Avery haría cualquier cosa por salvar la vida de su hermano, pero ella no imaginó que terminaría cautiva en un infierno que está muy dispuesto a corroer su alma y enamorarla, pero también a salvarla de ese infierno en el que cayó.
Leer másAvery se levantó bien temprano como cada mañana y se preparó para hacer un poco de ejercicio en la sala, escuchando música mientras el sol terminaba de iluminar todo el cielo. Cuando terminó, se dio una larga ducha con agua tibia y se mantuvo en la bañera contemplando la majestuosa vista desde allí. Desde su baño podía ver el lago en su máximo esplendor y los edificios de fondo como si se tratara de una fotografía sacada de la internet. Era una vista preciosa y que cada día la enamoraba aún más, pero no quería acostumbrarse demasiado a ella porque, aunque si bien el apartamento estaba a su nombre, no pensaba quedarse con el. Eso sería demasiado. Salió tiempo después y se puso un vestido ligero y se unió a la cocina donde la Sra. Grace, la ama de llaves de Jeray, le ayudaba a preparar el desayuno. Avery se sentía avergonzada de que la mujer estuviera allí para hacer de comer y limpiar, por eso habían llegado a un acuerdo de hacer el trabajo por mitad. La chica empezaba a aburrirse y
◆En cuanto las puertas del ascensor se abrieron, Jeray salió a paso firme y elegante, haciendo que su secretaria se pusiera de pie y se acercara a él de inmediato. —El Sr. Pelman está furioso y dijo que no firmaría ningún contrato con usted. —Entonces que abandone mi sala de juntas —respondió con esa altivez que lo caracterizaba, dejando en silencio a la chica—. Igual no soy yo el que va a perder nada. El hombre entró a la oficina y se quitó su americana, dejándola colgada en el gancho antes de acercarse al bar y darse el primer trago del día. Se sentó en su lugar y abrió su computadora, listo para empezar su trabajo, pero la fija mirada de su secretaria hizo que la mirara. —¿Vas a informarme algo más?Dixie tragó saliva y apretó la tableta que tenía en sus manos contra su pecho. ¿Por qué estaba actuando tan diferente con ella? Se debía a la chica del día anterior? Se vio preguntándose, mirando al hombre que la miraba con seriedad y sin ninguna pizca de deseo. —Srta. Kenner, si
AVERYLa sorpresa aumentó en cuanto entramos a una zona bastante bonita y elegante hasta un edificio demasiado alto. Tanto Luca como yo estábamos demasiado sorprendidos para decir palabra alguna, y si mi hermano me llegaba a preguntar sobre cómo había conseguido aquel lugar, no tenía ni la menor idea de qué responderle. La sola recepción del edificio era enorme y bonita, con sillones de descanso que no disimilaban en absoluto la elegancia. Jeray nos guio al ascensor y el silencio se agudizó. Mi cabeza daba vueltas y las palabras estaban en la punta de mi lengua, listas para salir en el momento más oportuno. —¿Cuál es nuestro piso? —inquirió Luca. —El último —respondió Jeray y ambos abrimos los ojos de sorpresa. —Demasiado alto —murmuré y escuché reír al hombre.—¿Tienes miedo a las alturas? —quiso saber y negué—. Este edificio no es tan alto como otros.No quería preguntar de cuáles otros edificios estaba hablando, ya con este era más que suficiente y una parte de mí se negaba a v
~AVERY~La noche se me hizo eterna, deseaba que la mañana llegase cuanto antes para ir con mi hermano, por eso cuando la luz del sol golpeó mi rostro, me levanté demasiado feliz, ignorando la punzada de dolor en mi entrepierna y me alisté a toda prisa. Estaba tan emocionada por llegar a la clínica y sacar a mi hermano de allí, que todos mis problemas se hicieron polvo.Nada me importaba más que estar con Luca, y más sabiendo que podría quedarme con él cuando pensé que Jeray no me permitiría salir de esta mansión.Me estaba terminando de peinar el cabello en una cola a lo alto de mi cabeza, cuando la puerta de mi habitación se abrió. Mi corazón se agitó al ver al hombre que entraba con una sonrisa en los labios y una mirada tan felina que no pude mantenerme mucho tiempo viéndolo a los ojos.—Estás lista.Cualquiera que vea a Jeray pensaría que es un sexi modelo recién salido de una revista, con esa mirada hechizante, una sonrisa que provocaría más muertes que el cáncer y un porte demas
