Candice siente que su vida está patas arriba. Por un lado, está Giovanni Mancini, su jefe, un hombre tan atractivo y seductor que parece desarmarla con una sola mirada. Pero hay un problema: él está casado, y ella también. Por otro lado, está Marcus Douglas, su esposo, cuya agresividad e infidelidades han transformado el amor que alguna vez le tuvo en miedo y desconfianza. Y como si no fuera suficiente, descubre que Giovanni no busca algo real con ella. Él solo quiere convertirla en su amante, su secreto. Para él, Candice no es más que una tentadora distracción para llenar el vacío de su vida. Candice sabe que no puede seguir así. Debe decidir si se arriesga por un deseo prohibido o encuentra la fuerza para liberarse de todo lo que la mantiene atrapada. ¿Será capaz de tomar las riendas de su vida y luchar por su felicidad a pesar de sus errores?
Leer más4 años después | New York.El mesero se acercó a mi mesa con un delicioso macchiato. Agradecida, tomé un sorbo mientras continuaba tecleando en mi laptop, organizando mi agenda para el resto de la semana.Esta cafetería era un refugio acogedor para mí, un lugar al que había venido fielmente desde que conseguí mi empleo en el área de Marketing de una reconocida editorial de moda en la ciudad.El aroma del café recién hecho se mezclaba con el suave murmullo de las conversaciones a mi alrededor. Era un lugar donde podía sumergirme en mi trabajo y, al mismo tiempo, disfrutar de la energía vibrante que emanaba.Desde mi rincón preferido, podía observar a las personas entrar y salir, cada una con su propia historia y propósito.Los estudiantes se agrupaban en mesas, compartiendo risas y apuntes, mientras que los profesionales aprovechaban el ambiente tranquilo para reuniones informales.Mi teléfono sonó y vi en l
*GIOVANNI*Ha transcurrido un mes desde el día del juicio, y desde entonces muchas cosas han cambiado para mí.Me encontré frente a decisiones que nunca pensé que tendría que tomar; la primera fue abandonar el lugar que solía llamar hogar, ahora era solo una sombra de lo que fue cuando Antonella aún estaba a mi lado.Decidí mudarme finalmente al apartamento vacío que en su momento ofrecí a Candice. Para mí, fue una elección necesaria para comenzar a salir del oscuro agujero en el que se había convertido mi vida.Los primeros días me refugié en el alcohol, y cuando me di cuenta que eso jamás haría que mi esposa regresara a mi lado, tiré todo el contenido de las botellas por el desagüe.Tras renunciar a la idea de regresar a la compañía familiar, me vi obligado a buscar un nuevo rumbo profesional. Hablé con un viejo colega y él se ofreció a enseñarme todo lo que necesito saber para incursionar en el mundo inmobiliario.<
*CANDICE*A medida que me acercaba a la sala del tribunal, podía sentir la tensión en el aire.Los murmullos de la gente se mezclaban con el sonido de los pasos apresurados de los abogados y funcionarios judiciales. Traté de bloquear todo ese ruido y centrarme en mi tarea.Una vez dentro de la sala, tomé asiento en la fila de testigos y esperé mi turno. Marcus tomó asiento a mi lado y me tranquilizó ver que no había muchos asistentes a la audiencia.—Me sorprende que no haya reporteros en la sala —comentó Marcus con asombro en su voz—. Llegué hace una hora, cuando Antonella y sus padres arribaron y todo era un caos.—Uno de los miembros del equipo de defensa de Antonella pidió que el juicio no se tornara un circo mediático —añadí—. El señor Romano quiere alejar a su hija del esc&aacut
*CANDICE*—Dime la verdad, Candice, ¿estás embarazada? —su voz resonó en la cocina.Caminé hacia él y tomé las imágenes en blanco y negro que sostenía en sus manos. La idea de que viera a mi bebé me incomodaba, pero no podía escapar de su mirada inquisitiva.—Ese no es asunto tuyo —respondí con firmeza, tratando de mantener la compostura. Pero él no se dejó disuadir.—Sí, lo es —dijo, mucho más calmado de lo que esperaba—. Porque ese bebé podría ser mío, así que, por favor, responde.La ira que trajo consigo cuando llegó a mi casa hace unos momentos desapareció repentinamente, como si se hubiera esfumado en un instante. Su tono de voz también cambió, revelando una nueva faceta en él.Al parecer, la idea de convertirse en padre le llenaba de ilusión. Tal vez nunca se lo había planteado antes, pero ahora que veía la posibilidad ante sus ojos, parecía decidido a no dejarla pasar.Suspiré profundamente, sintiendo
