Maxwell Kensington es un arquitecto exitoso y obsesionado con su trabajo, conocido por su atractivo y perfección. Sin embargo, su corazón solo late por Aria King, su secretaria y amiga de toda la vida. Cuando Aria descubre la infidelidad de su novio, busca consuelo en Maxwell, quien, ebrio, le confiesa su amor en una noche apasionada. Pero lo que parecía un desliz se convierte en un dilema cuando Aria se entera, dos meses después, de que está embarazada de trillizos y decide ocultar la verdad, complicando aún más su relación "profesional y amistosa" con Maxwell. Ahora, él anunció su compromiso con una mujer a la que no ama, y Aria sostiene la mentira.
Leer másLas manos de Aria temblaban con cada paso que daba hacia el altar. Cada vez que miraba hacia adelante, hacia donde Maxwell la esperaba, su corazón se aceleraba. Llevaba puesto un hermoso vestido blanco, pomposo y elegante, que resaltaba su belleza natural. Sus delicados pasos sobre los stilettos a juego completaban el look sofisticado. Su cabello había sido recogido con cuidado, y el velo que caía sobre su rostro le daba un toque de ensueño. Aria se sentía como una princesa en el día más importante de su vida. Todos los presentes estaban emocionados por presenciar ese momento tan especial. Luna, Laura y Javier, sentados en la primera fila, no podían contener las lágrimas de felicidad. Estela, la dama de honor de Aria, admiraba la belleza radiante de su amiga. Verla tan feliz y plena llenaba su corazón de alegría. A su lado, Noah también sonreía al ver a su mejor amigo Maxwell, finalmente uniendo su vida a la de su gran amor. Cuando Aria llegó al altar, tomó la mano de Maxwell y
Capítulo Final 1 año después... Maxwell se despertó temprano esa mañana, su corazón palpitaba con emoción. Había trabajado arduamente en el diseño de la casa, cada detalle cuidadosamente pensado para que Aria se sintiera en casa desde el primer momento. Sabía que su trabajo como arquitecto era más que solo construir estructuras; era crear espacios donde las personas pudieran vivir, soñar y crecer. La casa que había diseñado no solo era un refugio, sino un lugar donde podrían construir su vida juntos, junto a sus trillizos. Mientras se preparaba, Maxwell revisó una vez más los últimos detalles. Todo estaba listo. Solo faltaba que Aria llegara. Cuando Aria llegó, Maxwell la recibió con una sonrisa y se tapó los ojos. Ella, intrigada, obedeció sin dudar. Con cuidado, la guió hacia la casa, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Al llegar a la puerta, Maxwell le pidió que contara hasta tres. Con un profundo suspiro, Aria comenzó a contar, y cuando llegó al tres, él destapó sus ojo
Capítulo 151 El día de la sentencia había llegado, y la tensión en el aire era palpable. Máximo y Abigail Kensington se encontraban en la sala del tribunal, rodeados de periodistas y curiosos que esperaban ansiosos el veredicto. Después de semanas de testimonios y revelaciones impactantes, el momento de enfrentar las consecuencias de sus acciones había llegado. El juez, con una expresión seria, se dirigió a la sala. Las palabras que pronunció dejó a todos los presentes descolocados. —Máximo Kensington, por su participación en la conspiración que llevó al accidente de Aria, y por los crímenes asociados a su conducta, se le condena a 15 años de prisión. Un murmullo recorrió la sala. Máximo, visiblemente afectado, apretó los puños. Sabía que ni todo el dinero del mundo lo salvaría. Luego, el juez se dirigió a Abigail: —Abigail Kensington, por su falta de acción y su complicidad al no ayudar a Julieta en el momento crítico que llevó a su muerte, se le impone una pena de 10 años
Maxwell obtuvo algunas fotografías de su madre, incluso un suéter y algunos anillos. Ella había sido una mujer hermosa, tenía una mirada peculiar, que le recordó a su hijo Arthur. Su sonrisa era tan bonita y dulce. Quiso tenerla a su lado, poder abrazarla y decirle que la amaba por darle la vida. Por eso arrojó a la basura todos esos momentos en los que Abigail estaba, casi todos sus recuerdos tirados a un tacho, arruinados por una mentira. Maxwell sostenía entre sus manos las fotos y la lágrimas caían sobre su rostro con frenesí. Aria se sentó a su lado y lo abrazó por los hombros, después acaricio su espalda y le dió un beso en la mandíbula. Él la miró. Sus ojos azules estaban cristalizados, repletos de lágrimas. —Maxwell, llora todo lo que tengas que llorar, te hará sentir mejor —prometió con dulzura —. Necesitas dejar salir todo lo que sientes. Fue lo único que Kensington necesitó para dejar que el llanto escapara. Aria no se apartó de su lado, al contrario, le brindó e
