—No me digas eso, es mi vida y por lo tanto, mis decisiones. Lo que yo decida no debe importarte y si te comenté sobre lo que voy a hacer, no era para pedirte consejo o para que te metas en mis asuntos y opines si está bien o no. Con razón estás sola, eres aburrida —replicó la persona en un tono desafiante.
—¿Sabes qué? No pienso seguir perdiendo el tiempo con una persona tan infantil. Porque eso es lo que eres, te comportas como una niña inmadura —le respondió la muchacha, enojada, antes de irse a su habitación.—¡Al menos yo estoy dispuesta a salir adelante, en cambio tú crees que por tener un título universitario, tu suerte va a cambiar de la noche a la mañana! —exclamó, agitada, sin cesar la discusión.No recibió una respuesta de su parte, lo cual era lo que buscaba. Así que se resignó y volvió a tumbare sobre su cama, liberando el aire sonoramente. Masculló entre dientes el nombre de su compañera....Era una amplia oficina con tonalidades oscuras que definían un ambiente de trabajo adecuado, marcando la esencia masculina de aquel magnate tan exigente y meticuloso. Había un enorme escritorio y sobre este había papeles esparcidos, bolígrafos y otras tantas cosas, además de una laptop abierta en la que el hombre ubicado sobre su cómodo asiento no dejaba de discar.—Esto debe ser una broma —dijo Steven, haciendo acto de presencia. Era una persona muy cercana a Hasan.Hasan alzó la cabeza y se quedó mirándolo, a la espera de que le dijera qué rayos estaba ocurriendo. Pero ya tenía la leve sensación de qué se trataba de su imagen nuevamente acorralada en la primera plana de algún periódico importante.—Steven, no me digas qué es lo que estoy pensando ahora mismo —le expresó, lleno de frustración, mientras dejaba su asiento para rodear el escritorio y colocarse frente a su amigo.—Es justo lo que estás pensando, Hasan —le afirmó y luego le entregó aquel periódico para que viera con sus propios ojos lo que allí se encontraba escrito sobre su persona.—Mierda, eso no puede ser cierto. ¿Otra vez esta m*****a gente escribiendo falsedades sobre mí? —empezó a decir, apretando con fuerza el papel entre sus manos. Estaba completamente indignado al ver toda la mentira que se escribía sobre él.Parecía que ya no podía ni siquiera salir a beber algunas copas porque la prensa siempre estaba acechando para conseguir cualquier cosa de su parte e incluso inventar luego una historia a raíz de alguna fotografía irrelevante."Hasan, el apuesto empresario, capturado besando a una desconocida dentro de un bar."Adjuntas se encontraban las fotografías en la primera plana.—Ya te dije, cualquier cosa que hagas, ellos lo van a escribir e inventarán lo que sea con tal de ganar dinero y la atención de las personas —le recordó su amigo, lamentándolo también.El gran costo de ser tan reconocido y adinerado. Porque todos querían saber siempre sobre cada uno de esos pasos, lo que hacía y lo que dejaba de hacer. Todo, absolutamente todo.Bufó.Hasan se pasó una mano por la cabeza, estaba muy enfadado.—Haz que eliminen esto, no quiero ver mi nombre allí. Amenaza a toda esa gente, porque los voy a demandar si continúan difamándome así. ¿De acuerdo?—Sí, lo haré. Pero es imposible que se elimine por completo, estás en varios diarios también.—¡Maldición!Lo primero que encontró sobre el escritorio, lo cogió y luego lo aventó al suelo hasta que se hizo añicos.Steven se marchó, sabía que debía dejarlo a solas en ese momento en que se encontraba fuera de sí, entendible ya que se debía a ese motivo; a nadie le gustaba hablar de cosas falsas sobre sí mismos, y esta no era la primera vez que pasaba algo así.Hasan comenzó a sentir que la cabeza le palpitaba ferozmente, algo que sucedía a menudo cuando el estrés era superior y ya no podía manejarlo más. Tenía una junta en media hora y una reunión importante que debía atender a las 7:00 de la noche, pautada a esta hora debido a que eran empresarios importantes de Corea.A toda costa, intentaba olvidar ese incidente y centrarse en el trabajo si quería que las cosas salieran como quería. Había estado trabajando muy duro todas esas últimas semanas para la llegada de los empresarios coreanos y esa m*****a información distorsionada no iba a arruinar su buen estado.Candace, la tímida asistente que había contratado hace menos de un mes, ingresó con su caminar extraño y la cabeza gacha. No le agradaba la extrema docilidad con la que se manejaba la muchacha.Ni siquiera podía creer cómo es que algo pasó entre ellos. Definitivamente, estaba demasiado pasado de copas como para saberse en la realidad y con la cabeza fría, que al final terminó acostándose con ella.