*CANDICE*Mis ojos se posaron en las imágenes en blanco y negro que sostenía entre mis manos. Era increíble cómo algo tan pequeño podía llenarme de tanta alegría y esperanza en medio de toda la confusión y el caos que había experimentado en las últimas horas.Esta mañana, después de dar mi segunda declaración en la comisaría en beneficio de Antonella, decidí visitar a mi doctor para revisar el estado de mi embarazo. Sabía que necesitaba algo de paz y tranquilidad después de todo lo sucedido.El médico me había dado las primeras imágenes de mi bebé, apenas una pequeña mancha de no más de 4 milímetros en la ecografía. Pero para mí, era todo. Era mi luz en la oscuridad, mi razón para seguir adelante.Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras contemplaba esa pequeña vida creciendo dentro de mí.Sabía que el camino por delante sería difícil, pero también sabía que no estaría sola. Tenía a mi bebé, y eso era todo lo que importaba.Con una sonrisa en mi rostro, dejé las imágenes sobre la mes
*GIOVANNI*Entré a la comisaría con el corazón en un puño, y la Tablet aferrada a mi mano sudorosa.La sola idea de ver a mi hermosa esposa detrás de unas rejas me partía el corazón. Sin embargo, apenas crucé el umbral, una nueva preocupación se materializó frente a mí al instante: el rostro furioso de mi suegro.Él me recibió con un desprecio palpable en sus ojos.Estaba acostumbrado a que el padre de Antonella me tratara con la punta del pie, pero en esta ocasión, su desprecio había desbordado todos los límites.—Será mejor que te largues, pedazo de basura. No tienes nada que hacer aquí después de haber dejado sola a mi hija toda la noche —me espetó con frialdad, sus ojos parecían a punto de saltar de sus cuencas de la rabia—. ¡Maldito desgraciado!Un hombre de traje se acercó a mi suegro y en voz baja dijo algo para apaciguar su furia. Tragué saliva, intentando mantener la compostura ante su furia.—Antone
*GIOVANNI*Todavía me resulta difícil asimilar lo que supuestamente sucedió en este lugar, pero lo único que sé con certeza es que necesito ir a ver a Antonella para asegurarme de que esté bien.Observé a mi padre resoplar en cuanto me vio. Estaba furioso y decepcionado, pero eso no me sorprendió en lo absoluto. Dudo mucho que la muerte de Carlo haya movido alguna fibra sensible en su interior.Lo que más le importa, o más bien, lo que más le preocupa, es cuán manchado quedará nuestro apellido luego de este escándalo familiar de proporciones bíblicas.—Finalmente llegas. ¿Dónde diablos estabas? —inquirió mi padre entre dientes, tan tenso como una cuerda—. ¿Acaso sabes el nivel de problemas en los que nos ha metido tu esposa?Aún sin poder creer lo que acababa de escuchar del oficial, tomé asiento y me sentí incapaz de responder a sus reclamos.Lo último que necesito en este momento es entrar en una discusión con él. Mi prior
*GIOVANNI*Desperté a causa de la luz que se filtraba por la ventana, giré mi rostro y vi las cajas con archivos junto a mí.No me sorprendió el dolor en mi espalda por haber dormido sobre la alfombra de la sala. Al llevar una mano a mi rostro, no pude evitar mi mueca de disgusto al sentir mi barba rasposa y descuidada.Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que me paré frente a un espejo para afeitarme. Me sentía como un despojo humano, y así lucía.Al estirarme y frotarme los ojos, miré mi celular y noté las llamadas perdidas.Una ráfaga de ansiedad recorrió mi cuerpo al ver el listado de notificaciones sin leer.Las llamadas provenían de mi suegro, mis padres y varios socios de la empresa. Una sensación de urgencia se apoderó de mí cuando me percaté de que algo grave hab&iacu
*CANDICE*Me encontraba en la camioneta de Marcus, sumida en un silencio incómodo mientras la radio emitía música de fondo.La noche caía sobre nosotros y el reloj marcaba las diez cuando una noticia rompió la calma del viaje.«¡Atención a todos nuestros oyentes! Nos acaba de llegar un reporte de última hora:Se ha producido un asesinato en la casa productora de la famosa familia Mancini.Según nuestras fuentes, la empresa, antes bajo el liderazgo del empresario Giovanni Mancini, ahora se encontraba bajo la administración de Carlo Mancini, su hermano mayor, quien lamentablemente ha sido reportado como fallecido, producto de un ataque con arma blanca. Se desconoce el móvil de este asesinato».El sonido de la noticia llenó la cabina de la camioneta, y se