Empezó a caminar hacia la salida de aquella propiedad. El tiempo parecía empeorar y parecía que iba a empezar a llover en cualquier momento, pero mientras eso no sucedía, se apresuró a coger un autobús que la llevara a casa. No estaba dispuesta a resfriarse, ya que odiaba estar enferma en cama. Aunque probablemente era algo obvio, a nadie le gustaba ponerse mal y quedarse postrado en una cama. Solo que en su situación era diferente, ya que no podía permitírselo, ya que ahora tenía muchos gastos.
Realmente necesitaba el dinero con urgencia. Solo así podría aliviar su carga.Por suerte, nada de eso sucedería, así que pudo subir al autobús sin problemas y el cielo aún no había decidido qué hacer. Se sentó junto a la ventana del transporte mientras miraba el exterior, el paso de los transeúntes y el ambiente general de la ciudad a esa hora. Era una normalidad a la que estaba acostumbrada, pero en ese momento de meditación y reflexión se volvía un acto distinto a lo habitual.Todavía recordaba cuando su padre la llevaba al colegio, pero si no podía hacerlo por alguna razón, era su madre la que encontraba otra opción, y así subían juntas al autobús. Era una mujer muy dulce, cariñosa y sobreprotectora, tanto que prefería acompañarla al colegio en lugar de dejarla subir al autobús escolar. Claro que había razones de peso para hacer las cosas así, ya que para una niña pequeña de 7 años era extremadamente difícil lidiar con las burlas y el acoso de sus compañeros.En cualquier caso, todo eso resultaba algo horrible, y su madre sabía que debía protegerla incluso de cualquier peligro. Por alguna razón, ella sonríe conscientemente al recordarlo y luego baja la mirada hacia su abdomen, sabiendo que pronto otra persona la vería dentro de ella.¿Ser madre? Estaba claro que ella no tendría ningún vehículo especial para ese bebé, aunque lo llevara en su vientre durante ocho o nueve meses, pero no dejaría de ser parte de ella. Sabía que tenía que contárselo a Maritza, después de todo, era alguien cercano a ella y sentía la necesidad de contarle sobre lo que estaba a punto de hacer, aunque a estas alturas sabía que no podría cambiar su objetivo y su opinión. Ya había firmado, y aún si no lo hubiera hecho, de todas formas seguiría adelante porque era su decisión, no la de otra persona.-¿Estás emocionada? -escuchó decir mientras llegaba al apartamento.Maritza se encontraba de espaldas frente a la pequeña ventana hablando con alguien por teléfono. Era bastante extraño que todavía estuviera allí, cuando le había dicho hace poco que tenía que ir a clases. De hecho, ya debería estar estudiando. A diferencia de Sarah, Maritza sí era una chica aplicada, aunque estuviera estudiando en una universidad pública, tenía el sueño de salir adelante, de cumplir su meta y convertirse en una profesional. Si tan solo Sarah se hubiera esforzado un poco más en sus estudios, habría obtenido una beca o habría ingresado en una universidad pública. Lamentablemente, no fue así.—Sí, me alegro por ti. Yo no he podido asistir a la universidad, de camino me he sentido mal del estómago y tuve que volver al apartamento. Ahora debo hablar con el profesor para que me dé chance de volver a hacer la prueba, pero creo que sí aceptará. Después de todo, es la primera vez que algo así sucede conmigo. Siempre he sido muy puntual con mis clases y me va muy bien.Eso explicaba por qué estuviera allí. Ciertamente, era una chica muy estudiosa y a menos que existiera una razón de peso, no iba a la universidad.Al rato, había terminado de hablar y al darse la vuelta se fijó en Sarah.—Oh, ya estás aquí.—Sí, escuché que tienes dolor de estómago. Puedo preparar algo para que te alivies —se ofreció amablemente, pero Maritza hizo un ademán con la mano y negó.—Ya he tomado algo para sentirme mejor. ¿Cómo te ha ido? Últimamente andas un poco misteriosa y la verdad no sé qué pensar —añadió jocosa.