Mickaela Frost nunca imaginó que su vida tomaría un giro tan inesperado al mudarse con su madre, empleada de una adinerada familia en cuya mansión también reside. Lo que parecía ser solo una transición hacia una nueva etapa laboral en una galería de arte pronto se convierte en un intrincado juego de emociones, secretos y tentaciones. Kael, el enigmático hijo de los dueños de la mansión y su jefe en la galería, tiene una capacidad innata para desarmarla con su descaro y carisma, aunque sus interacciones estén cargadas de tensión, sarcasmo y momentos de inesperada vulnerabilidad. Sin embargo, lo que comienza como un choque de personalidades revela poco a poco un vínculo que ambos intentan ignorar. Pero no es solo Kael quien complica las cosas. El padrastro de Kael, un hombre poderoso y encantador, pronto pone su atención en Mickaela. Bajo la apariencia de un mentor interesado en ayudarla, esconde un objetivo mucho más personal: seducirla y convencerla de que Kael es un ni*ño inmaduro incapaz de merecerla. Su fascinación por Mickaela amenaza con romper los límites, enfrentándola a una elección peligrosa. Entre el magnetismo de Kael, los intentos de manipulación de su padrastro y la creciente presión de los secretos familiares que empiezan a salir a la luz, Mickaela se ve atrapada en una red de sentimientos y decisiones que podrían cambiar su vida para siempre. En un mundo donde el poder y los privilegios dictan las reglas, ¿puede Mickaela mantener su integridad y seguir los dictados de su corazón, o sucumbirá ante las fuerzas que intentan controlarla?
Leer másCapítulo 48 — Bajo sospechaNarrador:Kael estaba revisando algunos informes en su oficina, disfrutando de la calma inusual que reinaba en la galería. Mickaela estaba en una reunión con los proveedores de la próxima exposición, y por primera vez en días, el espacio parecía un poco más ligero. Sin embargo, esa tranquilidad se desvaneció cuando oyó un golpe en la puerta. Antes de que pudiera responder, Xavier entró, cerrando la puerta detrás de sí, con un movimiento deliberado. Su presencia llenó la sala de una tensión inmediata, y Kael dejó los papeles sobre el escritorio, enderezándose en su silla.—No esperaba verte aquí —dijo Kael, sin molestarse en disimular la sorpresa en su tono.—Aproveché que Mickaela no estaría —respondió Xavier con tranquilidad, tomando asiento frente a él sin esperar invitación.Kael lo observó con cautela, cruzando los brazos.—¿Qué necesitas?Xavier se tomó su tiempo, mirando alrededor de la oficina como si evaluara cada detalle. Finalmente, habló, directo
Capítulo 47 —El peso del silencioNarrador:Mickaela se despertó temprano, con el sol colándose entre las cortinas y dibujando líneas doradas en las paredes. Permaneció unos minutos en la cama, observando el techo y sintiendo el peso de algo que no podía definir. A su lado, Kael dormía profundamente, su respiración pausada y tranquila. Su rostro tenía una serenidad que contrastaba con el caos que Mickaela sentía en su interior. Lo amaba, o eso creía. Pero había algo extraño entre ellos, algo que ninguno de los dos parecía dispuesto a nombrar. Deslizó las piernas fuera de la cama con cuidado para no despertarlo y caminó hacia el baño. Encendió la luz y se miró en el espejo. Sus ojos estaban ligeramente hinchados por la falta de sueño, y la expresión que le devolvía el reflejo era la de alguien que intentaba convencerse de que todo estaba bien. Se inclinó sobre el lavabo y dejó que el agua fría cayera en su rostro. Mientras se secaba, un pensamiento cruzó su mente: preguntarle a Kael p
Capítulo 46 —El regreso inesperadoNarrador:Mickaela estaba en su departamento, perdida en un intento fallido de concentrarse en el trabajo. La tenue luz del atardecer se filtraba a través de las ventanas, llenando la habitación con un resplandor dorado que contrastaba con el peso que sentía en su pecho. Kael seguía siendo una incógnita en su vida, un fantasma que no dejaba de rondar sus pensamientos. El timbre sonó de repente, arrancándola de sus reflexiones. Mickaela frunció el ceño, extrañada. No esperaba a nadie. Caminó hacia la puerta, secándose las manos en su pantalón mientras trataba de ignorar la sensación de nerviosismo que crecía en su estómago. Al abrir, su mundo se detuvo. Ahí estaba Kael, de pie, sosteniendo un ramo de flores, las mismas que sabía que ella adoraba: tulipanes blancos y lilas. Vestía de manera casual, pero su porte seguía siendo tan imponente como siempre. Sus ojos, esos que tantas veces la habían desarmado, la miraban con una mezcla de ansiedad y ternura
Capítulo 45 —Bajo su sombraNarrador:La noche avanzaba lentamente, envolviendo la ciudad en un manto de luces y sombras que se reflejaban en los ventanales del apartamento de Xavier. Mickaela estaba sentada en el sofá, jugueteando con los bordes de su camisa, mientras su mente seguía atrapada en el remolino de emociones que la noche había desatado. Xavier, sirvió dos copas de vino con movimientos pausados. Se giró hacia ella, ofreciéndole una copa con una ligera sonrisa. Mickaela vaciló un instante, pero finalmente aceptó, dejando que sus dedos rozaran los de él al tomarla.—Gracias por no irte —dijo Xavier mientras tomaba asiento en un sillón frente a ella. Su tono era suave, casi íntimo, pero cargado de significado.Mickaela lo observó, su mirada llena de preguntas que no se atrevía a formular en voz alta.—No sé si fue lo correcto —admitió ella, tomando un sorbo de vino —pero aquí estoy.Xavier asintió lentamente, dejando su copa sobre la mesa.—Lo fue. Créeme. A veces es necesario
