Dalila Alcalá es una mestiza esclavizada en la manada Raksha, que la ha acogido desde que era una niña tan solo para ocultar su vergüenza. Hija de una poderosa loba y de un ser humano, Dalila ha nacido sin poder alguno, sin embargo, el Alfa Cyrus, quien le ha prometido convertirla en su Luna al crecer, era su única luz de esperanza. Sin embargo, luego de descubrir que aquella promesa era tan solo un engaño cruel, y de ver que el Alfa que le hizo esa promesa, ha escogido a Antonia, su cruel verdugo de infancia, como su única Luna, Dalila ha perdido toda fe y esperanza. Rechazada y humillada, ella ha decidido morir, sin embargo, ha sido salvada por un hombre improbable: el Rey Alfa Elikai Kingsley. Kingsley le ha hecho una oferta a Dalila, una que le prometía todo aquello que realmente deseaba: venganza en contra de aquellos que la lastimaron. Dalila ha aceptado ser la Luna del Rey Alfa, sin saber cuanto cambiaria el sendero de su destino. ¿Pero, aquel pacto será así de simple?, ¿O algo más oscuro ronda? El destino del Alfa Kingsley, y una profecía del pasado, pondrán las reglas del juego. Un pacto con el Alfa Kingsley de J. I. López.
Leer másNarra Antonia: La luna brillaba en lo alto, y yo esperaba impaciente en la cama a mi Alfa Cyrus…pero, nuevamente, el no se aparecía a pesar de que ya era tarde. Desde que Dalila se había marchado con el Rey Elikai, Cyrus había mostrado un comportamiento errático; permanecía en un estado que iba desde lo iracundo, a una melancolía que comenzaba a cansarme, y no me había tocado desde la noche en que la sucia mestiza se fue. Dos golpes sonaron en la puerta de mis habitaciones conyugales, y pude oler que no era nadie mas que la sirvienta a la que había mandado a buscar a mi hombre. — Pasa. — ordené impaciente. Vi como aquella simple loba entraba y me daba una mirada pesada, como si no quisiera decirme lo que sea que hubiese visto o escuchado. — Lamentó interrumpirla mi señora, pero no he encontrado al Alfa Cyrus en ninguna parte; pero algunos niños me aseguraron que lo vieron hablando con aquella bruja que se refugia en nuestros bosques. — dijo la criada con voz trémula. No pude evi
Narra Cyrus: — Tenemos que hacer algo, se han visto vampiros en la frontera norte de nuestras tierras, y solo es cuestión de tiempo hasta que se atrevan a entrar en nuestro territorio. Alfa Cyrus, si no damos una respuesta contundente a esto, nos mostraremos débiles y vulnerables, y no necesito recordarle que usted ha decidido por todos nosotros, el renunciar al apoyo de los Kingsley y del Rey Elikai…estamos solos ante un posible ataque. — dijo el beta Kaius con seriedad. Todos en aquel salón, parecían estar a la expectativa de mi respuesta. Por supuesto, tenia ya el conocimiento de que aquellos malditos pútridos estaban en las fronteras, acechándonos desde las sombras esperando una oportunidad para entrar a nuestros dominios, sin embargo, aquellas eran mis tierras; el legado que heredé de mi padre y mis ancestros, y las protegería a toda costa…aun y sin la ayuda de ese miserable rey. — Redoblen la seguridad de todas las fronteras y manden a la mayoría de los esbirros. Los mas fuer
Narra Elikai: El ambiente en aquella habitación, se sentía tenso, lúgubre y pesado; nada extraño ante el inesperado visitante, quien se había quedado en completo silencio. Aquella guerra entre lobos y vampiros que dio comienzo con mis padres, aun perduraba y ambos lados de la moneda habíamos perdido mucho en las décadas en conflicto que ya habían transcurrido. Nehemías Sallow no era un non muerto común y corriente; en vida había nacido como un descendiente de la familia del cuarto principe vampiro: el temible Nicholas Sallow, quien entre los cuatro príncipes, destacaba por su fiereza y crueldad, así como por su inocente y hermosa apariencia que se mantuvo intacta ante el paso de los siglos desde que fue convertido cuando era apenas un niño. No podría confiar en Nehemías…en realidad, no confiaba en ningún non muerto. — Veo que este lugar se ha revitalizado…la vieja mansión entre las montañas que perteneció a los Kingsley…es un buen lugar para esconderse, lo admito, de difícil acces
Narra Dalila:Vi como el Rey Kingsley me observó confundido, como si mi pregunta lo hubiese tomado por sorpresa. Aquel ser…aquel vampiro, ya estaba dentro de la mansión, podía olerlo, pues su estela de acónito me estaba mareando, tal y como sus palabras me habían mareado. Aquel ser, Nehemías Sallow, había dicho algo sobre mi que me resultaba desconocido, que me resultaba inquietante. No tenia muchos recuerdos sobre mi padre, en realidad, no recordaría ni siquiera su rostro a no ser por aquella vieja fotografía…sin embargo, algo en mi mente parecía haberse desbloqueado, y algunos recuerdos que ya había olvidado, brotaban como lo hacían las margaritas en la nieve. Aquella vieja mansion de color gris, sus blancas paredes al interior con remaches dorados y los viejos cuadros de personajes ilustres que alguna vez habían pertenecido a la familia Alcalá, decoraban cada muro en ella…y yo, corría de un lado a otro mientras jugaba con mi padre al calor del fuego en la chimenea. Esos recuerdos