—Algo está por suceder, cambios, y creo que antemano deberías saberlo.—¿Ah sí? Porque no tengo ni idea a lo que te refieres —admitió.La aludida bajó la cabeza y cerró los párpados antes de tomar un respiro y volver a mirarla a los ojos.—Es que no tienes idea, te lo aseguro, por eso te voy a explicar las cosas, pero quiero que me prometas que no vas a intentar hacerme ver las cosas de otra manera, porque ya he tomado una decisión y lo único que te pido es respeto.—Claro, sinceramente me estás asustando un poco. Parece que es algo importante y serio —añadió la pelinegra, con un tono de confusión en la voz.—Vale, mejor tomemos asiento.Una vez sentada, la joven supo que ya no podía posponer la explicación. Así que se apresuró en decírselo. Con cada palabra que emitía, dejaba a Maritza casi alucinando de incredulidad, aunque sabía que ella hablaba en serio y no la estaba tomando del pelo. No podía comprender qué tenía Sarah en la cabeza para hacer algo así. Sabía muy bien que era su cuerpo y su decisión, pero como casi una amiga para ella, le dolía que se arriesgara tanto por dinero.—Sarah, en resumen, me estás diciendo que vas a acostarte con un millonario y no solo eso, vas a darle un hijo. Todo esto bajo un contrato y a cambio de una suma de dinero extremadamente grande que no puedo creer.—Lo sé, puedo imaginar lo que piensas de mí y lo entiendo. No soporto vivir en la miseria, tener que sobrevivir cada día. Es horrible vivir de esta manera, ni siquiera podría llamarse vida. Además, también voy a ayudarte.—No, no te preocupes por mí.—Sí debo hacerlo, las dos estamos en una situación difícil. Claro que te ayudaré. Vamos a estar bien, ya lo verás.—¿Cómo se llama el sujeto?—Hasan Al-Saeed, y es tan apuesto que no vas a poder creerlo. Hasta pienso que es perfecto.La chica bufó y rió también.—Oye, ¿recuerdas a la chica del café? —le preguntó mientras estaba parada en el umbral de la puerta y fingió un escalofrío por todo el cuerpo.Esa era una de las cosas que no quería cambiar en su vida. Ya no quería ser esa chica pobre que sufría al salir y mirar las vitrinas de aquellas famosas y costosas boutiques, sin poder comprar absolutamente nada de lo que allí se vendía.—Sí, no podría olvidar su rostro. En mi opinión, parece una chica muy rara y me da mala espina —le confesó.La mencionada hizo una mueca y chasqueó la lengua. Sarah sabía que iba a negarse. Rodó los ojos.—Sabes que no soy de esas chicas que adoran ir a las fiestas. Soy totalmente distinta a ti y tengo muchas cosas que hacer.—Está bien, yo lo comprendo, pero a veces hace falta salir. La vida no debe ser simplemente estudios y más estudios. Creo que deberías tomar un descanso. Eres muy joven para estar siempre pensando en la universidad. Creo que deberías hacer otras cosas divertidas como cualquier persona de tu edad.—No, no quiero eso. Y no deberías expresarte de esa manera, Sarah. Al menos yo me estoy esforzando en mis estudios para conseguir una vida mejor. A diferencia de ti, que has escogido el camino fácil —se atrevió a decirle, dejando a la muchacha boquiabierta.No podía creer que le estuviera diciendo todas esas palabras y en el fondo le había dolido un poco, sabiendo que tenía toda la razón del mundo para hablar de esa forma. Sí, en realidad había escogido la salida fácil al venderse a un hombre para obtener el dinero deseado y alcanzar sus sueños.Pero... ¿Realmente estaría consiguiendo sus sueños por cuenta propia? No parecía que fuera a lograr sus objetivos con su propio esfuerzo. Aunque su compañera de piso estuviera en lo cierto, no daría su brazo a torcer y jamás confesaría que lo que hacía estaba mal. De hecho, era completamente su problema lo que hacía con su vida y si ella había decidido vender su virginidad a un hombre importante, además de hacer el favor de embarazarse para darle un hijo, haría lo que sea para salir de la pobreza.