—¿Ahora qué quieres, Candace? No es un buen momento para ninguna de tus tonterías, así que espero que sea algo realmente importante —espetó hastiado.—Oh no, señor, no es una tontería. Yo vengo a hablarle sobre un asunto importante —declaró, pareciendo bastante asustada.—¿Es que quieres hablar sobre lo que pasó esa noche? —elevó una ceja.—Sí, siento que le debo una disculpa por lo que pasó. No he podido dormir de tanto pensar en la noche que pasamos juntos —dijo mientras se quedaba con la cabeza abajo y mirando fijamente un punto.—¿Sabes una cosa, Candace? Odio cuando las personas me hablan y no me miran a los ojos, así que levanta la cabeza y mira, es una orden —le exigió.Ella obedeció.Tenía unos lindos ojos verdes que casi no destacaban porque usaba unos enormes y feos anteojos sobre su pequeña cara.—Disculpe.—No te preocupes tanto, lo que pasó esa noche no tiene la mínima importancia para mí, ¿de acuerdo? —expresó con indiferencia—. Espero que tú también opines lo mismo. ¿Has venido a declararte ahora?Ella tragó duro. Su jefe era demasiado insensible. Ella solo quería retirarse de su oficina, era una tonta por haber ido y querer sacar el asunto a colación; él tenía toda la razón, lo que sucedió ese día no era importante. No tenía ningún significado en la vida de ambos, aunque ella sinceramente empezó a sentirse distinta desde que aquel hombre la tocó.Ahora no le quedaba de otra que guardarse esa ilusión y reservar esa emoción que nacía por alguien que sí estuviera a su alcance y no un imposible como Hasan Al-Saeed.Inalcanzable.Candace llegó a su departamento y lo primero que hizo fue servirse una copa de vino hasta el tope. Se sentía fatal y además de la tristeza mezclada en sus facciones que se reflejaban sobre aquel contenido carmesí, había molestia, demasiada ira al recordar el comportamiento de su jefe. ¿Cómo demonios es que había caído ante él? Se suponía que él estaba ebrio, y aún así pudo haber hecho algo para detener aquel descontrol que surgió de pronto tras beber demasiado.Y no había sido capaz de detenerse siquiera un segundo.Se bebió todo el vino de un solo golpe y volvió a rellenarse la copa, sentada sobre aquel taburete, mirándose en la soledad nuevamente dentro de aquel departamento pequeño.Odiaba estar sola, que no tuviera ninguna suerte en el amor. Detestaba fijarse siempre en todas esas personas que jamás iban a corresponderle. ¿Así de estúpida era? En verdad odiaba a Hasan. Odiaba fingir ser esa chica tímida, cuando solo quería tirarse a sus brazos y besarlo sin parar. ¿Por qué no se
La noche había caído rápidamente y con ello la ansiedad de Sarah por arreglarse y partir a esa fiesta. Solo quería olvidarse de ese día y encontrar diversión, pasarla bien. No sería una aburrida como Maritza.Se observó en el espejo y lucía espectacular en aquel vestido rojo. Había valido la pena gastar sus ahorros en aquel vestido corto, que le quedaba sobre las rodillas, acompañado de unos altos tacones blancos. Sarah había decidido dejar su cabello suelto y usar un maquillaje atractivo y llamativo. Se mordió el labio inferior frente al espejo, dándose el visto bueno. Ya estaba lista para ir a esa fiesta y olvidarse de todo. Además, buscaba sentirse menos ansiosa por el siguiente día.Tenía la boca roja por aquel intenso pintalabios, los ojos con un perfecto delineado y el rímel que le daba volumen a sus largas y rizadas pestañas. Se veía fenomenal y entendió que su belleza era increíble, un atractivo que resultaba ser un imán para los hombres. Ni siquiera alguien como Hasan se podr
—Es que mis expectativas son más altas de lo que te imaginas. A estas alturas, una cara bonita no me va a hipnotizar. Tampoco es para tanto, es corriente y ya.—Oh no, creo que no sabes lo que dices. En fin, entre gustos y colores...—Sí, entre gustos y colores, los míos son mejores —soltó presumida.Mariana rió un poco.—Iré al baño. Espérame aquí, por favor. No me tardo.—No lo hagas.En cuanto Mariana se retiró, al poco tiempo ya se encontraba a su lado aquel chico llamado Harry. Ya Sarah adivinaba sus intenciones. Lo que no sabía el muchacho es que solo iba a perder el tiempo con ella.—Hola, preciosa. Te he mirado desde allá y no he podido evitar venir, ahora compruebo que en efecto no eres una ilusión angelical, eres de verdad. ¿Cómo te llamas? —le inquirió.La joven esbozó una sonrisa y también otra internamente antes de darle una respuesta.Ya comenzaba la seducción de su parte y ella estaba preparada para iniciar con la coquetería, después de todo jugar un poco era divertido.
