tenía que tener mucho cuidado y también estaba resuelta a no consumir mucho alcohol o perdería la cabeza como en ocasiones anteriores. Estaba consciente de que su atuendo y atractivo podrían jugar a su favor y en contra. Solo esperaba que no hubiera tantos idiotas en esa fiesta que quisieran pasarse de listos con ella. No echaría a perder sus planes por una noche sin importancia, especialmente con algún tonto. No, eso no sucedería. Negó con la cabeza y se apresuró a tomar su pequeño bolso en el que había metido su teléfono móvil y el maquillaje por si necesitaba hacer algún retoque.No esperaba encontrarse a Maritza en el pasillo. La vio con unos enormes auriculares y sosteniendo algunas hojas en sus manos.—¿Ahora también me estás vigilando? Oye, estoy hablando contigo, no me ignores —añadió, hastiada.Maritza se quitó los auriculares de inmediato y se apoyó en la pared antes de mirarla con una ceja en alto. También la examinó de pies a cabeza y esbozó una sonrisa fingida.—¿Crees que soy tonta? Estoy segura de que has preferido gastarte el dinero que te quedaba en un trozo de tela en vez de colaborar aquí —fue directa al grano, desafiante.En un acto de nerviosismo, Sarah se tocó el pelo y comenzó a jugar con un mechón, tratando de ser coqueta.—Ahora mismo puedes acusarme de lo que quieras, no me va a importar en absoluto. Esta noche solo quiero divertirme y la voy a pasar bien. Así que ahorra todas tus palabras.—¿Cómo puedes actuar así? Nunca has sido la chica más amable del mundo, pero has perdido la poca humanidad que había en ti. Desde que estás con el asunto de ese millonario has cambiado y de repente, me resulta increíble verte así. Ahora simplemente eres irreconocible, y lo peor es que seguro esto es solo el comienzo de una versión de ti que nunca había visto —soltó, dejándola reflexiva. Pero no se dejó ver derrotada y se marchó ignorándola una vez más.Maritza negó con la cabeza, dando por perdida a Sarah. Estaba decidida a alejarse de una persona tan desconocida como ella. Ya no quería estar cerca de Sarah.En el exterior, tomó un taxi y en un santiamén llegó a la fiesta donde se encontró con Mariana, la chica del café. Se saludaron como si fueran grandes amigas, pero solo era hipocresía.—Ay, pero mírate, te ves increíble esta noche. Creo que vas a llamar la atención y recibir suspiros de los chicos aquí —aseguró.Ambas entraron a la casa donde se llevaba a cabo la fiesta. En el momento en que pusieron un pie adentro, todas las miradas cayeron sobre ella. Sin ninguna vergüenza, los chicos la miraban descaradamente y algunos empezaron a lanzarle cumplidos.—Ese de allá no deja de mirarte, es Harry, un completo mujeriego, pero es tan sexy, ¿no es así? —dijo suspirando, a lo que ella sonrió.Sí, estaba bien, pero comparado con Hasan, era simplemente un don nadie.—No creo que sea mi tipo —aseguró encogiéndose de hombros y luego tomó un sorbo de su bebida.—Es un chico muy guapo, ¿cómo puedes decir algo así?—Es que mis expectativas son más altas de lo que te imaginas. A estas alturas, una cara bonita no me va a hipnotizar. Tampoco es para tanto, es corriente y ya.—Oh no, creo que no sabes lo que dices. En fin, entre gustos y colores...—Sí, entre gustos y colores, los míos son mejores —soltó presumida.Mariana rió un poco.—Iré al baño. Espérame aquí, por favor. No me tardo.—No lo hagas.En cuanto Mariana se retiró, al poco tiempo ya se encontraba a su lado aquel chico llamado Harry. Ya Sarah adivinaba sus intenciones. Lo que no sabía el muchacho es que solo iba a perder el tiempo con ella.—Hola, preciosa. Te he mirado desde allá y no he podido evitar venir, ahora compruebo que en efecto no eres una ilusión angelical, eres de verdad. ¿Cómo te llamas? —le inquirió.La joven esbozó una sonrisa y también otra internamente antes de darle una respuesta.Ya comenzaba la seducción de su parte y ella estaba preparada para iniciar con la coquetería, después de todo jugar un poco era divertido.