Con los sentidos embotados, la respiración hecha un desastre debido al beso que Jeray le acababa de dar y le había robado toda la capacidad hasta de pensar, Avery se quitó los zapatos y después el pantalón tal como se lo había exigido y se inclinó en el escritorio, encendiendo un poco más al hombre al ver la forma de corazón de su culo y como la tanga se perdía en el medio de sus nalgas.Su corazón latía con fuerza y se precipitó aún más rápido al sentir las manos del hombre en su trasero, dejando una caricia tan suave y sutil haciéndola erizar. Sus manos eran grandes y fuertes, pero también debía admitir que cuando la acariciaba de esa manera tan lenta, se le hacían exquisitamente suaves. Una sensación de hormigueo quedaba como rastro por donde su tacto pasaba. —No estamos en casa y no podemos hacer todo lo que nos gusta, pero te deseo incluso más, ángel —apretó su trasero con firmeza y volvió a recorrer su piel con suavidad. Palabras, eso era lo único que eran para Avery, pero
—¿Cómo dormiste? —inquirió la chica, acariciando los cabellos de su hermano. —Bien —sonrió somnoliento—. A veces me siento muy cansado, pero el doctor Asier dijo que era normal.—Pronto te vas a sentir mejor y no vas a estar tan cansado. La sonrisa del niño se hizo más amplia y sus ojos azules soterraban los miedos que lo asediaban para que su hermana no se preocupara de más por él. —Debo irme, pero vendré más tarde, ¿de acuerdo? —le explicó. —¿Vas al trabajo? —inquirió al tiempo que el doctor Asier entraba a la habitación y miraba a la chica con los ojos entrecerrados. —Sí —mintió, sintiendo que su pecho quemaba como nunca—. Debo hablar con mi jefe sobre los nuevos horarios para no tener problemas más adelante con el trabajo y tus cuidados. —Oh, adelante, no debes desatender el trabajo. Con un inmenso nudo en la garganta, Avery asintió y le sonrió, dejando un beso en su frente antes de dar la vuelta y encontrarse con una mirada profunda y demasiado parecida a la que debía enfr
—Disculpe que lo interrumpa, Sr. Le Bon —se excusó la secretaria del hombre, más molesta de lo que estaba antes—, pero su hermano vino a hacerle una visita. Ya le dije... Sr. Le Bon, ¡no puede entrar sin permiso de...!—Déjalo, no importa —Jeray le respondió más tosco de lo habitual y el ceño de ella se endureció un poco más—. Y si no es para nada importante, será mejor que no me interrumpas. —Sr. Le Bon, déjeme decirle que...Pero el hombre no estaba de humor para oír razones, no estaba listo para escucharla hablar de lo que había sucedido horas antes en esa misma oficina y todavía seguía dándole vueltas.Jeray todavía se preguntaba por qué se encaprichaba tanto con ella, si durante meses lo había rechazado de formas poco formales y le había dejado en claro que estaba allí para trabajar y no entablar relaciones con sus jefes o compañeros.Su mal humor aumentó en cuanto recordó que la había besado contra la puerta mientras ella le correspondía con total naturalidad y luego le daba un
El agua que caía en el cuerpo de Avery se mezclaba con sus lágrimas, descargando el dolor y las frustraciones en aquel lugar de la casa donde podía sentirse a gusto para llorar.La anoche anterior, cuando Jeray llegó y habló de su hermano y se veía tan tranquilo, tuvo una pequeña percepción de él, pero pronto murió cuando hizo con ella a su complacencia. No le importaba más que cumplir con sus fantasías, sentirse poderoso mientras la humillaba de diferentes maneras.El salvajismo de la noche anterior fue mayor que el de hace unos días. Las marcas en su piel empezaban a transformarse en pequeños moretones que se notaban demasiado debido al palidez de su piel. Miró los moretones con aflicción y quiso borrarlas de su piel, restregando todo su cuerpo con la esponja con una fuerza que le hacía arder, pero poco le importaba la fuerza que estaba ejerciendo en sí misma; lo único que deseaba era borrar el rastro de aquel hombre que estaba regado por todo su ser.El dolor que sentía en su cora
Durante tres días Avery se dedicó a conocer cada espacio de la enorme casa, ya que Jeray no la llamó y tampoco hizo acto de presencia, algo que la mantuvo tranquila y ansiosa a la vez.La casa estaba bien equipada y había mucho que hacer, pero ella no podía disfrutar cómodamente porque nada de lo que había allí era suyo. Se sentía incómoda y con temor a dañar algo, por eso pasaba los días en la amplia biblioteca, leyendo varios libros que llamaron toda su atención y siempre quiso tener.Le gustaba la lectura tanto como tomar una taza caliente de chocolate, por ello leía con calma, palpando las tapas duras y hermosas de cada libro con suavidad y llenándose los sentidos con el aroma de las hojas. No era que tuvieran algún olor en específico, pero sentía que el papel tenía un olor bastante particular y le resultaba agradable a su nariz.Aquellos días fueron iguales para ella, despertaba desde muy temprano y dedicaba parte de las mañanas a limpiar para no aburrirse. En la tarde leía sin p