Capítulo 84 —Una citaNarrador:Era un día tranquilo en la finca. Mickaela estaba sentada en el porche con una taza de té, observando cómo el sol descendía lentamente, tiñendo el cielo de tonos cálidos. Xavier había estado algo distante desde la tarde, lo cual no era extraño; a menudo se perdía en largas conferencias teléfonicas cuando algo importante rondaba su mente. Poco después, lo vio salir de la casa, vestido de manera más elegante de lo que venía usando en la finca. Su camisa blanca perfectamente planchada y sus pantalones oscuros lo hacían lucir imponente, pero lo que más llamó su atención fue la expresión en su rostro. Parecía resuelto, como si hubiera tomado una decisión.—¿Dónde vas tan arreglado? —preguntó Mickaela con una ligera sonrisa mientras lo miraba desde la hamaca.Él le devolvió una sonrisa tranquila, pero sus ojos brillaban con algo más.—No voy a ningún lado. Pero tú y yo tenemos una cita esta noche.Ella lo miró con sorpresa, levantándose para enfrentarlo.—¿Un
Capítulo 85 —El día de la bodaNarrador:La luz de la mañana entraba a raudales por las enormes ventanas del cuarto de Xavier, iluminando los detalles meticulosamente preparados para el gran día. En el centro de la habitación, Xavier estaba frente al espejo, intentando ajustar la moña de su esmoquin, pero sus dedos temblaban ligeramente, traicionando su habitual control.—¿Qué demonios te pasa? —dijo Victor, su amigo de toda la vida, mientras se apoyaba en el marco de la puerta con una copa de champagne en la mano. Su sonrisa burlona era inconfundible —¿Estás nervioso?—No estoy nervioso —replicó Xavier, aunque el tono de su voz decía lo contrario. Sus manos luchaban con el nudo de la moña, y cada intento fallido solo parecía aumentar su frustración.Victor dejó escapar una carcajada mientras dejaba la copa sobre una mesa cercana y se acercaba a Xavier.—Déjame ayudarte, "señor no estoy nervioso". Vas a acabar estrangulándote con esa cosa antes de llegar al altar. —Xavier soltó un sus
Capítulo 86 —El secretoNarrador:La ceremonia estaba programada para comenzar hacía diez minutos, y cada segundo que pasaba sin que Mickaela apareciera aumentaba la tensión en el aire. Los invitados intercambiaban miradas curiosas, algunos murmurando entre ellos, mientras Xavier permanecía de pie en el altar, intentando mantener la calma. Su mirada se dirigía repetidamente hacia la entrada, esperando verla aparecer en cualquier momento. Victor, que estaba cerca, notó cómo El novio apretaba ligeramente las manos, un claro signo de su creciente nerviosismo. Finalmente, Xavier inclinó la cabeza hacia su amigo.—Victor, ve a ver qué sucede, por favor. Esto no es normal.Victor asintió con un leve gesto y salió del salón con paso rápido. Mientras avanzaba por el pasillo hacia la habitación de Mickaela, se cruzó con Sophie, quien venía caminando con una expresión preocupada.—¿Qué está pasando? —preguntó Victor, deteniéndose frente a ella.Sophie suspiró, cruzándose de brazos.—Mickaela es
Capítulo 87 —Mi lugar seguro…Narrador:Xavier la miró fijamente, su pecho subiendo y bajando mientras intentaba procesar el torbellino de emociones que lo invadían. Dio un paso más hacia ella, pero Mickaela mantuvo la mirada fija en el suelo, evitando cruzar sus ojos con los de él.—Mick, mi vida —dijo con voz firme, pero cálida —Por favor, mírame. —Ella negó con la cabeza, sus manos temblorosas agarrándose al borde de su vestido. —Mírame —insistió Xavier, su tono más suave pero lleno de convicción —Por favor, te lo ruego. —Lentamente, Mickaela levantó la vista, encontrando los ojos oscuros de Xavier, que brillaban con una intensidad casi abrumadora. —¿Estás segura de que es embarazo y no un simple retraso?, pues tú te cuidabas —preguntó, con una mezcla de asombro y emoción contenida.Mickaela asintió débilmente, pero al ver la incredulidad en su rostro, decidió ser más explícita.—Sí, pero a veces esas cosas fallan, Xavier. Estoy segura. Me hice tres pruebas, de diferentes laborator