Narra Elikai: El sonido de dos golpes en la puerta interrumpieron aquel momento tan sublime…tan intimo. Gruñí por lo bajo, enormemente molesto con quien fuera que estuviese del otro lado de la puerta. Entonces, sentí cada vello de mi piel erizarse por completo ante aquella presencia que había invadido mis tierras, y el ventanal principal de mis aposentos, se abrió de par de par por la fuerza del viento, y aquel aroma repugnante llegó hasta mi…un vampiro.—¿Que es eso? — escuche que Dalila cuestionó con voz trémula, y la vi cubrirse su delicada desnudez con las sabanas. Instintivamente me posé delante de ella, esperando que aquel intruso mostrara su rostro. Los golpes en la puerta se volvieron mas insistentes, y en un santiamén la misma había quedado derribada dejando ver la figura pálida y casi fantasmal de mi tío, Giles Levana. —Maldito monstruo…dime, ¿Que es lo que estas haciendo tan lejos de casa, Nehemías Sallow? — Giles cuestionó mirando fijamente hacia los ventanales.Una ris
Narra Dalila:Esa noche, sentí como el frio desaparecía, mientras las manos fuertes y firmes del Rey Elikai Kingsley, acariciaban la desnudez de mi espalda…la desnudez de mi cuerpo. Susurré su nombre una vez, y sentí como un escalofrió recorrió mi piel, erizando cada poro, cada sutil vello, mientras las yemas de ese hombre me recorrían entera en un toque suave, pasmoso y lento, como si no quisiera perder detalle de cada relieve y surco de mi existencia.—Tu…Dalila…eres todo para mi…así que jamás vuelvas a decir que no eres hermosa… —Elikai me susurró aquello…y al menos por ese momento, no quise pensar nada más, no quise sentir nada más, ni vivir nada más que en ese instante en donde las manos del Alfa que me tomaría, seguían recorriendo cada sendero de mi piel desnuda haciéndome dejar de lado la natural timidez.—Elikai… — lo nombré en un débil susurró que me brotó del alma mientras me estremecía ante su sutil y casi pecaminoso toque.Me miré en el espejo que me devolvía mi reflejo s
Narra Elikai:Aquella noche había dado comienzo, y el disgusto de una acalorada discusión reciente, me había hecho hervir la sangre.“Tienes que aceptar cuál es tu destino…no huir de él.”Mi padre me había dicho aquellas palabras que me habían enfurecido. Aquella profecía, lo que rezaba sobre mí, marcando “mi destino”, como si no tuviese opción de escoger nada mas en mi camino.Artem Kingsley, el primero en nombrarse Rey Licántropo, el lobo negro quien se enfrentó a un aquelarre inmenso de vampiros, tan solo para defender a mi madre…vivir bajo su sombra, y bajo la de aquella profecía que decía como comenzaría mi vida y como se le pondría fin, era una pesada carga que llevar a cuestas…jamás me había permitido soñar, ni imaginar un futuro, temiendo y sabiendo siempre que aquello no iba a existir.Pero desde el momento en que la había visto a ella, a Dalila, surgió por primera vez algo dentro de mí:El anhelo, y la esperanza.Aquella guerra en contra de esos non muertos, solo traería mi
Narra Dalila: Aquella noche, el viento se sentía diferente. En medio de las montañas, el frío calaba en los huesos, y simplemente no podría imaginar el cómo sería si tuviese que enfrentarlo en las mismas condiciones en las que había estado siempre. Era invierno, aquella época del año que más aborrecía, cuando sentía que los vientos helados se me enterraban como agujas en la piel, y desesperadamente tenía que encontrar calor. Entre de nuevo a la habitación, y me senté sobre la cama. El fuego en la chimenea danzaba salvaje, y emanaba una luz cálida de tonos rojizos y naranjas que se coloreaba en las paredes blancas…no hacía frío allí.Mis ojos se quedaron fijos en aquella cálida danza de las llamas, y mi piel no me dolía. Las sabanas y mantas eran suaves, calientitas y reconfortantes, y no había razón alguna para temer al invierno, no esta vez, sin embargo, el miedo que sentía a ser sacada de aquella calidez y comodidad, me hacían latir el corazón con fuerza…aquello no pasaría, y aun as
Narra Antonia:Era de mi noche de nuevo, y esperaba ansiosa por mi hombre…el Alfa Cyrus. Sin embargo, igual que las últimas noches, el nuevamente se encontraba fumando un cigarrillo en el balcón de nuestra alcoba, mientras miraba atentamente a la luna. Últimamente no hacía nada más.— Cariño, ven a la cama, tengo ganas de ti… — le dije esperando a que me respondiera, pero nuevamente no lo hizo.Lo vi cerrar los ventanales para quedarse solo en el balcón, ignorándome, y apreté mis puños bajo las sabanas…era por esa m*****a, estaba segura de ello, todo eso era por Dalila. Desde que ella había partido colgada del brazo del Rey Kingsley, Cyrus estaba melancólico e insoportable, apenas hablaba conmigo y prefería estar solo con sus pensamientos, y, por supuesto, yo no soy estúpida, resultaba obvio que tan solo estaba pensando en ella; Cyrus desde que era muy joven había puesto sus ojos en esa asquerosa mestiza, en sus ojos de color repugnante. Dalila no era nada mas que la hija de un ser hum