El día había llegado, se quedó más tiempo de lo acostumbrado en la cama, dándole vueltas a ese asunto. No podía negar que se sentía muy nerviosa al imaginar ese escenario en el que nunca había estado. No tenía ni idea de cómo actuar en una situación así. Pero a ella le gustaban los retos y lo desconocido. Y además, ese “espécimen” le parecía muy interesante.Después de un rato en la cama, se levantó y estiró sus extremidades. Caminó en círculos por su pequeña habitación mientras trataba de despertarse, los rayos del sol entraban por la pequeña ventana. No era amante de tanta claridad, le parecía una tortura para sus ojos y hacía el despertar menos agradable. Luego fue al baño para arreglarse y ducharse, pero lamentablemente ese día habían cortado el agua. Entre reclamos y quejas, no le quedó más opción que regresar a su habitación para vestirse.Eso era lo que quería decir. Esa no era la vida que ella merecía, siempre había algún problema y hasta el agua básica faltaba. ¿Acaso Maritza
Hasan comenzó a dar la reunión pendiente de ese día, quedándose más tiempo con los empresarios allí reunidos en la sala de juntas. Candace había estado tomando notas de los puntos más interesantes que decía su jefe, quedándose suspendida en el tiempo y prendada ahí, en escenas que jamás sucederían. Realmente le afectaba que hubiera sido algo casual. Aquel encuentro íntimo había despertado en ella una atracción más fuerte hacia el magnate, quien lo desconocía.—Bueno, ¿alguien tiene alguna objeción o quisiera complementar la información?Todos parecían estar satisfechos. Así que nadie levantó la mano para intervenir.Dada la situación, se dio por terminada la junta y Hasan pudo regresar a su oficina para tomarse un descanso de 15 minutos, no podía darse el lujo de más tiempo, tomando en cuenta que aún había muchas cosas por hacer. Steven apareció para dejarle más papeles que necesitaban su firma.—¿Sabes si Miriam está libre?—¿Y por qué quieres saber si Miriam está libre?—Sí, es que
«Hasan Al-Saeed, fue reconocido como uno de los hombres más millonarios y guapos por la NY, Styles. Y no es para menos, el empresario de tan solo 33 años de edad es uno de los hombres más cotizados en este momento, más al estar soltero, así es, no tiene ningún compromiso. Estado actual que aumenta el deseo de las féminas solteras por él. Algo que para nadie es un secreto y no podemos culpar a las mujeres por fijarse en un espécimen como él. Hasta a mí, me ha robado suspiros. Sigue sin estar en una relación desde que terminó con su última pareja, Melanie Olivares, desde entonces solo ha sido captado con una y otra mujer diferente pero se sabe que no mantiene nada con ninguna de ellas. Así que Hasan Al-Saeed sigue soltero, chicas, no pierdan la esperanza. Todo puede pasar. En otras noticias... Apagó la televisión. ¿Soltero? Claro, pero eso no sería así para siempre. ...Steven manejó hasta el hogar de la recepcionista, después de conseguir la dirección no dudó en dirigirse al lugar