El día había llegado, se quedó más tiempo de lo acostumbrado en la cama, dándole vueltas a ese asunto. No podía negar que se sentía muy nerviosa al imaginar ese escenario en el que nunca había estado. No tenía ni idea de cómo actuar en una situación así. Pero a ella le gustaban los retos y lo desconocido. Y además, ese “espécimen” le parecía muy interesante.Después de un rato en la cama, se levantó y estiró sus extremidades. Caminó en círculos por su pequeña habitación mientras trataba de despertarse, los rayos del sol entraban por la pequeña ventana. No era amante de tanta claridad, le parecía una tortura para sus ojos y hacía el despertar menos agradable. Luego fue al baño para arreglarse y ducharse, pero lamentablemente ese día habían cortado el agua. Entre reclamos y quejas, no le quedó más opción que regresar a su habitación para vestirse.Eso era lo que quería decir. Esa no era la vida que ella merecía, siempre había algún problema y hasta el agua básica faltaba. ¿Acaso Maritza
Hasan comenzó a dar la reunión pendiente de ese día, quedándose más tiempo con los empresarios allí reunidos en la sala de juntas. Candace había estado tomando notas de los puntos más interesantes que decía su jefe, quedándose suspendida en el tiempo y prendada ahí, en escenas que jamás sucederían. Realmente le afectaba que hubiera sido algo casual. Aquel encuentro íntimo había despertado en ella una atracción más fuerte hacia el magnate, quien lo desconocía.—Bueno, ¿alguien tiene alguna objeción o quisiera complementar la información?Todos parecían estar satisfechos. Así que nadie levantó la mano para intervenir.Dada la situación, se dio por terminada la junta y Hasan pudo regresar a su oficina para tomarse un descanso de 15 minutos, no podía darse el lujo de más tiempo, tomando en cuenta que aún había muchas cosas por hacer. Steven apareció para dejarle más papeles que necesitaban su firma.—¿Sabes si Miriam está libre?—¿Y por qué quieres saber si Miriam está libre?—Sí, es que
«Hasan Al-Saeed, fue reconocido como uno de los hombres más millonarios y guapos por la NY, Styles. Y no es para menos, el empresario de tan solo 33 años de edad es uno de los hombres más cotizados en este momento, más al estar soltero, así es, no tiene ningún compromiso. Estado actual que aumenta el deseo de las féminas solteras por él. Algo que para nadie es un secreto y no podemos culpar a las mujeres por fijarse en un espécimen como él. Hasta a mí, me ha robado suspiros. Sigue sin estar en una relación desde que terminó con su última pareja, Melanie Olivares, desde entonces solo ha sido captado con una y otra mujer diferente pero se sabe que no mantiene nada con ninguna de ellas. Así que Hasan Al-Saeed sigue soltero, chicas, no pierdan la esperanza. Todo puede pasar. En otras noticias... Apagó la televisión. ¿Soltero? Claro, pero eso no sería así para siempre. ...Steven manejó hasta el hogar de la recepcionista, después de conseguir la dirección no dudó en dirigirse al lugar
—Yo he venido a ayudar, ya su hija me puso al tanto de lo sucedido y créeme que lo siento mucho. Sé que es algo difícil, pero usted más que nadie lo comprende y lo sufre, mis condolencias. —Steven, no tenía por qué venir hasta aquí, si es por el trabajo, no iré más. Ya no tengo ganas de vivir. La chica se tapó la boca y salió de allí disparada. Steven suspiró, triste por todo. Se acercó a la mujer, tirada en esa cama.—¿Estás segura de lo que dices? Tienes a una hermosa hija por la que debes luchar, sé que te sientes muy mal y ahora para ti no tiene sentido vivir, pero tienes que ser fuerte por Camila. —Camila es una buena chica, lo es, pero no es mi hija. Es mi sobrina. Ya no me queda nada, ¿no lo ve? Perdí a mi único hijo por una negligencia, debí llevarlo lo antes posible al hospital y no lo hice. Todo se complicó y ahora está muerto por mi culpa. Steven se quedó sorprendido por todo lo que le decía la mujer. Siempre había creído que tenía dos hijos, bueno, eso es lo que Miriam
Ingresó al café de Mariana aquel día, como de costumbre estaba bastante concurrido. Le resultó difícil encontrar un momento a solas para hablar con ella, ya que estaba muy ocupada atendiendo a las personas. Se armó de paciencia, algo que no solía tener, y esperó por ella en una de las mesas sin atreverse a pedir algo porque no tenía dinero para pagarlo.Una hora después, finalmente apareció Mariana.—Vaya, por fin estás aquí. Por cierto, en la fiesta te fuiste sin decirme nada. Si no fuera por Harry, no habría sabido dónde estabas. ¿Puedo saber por qué te fuiste de repente? Parecía que estabas pasándola bien, al menos eso parecía.—No he venido a hablar de eso, pero sí sobre Harry. ¿Por qué le diste mi número? Esta mañana me llamó y quiere salir conmigo a pesar de que le dije que estoy en una relación. Parece que terminó con su novia y ahora quiere que le dé una oportunidad, incluso mencionó que se conformaría con ser solo amigos. Pero ni siquiera quiero ser su amiga, desde que lo vi