Ella nunca creyó en las leyendas, hasta que se convirtió en una de ellas. Cuando Emma Carter, una joven marcada por el escepticismo, se cruza con Kian Blackwood, el imponente Alfa de la manada más temida, su vida cambia para siempre. Kian es peligroso, indomable y, sobre todo, no cree en el amor. Pero cuando sus miradas se encuentran, un vínculo primitivo amenaza con romper todas las reglas. Él está destinado a proteger a su manada, ella a huir de todo lo que representa. Pero el destino no entiende de prohibiciones. Un secreto oculto en la sangre de Emma podría cambiarlo todo… o destruirlos a ambos. Cuando la lealtad se pone a prueba y la luna dicta su sentencia, ¿se rendirán a la llamada del destino o desafiarán lo imposible?
Leer másLas semanas pasaron, y con ellas, un cansancio que se iba acumulando en mi cuerpo. Sentía la necesidad de entrenar más duro, de estar lista para cualquier cosa que pudiera venir, aunque no tenía ni idea de lo que eso significaba. La amenaza de la manada rival nunca desaparecía, y ahora, también sentía la presión de mi relación con Kian, un peso que no podía ignorar. Si bien nuestros momentos juntos me daban consuelo, también me llenaban de miedo, una sensación constante que no podía sacudirme. Me encontraba atrapada entre el deseo de estar con él y el temor de lo que eso podría significar para mí.Estaba en el gimnasio, golpeando el saco de entrenamiento con furia, mi respiración acelerada y el sudor cayendo por mi cuello. Quería sentir que tenía el control, que pod
La lluvia caía sin piedad, golpeando los cristales con fuerza, como si el cielo mismo estuviera enfadado con nosotros. Las nubes cubrían la luna, sumiendo la noche en una oscuridad casi palpable. Aquí, en este refugio temporal, yo me sentía atrapada entre dos mundos: el que conocía y el que Kian representaba. Un mundo donde el peligro acechaba cada esquina, donde la atracción que sentíamos el uno por el otro era tanto un salvavidas como una condena. Y ahora, con la manada rival acechando y con cada día que pasaba haciéndose más tenso, estaba claro que no había forma de escapar.Kian estaba sentado frente a mí, su rostro marcado por la fatiga y el conflicto interno. La lucha dentro de él, la lucha que compartíamos, era cada vez más evidente. Mientras la manada rival se acercaba, la conex
La oscuridad de la noche parec&iac
El aire estaba denso, cargado de algo más que humedad. Mi cuerpo se sentía agotado, pesado, como si llevara sobre mis hombros todo el peso de la decisión que había tomado. Estaba lejos de Kian, y eso era lo único que parecía aliviar un poco el dolor que se me había clavado en el pecho. La imagen de su rostro al mirarme por última vez seguía doliendo. Era como una herida abierta que no dejaba de sangrar, pero al menos la distancia parecía darme algo de consuelo, aunque fuera temporal.Cada paso que daba, cada día que pasaba sin él, me convencía más de que mi intento por huir de este mundo de lobos y de peligro era inútil. Mis pensamientos se mezclaban, confusión, miedo, deseo... todo en una tormenta caótica dentro de mí. Y lo peor de todo era que no había un escape real. Kian lo había dicho, y su voz resonaba en mi cabeza: "Eres demasi
Mi corazón todavía latía acelerado, la sensación de su beso grabada en mis labios, el ardor de sus palabras resonando en mi mente. "Te amo, Emma." No podía dejar de repetirlas en mi cabeza. Pero cada vez que las decía, una oleada de duda me golpeaba más fuerte. ¿Cómo podía ser esto real? ¿Cómo podía haber tanta pasión, tanto deseo, y aún así seguir sintiéndome tan perdida?El viento frío de la madrugada me despertó de mis pensamientos. El pueblo estaba en silencio, el cielo oscuro, una mezcla de estrellas difusas que apenas iluminaban la tierra. Pero bajo esa aparente calma, algo se cernía sobre nosotros. Algo peligroso. La manada rival estaba cerca, y todo lo que habíamos vivido hasta ahora parecía una frágil burbuja a punto de estallar.Miré hacia el bosque, donde Kian se encontraba. Lo veía com
El aire estaba cargado de tensión, más denso que nunca. Las sombras de la noche se alargaban mientras caminábamos en silencio por el borde del campamento, nuestros pasos resonando en la tierra húmeda. Kian iba al frente, como siempre, con esa postura desafiante, casi arrogante, como si el mundo entero pudiera arrodillarse ante él. Yo lo observaba, sin poder evitarlo, incapaz de apartar los ojos de la figura imponente que representaba. Sin embargo, esa misma presencia que siempre había encontrado tan cautivadora, hoy me parecía lejana. El espacio entre nosotros parecía infinitamente grande.La verdad se estaba colando en mis pensamientos como una serpiente, retorciéndose y apretando mi pecho, recordándome que estábamos caminando hacia un abismo. Los peligros a los que él estaba atado, las oscuridades que arrastraba a su paso, estaban comenzando a consumir todo lo que habíamos construido.
La noche estaba oscura, mucho m&aa
El peso de lo prohibido comenzaba a apoderarse de mí. Cada vez que me acercaba a Kian, el mundo alrededor de nosotros parecía desvanecerse. Un velo de peligro lo envolvía todo, como si nuestras emociones pudieran desencadenar una explosión que destruiría todo lo que conocía. Las palabras de Kian aún retumbaban en mi mente: "Lo sabrás cuando ya no puedas escapar de mí." Era imposible ignorarlo, el deseo se estaba haciendo más fuerte, pero el miedo también. Mi corazón latía acelerado, y no sabía si lo que sentía era algo que podía controlar.Los entrenamientos comenzaron al día siguiente. Aunque mi intención inicial había sido mantenerme alejada de todo esto, algo dentro de mí se rebelaba. El deseo de aprender, de
La conversación con Kian de la noche anterior había quedado grabada en mi mente como una cicatriz recién formada. No podía dejar de pensar en lo que me había dicho, en su mirada, en la forma en que sus palabras, llenas de dolor y desesperación, me habían golpeado con la fuerza de un rayo. Pero, por más que intentara ignorarlo, algo dentro de mí seguía ardiendo. Y ese algo, innegable y peligroso, se llamaba Kian.Nunca pensé que me vería atrapada de esta manera. Yo, una simple humana, cautiva de un hombre tan… oscuro, tan salvaje. Él tenía un poder sobre mí que no podía controlar, y lo peor de todo es que no quería controlarlo. Me dolía, sí, el hecho de saber que la verdad podría destruirnos a ambos, pero mis sentimientos por él seguí