—Yo he venido a ayudar, ya su hija me puso al tanto de lo sucedido y créeme que lo siento mucho. Sé que es algo difícil, pero usted más que nadie lo comprende y lo sufre, mis condolencias. —Steven, no tenía por qué venir hasta aquí, si es por el trabajo, no iré más. Ya no tengo ganas de vivir. La chica se tapó la boca y salió de allí disparada. Steven suspiró, triste por todo. Se acercó a la mujer, tirada en esa cama.—¿Estás segura de lo que dices? Tienes a una hermosa hija por la que debes luchar, sé que te sientes muy mal y ahora para ti no tiene sentido vivir, pero tienes que ser fuerte por Camila. —Camila es una buena chica, lo es, pero no es mi hija. Es mi sobrina. Ya no me queda nada, ¿no lo ve? Perdí a mi único hijo por una negligencia, debí llevarlo lo antes posible al hospital y no lo hice. Todo se complicó y ahora está muerto por mi culpa. Steven se quedó sorprendido por todo lo que le decía la mujer. Siempre había creído que tenía dos hijos, bueno, eso es lo que Miriam
Ingresó al café de Mariana aquel día, como de costumbre estaba bastante concurrido. Le resultó difícil encontrar un momento a solas para hablar con ella, ya que estaba muy ocupada atendiendo a las personas. Se armó de paciencia, algo que no solía tener, y esperó por ella en una de las mesas sin atreverse a pedir algo porque no tenía dinero para pagarlo.Una hora después, finalmente apareció Mariana.—Vaya, por fin estás aquí. Por cierto, en la fiesta te fuiste sin decirme nada. Si no fuera por Harry, no habría sabido dónde estabas. ¿Puedo saber por qué te fuiste de repente? Parecía que estabas pasándola bien, al menos eso parecía.—No he venido a hablar de eso, pero sí sobre Harry. ¿Por qué le diste mi número? Esta mañana me llamó y quiere salir conmigo a pesar de que le dije que estoy en una relación. Parece que terminó con su novia y ahora quiere que le dé una oportunidad, incluso mencionó que se conformaría con ser solo amigos. Pero ni siquiera quiero ser su amiga, desde que lo vi
—¿Ha surgido algo malo? — inquirió mirándose en aquel espejo de cuerpo completo.El vestido escarlata de tafetán que le había enviado Hasan le quedaba perfecto, sin mencionar aquellos pendientes hermosos de la marca Tiffany y los zapatos de aguja.—Sí, lo siento mucho. No te avisé antes porque apenas me enteré de lo sucedido. Tengo que posponer nuestro encuentro, en este momento no puedo ir al lugar, no estoy en condiciones. Te llamaré tan pronto resuelva algunas cosas —informó.—Lo entiendo. No te preocupes. Que todo se solucione, Hasan.—Sí, seguimos en contacto. Buenas noches.—Buenas noches.Gruñó al finalizar la llamada, sí, estaba enfadada por haberse arreglado para nada. ¿Qué tan importante era lo que había pasado? La incertidumbre la estaba consumiendo....—Cami, despierta, vamos, ya hemos llegado.En respuesta, la joven gruñó y no se movió. Decidió recogerla en brazos. Se veía tan vulnerable que sintió mucha pena por ella. Se había quedado sin nadie en el mundo, desamparada
Camila se sentó en el asiento del copiloto y se abrochó el cinturón de seguridad con la ayuda de Steven.—¿Quieres que vayamos a comer a algún lugar? Puedes darme ideas.—¿Podemos ir a McDonald's?—Claro. Oye Cami, recuerda que tienes que ir a la cita con el psicólogo, ¿está bien? Sé que no te agrada la idea, pero es necesario.—Pero yo no estoy loca —bufó y se cruzó de brazos.—No, en ningún momento he dicho que estés loca, de hecho, las personas que necesitan ayuda por algún suceso que las haya marcado profundamente y las afecte emocionalmente, deben, en la mayoría de los casos, acudir con un psicólogo para que les ayude no solo a afrontar la situación, sino también a superar lo ocurrido. Es normal, créeme. No significa que seas una lunática. Para nada —le explicó, dejándola más tranquila y convencida de que era lo mejor para ella.—Si es así, entonces sí quiero ir.—De acuerdo. ¿Te gusta la música?—Sí, un poco, pero ahora no quiero escuchar nada —se recostó en el asiento, desviand