—No me digas eso, es mi vida y por lo tanto, mis decisiones. Lo que yo decida no debe importarte y si te comenté sobre lo que voy a hacer, no era para pedirte consejo o para que te metas en mis asuntos y opines si está bien o no. Con razón estás sola, eres aburrida —replicó la persona en un tono desafiante.—¿Sabes qué? No pienso seguir perdiendo el tiempo con una persona tan infantil. Porque eso es lo que eres, te comportas como una niña inmadura —le respondió la muchacha, enojada, antes de irse a su habitación.—¡Al menos yo estoy dispuesta a salir adelante, en cambio tú crees que por tener un título universitario, tu suerte va a cambiar de la noche a la mañana! —exclamó, agitada, sin cesar la discusión.No recibió una respuesta de su parte, lo cual era lo que buscaba. Así que se resignó y volvió a tumbare sobre su cama, liberando el aire sonoramente. Masculló entre dientes el nombre de su compañera....Era una amplia oficina con tonalidades oscuras que definían un ambiente de trab
Candace llegó a su departamento y lo primero que hizo fue servirse una copa de vino hasta el tope. Se sentía fatal y además de la tristeza mezclada en sus facciones que se reflejaban sobre aquel contenido carmesí, había molestia, demasiada ira al recordar el comportamiento de su jefe. ¿Cómo demonios es que había caído ante él? Se suponía que él estaba ebrio, y aún así pudo haber hecho algo para detener aquel descontrol que surgió de pronto tras beber demasiado.Y no había sido capaz de detenerse siquiera un segundo.Se bebió todo el vino de un solo golpe y volvió a rellenarse la copa, sentada sobre aquel taburete, mirándose en la soledad nuevamente dentro de aquel departamento pequeño.Odiaba estar sola, que no tuviera ninguna suerte en el amor. Detestaba fijarse siempre en todas esas personas que jamás iban a corresponderle. ¿Así de estúpida era? En verdad odiaba a Hasan. Odiaba fingir ser esa chica tímida, cuando solo quería tirarse a sus brazos y besarlo sin parar. ¿Por qué no se
La noche había caído rápidamente y con ello la ansiedad de Sarah por arreglarse y partir a esa fiesta. Solo quería olvidarse de ese día y encontrar diversión, pasarla bien. No sería una aburrida como Maritza.Se observó en el espejo y lucía espectacular en aquel vestido rojo. Había valido la pena gastar sus ahorros en aquel vestido corto, que le quedaba sobre las rodillas, acompañado de unos altos tacones blancos. Sarah había decidido dejar su cabello suelto y usar un maquillaje atractivo y llamativo. Se mordió el labio inferior frente al espejo, dándose el visto bueno. Ya estaba lista para ir a esa fiesta y olvidarse de todo. Además, buscaba sentirse menos ansiosa por el siguiente día.Tenía la boca roja por aquel intenso pintalabios, los ojos con un perfecto delineado y el rímel que le daba volumen a sus largas y rizadas pestañas. Se veía fenomenal y entendió que su belleza era increíble, un atractivo que resultaba ser un imán para los hombres. Ni siquiera alguien como Hasan se podr
—Es que mis expectativas son más altas de lo que te imaginas. A estas alturas, una cara bonita no me va a hipnotizar. Tampoco es para tanto, es corriente y ya.—Oh no, creo que no sabes lo que dices. En fin, entre gustos y colores...—Sí, entre gustos y colores, los míos son mejores —soltó presumida.Mariana rió un poco.—Iré al baño. Espérame aquí, por favor. No me tardo.—No lo hagas.En cuanto Mariana se retiró, al poco tiempo ya se encontraba a su lado aquel chico llamado Harry. Ya Sarah adivinaba sus intenciones. Lo que no sabía el muchacho es que solo iba a perder el tiempo con ella.—Hola, preciosa. Te he mirado desde allá y no he podido evitar venir, ahora compruebo que en efecto no eres una ilusión angelical, eres de verdad. ¿Cómo te llamas? —le inquirió.La joven esbozó una sonrisa y también otra internamente antes de darle una respuesta.Ya comenzaba la seducción de su parte y ella estaba preparada para iniciar con la coquetería, después de todo jugar un poco era divertido.