Capítulo 88 —Epílogo Narrador:1 —La bendiciónXavier sabía que tenía una conversación pendiente. Una que no podía postergar más. Antes de dar el siguiente paso con Mickaela, debía hablar con su madre. Sabía cuánto la valoraba y respetaba, no solo como parte de su personal, sino como una figura clave en la vida de la mujer que amaba. Así que, sin perder más tiempo, la buscó en la mansión. La encontró en la cocina, ordenando algunos utensilios con su característico esmero. Cuando lo vio entrar, dejó lo que estaba haciendo y le dedicó una ligera inclinación de cabeza.—¿Necesita algo, señor Xavier? —preguntó con su tono respetuoso de siempre.Él se acercó y negó con la cabeza, aunque su expresión seria indicaba que tenía algo importante que decir.—Necesito hablar contigo. Es algo personal.Ella lo miró con curiosidad, pero asintió de inmediato.—Por supuesto. ¿Sobre qué quiere hablar?Xavier se apoyó ligeramente en la mesa, cruzándose de brazos mientras trataba de encontrar las palabr
Capítulo 1 —Fiesta en la piscinaNarrador: Mickaela se despertó al oír la música a todo volumen que atravesaba las paredes finas de la casa de huéspedes. Miró la hora en su celular: 2:34 AM. Apretó los dientes, frustrada. Sabía que su madre estaba con los patrones en su estancia de campo y que no debía haber nadie más en la mansión. Sin embargo, la fiesta en la piscina seguía viva. Molesta, se levantó de la cama y se puso una bata ligera sobre el camisón.—Solo voy a decirles que bajen el volumen, nada más —se dijo para si misma mientras bajaba las escaleras hacia la puerta principal.Caminó descalza hacia los jardines, sintiendo la humedad de la hierba en sus pies. A medida que se acercaba a la piscina, la música se hacía más fuerte. Escuchó risas, el sonido de vasos tintineando, y el chapoteo del agua. Cuando cruzó la última hilera de arbustos, la imagen frente a ella la dejó paralizada. Allí estaba él. Kael. Recostado sobre una tumbona, con un vaso de whisky en la mano, sus piern
Capítulo 2 —La lunasNarrador:Kael le extendió una mano y aunque a regañadientes, ella la tomó. Mickaela emergió de la piscina con el cabello empapado y las gotas de agua cayendo en cascada por su piel. Su respiración era agitada, no solo por el frío del agua, sino también por la mezcla de humillación y furia que sentía. Se plantó frente a Kael, quien estaba de pie bajo la luz de la luna, completamente inmóvil, observándola. Por un momento, creyó que la estaba mirando a los ojos, pero pronto notó que su mirada se dirigía más abajo. Siguió la línea de sus ojos y su corazón dio un vuelco: su camisola mojada se había pegado completamente a su cuerpo, dejando poco a la imaginación. La tela traslúcida revelaba cada curva, cada detalle, como si no llevara nada puesto. El rubor subió por su rostro como un incendio, y un calor incómodo se extendió por todo su cuerpo. Cruzó los brazos sobre su pecho con brusquedad y le lanzó una mirada fulminante.—Eres un idiota —soltó con la voz temblorosa,
Capítulo 3 —La Sorpresa en la Galería Narrador: El eco de sus pasos resonaba en el piso de mármol brillante mientras Mickaela cruzaba las puertas de cristal de la galería. Era su primer día de trabajo, y aunque había tratado de mantener la calma, no podía evitar sentir un nudo de ansiedad en el estómago. Su madre había mencionado que sería un buen sitio para empezar, pero nada la había preparado para el lujo y la elegancia del lugar.—Buenos días, tú debes ser Mickaela —dijo una voz femenina, dulce pero con un toque de altivez. Mickaela levantó la vista y se encontró con una mujer alta y espectacularmente arreglada. Llevaba un vestido entallado, maquillaje impecable y unos tacones que resonaban con cada paso que daba. —Soy Naomi, la secretaria del señor Donovan. Encantada de conocerte —dijo con una sonrisa perfecta, aunque ligeramente condescendiente —Sígueme, te llevaré a su oficina. Mickaela asintió y la siguió en silencio, recorriendo los pasillos decorados con obras de arte