Ya era muy tarde cuando recibió la llamada entrante de Hasan. Debía ser algo importante para llamarle a esa hora. Se frotó los ojos y parpadeó varias veces antes de coger el teléfono de la mesita de noche.—Dime, ¿ha pasado algo grave? —averiguó con un dejo de preocupación.—No, no ha pasado nada malo. No tienes de qué preocuparte. Solo quería decirte que vengas a vivir conmigo al piso. Si vamos a llevar esta farsa al siguiente nivel, debe ser lo más creíble posible, ¿de acuerdo?—Sí, es cierto —respondió, aún un poco adormilada—. Entonces mañana empaco mis cosas. ¿Alguien pasará por mí?—Sí, yo iré por ti.—Vale. Estaré esperando....Se levantó temprano, ya que Hasan quedó en buscarla en la mañana. Se arregló y se puso en la tarea de recoger lo que necesitaría.Sarah empezó a empacar sus cosas, ya no estaría más allí. Sabía que lo mejor era eso. Tenía mucha suerte de irse a vivir al piso de Hasan, ya no tendría que pasar por las penurias que había allí, ni verle la cara a Maritza.P
Días después...Camila era una chica muy inteligente, capaz de aprender rápidamente cosas que para otros podrían ser más complicadas. Era colaboradora y siempre dispuesta a probar cosas nuevas. A Steven le impresionaba su fuerza a pesar de su edad, ya que a pesar de haber enfrentado muchas dificultades, había logrado seguir adelante y sonreírle a la vida.—¿El azul es tu color favorito? —quiso saber, mientras la observaba pintar algo que le habían encargado en la escuela.—Me gusta mucho, me hace recordar el cielo y el mar. La playa es uno de mis lugares favoritos, siempre la he considerado un sitio donde encuentro tranquilidad, y mirar al cielo también me calma, ¿no crees? —Sí, yo también lo veo así, y tus ojos son celestes como el cielo, también encuentro serenidad al verte —dijo, haciéndola sonreír.—¿De verdad? Muchos dicen que tengo los ojos muy grandes.—Sí, son expresivos, pero eso los hace aún más hermosos —declaró, acariciando su mejilla—. Cuéntame, ¿cómo fue tu primer día e
En el poco tiempo que llevaba conociendo a la pequeña Camila, Sarah se dio cuenta de que era más especial de lo que imaginaba. Y eso era bastante agradable, considerando que no le había tocado una chica difícil, más bien una jovencita que parecía ser todo un ángel. Además, le parecía increíble que fuera tan inteligente y supiera tantas cosas a su corta edad.A pesar de las dificultades, le parecía una chica bastante persistente y fuerte. Ella había pasado por la terrible experiencia de haber perdido a sus padres y, por eso, la entendía también. Pero claramente la situación de Camila era más fuerte, aún así mantenía una sonrisa cálida en su rostro y la necesidad de aprender cosas nuevas. Era agradable poder ser parte de su vida y ayudarla en lo que necesitara.La verdad es que la joven Camila estaba siendo una lección de vida para Sarah.—Oye, ¿te gusta vivir aquí? —le preguntó mientras la miraba con mucha curiosidad y la jovencita parpadeó en su dirección antes de asentir con frenesí.