Amanda y Sebastián se encontraban en la terminal, nerviosos pero emocionados por su fuga inminente. Habían planeado cada detalle de su escape, convencidos de que habían logrado salir ilesos después de haber chantajeado no solo a Máximo, sino también a Maxwell. —No puedo creer que lo hayamos logrado —dijo Amanda, mirando a su alrededor con ansiedad. El miedo a ser atrapados aún acechaba en su mente. —Solo tenemos que abordar ese avión y volar lejos de aquí. No podrán alcanzarnos —respondió Sebastián, sintiéndose seguro de que su plan había funcionado. Sin embargo, lo que no sabían era que la policía había estado siguiendo sus movimientos desde que se enteraron de su implicación en el chantaje. Gracias a la información proporcionada por Maxwell, los agentes habían activado un operativo especial para interceptarlos. Mientras caminaban hacia la puerta de embarque, Amanda recibió un mensaje en su teléfono. —¿Qué dice? —preguntó Sebastián, impaciente. —No lo sé... En ese mom
Maxwell, afectado por la verdad de su verdadera madre y el dolor por el accidente de Aria, decidió alejarse de todo y se dirigió a un bar cercano. Se sentó en la barra y pidió un trago tras otro, buscando en el alcohol un escape, aunque resultara ser momentáneo. Mientras bebía, su amigo Noah llegó, preocupado por su estado. Al verlo tan afectado, se sentó a su lado y le preguntó.—Maxwell, ¿qué te pasa? Te he estado buscando.Maxwell, con la mirada perdida, le contó lo que había descubierto.—Noah, me enteré de que mi madre no es mi verdadera madre. Mi padre me lo confirmó. Mi verdadera madre murió hace años por una enfermedad —declaró. Noah se quedó en shock. —Eso es una locura, Maxwell. ¿Y qué harás al respecto? —inquirió aún impactado. Maxwell apretó los puños, sintiendo que la ira lo consumía.—Voy a vengarme de mi padre. Él es el responsable de todo esto, y también de lo que le pasó a Aria. —declaró. <
Mientras conducía, Maxwell recordó de repente aquella vez en su infancia en la que bajó al sótano para revisar unas cajas, impulsado por la curiosidad de encontrar algo más, al final se topó con la foto de una mujer y algunas cosas más. Sentía una inquietud creciente, ya que ahora existía la posibilidad de que esa mujer en la fotografía fuera su verdadera madre. Sin embargo, no estaba seguro de eso. En su mente, se repetía que debía ir a casa de sus padres, aunque su subconsciente lo corregía rápidamente, recordándole que ahora solo era la casa de su "padre".Maldijo en voz alta y tocó el claxon repetidamente.También pensaba en cómo Aria se había encontrado con aquel demente. ¿Cómo había terminado el exnovio de Aria trabajando para su padre?Tenía tantas cosas dando vueltas en su cabeza que se sentía abrumado.Maxwell había estado reuniendo pruebas para acusar a su padre de provocar un accidente en el que Aria casi muere, y ahora, al descubr
Por su lado, Aria, tras varios días en el hospital pudo regresar a casa. Los niños se alegraron demasiado al verla, como no había ningún indicio de que ella hubiera estado internada en un hospital, los niños continuaron todavía creyendo firmemente en el hecho de que ella estuvo afuera por trabajo. Elena no pudo evitar soltar algunas lágrimas al verla, pero disimuló para no confundir a los niños. —Bienvenida a casa, Aria. —¡Mamá! Estás aquí, en casa. —Así es, niños, mamá está en casa. ¿Cómo se han portado? —les preguntó con toda la normalidad del mundo, aunque en el fondo quería empezar a llorar como una pequeña, eran demasiadas emociones juntas explotando en su pecho. El revuelo continuó, los niños no dejo de hablar sobre sus días y todo lo que hicieron junto a Elena. Toda la tarde se quedó con ellos, tratando de recuperar el tiempo perdido. Los trillizos comieron, se asearon y se fueron a la cama. Aria, tras despedirse de cada
Jasmine se quedó atónita al escuchar la revelación de que Maxwell no era hijo de Abigail. La noticia la había tomado por sorpresa y resultó ser como un balde de agua fría. Su cabeza comenzó a dar vueltas tratando de procesar la noticia. —¿Qué? —preguntó, su voz apenas era un susurro. —¿Cómo así? No entiendo cómo es posible que Maxwell no es el hijo biológico de Abigail, todavía estoy tratando de entenderlo. Aria se quedó en silencio por unos segundos antes de mirar otra vez a su madre y asentir con la cabeza. —Mamá, créeme que también la noticia fue demasiado inesperada para mí. Sin embargo es cierto, Maxwell no es el hijo biológico de Abigail, ella no es verdadera madre. —¿Y él no lo sabe? —preguntó Jasmine, incrédula. —No, no está enterado. Pero yo... no soy capaz de decírselo —admitió Aria, sintiendo que la carga de esa información era demasiado para solo soltarla —. Mamá, no quiero destruir a Maxwell, sé que la noticia será terrible para él, que a partir de ese momento to