Sinopsis | La Hija de mi Esposa Durante su despedida de soltero, el doctor Cédric Lafay, una eminencia en neurocirugía, tiene una noche de se*xo anónimo con una mujer que lo marca más de lo que está dispuesto a admitir. Nombres falsos. Cuerpos que se buscan. Y un pacto tácito de no volver a verse jamás. Pero el destino no respeta acuerdos. Días después, Cédric se casa con una mujer poderosa, mayor que él, que le abre las puertas a un imperio médico… y al pasado más oscuro que alguien puede arrastrar. Charlotte Marin, viuda, enferma, y recién salida de prisión tras una condena que aún divide versiones: algunos dicen que mató a su esposo... otros prefieren no hablar. En la boda, Desirée Duval aparece solo por compromiso. Fiscal penal, hija de Charlotte, y la misma mujer que él desnudó sin saber quién era. El reencuentro estalla como dinamita: prohibido, explosivo y condenadamente inevitable. Cuando una cláusula olvidada la obliga a compartir la presidencia de la Fundación Duval con el esposo de su madre, ambos quedan atrapados en una guerra silenciosa entre lo que desean y lo que no pueden permitirse. Porque hay errores que no se corrigen. Hay cuerpos que no se olvidan. Y hay secretos que jamás deberían salir a la luz.
Leer másCapítulo 7 —No sabíamos quienes éramosNarrador:Desireé necesitaba hablar con alguien, tenía que desahogarse, estaba a punto de colapsar, así que cogió su movil, y llamó a la única persona en el planeta que la podía entender.Margot contestó casi de inmediato.—¿Sobreviviste?Desirée se dejó caer en el sillón, con el teléfono pegado a la oreja y una presión en el pecho que no había podido quitarse desde la noche anterior.—No sé si quiero haberlo hecho.—¿Fue tan horrible?Silencio. Solo se oía su respiración agitada. Finalmente, Desirée habló.—Era él.—¿Quién?—Él, Margot. El de la discoteca, Daniel.Margot tardó un par de segundos en procesarlo.—¿Qué quieres decir con que “era él”? ¿Te lo cruzaste en la boda?—No me lo crucé… Estaba en el altar.—¿Qué?Desirée cerró los ojos. No podía repetirlo sin sentir que algo en su cuerpo se contraía.—Cédric. Ese es su verdadero nombre. Se casó con mi madre.Un silencio brutal. Solo el zumbido de la línea.—¿Estás... estás hablando en serio
Capítulo 6 —El infierno no era rojo... era ella.Narrador:El aire afuera estaba más frío que adentro, pero Desirée no lo sentía. Caminaba rápido, con el vestido rojo ondeando tras sus pasos, el corazón golpeándole el pecho y los dientes apretados de pura rabia. No podía soportarlo ni un minuto más. El aplauso de los invitados, las risas, el brindis. Las manos de su madre sobre el brazo de él. Sobre su brazo.Ese hombre, ese maldito hombre con quien se había acostado, ese cuerpo que había saboreado con su lengua, esa voz que había susurrado su nombre falso mientras la hacía gritar de placer. “Daniel” ¡Claro que Daniel no existía! Era Cédric. Y ahora era su padrastro, legal y asquerosamente.Desirée abrió la puerta del coche con manos temblorosas, pero antes de poder subir, una figura la detuvo. Fuerte y determinada. Su sombra cubrió la suya, y cuando alzó la vista, ahí estaba... Cédric.—Lucía, espera. Puedo explicarlo.Ella soltó una risa breve, filosa como una navaja.—Soy Desireé,
Capítulo 5 —Sí, soy yoNarrador:El salón estaba decorado con una elegancia casi asfixiante. Blancos, dorados, velas flotando en columnas de cristal, pétalos esparcidos por el pasillo principal. Desirée caminaba despacio, sintiendo cómo cada paso la acercaba más a un lugar donde no quería estar. Vestía el rojo que Margot le había insistido que usara. Estaba preciosa. Impecable. Irradiando seguridad… aunque por dentro sentía un nudo que no se iba.Los invitados murmuraban en pequeños grupos. Muchos la observaban con curiosidad, preguntándose quién era esa mujer con la espalda recta y la mirada altiva que llegaba sola, sin sonreírle a nadie.La ceremonia aún no comenzaba. Se acercó al altar, como si eso pudiera hacerla sentir parte de algo. No lo logró, todo era ajeno, distante. Y, aun así, ahí estaba.Una voz la hizo girar la cabeza. Una risita entrecortada, pasos y entonces lo vio; era él.Vestido de traje oscuro, camisa blanca, el cabello perfectamente peinado hacia atrás. Caminaba c