—¿Por qué ahora me haces dudar sobre todo? —se levantó de la silla y comenzó a caminar en círculos, parecía realmente atrapado en la duda.—¿Yo? Solo intento que tengas una solución para cada cosa que vayas a hacer y que luego no te tome por sorpresa. Sinceramente, creí que ya tenías una respuesta para todo y no habría ningún problema con llevar a cabo el plan que te has trazado. Veo que me equivoqué.—Es que yo te prometo que he pensado en todo y en ningún momento cruzó por mi cabeza lo que pasaría cuando se acabara el contrato y se rompa entre nosotros todo vínculo, aunque falso, y ella se vaya por su lado. Tampoco podría permitirle que se quede con el bebé. Espera. No hablemos más sobre ese asunto cuando ni siquiera existe algo todavía.—Pero eso es lo que estás buscando y deberías tener todo claro ahora para evitar problemas más adelante.—¿Sabes qué? Tengo mucho dinero y no tendré ningún problema con un niño, podré seguir adelante solo.—Bueno, en parte coincido contigo, es muy t
Sí, tal vez todo era una señal del destino y debía acercarse más a su jefe. La vida de alguna manera le estaba dando la oportunidad de conseguir lo que tanto quería y ella no tenía duda de que deseaba a Hasan. Un hijo era el pase directo, y encontraría la manera de ponerlo al tanto de la noticia. Puede que las cosas no salieran como esperaba, pero no veía capaz a ese hombre de dejarla sola en una situación así.Se secó el rostro y comenzó a vestirse porque ya se le estaba haciendo demasiado tarde para ir a la compañía. Durante el trayecto al trabajo se le ocurrió agendar una cita con un doctor del cual tenía el contacto guardado. Así, ese mismo día después de salir del trabajo se aseguraría de estar embarazada. Quería estar cien por ciento segura de ello antes de darle la noticia a Hasan. En el fondo tenía miedo de saber su reacción.Entonces surgían las inseguridades, dejándola en un estado de profundo miedo y nerviosismo. ¿Y si no quería apoyarla con el bebé? ¿Acaso estaba dispuesta
—¿Quién te estaba llamando?—Solo ha sido alguien, ¿en qué estábamos?—Pues, creo que veamos una película —me recordó, deslizando una sonrisa a lo que ella asintió con la cabeza.—Por supuesto, no me podría olvidar de ella, o sí —sonrió—. Bueno, has dicho que tú vas a elegir la película que vamos a ver.—Así es, la verdad es que tengo buen gusto para estas cosas, ya lo vas a ver.Pasaron el resto de la tarde mirando varias películas en secuencia. La verdad es que fue un día diferente para Sarah.Steven llegó a las seis de la tarde y Camila los recibió con mucho cariño, dándole un abrazo. Parecía evidente que entre ellos había un amor especial, a Steven le quedaba muy bien el papel de padre.—¡Qué alegría volver a verte! ¿Estás cansado? —quiso saber, sin soltarlo.—Un poco. Hola, Sarah. Gracias por cuidar de Camila.—Oh no, Camila es una chica increíble y la pasé muy bien junto a ella. Espero que nos veamos pronto, bueno, mañana vendré de nuevo, si Steven me dice.—Sarah, me ha dicho H
—Es normal sentirse así, pero te prometo que seré muy cuidadoso. Ahora ve y lee el contrato. Llévate el bolígrafo, estoy seguro de que firmarás.—Sí, definitivamente lo haré.Tomó el bolígrafo que él le ofrecía y se dirigió a su habitación. Cerró la puerta y se apoyó en la pared, cerrando los ojos con fuerza.—Dios mío, ¿por qué estoy tan nerviosa? Esto es lo que estaba esperando, pero me siento insegura —miró la carpeta.Así que comenzó a revisar el contrato.En su opinión, no había nada desfavorable.Leyó y firmó en cada lugar que requería su nombre. Después de eso, fue al baño a tomar una ducha muy larga.No dejaba de pensar en lo que estaba por suceder.Se puso un camisón de seda, sin ropa interior, sabiendo que no la necesitaría. Regresó donde estaba Hasan y le entregó todo firmado. Él acababa de salir de la ducha, tenía una toalla alrededor de la cintura y miraba nuevamente el papel.Hasan se levantó de la cama y se acercó a ella. Empezaba a sentir que le faltaba el aire, tenía
Sur de California, Santa Mónica.—Me quedaré un rato aquí, quiero broncearme un poco —le dijo acostada en aquella tumbona mientras usaba unos espejuelos que Steven le compró.—Bueno, pero solo un poco. No olvides ponerte bloqueador solar después —le recordó, antes de irse para nadar un rato en la playa.El clima, como era de esperar, resultaba ser cálido y la brisa marítima se sentía como una caricia en sus pulmones. La naturaleza también se sentía en ese lugar, tanto que podría quedarse a vivir allí para siempre. Desde pequeña, uno de sus lugares favoritos había sido la playa, así que se sentía muy cómoda con la idea de pasar esos días allí, aunque fueran más cortos. Pero probablemente, si lo intentaba, se atrevería a convencerlos de que se quedaran por más tiempo.Observó a Steven sumergirse en la lejanía. Nadaba muy bien, a diferencia de ella que todavía lo hacía torpemente. Quizás sería bueno acompañarlo un rato.—¡Oye, Steven, iré a nadar contigo! —exclamó, dejando la tumbona par