Capítulo 44 —Entre mensajes y secretosNarrador:El amanecer se filtraba por las cortinas de la habitación, bañándola con una luz tenue y dorada. Kael abrió los ojos lentamente, sintiendo el calor del cuerpo de Camila enredado en el suyo. Sus brazos aún la rodeaban, y su respiración tranquila acariciaba su cuello. Durante unos segundos, permitió que la tranquilidad del momento lo envolviera, pero no duró mucho. El zumbido de su móvil vibrando sobre la mesa de noche rompió el silencio. Kael tensó la mandíbula mientras se separaba con cuidado de Camila, tratando de no despertarla. Se sentó al borde de la cama, pasando una mano por su cabello despeinado antes de alcanzar el dispositivo. La pantalla iluminada mostraba varios mensajes de Mickaela. Su corazón dio un vuelco al ver su nombre y, por un instante, el peso de lo que había sucedido la noche anterior cayó sobre él con fuerza. Dudó en abrirlos. Su dedo tembló sobre la pantalla, pero finalmente decidió no hacerlo. El simple hecho de
Capítulo 43 —Sin piedad ni pausaNarrador:Camila lo miró fijamente, su respiración acelerada, mientras sus manos descendían con una lentitud deliberada por el abdomen de Kael, rozando su piel con la precisión de alguien que sabía exactamente lo que hacía. Sus dedos desabotonaron el pantalón, y sin apartar la vista de él, tiró suavemente de la tela, llevándose también la ropa interior. Kael no pudo evitar un suspiro profundo, su cuerpo tensándose bajo el toque de Camila. Ella sonrió, con una mezcla de travesura y desafío, antes de bajar lentamente, dejando que sus labios recorrieran su torso. Su aliento cálido dibujaba caminos invisibles por su piel, mientras Kael la observaba desde arriba, incapaz de apartar la mirada.—Te has hecho más tatuajes —dijo, recordándole que lo conocía muy bien —me gusta...Cuando Camila llegó cerca de su objetivo, él cerró los ojos y dejó escapar un gemido ronco, su mano instintivamente enredándose en su cabello. El ritmo que marcaba Camila lo volvía loco
Capítulo 42 —Bajo las luces de ParísNarrador:El Louvre brillaba con toda su magnificencia bajo el cielo nocturno de París. La gala era un evento fastuoso, reuniendo a las mentes más influyentes del arte contemporáneo. Entre ellos estaba Kael, vestido con un elegante esmoquin negro que contrastaba con su aura de tranquilidad calculada. Mientras se movía entre los asistentes, su mente vagaba hacia Mickaela, recordando su reciente intercambio de mensajes. Las palabras de amor y deseo aún resonaban en su mente, pero esa conexión se sentía cada vez más lejana en medio de las luces y los murmullos parisinos. Entonces, la vio; Camila. Llevaba un vestido dorado que destacaba contra la multitud, cada paso suyo destilaba confianza y atrajo la atención de todos a su alrededor, pero fue hacia Kael a quien le dedicó su sonrisa más cautivadora. Se acercó a él, una copa de champagne en la mano, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y picardía.—¿Otra coincidencia, Kael? —preguntó con un t
Capítulo 41 —Sombras del ayerNarrador:París brillaba bajo la luz dorada del atardecer, las calles llenas de vida y un bullicio constante que Kael apenas percibía. Había terminado un largo día en el Louvre, donde las presentaciones y las reuniones parecían interminables. Para despejarse, decidió cenar en el restaurante del hotel, un lugar tranquilo con vistas espectaculares de la ciudad. La iluminación tenue y el murmullo bajo, de conversaciones en francés, pese a que él hablaba con fluidez ese idioma, ofrecían el respiro que necesitaba. Estaba sentado junto a una ventana, con una copa de vino tinto frente a él, mientras esperaba su plato principal. Había terminado de mensajearse con Mickaela, intercambiando palabras que hablaban de lo mucho que se amaban y se extrañaban. Ese instante le había dejado una sensación de calidez que permanecía en su mente, como un recordatorio de lo que tenía con ella. Entonces, la vio. Camila. Apareció en la entrada del restaurante como si hubiera sido
Capítulo 40 —Querer algo más que lo obvioNarrador: Mickaela sintió cómo las manos de Xavier la rodeaban con decisión, deslizando los dedos con delicadeza por su nuca. La cercanía era abrumadora, el calor entre sus cuerpos quemaba cualquier pensamiento racional. Los labios de Xavier encontraron los suyos de nuevo, esta vez con más urgencia, explorándolos como si quisiera memorizar cada sensación. Mickaela respondió con igual intensidad, sus manos recorriendo los brazos de él, sintiendo la firmeza de sus músculos bajo la tela de su camisa. Cuando se separaron por un instante para tomar aire, Xavier apoyó su frente contra la de ella, su respiración pesada entrelazándose con la de ella.—No sé en qué momento cruzamos esta línea, pero no quiero retroceder —murmuró él, su voz grave y cargada de sinceridad.Mickaela levantó la mirada, sus ojos buscaban los de Xavier, pero al mismo tiempo, quería ocultar la vulnerabilidad que sabía que él podría ver.—Esto es una locura —susurró, su voz ape