Capítulo 4 —Regreso a casaNarrador:Desirée se sentó frente al espejo y comenzó a peinarse. Intentaba parecer tranquila, pero había una inquietud que no podía explicar. Un nudo en el estómago. Como si algo no terminara de encajar.—Me da igual. Solo quiero cumplir, sonreír, tomarme un par de copas y desaparecer.—Claro… como la noche del club.Desirée la miró por el reflejo. Margot alzó su copa con una sonrisa cínica.—No te preocupes, Desirée. Es solo una boda más… ¿qué podría salir mal?El motor del auto zumbaba con suavidad, y el paisaje se deslizaba por la ventana como si no quisiera ser visto. Desirée conducía con una mano en el volante y la otra apoyada sobre su muslo, los dedos tamborileando con impaciencia. El vestido rojo colgaba cuidadosamente en el asiento trasero, protegido con una funda plástica, como si fuera más importante que todo lo que sentía en ese momento. No había música. Solo el sonido del camino y sus pensamientos.Hacía años que no veía a su madre. Ni llamadas
Capítulo 3 —La invitaciónNarrador:El sonido de las llaves al caer sobre la mesita de entrada fue lo único que anunció su llegada. La joven cerró la puerta de su apartamento y se quitó los tacones como si le pesaran siglos. Aún tenía las mejillas encendidas y los labios sensibles. Se pasó los dedos por el cuello, allí donde él la había besado con fuerza, dejando marcas que no se borraban tan fácil.—¿Dónde demonios estabas? —preguntó su amiga Margot desde el sofá, con una taza de café en la mano y cara de curiosidad insatisfecha.Desirée soltó un suspiro mientras caminaba directo a la cocina.—No me lo vas a creer.—¿Te fuiste con uno de la despedida de soltero?Desirée se quedó en silencio, tomó una botella de agua y se la llevó a los labios. Cuando volvió a mirar a Margot, tenía una sonrisa maliciosa pintada en el rostro.—No solo me fui con él... me lo follé como si el mundo se fuera a acabar esta noche.Margot abrió los ojos como platos y se enderezó en el sofá.—¡No jodas! ¡¿Des
Capítulo 2 —Aquella nocheNarrador: El silencio en la habitación estaba roto apenas por el sonido de sus respiraciones entrecortadas. La sábana a medio cubrir, la piel húmeda, el cuerpo aún vibrando del orga*smo. Ella yacía boca arriba, con los ojos en el techo, mientras él, a su lado, seguía mirándola como si aún no pudiera creer lo que había pasado.—Aún no me has dicho tu nombre —murmuró él, con la voz grave y cargada de deseo contenido.Ella giró el rostro hacia él, con una sonrisa ladeada, aún sin aliento.—¿Y tú el tuyo?Él estiró la mano y le retiró un mechón de cabello de la frente.—Damas primero.—Lucía —dijo ella, sin pestañear.—Daniel—respondió él, después de un segundo de pausa, como si saboreara la idea de decirlo solo para ella.—Encantada, Daniel —susurró, con una sonrisa pícara —Aunque creo que ya nos conocemos bastante bien, asi que nada de apellidos.—Todavía no lo suficiente —murmuró él mientras se inclinaba sobre ella otra vez.La besó, lento al principio. Su le
Capítulo 1 —Una despedida de soltero cualquieraNarrador:La música vibraba en el suelo y las luces danzaban como llamas entre la multitud. Ella entró al club nocturno junto a sus amigas, después de una larga semana en la oficina. No esperaba nada fuera de lo común. Solo quería beber algo fuerte, bailar un poco y olvidar que su vida estaba completamente programada.Tenía veinticuatro años, era abogada, decidida, con una belleza que llamaba la atención sin que lo buscara. Llevaba un vestido negro que marcaba sus curvas con la elegancia justa para destacar, pero no parecer desesperada por hacerlo.—Mira allá —murmuró una de sus amigas —Un grupo de hombres celebrando. Parece una despedida de soltero.—¿Cuál será el afortunado? —preguntó otra con una sonrisa maliciosa.Ella los observó. No se interesó en los que hacían ruido, en los que brindaban o se reían escandalosamente. Su mirada se detuvo en el hombre apartado del grupo, de pie junto a la barra. Llevaba la camisa blanca arremangada,