El día había llegado, se quedó más tiempo de lo acostumbrado en la cama, dándole vueltas a ese asunto. No podía negar que se sentía muy nerviosa al imaginar ese escenario en el que nunca había estado. No tenía ni idea de cómo actuar en una situación así. Pero a ella le gustaban los retos y lo desconocido. Y además, ese “espécimen” le parecía muy interesante.Después de un rato en la cama, se levantó y estiró sus extremidades. Caminó en círculos por su pequeña habitación mientras trataba de despertarse, los rayos del sol entraban por la pequeña ventana. No era amante de tanta claridad, le parecía una tortura para sus ojos y hacía el despertar menos agradable. Luego fue al baño para arreglarse y ducharse, pero lamentablemente ese día habían cortado el agua. Entre reclamos y quejas, no le quedó más opción que regresar a su habitación para vestirse.Eso era lo que quería decir. Esa no era la vida que ella merecía, siempre había algún problema y hasta el agua básica faltaba. ¿Acaso Maritza
Hasan comenzó a dar la reunión pendiente de ese día, quedándose más tiempo con los empresarios allí reunidos en la sala de juntas. Candace había estado tomando notas de los puntos más interesantes que decía su jefe, quedándose suspendida en el tiempo y prendada ahí, en escenas que jamás sucederían. Realmente le afectaba que hubiera sido algo casual. Aquel encuentro íntimo había despertado en ella una atracción más fuerte hacia el magnate, quien lo desconocía.—Bueno, ¿alguien tiene alguna objeción o quisiera complementar la información?Todos parecían estar satisfechos. Así que nadie levantó la mano para intervenir.Dada la situación, se dio por terminada la junta y Hasan pudo regresar a su oficina para tomarse un descanso de 15 minutos, no podía darse el lujo de más tiempo, tomando en cuenta que aún había muchas cosas por hacer. Steven apareció para dejarle más papeles que necesitaban su firma.—¿Sabes si Miriam está libre?—¿Y por qué quieres saber si Miriam está libre?—Sí, es que
«Hasan Al-Saeed, fue reconocido como uno de los hombres más millonarios y guapos por la NY, Styles. Y no es para menos, el empresario de tan solo 33 años de edad es uno de los hombres más cotizados en este momento, más al estar soltero, así es, no tiene ningún compromiso. Estado actual que aumenta el deseo de las féminas solteras por él. Algo que para nadie es un secreto y no podemos culpar a las mujeres por fijarse en un espécimen como él. Hasta a mí, me ha robado suspiros. Sigue sin estar en una relación desde que terminó con su última pareja, Melanie Olivares, desde entonces solo ha sido captado con una y otra mujer diferente pero se sabe que no mantiene nada con ninguna de ellas. Así que Hasan Al-Saeed sigue soltero, chicas, no pierdan la esperanza. Todo puede pasar. En otras noticias... Apagó la televisión. ¿Soltero? Claro, pero eso no sería así para siempre. ...Steven manejó hasta el hogar de la recepcionista, después de conseguir la dirección no dudó en dirigirse al lugar
—Yo he venido a ayudar, ya su hija me puso al tanto de lo sucedido y créeme que lo siento mucho. Sé que es algo difícil, pero usted más que nadie lo comprende y lo sufre, mis condolencias. —Steven, no tenía por qué venir hasta aquí, si es por el trabajo, no iré más. Ya no tengo ganas de vivir. La chica se tapó la boca y salió de allí disparada. Steven suspiró, triste por todo. Se acercó a la mujer, tirada en esa cama.—¿Estás segura de lo que dices? Tienes a una hermosa hija por la que debes luchar, sé que te sientes muy mal y ahora para ti no tiene sentido vivir, pero tienes que ser fuerte por Camila. —Camila es una buena chica, lo es, pero no es mi hija. Es mi sobrina. Ya no me queda nada, ¿no lo ve? Perdí a mi único hijo por una negligencia, debí llevarlo lo antes posible al hospital y no lo hice. Todo se complicó y ahora está muerto por mi culpa. Steven se quedó sorprendido por todo lo que le decía la mujer. Siempre había creído que tenía dos hijos, bueno, eso es lo que Miriam